29 de septiembre de 2012

Papelón en Harvard?

Hola, gente! Pasó un "tiempito" sin que actualizara el blog, pero en mi defensa puedo decir que estuve rindiendo parciales y que preferí concentrarme en ellos antes que esbozar alguna idea en este espacio. Porque en definitiva, acá es donde me siento cómodo y relajado: puedo quejarme, comentar discos o películas, e intentar de trazar un análisis sobre hechos de actualidad. 

Todavía resuenan los ecos de la visita de la Presidenta a la Universidad de Harvard (ocurrió lo mismo en Georgetown), y está visto que la polémica continuará. Es natural que suceda: Cristina se vio obligada a responder a los estudiantes de la Universidad preguntas que nunca contesta a los periodistas argentinos. Pero el común denominador sigue siendo la negación de la realidad. Aparentemente, estamos bien, vamos bárbaro, y como diría Duhalde, "estamos condenados al éxito". Ingenuamente, Cristina creyó que apabullando a los estudiantes con cifras y estadísticas lograría dar la imagen de un país en crecimiento. Estadísticas que, dicho sea de paso, son manipuladas prolijamente al punto tal que no son tenidas en cuenta por los principales medios internacionales. Pero las preguntas fueron puntuales y directas. Las respuestas, en cambio, no. Por ejemplo, eludió pronunciarse sobre su re-reelección y sólo dijo que la Constitución no lo permite. Lo cual es algo que sabe cualquier joven argentino que haya cursado Construcción de la Ciudadanía o (en otros tiempos) Instrucción Cívica.La mentira genera rencor, impotencia, frustración, y hasta violencia. Yo no pretendo que Cristina diga que Argentina es un país signado por la marginalidad y las desigualdades sociales, pero que al menos establezca un puente entre la realidad y la ficción antes de que "el relato oficial" empiece a hacer agua. Punto final. 

23 de septiembre de 2012

Domingo cansador

Domingo por la noche en la ciudad. Pasaron pocos minutos de las diez y estoy agotado. Dediqué buena parte del día a estudiar para un parcial de Didáctica, y por más esfuerzos que hice, no puedo asegurar que haya comprendido todos los conceptos. Mucho palabrerío, propio de un texto académico, pero a mi criterio innecesario. Se pueden explicar las teorías del aprendizaje de un modo sencillo sin que ello implique desvirtuar el sentido o el significado de ellas. Subrayé y marqué tanto la fotocopia que se me gastó el resaltador de texto y tuve que ir a comprar uno. Siempre me parecieron muy útiles para destacar la información que uno considera relevante. 

Hoy estuve un ratito en "Rock al Parque", me cagué de calor, saqué unas fotos a las bandas que tocaron, hice notas a la gente de la Casa de la Cultura y me volví a encerrar a estudiar. Hubiera querido quedarme, pero tenía que terminar de leer todos los apuntes para hoy fuera como fuera. De este modo, mañana lunes (feriado inventado por Kristina) voy a poder hacer un repaso general de los textos con más tranquilidad, sabiendo que al menos mi cerebro ha logrado retener una mínima porción de información. Quizás los apuntes no eran difíciles, pero sí engorrosos: se citan muchos autores, se plantean hipótesis, y la introducción  de cada capítulo carece de todo sentido (al menos para mí) porque el autor se va por las ramas y empieza a divagar con largos y tediosos prolegómenos. El estudiante necesita definiciones concretas: aprendizaje es esto, enseñanza es aquello. No empiecen a complicarnos la vida citando fragmentos de otros autores o planteando ejemplos que constituyen una pérdida de tiempo porque no aportan nada. Para mí, el subrayado de un texto es fundamental para rescatar lo que vale la pena leer. No puedo andar haciendo zigzag por la fotocopia, que encima es de pésima calidad porque las letras aparecen borrosas o desteñidas. En fin, no me quejo más porque ni yo mismo soporto mi malhumor. Punto final. 

19 de septiembre de 2012

Toxic TV!!!!

La televisión me está intoxicando cada vez más. Ya sé, quienes frecuentan este blog me dirán que esta queja hacia la "caja boba" ya la he esbozado antes, pero llega un punto en que te encontrás haciendo zapping como si fueras un piloto de Fórmula 1 esquivando autos. No encontrás nada, repito: NADA que valga la pena. Hasta los documentales caen en la banalidad y en el reduccionismo. Para que el conocimiento de algo se haga masivo y susceptible de ser transmitido por TV, buscan simplificar cosas o fenómenos que no son aptos para ese formato. 

Los noticieros agobian, son su diaria crónica de robos, asaltos, violaciones y accidentes callejeros. Los videoclips de las bandas "mainstream" son torpes, sin buen gusto, un insulto a la inteligencia. Se bastardea el debate, se tratan con liviandad temas sensibles, como por ejemplo ese programa de mierda "Los Unos y los Otros" en el cual (al mejor estilo "Televisión Verdad"), un tipo se hace un ADN para comprobar si es el padre de una  mujer que está narrando la historia de una infancia ausente. La TV es sinónimo de distensión, de entretenimiento, y (por ejemplo) debo reconocer que disfruté viendo la pelea de Sergio "Maravilla" Martínez por el título mundial de boxeo. Y de vez en cuando una buena película subtitulada nos ayuda a pasar 90 minutos olvidando nuestros problemas.

Como el dólar está caro, los canales de aire ya no traen tantas "latas" como antaño, arman una escenografía pedorra, le pagan dos mangos a uno que recién empieza y...listo! Habemus programa. Cuando los canales eran del Estado, en la década del '80, había menos presupuesto, pero más calidad en los contenidos.

 Pero lo que predomina es la mediocridad. No hay otra palabra para definirlo. Punto final, señores.

16 de septiembre de 2012

Después del cacerolazo

Domingo por la tarde en la ciudad. Preferí que pasaran unos días del cacerolazo masivo del jueves último antes de referirme al tema porque no quería escribir nada "en caliente". Desde el oficialismo insisten en que los manifestantes y las "corporaciones" quieren que la Presidenta se vaya. En realidad, creo que sería bueno para todos que cambie su forma de ejercer el poder. En las últimas encuestas, cuando se le preguntó a la gente que era lo que más cuestionaba de Cristina, la mayoría mencionó su soberbia. Las programas de TV y de radio oficialistas hablaron de odio, de agresión. A mi modo de ver, la sociedad siente bronca e impotencia por no poder hallar en el Estado la satisfacción de sus necesidades que no sólo tienen que ver con el otorgamiento de un plan social. 

En toda protesta masiva siempre habrá infiltrados, y siempre habrá desubicados, como aquellos que maliciosamente entrevistaron los noteros de "6,7,8". Pero no se puede desconocer el reclamo, es de una necedad total, y la reacción del Gobierno ante el descontento no hace más que generar más indignación. Porque no se trata sólo de viajar al exterior, de poder comprar dólares. Se trata de que todo está tan mal que si te entran a robar tenés que agradecer que no te maten. Y así vivimos el día a día, masticando bronca, preguntándonos cuándo cambiará esto, si alguien del Gobierno se dará cuenta de que existimos. Otro argumento fue que en  la marcha "había gente de clase media, bien vestida". ¿Qué estupidez es ésa? ¿Acaso tenés que ir vestido con andrajos para tener derecho a protestar? ¿Cuál es la obsesión que tienen los intelectuales K con demonizar a la clase media? ¿Todavía no se bancan que Macri sea Jefe de Gobierno? Y para que quede claro, no simpatizo con las ideas de Macri, me parece tan necio como la Presidenta, pero tiene la misma legitimidad que ella que proviene del voto. A ver si nos dejamos de joder de una buena vez y nos damos cuenta de que cuando hay guita y espacios de poder en juego, las ideologías se desvanecen. Si no me creen, mirénlo a Moyano reunido con la cúpula de la UCR. Punto final.

Discos recomendados del día: 

Lana Del Rey, "Born to Die" (Polydor)



11 de septiembre de 2012

Una anécdota más

En marzo de este año, tuve que cambiar mi teléfono celular porque el aparato anterior ya me estaba causando demasiados problemas. Lo había llevado a arreglar dos veces, y el problema seguía siendo el mismo: se trababa la tecla de acceso al Menú, lo cual me impedía ver los íconos para enviar mensajes o para las funciones más simples de todo celular actual. Quienes me conocen saben que soy un  poco impulsivo cuando se trata de comprar algo, pero el teléfono anterior (un Samsung SGH f250) me había dado tantas satisfacciones que me daba pena cambiarlo por uno nuevo, además, me había durado casi cuatro años soportando golpes y caídas sin problemas. Al final, con un dejo de resignación, me propuse como meta comprarme un equipo que tuviera teclado QWERTY gastando menos de $ 1.000, y de una marca que me asegurara al menos unos años de buen funcionamiento. Fue así que me decidí por un Nokia C 3, que no es gran cosa, pero que parece ser un teléfono destinado a los segmentos medios. Con esto me refiero a que no es un "smartphone" ni tiene la famosa pantalla táctil que tanto detesto. Es un equipo que tiene Wi-Fi y todas esas boludeces que ni siquiera uso, pero extraño un poco al Samsung, era más intuitivo y creo que para su época, allá por 2008, fue un gran teléfono con todo lo que había que tener. En fin, espero que este Nokia me dure lo suficiente como para justificar el dinero gastado porque no pienso volver a invertir una suma similar en algo como un celular, que no es precisamente una de mis prioridades.   

Hace unas semanas leí en el diario que el argentino promedio cambia su celular cada 15 meses. Una locura! Sinceramente no me cabe en la cabeza esa fascinación por la conectividad, las redes sociales, y todo lo que los nuevos modelos ofrecen. Los jóvenes y adolescentes son quienes más rápido se deshacen de sus "antiguos" celulares, pero seguramente hay padres complacientes que les dan el dinero para comprarlos. Con esa plata, bien podrían comprarse un par de zapatillas o un libro de Cortázar o Fontanarrosa que no sea para juntar pelusa en la biblioteca. 

4 de septiembre de 2012

Otro ladrillo en la pared

Hace unos años, escribí un post sobre los hornos de ladrillos en Lobos que, hasta el momento, es el más leído del blog. Siempre me pregunté el motivo de esa popularidad, porque era un texto sencillito y sin demasiadas pretensiones. Quizás haya mucha gente que escribe eso en Google y entre los resultados de la búsqueda aparece mi blog. 

Lo cierto es que los hornos de ladrillos siguen siendo un submundo dentro de Lobos, están muy alejados de la zona urbana. La mayoría de los trabajadores son de nacionalidad boliviana y ocasionalmente se los puede ver por el Centro cuando vienen en busca de provisiones, o bien se permiten tomar una cerveza cuando cobran su jornal. Pero no me quiero ir del tema: he escrito muchos textos que, modestamente, me parecieron mejores, y sin embargo la gente sigue eligiendo éste. De no ser por el contador de visitas que tengo y que  me brinda esa información, nunca me hubiera percatado de ello. 

Ese "ida y vuelta" que se da entre el que escribe y el que lee ha sido objeto de múltiples teorías que sería largo enumerar, pero lo que quiero decir es que yo no sé para qué tipo de audiencia escribo, o para qué franja etaria. Y eso es bueno, de algún modo, porque de lo contrario me condicionaría y me cuidaría más de decir ciertas cosas porque sé que Fulano de Tal lee mi blog. 

Como vivimos en un pueblo chico, uno se siente muy expuesto y pese a tratarse de un blog chiquito, siempre he escrito con completa libertad, evitando caer en golpes bajos. Es así, pero lo bueno es que uno conoce los límites, hasta dónde puede llegar. Puedo comentar en este blgo sobre una película que vi, o alguna banda de rock que descubrí por streaming y que concitó mi atención, pienso que el hecho de compartir temas que pueden interesarle a otros es lo que me hace feliz. Si tuviera que pronunciarme políticamente sobre un tema sensible lo pensaría dos veces, pero no dudaría en hacerlo, no me parece correcto mirar para otro lado cuando en el pueblo ocurren cosas que merecen una reflexión sobre qué pretendemos conseguir como sociedad y por qué no hemos podido materializarlas.

Por los testimonios que uno recoge se va dando cuenta de que este blog tiene aceptación, de que la gente (poca o mucha) lo lee, pero lo más importante es que sea leído y comentado por aquellos amigos que me siguen a la distancia, y que encuentran en este espacio una forma de conocer otra mirada de las cosas, que no tiene como pretensión ser original, pero sí desde mi mirada personal. Punto final. 


3 de septiembre de 2012

Alguien debe decir basta

¿Qué es esta locura de promover el voto a partir de los 16 años? ¿Cómo podemos pretender que exista un grado de compromiso y participación ciudadana entre los jóvenes si los adultos no dan el ejemplo y buscan cualquier excusa para no votar? Quiero esbozar algunas reflexiones, que no implican de ninguna manera subestimar a los adolescentes. La cabeza de un pendejo de 16 años está en otra cosa, y es lógico que así sea, porque está en pleno despertar sexual y descubriendo el mundo que se abre ante sus ojos. Ni siquiera conoce los nombres de los candidatos, y tampoco tendría por qué hacerlo. Liberemos a los chicos de una responsabilidad innecesaria y oportunista. Y digo que es oportunista porque el kirchnerismo sabe que con su discurso demagógico cosecha mayores adhesiones en los sectores juveniles. Dudé mucho antes de redactar este post porque no quería que se malinterpretara. No estoy diciendo que los chicos de 16 carezcan de conciencia cívica, porque seguramente la tienen. Pero los adolescentes viven perdidos en su mundo, piensan en el último modelo de celular, en que llegue el sábado para salir al boliche, etc. Y ESTA PERFECTO QUE ASI SEA, porque por algo son adolescentes. Esta es una de las maniobras más perversas del kirchnerismo para fogonear la re-reelección de Cristina. Algunos podrán pensar que estoy equivocado, pero dejemos que los "pendex" disfruten de esa maravillosa etapa de la vida sin manipularlos con campañas electorales que ya de por sí resultan insoportables para los adultos. Punto final. 

Dame aunque sea una mísera señal!

  Martes por la noche en la ciudad. La verdad es que no estaba del todo convencido acerca de escribir algo hoy. Pero si voy a esperar a deja...