29 de enero de 2018

Esos gestos de austeridad que son de cotillón

¿Qué loco, no? Hay quienes consideran un mérito que el Presidente Macri haya decidido recortar el gasto del Estado Nacional, y prohibir que se nombren familiares para cargos públicos. Lo que debió haber sido una constante en toda la vida (institucional) del país, se toma como algo ponderable. Es evidente que el escándalo del Ministro de Trabajo, Jorge Triaca, fue lo que motorizó una reacción para brindar una especie de gesto de austeridad "a la gente". Y vos, a mí, al resto. Qué fácil es leer el titular y no tomarse el tiempo para leer un texto completo, y comprender que el "ahorro" que puede ocasionar este medida a las arcas nacionales es de apenas $ 1.500 millones. Sí, parece mucha guita, pero no es un monto significativo. Parece ser que estamos en el reino del revés, donde luego de años de despilfarro se anuncia con bombos y platillos este "ajuste" a funcionarios. 

En realidad, todo debería haber empezado por Casa (Rosada), antes de ir por los jubilados con la reforma previsional, antes de endeudarnos con organismos de crédito, antes de perder el tiempo buscando inversiones que nunca llegarán. Lo que ocurre es que la Argentina tampoco es un país normal, no creo que nuestros vecinos del Mercosur estén pendientes del dólar como nosotros, ni mucho menos que sean toleradas actitudes de un Ministro que son degradantes y vergonzosas. Como no tengo compromisos políticos con nadie, ni me afilié jamás a ningún partido, puedo hacer un juicio de valor crítico. Pero sin caer al extremo de C5N o Página 12, que no ven una sola propuesta positiva en estos dos años de gestión. 


Y mientras querramos seguir "arreglando el país" en la mesa de un bar, no vamos a ningún lado. Si cada 2 años hay elecciones, entonces que aquellos que se quejan de lo que está sucediendo, emitan un voto coherente con su forma de pensar. De más está decir que cada uno es libre de pertenecer al partido político que desee, y nunca voy a cuestionar eso, la participación ciudadana. Lo que cuestiono es el doble discurso. Una cosa es votar a Cambiemos con la convicción de que es la mejor alternativa, y otra es hacerlo con revanchismo y en oposición a "los 12 años" en los que "se robaron todo". Por lo general, vamos a terminar de pagar la fiesta cuando termine, y en tal caso sería en 2019. Si es que Macri no es reelecto, claro está. "El pueblo no delibera ni gobierna sino a través de sus representantes", dice la Constitución. No hacen falta más explicaciones. Lo único que podemos hacer es dar lo mejor, cada uno desde su trabajo, y votar cada 2 años conforme a nuestras convicciones. Parece simple, pero no lo es. Porque las facturas de luz y gas no son gratis, ni el litro de nafta para el auto. Hay que resistir, sin violencia, y soportar el vendaval. Punto final. 

27 de enero de 2018

No dejar que los demás te marquen la agenda: ser dueño de tu tiempo


Este fin de semana promete ser tranquilo, al menos en términos de laburo. Aunque nunca se sabe. Lo principal en mi trabajo es contar con material para publicar todos los días. No se puede esperar a que otros nos marquen la agenda.

El paso del tiempo es irremediable e irreversible. Ya estamos por terminar el primer mes del año, un mes que me resultó bastante pesado de llevar. Realmente tuve que poner mucho esfuerzo, más de lo habitual, para sobrellevar ciertas situaciones que de otra manera me hubieran afectado aún más. Como le aclaré a una persona vinculada al Municipio, yo me reservo el derecho de ir o no a las conferencias de prensa que haya, porque prefiero hacer una nota interesante antes de que me den todo "masticado". Mientras escribo estas líneas, hago un paréntesis en la rutina, me dejo llevar por lo que me dicta mi pensamiento, porque si sigo escribiendo aquí, es porque me da placer. De otra manera, no lo haría, ya que no lucro con este blog. Sí lo hago con mi diario digital, como todos saben.

Aprendí a tomarme con humor muchas cosas que anteriormente me causaban bronca o fastidio, porque básicamente, se trata de tomar un  chusmerío como de quien viene. Y si esa persona no tuvo huevos para decírtelo de frente, pues no vale la pena enroscarse en eso. La gente cree que yo no sé lo que piensan de mí. Sí, lo sé, pero me hago el gil, lo que digan corre por cuenta de ellos. No obstante, los rumores sobre mi persona son meras gansadas, no soy alguien tan popular como para que la sociedad pierda su tiempo comentando las cosas que hago o dejo de hacer. Quizás porque así me lo enseñaron, yo soy muy cuidadoso con el buen nombre y honor de los demás. Otros no lo son. 

Es tiempo de pensar qué modelo de país queremos, porque desde hace más de un siglo, seguimos igual, y nada ha mejorado, excepto lapsos de cinco años de bonanza cada tanto, para luego caer de nuevo en el abismo. A mi modo de ver, actualmente estamos en una etapa de recesión, que no será ni la primera ni la última, pero que es preocupante, y ya perdió todo sentido el argumento de que "en 12 años se robaron todo". El primer lugar, porque no es exactamente así. Y en segundo lugar, porque se ha querido hacer un contraste entre la corrupción K y el macrismo, como si los del PRO fueran "angelitos". Dejemos de ser tan ingenuos y de alimentar la famosa grieta, aceptemos que en estas condiciones no hay posibilidades de crecimiento económico. Como dije una vez, por supuesto que es correcto que echen a los ñoquis del Estado, pero me resisto a creer que las decenas de miles de personas cesanteadas hayan sido todos por no ir a trabajar. Acá hay un claro intento por achicar el Estado y no aplicar una reforma semejante en el Congreso, por ejemplo. ¿Cómo es posible que la Biblioteca del Congreso tenga 5.000 empleados? ¿Y quién controla? Esa es la gran pregunta. Nosotros le damos de comer a este gigantesco elefante de burocracia y haraganería. En fin, podría seguir, pero voy a aprovechar lo que resta del sábado para hacer cosas que me quedaron pendientes en la semana. Punto final. 


24 de enero de 2018

Las murgas vienen marchando

Las murgas, o batucadas, me sacan de quicio. Podría ser un poco más tolerante, entendiendo que se acercan los carnavales, pero durante todo el año padezco que interrumpan mi descanso. Debo considerarme un "privilegiado" por vivir cerca del Centro? Les aseguro que no. Pero como a nadie le importa, o nadie controla nada, estos muchachos le dan al redoblante a cualquier hora. Es cuestión de sentido común. Que busquen un lugar para ensayar y hagan lo que deseen, pero que no jodan al resto. 

Parece que tuviera 70 años esbozando este pedido, pero créanme que no se puede, noche tras noche, soportar una situación semejante hasta que estos chicos den por concluida su tarea. Se ha puesto de moda convocar a murgas para eventos sociales, pero me gustaría que fuera dentro de los límites de lo razonable. Por supuesto, no creo que haya mala intención, basta con que alguna autoridad competente regule esto, cosa que dudo que ocurra. Cuando me mudé a mi actual domicilio, allá por 2004, la contaminación sonora no era tan intensa como en estos últimos años. Probablemente, quienes integran estas murgas también buscan sus ratos libres, fuera del trabajo de cada uno, para ensayar. Ese es el problema. cada cual hace lo que se le da la gana. Y esto se hace extensivo a la recolección de residuos, a la mugre que se ve en las veredas de viviendas particulares sin que nadie se detenga 15 minutos a barrerlas, a una sensación de dejadez. Como diciendo: "Dejá, ya va a venir otro a hacerlo". Las baldosas flojas, o la ausencia de ellas, son casi una trampa mortal, especialmente en cuando llueve y si se trata de una persona mayor.
No es así, si sos propietario, debés cuidar el aspecto de tu vereda, de los desagües, porque tampoco vamos a caer en el facilismo de pensar que el Municipio es culpable de todo. Si vos arrojás a una boca de tormenta cualquier porquería, es inevitable que se tape, y cuando llueve fuerte esas calles se anegarán rápidamente. Es bastante irónico, nos creemos solidarios para las grandes causas que comprometen la salud de un lobense, pero no somos capaces para el mínimo mantenimiento del lugar donde vivimos. Punto final.

22 de enero de 2018

Cómo informar: El cliente siempre tiene la razón


Lunes por la tarde en la ciudad. Aquí estoy, luego de haber dedicado buena parte del día a buscar información, aquello que interese a los lobenses. Hay muchas noticias que no ocurren expresamente en Lobos, pero que repercuten directamente en nosotros, por lo cual las considero dignas de ser publicadas. Por otra parte, a veces es difícil analizar el comportamiento del lector. Por citar un caso, dos notas de publiqué sobre el grabado de autopartes, tuvieron mucha más repercusión que otros textos que estaban más vinculados a la realidad local y a la actualidad política. 

Además de tratar de brindar un buen producto, un aspecto clave es difundirlo, o darlo a conocer. Las interacciones que se dan en las redes sociales, como Facebook o Twitter, ayudan considerablemente en ese sentido. Por suerte, al menos hasta ahora, la gente se ha comportado de un modo respetuoso, me refiero a que los comentarios agraviantes o insultantes son minoría. Y cuando ello ocurre, son inmediatamente borrados. Yo publico la información, si están en contra del gobierno de turno, o del anterior, es tu problema, se puede disentir con respeto. Y si estás en desacuerdo, no comentes nada y listo, a menos que tengan un aporte constructivo para hacer. 

Lo principal, para los que somos trabajadores independientes, es administrar nuestras finanzas, o el dinero que ingresa, y buscar más rentabilidad. Y la única manera honesta de lograrlo, es sumando anunciantes y publicidades. Uno puede entender que el momento no es el mejor para alcanzar ese objetivo, pero yo no voy a claudicar, de la misma manera que cada uno de ustedes le pone pilas a su laburo. 

Este lunes no fue particularmente agotador, debo decirlo, ha habido comienzos de semana peores aún, en particular cuando se reanuda la actividad en el Concejo Deliberante, comienza el ciclo lectivo, y se dan una serie de hechos propios de esa época del año, que suele ser entre marzo y abril. 


Sin embargo, ya no es como años atrás, que enero y febrero eran meses "muertos" y no pasaba absolutamente nada que mereciera ser publicado. Hay más actividad en la calle, y además uno siempre conserva reportajes o notas que fue grabando, para cuando se producen esos baches. 

Me entristeció enterarme que la revista El Gráfico dejó de existir, tengo unos cuantos ejemplares en casa, y fue el medio por excelencia para retratar el acontecer del deporte argentino. Pero la decadencia de los medios impresos es evidente, inclusive los grandes diarios se han visto obligados a reinventarse, lanzando otro tipo de material  que se adapte a los gustos del lector promedio.

Por supuesto, leer los diarios en un bar mientras tomás un café sigue siendo un hábito que muchos eligen y que no desaparecerá en el corto plazo, pero las personas que tienen esa rutina tienen  más de 30 años, es extremadamente raro ver a alguien menor de esas edad despuntar el vicio de leer en formato papel. 

Es así, amigos, como estamos asistiendo a un gran cambio en la forma de comunicar e informar, porque además en los medios digitales los textos deben ser breves, de menor extensión que en la gráfica. Son dos tipos de perfiles, y el hecho de que el celular moderno sea casi una pequeña computadora, hace que puedas tener todo a un clic de distancia. No hay marcha atrás en eso. Punto final.




20 de enero de 2018

Un reencuentro que nos debíamos, 25 años después


Llegó el fin de semana, con un sábado típico de verano: sol radiante, temperatura por arriba de los 30 grados, poco viento. Ideal para pasarlo en alguna quinta con pileta, dentro de lo posible. Yo sé que hay trabajos más "pesados" que el mío, en términos de esfuerzo físico. Pero de vez en cuando debo bajar un cambio, para no terminar con un agotamiento mental. Y lo principal para ello es un buen descanso, dormir bien, algo que siempre me costó. Desde que era niño, daba varias vueltas en la cama hasta que el sueño me vencía, y ya siendo adulto, se sumaron las preocupaciones y los compromisos propios de la edad. Cuando te disponés a descansar, sobrevienen ese tipo de pensamientos sobre lo que te queda pendiente por hacer, lo cual dificulta dormir sin despertarme durante la madrugada.

Hoy, después de más de 25 años (en realidad son casi 27 porque egresamos en 1991), me reencontré con varios de quienes fueran mis compañeros de Primaria. Fue un grato momento, tanto para mí como para el resto, que nació de la idea de juntarnos en una quinta, aquellos que tuviéramos posibilidades de hacerlo. Claro está que no todos pudieron, por distintas razones que no vale la pena comentar, pero prefiero concentrarme en los que sí estuvimos. A varios los veo, de vez en cuando, por la calle, y siempre intercambiamos un saludo, casi como al pasar, porque vamos apurados pensando en lo que tenemos que hacer y no parece haber demasiado tiempo para conversar. Precisamente por ese motivo, este encuentro tiene valor, porque nos pudimos hacer un tiempo para compartir unos mates, una cerveza, o lo que fuere. Fue así como se hizo casi inevitable recordar el pasado que nos une, que el transcurso de los años va desdibujando, pero siempre hay alguien que tiene más memoria y aporta precisiones, desde las anécdotas más insólitas a aquellas que se van redescubriendo y reinventando. Por supuesto, además de ello, conversamos de nuestra situación actual, de cómo nos encuentra este cuarto de siglo que se escurrió como arena entre los dedos. Y no podíamos dejar de debatir acerca de los cambios que se fueron dando en la sociedad, que no es la misma de mediados de los '80, cuando transitábamos una infancia despojada de las obligaciones de los adultos. Me siento feliz de saber que todos están con proyectos, que han formado una familia, o que han logrado un trabajo que les resulte agradable. 

Quedó mucho por decir, quizás, pero eso es lo que alimenta una reunión futura, el hecho de pensar que todavía tenemos cosas por comentar, que el tiempo no ha hecho mella en nosotros, que aprendimos a dejar las diferencias de lado porque el objetivo que nos propusimos fue superador: encontrarnos para ponernos al día con nuestras vidas, recuperar un pedazo de historia, y reflexionar acerca de esos siete años en los que convivimos bajo una misma aula, estrechar lazos, más allá de que cada uno siga su camino. Creo que lo más rescatable, fue lo que mencioné antes: a pesar de que todos tenemos ocupaciones o compromisos, dedicamos un momento a nosotros mismos. No es sencillo coincidir en un día y en un horario, pero lo pudimos lograr. Y es algo de tanto valor, que no hay plata que lo pueda comprar. Punto final. 


16 de enero de 2018

Cuando cae la noche

Terminada la jornada laboral, es razonable que uno busque un poco de distensión. La tele no me convence del todo, aunque sirve para distraerte con el boludeo constante. Leer un libro implica concentración, y a ciertas horas de la noche, uno simplemente busca salir del foco, prepararse para dormir y afrontar el día siguiente.

Por lo general, en esos momentos, escucho radio o música. La mayoría de las veces escucho radio AM: necesito gente que hable, y no programas "enlatados". Cuando hay un partido de fútbol, casi todas las emisoras lo transmiten, excepto Radio 10. Y aunque no es mi favorita ni mucho menos, prefiero sintonizarla antes de soportar el tedio del relato deportivo, sin contar la "previa" del partido, y la notas con los jugadores luego del mismo.

Con respecto a la música, elijo algo tranquilo, pero que a mi criterio sea de calidad. Voy cambiando los CD's de vez en cuando, o aquellos temas que tengo en el pendrive. Ahora estoy disfrutando de David Gilmour (guitarrista de Pink Floyd), en su etapa solista. Normalmente, a esta hora, cerca de la medianoche, es raro que esté con la computadora, porque trato de descansar la vista antes de que me llegue la presbicia y los anteojos. Pero es algo que sucederá, tarde o temprano. En realidad, debería usar lentes con el aumento mínimo (0,5), pero nunca los compré. Por ahora me las arreglo así.

Cuando tuviste un día agitado, lo mejor que podés hacer es compartir con alguien una buena cena, sentirle el sabor a los alimentos, en cada bocado, e ir preparando la agenda para el próximo día. Sin tensiones, sin preocuparse por lo mucho que traiga aparejado la jornada venidera. Ya pasamos la segunda quincena de enero, y es una época en la cual la calle se vive de otra manera. Mucha gente de vacaciones (la misma que se queja de que no hay un mango), y menos movimiento. Un signo de los tiempos. Punto final.

14 de enero de 2018

Rescatar al árbol que da frutos en medio del bosque hostil

Hola amigos, me reencuentro con ustedes luego de un nublada y calurosa tarde de sábado, con pronóstico de nuevas lluvias, el cual veremos si se cumple. Por el momento, sólo hay ráfagas de viento, de variada intensidad. La verdad es que, en esta oportunidad, lejos de quejarme, quiero agradecer a mi familia, a mis amigos, a ustedes que están leyendo esto, ya sean 10 o 100 personas. Son la motivación y el estímulo para el trabajo diario.

Es verdad que las cosas me podrían ir mejor, aunque también es cierto que a menudo uno no tiene en cuenta los saltos de calidad que fue dando, sólo ve los tropiezos, lo cual es un error. Hay que ser más cariñoso con el ego, sin que ello te haga sucumbir en la vanidad. Como he dicho varias veces, sigo aprendiendo y lo haré hasta el día que me vaya de este mundo, tanto de las cosas que no volvería a hacer, como aquellas que debería comenzar a implementar. Comprendí que hay cosas que sí podemos resolver y que está en nuestras manos hacerlo, de manera que no tiene sentido quejarse o reclamarle nada a nadie. 

Reitero que en este posteo, debo agradecer a todos quienes me han apoyado siempre para seguir adelante, ya sea en mi profesión, con mi diario digital, o bien en los hechos cotidianos. Son muchas personas, demasiadas para nombrarlas una por una. Muchas veces el árbol nos impide ver el bosque, pero también sucede a la inversa: un panorama poco alentador (el "bosque"), no nos deja ver algo bueno que nos está pasando (el "árbol"). Creo que lo fundamental es estar sano, o poder tratarse adecuadamente aquel que tiene una enfermedad. De lo contrario, te sentís limitado, preso de tu propio cuerpo, y no podés rendir al 100 %, por más plata que tengas. Son cuestiones que todos conocemos y sabemos, pero que las dejamos pasar, no las visibilizamos. El estrés se paga caro, el no saber manejar las emociones, mucho más. Nos quita ganas, impulso, energía. Y yo no voy a permitir que eso me suceda, del mismo modo que tampoco quiero que les pase a mis seres queridos. Es tan sencillo (y tan difícil a la vez), como darle a cada cosa su justa dimensión. Punto final. 

11 de enero de 2018

Quemándonos a fuego lento en este verano 2018


Este enero de 2018 nos está castigando con temperaturas sorprendentemente altas, superiores a los 36º C en determinados casos. Sin embargo, no creo que se produzca una crisis energética, dado que la gestión macrista ya nos "castigó" previamente con sucesivos aumentos de luz, lo cual hace que para el vecino de a pie, encender el aire acondicionado sea un lujo, y no haya otra que conformarse con un modesto ventilador, que poco resuelve la cuestión. Esto me hace acordar a hace 30 años, la gran crisis energética de 1988, en la debacle del alfonsinismo, como consecuencia de una gran sequía. Recuerdo que los canales de televisión de aire redujeron sus horarios de transmisión, que los partidos de fútbol debían ser disputados en horario diurno al igual que el resto de los eventos deportivos, que se pidió ayuda a países vecinos pero ésta nunca se tradujo en los hechos. Posteriormente llegó, en 1989, la hiperinflación, y explotó todo por los aires. 

Pero volviendo a 2018, que es lo que nos convoca, realmente uno tiene que salir en algún momento de su casa, para cumplir con el trabajo y hacer trámites. No hay manera de evitarlo. Y tampoco sería sano permanecer encerrado durante todo el día. Muchas viviendas no están preparadas para absorber el calor, por los materiales con las que fueron construidas, o por lo que cada familia pudo costear al momento de hacerlo. Entonces la situación se vuelve insostenible. Me acaba de informar un amigo que se le cortó la luz en su domicilio. Es inhumano que con todas las alertas del Servicio Meteorológico, hagan esto, y me cago en las explicaciones que pueda dar EDEN, como hace siempre, por mail, la  realidad es que nunca invirtieron un peso y hay determinados medios que les siguen dando cabida a las autoridades de la empresa cada vez que anuncian un "plan de inversión", que parece una burla. No sólo los electrodependientes deben ser protegidos (como está establecido por Ley), sino los ancianos, los niños, que estos señores sepan que no todos tenemos una pileta o piscina, y que si pagamos abultadas boletas es porque merecemos un servicio acorde.

Para ser sincero, no quiero que cada posteo en este blog, se convierta en una queja recurrente, para no lo puedo evitar, en la medida que nos mienten en la cara y nos estafan, porque la boleta de EDEN no está compuesta únicamente por el consumo de luz de cada hogar, sino por una serie de ítems, como el alumbrado público (al cual se le sumará el ABL, conforme el Presupuesto Municipal de este año, que ya está vigente). Basta con examinar la factura y ver cómo están discriminados todos estos importes. 

Si no escribí una nota en el blog días antes, fue en parte porque sufro terriblemente el calor, y aún cuando cae la tarde, la temperatura sólo desciende unos pocos grados. Conclusión: Muchas ganas para sentarse frente a la computadora, no había. 

El verano de 2017 no fue tan caluroso, pero sin perjuicio de ello, no es pretexto para que se siga considerando al aire acondicionado como un bien superfluo. No lo es. Quizás no está al alcance de todos, pero no es que te compraste un auto importado. Es un simple aparato, maldita sea! A ver si la entienden quienes deberían entenderlo, empezando por la Casa Rosada (estoy siendo bastante ingenuo, lo sé).

Ah, me olvidaba. Mientras terminaba de redactar este texto, empezó a llover. Lo que la Madre Naturaleza hace por nosotros, no lo hacen quienes nos gobiernan. Punto final.

8 de enero de 2018

Diferenciar lo público de lo privado


Soy bastante respetuoso de la vida privada de los demás, quizás por eso exijo que hagan lo mismo conmigo. Digo esto, porque de vez en cuando, uno recibe videos de "vecinos de Lobos" teniendo sexo con personas que no son su pareja, o en situaciones comprometidas. Realmente ese tipo de material no me interesa, y verlo, es una mezcla de morbo y voyeurismo estúpido. A esos videos, los borro de mi celular y no los comparto con nadie. Si se viraliza, no es culpa mía. Jamás publicaría un rumor que puede resultar agraviante para una persona, excepto que se trate de un delito y que tenga las pruebas necesarias, y en tal caso las pondría a disposición de la Justicia. No seamos ingenuos, vivimos en un pueblo chico y estas cosas suelen suceder, además los periodistas tenemos "cuatro orejas", dos para cosas realmente importantes y que merece la pena publicar, y las otras dos para el chusmerío barato y la gansada. Para ser claro: lo que cada uno haga de su vida, en la medida de que no me afecte y no resulte un delito, no me importa. Solamente me importaría si fuera un amigo o un ser querido, y si eso ocurre, lo hablaría personalmente, puertas adentro. Los trapos sucios se lavan en casa. 

Lo que se denomina "psicología de rumor" (pueden buscarlo en Google), es un fenómeno al cual estamos más expuestos en pueblos con pocos habitantes. Yo hace 15 años que me dedico a la profesión, he logrado conocer bastante gente, y los rumores sobre mi persona (si es que los hay) corren por cuenta de quien lo dijo, yo no me puedo hacer cargo de lo que un tercero piense de mí, que probablemente me vio una o dos veces y se cree con la autoridad para hablar. 

Debemos aprender a separar, de una vez por todas, lo público de lo privado. Yo tengo una vida pública, como cualquiera, y tengo una privada, que es lo que hago en mi casa, y mientras no perjudique a nadie, no tienen derecho a hacerme ningún reclamo. Ello hace también a la buena convivencia, a no estar pendientes del otro, ni vivir de la vida ajena. Muchas veces, el rumor se alimenta del prejuicio. Pero cuando te das la oportunidad de conocer realmente a esa persona, comprendés que era sólo eso: un prejuicio estúpido, alimentado por gente que no tiene otra cosa mejor que hacer. 

La hipocresía, en parte, sería desestimar todo esto, engañarnos a nosotros mismos, y pensar que no es cierto, o que no lo hacemos. Para conocer boludeces de la vida privada, basta y sobra con los programa de chimentos que inundan la TV a toda hora. Con personajes que son calificados de "mediáticos", porque están en todos los canales. 

Es una cuestión elemental, de respeto y cuidado al semejante. Al menos yo lo entiendo de ese modo, y es la manera de trabajar que adopté durante toda mi vida. Me pueden contar mil cosas de Fulano: que le pega a la mujer, que tiene amantes, que consume drogas...pero es su vida privada, y yo no soy nadie para juzgar. Hay que dejar de mirar la paja en el ojo ajeno, y ver la viga en el propio, ¿no? Punto final.

4 de enero de 2018

CAMINANDO LA CALLE EN MEDIO DE LA OLA DE CALOR

Me reencuentro con ustedes luego de un par de días de ausencia, que me tuvieron con mucho trabajo por delante, gastando suelas, caminando la calle, recorriendo oficinas y despachos. Hoy mismo, caminé decenas de cuadras para hacer cobranzas, entrevistas, e ir poniendo las cosas en orden. Soy optimista, de a poco se irá mejorando lo que haga falta. 

Por lo pronto, me mantengo ocupado en una actividad que me genera ingresos, como es el periodismo. No es fácil vivir de esto, menos aún en Lobos. Pero es un desafío más importante hacer prensa en un pueblo chico, que en una gran ciudad. Acá te cruzás todos los días con los mismos tipos que criticaste en una nota. O te hacen planteos repecto a algo que no les gustó. Por eso en esta profesión hay que aprender a escuchar antes de hablar. 

Fue así como, desafiando los 36 grados, estuve desde las 16 hasta las 20 hs, de aquí para allá, sin contar las horas de la mañana. A veces hay más carga horaria, depende del día y de lo que acontezca en la ciudad. Desde hace dos o tres años, vengo notando que enero no es un mes tan "quieto" como antes. La vida sigue, más allá de que muchos se tomen un receso o unas vacaciones. Y eso que estamos en el día 4. Para mediados de enero, la actividad se tornará más intensa, ya sea cultural o política, y hay que estar cubriendo lo que ocurra, dentro de lo posible. 

No me quejo de lo que hago, porque yo lo elegí, y si bien podría hacer otras tareas, no me dan los tiempos. El día que la situación económica mejore y pueda delegar en otra persona determinadas cosas, veremos. Por ahora, me sostengo a mí mismo, y espero que este 2018 traiga consigo mucho trabajo para todos, que no falte el pan en la mesa de ninguna familia, y que si hay que despedir a alguien, sea con motivos fundados (justa causa). Al comienzo de esta nota afirmé que soy optimista, pero eso no me impide ver la realidad, y sentir preocupación como la mayoría de los asalariados. Lamentablemente, hay cosas que no está en nuestras manos resolver. Para eso votamos cada 2 años, y no hay mucho más que se pueda hacer. Punto final.

2 de enero de 2018

Así viví el primer día de 2018

Este lunes, 1º de enero de 2018, me encontró transitando la rutina típica de un feriado. El 31/12 lo pasamos en casa, en compañía de la familia de mi hermano. Mi viejo tenía una botella de vino tinto que le habían obsequiado, de muy buena calidad por cierto, pero como él sólo toma vino blanco, aproveché y le hice el honor. En realidad, nunca me importó nada acerca de que la botella debe permanecer a 18º C, o las recomendaciones de los sommelliers, simplemente le agregué al vaso hielo y soda, y listo.
El asado estuvo bueno, aunque con demasiada grasa para mi gusto. Con un cuchillo bien afilado, problema resuelto. No hubo mayores contratiempos en la mesa de Año Nuevo. Ya a esta altura, cuando todos somos grandes, los festejos son más sencillos. 
El primer día del año, después de las 19 hs, fui a recorrer los bares de siempre, entre ellos El Escritorio. Les deseé muy buen año a todos, tomé algo, y seguí mi ruta. Necesitaba caminar aunque más no sea un intento para bajar, de a poco, los kilos que fui acumulando en los últimos dos años.

El lunes, dormí bastante, pese a que me desperté de madrugada, a eso de las 5. Tenía la boca reseca, tomé varios vasos de agua de la heladera, y me acosté nuevamente, sin conciliar el sueño del todo. Es muy difícil que una vez que me despierte, pueda volver a dormir. Estuve en una especie de "letargo", hasta que a las 9:30 me levanté. 

Las noticias no descansan, no saben de feriados ni de festejos, por eso, durante estos días, el diario digital lo mantuve actualizado, en la medida de lo posible. Y hoy, martes 2, seguí con mi trabajo de la misma manera que cualquiera. Quiero ofrecer un buen producto, y una de mis premisas es la de no caer siempre en el "lugar común", buscar notas que a mi criterio son de interés del lector. 

Cuido mi trabajo, porque es lo que me gusta hacer y además representa mi fuente de ingresos, por lo tanto, si bien en el verano la actividad disminuye, el desafío en encontrar algo interesante para publicar y para salir de la monotonía. 

Siempre sostengo que el 31 de diciembre es una etapa de transición, el primer día del nuevo año no trae consigo demasiados cambios, es sólo un ciclo que se terminó, y otros 12 meses en los cuales deberemos afrontar disgustos, pero también satisfacciones. La vida siempre nos otorga una revancha, y si 365 días resultaron buenos, no hay motivos para pensar que los subsiguientes no lo sean. Digo esto, más allá de la política económica, los desastres naturales, y todo lo que sabemos que puede ocurrir y que nos es totalmente ajeno poder manejar. Será cuestión de adaptarse. 

Por lo tanto, 2018, en sus escasos dos días, puede representar la oportunidad que no se nos dio en el período anterior. O bien más de lo mismo. La "llave" la tenemos nosotros, en buena medida. Punto final. 


"No me sueltes la mano", dijeron los senadores

Viernes por la tarde en la ciudad. Estoy tranquilo, pero también somnoliento, así que procuraré escribir lo que tengo en mente. Observo que ...