31 de julio de 2018

El final de un mes durísimo para todos

Martes por la noche en la ciudad. Llegó el fin de un mes durísimo para la economía doméstica de los argentinos. Los indicadores económicos fueron más que elocuentes: inflación alta, caída de ventas en los comercios, caída en la producción industrial. Las calles de Lobos, tristes, vacías y melancólicas, son testigo de este escenario poco alentador. Yo estoy buscando nuevas alternativas para recuperar todo el poder adquisitivo y la rentabilidad que perdí en los últimos meses. Mi objetivo mínimo es sostener aquello que con tanto esfuerzo me costó conseguir. No hace falta ser un genio para advertir que estamos atravesando una recesión, con todos los números que dan "en rojo", y una escalada de precios que ya se ha convertido en una constante, que aceptamos con resignación. Lo único que puedo afirmar es que voy a seguir trabajando porque es la única forma honesta que conozco de vivir. 

Tener un medio de comunicación, como es mi caso, insume costos, porque como en cualquier otro rubro los elementos de trabajo se rompen, se desgastan, y hay que contar con el mejor equipamiento posible para ofrecer un buen producto. El periodismo es lo que elegí y si volviera el tiempo atrás, lo haría nuevamente. Este martes estuve de acá para allá, cubriendo conferencias de prensa y haciendo entrevistas, me resultó realmente agotador y a veces no me dan los tiempos para llegar a casa, descargar las fotos, ponerme a escribir, seleccionar el material, hasta que llega el momento en que es publicado. No me estoy quejando, sólo estoy exponiendo una situación que se da en un día cualquiera. Hay que reinvertir, pero a veces no hay margen para hacerlo. Los grabadores digitales, que son los que usamos la mayoría de los periodistas, son carísimos. Por suerte (toco madera), hace unos años pude comprar uno que dio buenos resultados. De más está decir que la situación es complicada para todos los laburantes, y a veces siendo que están tirando demasiado de la soga y en algún momento la presión se volverá asfixiante para los sectores de menores ingresos. 

Y a riesgo de ser reiterativo, cuando nuestros políticos que jactan de su sinceridad, les recuerdo que decir la verdad no es un mérito, es un deber. Sobre todo para quienes tienen a su cargo una responsabilidad institucional. Hasta los diarios más obsecuentes, como Clarín y La Nación, coinciden en que la imagen positiva de Macri hoy está por el piso. Esto es consecuencia no sólo de las medidas desacertadas que se tomaron, sino de la incapacidad del Presidente para palpar el humor social y darse cuenta de que "el segundo semestre", y la "lluvia de inversiones", parecen una burla para los sectores medios y bajos que la están pasando realmente mal. No es casualidad que los comedores comunitarios tengan cada vez más gente que no puede comprar sus propios alimentos. Punto final. 

27 de julio de 2018

Nuevas maneras de comunicar

Viernes con llovizna y viento en la ciudad. De a poco, pese a las condiciones desapacibles, el invierno nos va dando un respiro, con días más largos, y temperaturas no tan bajas. La vorágine del trabajo no se detiene, y está bueno que así sea, dado que de otra manera no habría en qué ocupar el tiempo que nos demanda aquello de lo que vivimos. Hay que hacerle frente a la competencia, porque el sol sale para todos y no es algo a lo cual haya que temer. Yo no hablo mal de mis colegas ni me involucro en el "periodismo de periodistas", trato de concentrarme en mi proyecto, y después que sea el lector quien decida. En el oficio de comunicar, hay que hacerlo con el mayor rigor posible pero produciendo un texto que resulte de amena lectura, porque los tiempos en Internet son otros que en la gráfica. La gente que lee online, desde la PC o el celular, necesita textos más breves que en el formato papel. Los celulares han cambiado drásticamente el modo en el cual se procesa la información, porque es casi una computadora más en el hogar, con las prestaciones que tiene cualquier aparato hoy en día. El mayor tráfico pasa, hoy por hoy, por los dispositivos móviles, como suelen llamarse. La computadora "de escritorio", como la solíamos conocer, tiene los días contados. 

Por todo ello, es necesario adaptar la producción periodística a las nuevas tecnologías, tener presencia en las redes sociales, porque de este modo se genera una mayor interacción entre el lector y quien escribe. Como sostengo siempre, escribir no es lo mismo que redactar. Desgrabar una nota, darle forma, insume tiempo que se requiere para rescatar las declaraciones más importantes del entrevistado. Por lo general no se publica todo, de lo contrario quedaría un mamotreto imposible de leer, y que no interesaría a nadie. Parece mentira, pero 10 minutos de audio es muchísimo  para una página de Internet, en términos de pasar el audio a la palabra escrita. Para los medios radiales, quizás sea más sencillo editar el audio y hacer una síntesis. Creo que estamos atravesando profundos cambios en la forma de comunicar, basta como ejemplo el hecho de que las radios AM dan un número de WhatsApp para que los oyentes dejen sus mensajes, ya el contestador telefónico ha quedado casi obsoleto. Y cada programa de radio tiene su página de Facebook, donde la audiencia postea lo que va sucediendo en tiempo real. Se han acortado enormemente los tiempos entre emisor y receptor. La respuesta es casi inmediata, porque ya se desarrolló la tecnología disponible para hacerlo. Sin embargo, detrás de un monitor o de una pantalla todos se creen los dueños de la verdad, o con el derecho a descalificar a otro usuario. De más está decir que abundan los perfiles truchos. En la vida real, todo es más mesurado, porque nadie sale a insultar alegremente a alguien que ni siquiera conoce. La era 3.0 tiene esas cosas, y esto recién empieza. Punto final. 

26 de julio de 2018

Siempre para adelante

En la adversidad, yo voy siempre para adelante, tratando de buscar nuevas alternativas o de reformular algunas que ya implementé. No es fácil, ningún trabajo es fácil, y hay que sostener un emprendimiento que surgió con mucho esfuerzo y expectativas. Mantener las expectativas nos pone en una situación diferente, porque ya sabemos de antemano que hay cosas que no podemos manejar, como el dólar, la inflación, o la falta de laburo. Por lo tanto, cada uno hace lo mejor que puede desde su lugar. Hay que ser creativo también, aprender a escuchar consejos de gente que sabe. Tener una motivación para salir todos los días a la calle a afrontar lo que venga, es clave. No podemos quedarnos en la comodidad de nuestros hogares. En mi caso, tengo que salir a buscar noticias todos los días, hacer entrevistas sobre temas de actualidad, y buscar aquello que genera interés. Lograr que un reportaje sea de interés público es lo que lo hace atractivo para su lectura. Pero claro está que no todo se reduce a lo laboral: tenemos familia y amigos que están a nuestro lado y comparten el devenir cotidiano. 

Mi meta para este 2018 es seguir mejorando todo lo que pueda en mi trabajo, de forma tal que me resulte más rentable. En tiempos de crisis, no puedo estar lamentándome por lo que indica la coyuntura económica. Asimismo, otro objetivo que me propuse es sentirme pleno, dejar por un momento de lado la queja inútil y sistemática para empezar a barajar posibles soluciones. No todo está perdido, y estoy en una etapa de la vida en la cual no me voy a dejar ganar por el desánimo y por el optimismo estúpido. Hay que ser equilibrados con las emociones porque esa es la única manera de poder interactuar con el entorno de un modo saludable. Siempre lo he entendido así. Cada uno tendrá su "receta", yo tengo la mía, que es muy simple, e implica no claudicar, no dejarse vencer. Muchas veces, el enemigo está dentro de uno mismo, y erróneamente buscamos culpables donde no los hay. Punto final. 

22 de julio de 2018

Reflexiones de un domingo frío

Domingo nublado y frío en la ciudad. No dan ganas de salir a la calle, excepto que sea indispensable hacerlo. Muchas veces me pregunto de qué me quejo. Tengo una familia, casa, comida, televisión, libros, música. Creo que el camino a la independencia económica plena está duro para todos y cada vez se prolonga más, por los costos que insume alquilar una vivienda, pagar los servicios e impuestos. Poca gente en la zona céntrica, en horas de la tarde, y empiezan a aparecer las motos y los autos cuando el pueblo se sacude de su modorra y se da la tradicional "vuelta al perro". Muchos parecen impacientes por sacar a lucir su coche nuevo, o por hacerse ver en algún bar donde permanecen horas con un mísero café. Aún así, bien podría decirse que en Lobos ya no nos conocemos todos, porque en los fines de semana viene gente en plan de turismo o vaya a saber qué, alejados del ruido de las grandes ciudades. Es común que te pare un auto y te pregunte por la ubicación de determinado lugar, como el Museo de Perón, o por la estación de GNC más cercana. Yo que he andado un par de veces por Buenos Aires este año, puedo afirmar que los precios de la gastronomía son relativamente accesibles para el recién llegado, las veces que estuve en Capital todo me pareció más caro. Creo que se manejan otros valores porque los salarios y los costos de vida son otros. El porteño promedio gana mejor, aunque tiene el gasto del transporte público o de los peajes si se traslada en un auto propio. Por supuesto que la tranquilidad que el visitante suele admirar cuando viene a estas pampas no es tal, porque todas las semanas se producen robos, riñas callejeras, accidentes, y no es para nada grato vivir en esas condiciones, con semejante desquicio. Ya quedan pocos comercios que no tengan una cámara de seguridad y un monitor, está más controlado el asunto, y esperemos que con el reciente anuncio de peritos lobenses especializados en levantar rastros, todo el proceso que sigue a un delito se agilice, para no tener que esperar a que lleguen los peritos de Cañuelas, que suelen tardar muchísimo, cuando la escena del hecho ya ha sido alterada inclusive por la propia víctima. 

Como sostengo siempre, yo no espero nada de ningún gobierno o gestión municipal, en parte porque me provoca hartazgo que no se tome nota de los reclamos de la sociedad. Y puedo citar como ejemplo la pavimentación de la Avenida Costanera de la Laguna, que fue anunciada varias veces con ningún resultado. Sí creo que cada Intendente que asume va haciendo algo en obra pública, contribuye a mejorar la calidad de vida de barrios históricamente postergados, pero eso no es todo, y sería demasiado conformista contentarnos con unas cuadras de asfalto nuevas. Hace falta más orden, organización, como lo vemos en el tránsito vehicular, y los controles que se hacen son demasiado obvios, porque estacionan una camioneta con una baliza en una esquina muy visible y que se puede evadir fácilmente. Por ahí enganchan a algún gil que no se percató, pero el próximo que pase seguramente doblará o seguirá de largo por otra calle donde los inspectores estén lejos. Ni hablar de los controles de alcoholemia. La información que recibimos es escasa y nunca se sabe cuántas infracciones se labraron, ni siquiera cuánto alcohol en sangre tenía la persona al momento de ser interceptada. Hace tiempo en una conferencia de prensa, habían anunciado que la Provincia les entregó un alcoholímetro para tal fin, pero después no se supo más nada del tema. En fin, mejor me dejo de renegar y aprovecho lo que resta del domingo para leer un buen libro. Punto final.  

19 de julio de 2018

Vísperas del Día del Amigo


Jueves por la noche en la ciudad. La gente camina demasiado apurada, ensimismada en sus cosas,  no saluda por la calle, hay sobredosis de WhatsApp y están todos bastante ocupados enviando mensajitos de texto o de voz por el popular servicio que en casi todo celular moderno se puede instalar hoy por el famoso Play Store. Nunca me enteré de nadie que haya sido infraccionado o multado por hacer uso de los aparatos mientras va conduciendo el auto, a pesar de las sucesivas campañas de Asociaciones Civiles como Luchemos por la Vida. Para estos automovilistas que se creer que nunca les tocará ser víctimas de un accidente, lamentablemente habrá que esperar hasta que ocurra lo peor para que tomen conciencia del riesgo que implica.

Pese a que vivimos en un pueblo chico, nos vamos contagiando de los vicios de las grandes urbes, el que tiene un auto de alta gama se cree un ser superior al peatón o al resto de los automovilistas que van circulando por la misma acera, quizás se confían demasiado en las nuevas tecnologías que brindan los coches actuales, y suponen que con tener air bags basta para no ser víctimas de una colisión. Esta gente asegura su vehículo contra todo riesgo, en lugar de hacerlo contra terceros, y lo toman como un salvoconducto para transitar a alta velocidad sin el más mínimo respeto por el resto de los vecinos que tienen un vehículo de menor valor. Y qué decir de los peatones: si cruzás la calle a pie, comprobarás que los autos, en lugar de aminorar la marcha, aceleran aún más, por lo cual o cruzás las calles corriendo o te pisan. No hay muchas contemplaciones hacia quien va caminando por la periferia lobense.

Y hoy, que es víspera del Día del Amigo, no puedo dejar de saludar a mis amistades, desde aquellos amigos de la infancia hasta los que coseché siendo adulto. En realidad, yo no los elegí en forma unilateral, nos elegimos mutuamente, y de ahí nace el vínculo que se fue forjando. Muchos de ellos ya formaron su familia, tienen hijos, o no viven en Lobos. Pero sé que puedo contar con ellos cuando alguna urgencia lo requiera. Y en el devenir cotidiano uno va haciendo nuevos amigos, porque cada etapa de la vida nos hace relacionarnos con un nuevo entorno. A veces hay una delgada línea entre los “amigos” y los “conocidos”, quizás con estos últimos el trato no sea tan estrecho, pero las circunstancias de la vida han hecho que nos relacionemos con ellos. Celebrar la amistad, significa reconocer a aquellas personas que pasaron por nuestra vida dejando su huella. Vaya para ellos mi gratitud. Y aunque podría no haber una fecha específica para hacerlo, un vínculo se construye a diario, del mismo modo que los desencuentros, que son una consecuencia de tener distintas formas de pensar. Las diferencias se zanjan respetando el pensamiento del otro, evitando temas que generan polémicas estériles, y poniendo énfasis en aquello que nos une. Cuando la cantidad de momentos compartidos supera holgadamente a un distanciamiento, podemos afirmar que esa persona nunca dejó de ser nuestro amigo, simplemente tiene una perspectiva diferente de la realidad que no es compartida por nosotros. Respetar a quien no piensa igual, no sólo es una muestra de civismo, sino un ejercicio que nos enriquece a todos en el día a día. Punto final.  

15 de julio de 2018

Volviendo a casa

Hola amigos, me reencuentro con ustedes luego de algunos días de ausencia, y aquí estoy, dándole pelea a las situaciones adversas. La verdad es que este 2018, hasta ahora, ha sido duro para mí, ocurrieron una serie de hechos que me complicaron a nivel económico y emocional. Pero nunca perdí la voluntad de escribir aquí, en este humilde rinconcito como es este blog. No veo mucha televisión, cada vez menos. Leo por Internet lo que me resulta interesante, o algún diario en papel de los que que están disponibles en las mesas de los bares. Hace rato que no compro un diario, no por el gasto monetario en sí, sino porque encuentro otras maneras de leerlo que me resultan más prácticas y accesibles.
A veces, cuesta que se entienda que el principal sostén económico de los portales o diarios digitales es la publicidad. Nosotros vivimos de nuestros anunciantes como contraprestación de un servicio. Y los lectores reciben un producto periodístico que considero es de calidad. No hay muchas vueltas en esta historia. A menores ingresos, mayores son las dificultades para sostener cualquier emprendimiento en forma independiente y autónoma. 

Este mediodía de domingo me encuentra tranquilo, tomando unos mates, preparando el trabajo para mañana y viendo cómo luchar con varios frentes de tormenta a la vez. Cuando llega el lunes ya no hay  margen para nada, hay que empezar a producir material periodístico de interés para los lectores, generar un vínculo entre el público y el editor, lo cual se puede conseguir viendo aquellas cosas que le preocupan al común de la gente, y que generalmente son notas de actualidad, que pueden mantenerse en el tapete por varios días o ir perdiendo relevancia progresivamente.

El periodismo no es una profesión sencilla, del mismo modo que tampoco lo son otras. Uno asume la responsabilidad de lo que escribe o dice, al hacerlo público en un medio de comunicación. Muchas veces los lectores acusan al periodismo de callar o ocultar información. Puede ser cierto en algunos casos y no me voy a poner a juzgar a nadie. Pero no podemos denunciar un hecho sin pruebas, o hacernos eco de un rumor. Porque la Carta Documento después llega a nombre de quien escribió la nota, y es uno quien debe rendir cuentas ante la Justicia por delitos tales como calumnias, injurias, o daño moral. Para tener pruebas de lo que se dice, hay que investigar y consultar diversas fuentes, informantes, gente cercana al entorno. Esto a veces es posible, y otras veces no. También sucede que quien omite la información no es el periodista, sino el que la envía. Me pasó hace algunas semanas, por una gacetilla de prensa que mandó el Municipio sobre decomiso de mercadería en los comercios. La gente nos pedía los nombres, lo cual me parece lógico, pero desde la Comuna se negaron a reverlarlos. Y aunque uno pueda suponer fácilmente qué supermercado vende productos en mal estado, no lo dije por ese motivo. Pedí explicaciones a las autoridades de Inspección General, que me dijeran por qué no daban a conocer los nombres de los comercios en falta. Los argumentos que me dieron no me convencieron para nada, y creo que eso no hace más que generar sospechas en la población de una supuesta complicidad. Por todo esto, sostengo que las cosas deben ser claras, para evitar acusaciones cruzadas que no conducen a ningún lado. Es el Municipio quien debe esclarecer la polémica, ponerse al frente de los hechos, más allá de la tarea que uno pueda hacer como periodista. Punto final. 

10 de julio de 2018

Activando los motores


Activarse es la clave. Mantener la mente ocupada escuchando música, leyendo, cultivando el intelecto en los momentos de ocio. Hacer actividad física: por mi trabajo, yo camino un promedio de 40 cuadras por día. Podría caminar más, ya que tengo sobrepeso, y espero poder lograrlo. No me detiene el frío, me pone pilas el hecho de saber que estoy vivo y haciendo algo para mantenerme en movimiento. El ocio no siempre es improductivo: procuro que mis momentos de esparcimiento tengan algo que me ayude a mejorar mi calidad de vida. Voy a la Plaza Tucumán, que queda cerca de mi barrio, y camino sin pensar en nada, sólo para sacarme la mufa y la modorra.

En realidad, todas mis actividades las hago caminando, a excepción de que estén demasiado lejos de mi domicilio. Para rendir bien en tu trabajo, necesitás un incentivo, una gratificación, que llegue de alguna manera. Si no te gusta lo que estás haciendo, aunque necesites laburar, cuesta mucho más lograr el resultado esperado. Por suerte, el periodismo no es monótono ni rutinario, siempre te da la posibilidad de conocer a otra gente o de estar en contacto con funcionarios que de otro modo no verías nunca. Lo que es desgastante es el proceso de desgravar un reportaje o una conferencia que es aburrida, no aporta nada significativo, y constituye un verdadero tedio para uno mismo y para los lectores. Los discursos largos y grandilocuentes, que son para la tribuna, aportan poco en los hechos. La mirada parcial y antojadiza de nuestra historia reciente, también le hace flaco favor a comprender por qué estamos así. Venimos de meses de estancamiento económico e inflación creciente, y no hay señales de que este cuadro de situación vaya a cambiar en un corto plazo. Todo ello, además de estrechez en los bolsillos, genera un malhumor y un descontento en la sociedad. Y es difícil abstraerse de eso cuando tu modesto presupuesto está en jaque. Por eso, retomando el hilo conductor del inicio, hay veces en que necesito desenchufarme de todo, despojarme por un momento de quien soy profesionalmente y asumir una mirada más introspectiva ante los avatares cotidianos. Punto final.

7 de julio de 2018

Crónica de un sábado lluvioso


Sábado desapacible en Lobos, con lluvia y viento. “Un día choto”, como suele decirse. Pero hay que hacerle frente, hay que salir a hacer las compras y los mandados de la casa, ya vendrán tiempos mejores. Quiero aclarar que cada vez que me quejo en este blog, no es por torpezas o errores propios, que los tengo. Si yo hiciera eso, estaría escribiendo una suerte de diario íntimo. Y yo me hago responsable de mis cagadas, como adulto que soy. Reniego y reclamo contra las decisiones que se toman desde arriba y que afectan nuestra calidad de vida. Repito, soy crítico de esta gestión de Gobierno al igual que lo fui con los K. Y como todo ciudadano tiene el derecho de peticionar ante las autoridades, llegado el caso si veo vulnerados mis derechos lo voy a hacer, es lo que corresponde.

Cuando alguien nos quita calidad de vida, cuando vemos que los sueldos no alcanzan, que la nafta y los peajes aumentan, no hay mucho que se pueda añadir. Llámenlo ajuste o como quieran, pero estamos pagando de nuestros bolsillos una suma de dinero que supuestamente según Macri es un “sinceramiento”, queriéndonos decir que durante 12 años se robaron todo los que estaban. Yo creo que hay que mantener y preservar las conquistas sociales que hizo cada gobierno democrático, y no ir quitando derechos adquiridos (o que creíamos adquiridos). Necesitamos mayor previsibilidad con nuestros recursos, porque ya ni para invertir en algo alcanza. Necesitamos que alguien ponga las cartas sobre la mesa y nos diga a qué estamos jugando, porque si el dólar se dispara, o si hay una corrida bancaria, no es casualidad. Y dejen de echarle la culpa a los mercados, porque de poco sirvió el desembolso del FMI, seguramente se lo robarán o gastarán en boludeces en lugar de robustecer el Banco Central. Esta gente pidió un blanqueo de capitales y tiene toda la guita en el Exterior. 
Vamos, no somos ingenuos, este Gobierno debe rendir cuentas ante quienes los votaron y ante los que no, ¿o se olvidan que ganaron el balotaje por un 1 %? Hay mucha gente que no se siente representada, y a mí hace tiempo ya que la clase política, esa suerte de “casta”, no me representa porque hay casos vergonzosos de nepotismo, acomodos, y viáticos imposibles de justificar, acá en Lobos. Punto final.

4 de julio de 2018

Recargando las pilas

Estoy poniéndome las pilas para ofrecer un producto periodístico de calidad, y en realidad esa siempre fue la premisa. Sólo que ahora trato de buscar otras fuentes de información. Estoy convencido de que las cosas saldrán bien en mi modesto emprendimiento, porque cuando ponés energías en algo, se nota. Y siempre habrá alguien que te haga un planteo o un reproche, entonces será cuestión de analizar si es genuino o no. Si es malicioso o no. Hace 15 años que me dedico a esto y tengo ganas de continuar hasta que el cuerpo aguante.

A veces, a uno le cuesta interpretar el gusto del lector, o qué tipo de material prefiere consumir, pero lo ideal es publicar todo cuanto sea posible, y otorgarle diversidad a un portal de Internet que ofrece noticias. No siempre se puede satisfacer los deseos y las demandas de todos, y sería sumamente estresante intentar hacerlo. Yo hago lo que puedo y sé hasta dónde puedo llegar. He cubierto eventos que se extendieron por varias horas, saqué millones de fotos durante todos estos años, y mi prioridad siempre es reinvertir en nuevos insumos: una cámara de fotos profesional, un grabador que brinde mayor capacidad y nitidez en la voz. Desde luego, si no obtuviera una ganancia o un rédito por mi trabajo, no tendría sentido emprender este camino. Es un laburo como cualquier otro, en el sentido de que trae consigo el deseo de ganar plata. Ganar para hacer frente a los gastos módicos de una casa, no para prodigarse lujos. Ganar para pagar los impuestos, el Monotributo, y una serie de cuentas o gastos corrientes que no se pueden soslayar. No es fácil, como no es fácil el laburo del albañil, del plomero, o del gasista. Yo no podría arreglar una tubería, pero probablemente ellos no podrían redactar porque no saben hacerlo. Cada uno se maneja según sus variables de aprendizaje. 

Lo que nos enseñaron en la escuela es sólo una mínima parte de lo que aprendemos después, ya sea en la calle, o emprendiendo estudios superiores. Las frustraciones, los malos tragos, duelen cuando suceden, pero de todo eso se aprende, en quién confiar y en quién no, como actuar ante determinadas situaciones, cómo mantener la calma en momentos donde reina el caos y la tensión. Y lo más apasionante, es que ese aprendizaje no lleva toda la vida. Punto final. 

Un texto optimista

Miércoles frío y nublado en la ciudad. Este mes me encuentra más activo, abocado de lleno al trabajo. Aunque nunca dejé de estarlo. Lo que sucede es que la competencia es dura y hay que generar material de interés para el lector. Caminar la calle, todos los días, haga frío o calor. Darle para adelante, ponerle pilas a la situación adversa que se pueda presentar. En el periodismo, se vive de los clientes, de los anunciantes, y uno trata de devolverles a ellos la confianza que depositan en nosotros. A veces no se lograr llegar a un acuerdo, porque uno fija una tarifa que al potencial cliente puede convencerle o no, pero quizás no tienen dimensión de los costos que implica tener un medio de comunicación, que son muchos. Pero no me quejo de ninguna manera, son las reglas de juego, yo creo que es cuestión de buscarle la vuelta, de ahorrar lo que se pueda en épocas de vacas flacas, de no sentirnos avasallados por la realidad cotidiana. Sí, soy optimista, pero no por el Gobierno, sino por mí, porque confío en mis capacidades y en lo que soy capaz de hacer. Creo que puedo dar mucho más dentro de la profesión, y cuando ocurre un cimbronazo te da mayores fuerzas para seguirla peleando.

El mercado publicitario en Lobos está muy bastardeado, porque hay quienes cobran muy poco y otros que piden tarifas exorbitantes. Yo trato de ser equilibrado, porque necesito cuidar mi economía y la de mi familia, me puedo dar un gusto de vez en cuando pero ello ocurre cada vez menos, hay gastos que no se pueden evitar, como consultas médicas o compra de remedios. Y para esos gastos fijos hay que tener el dinero necesario, no hay vueltas. No se puede pedir fiado en ningún lugar, ni tampoco correspondería. Los médicos cobran sus honorarios y yo respeto eso, porque para algo estudiaron y son profesionales. Del mismo modo que yo también estudié y soy un profesional de los medios, lo digo sin ninguna vanidad. Estoy diciendo la verdad, yo también me capacité para poder mantener un medio de comunicación y que resulte rentable. No es fácil, por cierto, pero también es bueno que haya competencia, es un parámetro en el cual te tenés que medir, para ver dónde estás parado y en qué dirección vas orientando tu producción periodística. Yo opté por ofrecer no sólo noticias de Lobos, sino aquellas que tengan impacto regional, dado que considero que no somos una "isla", hay hechos ajenos a Lobos que de todas maneras nos afectan. Y hay que comunicar todo lo que se considere de interés público. Por lo tanto, en esa tarea estoy abocado. Punto final. 


2 de julio de 2018

Segunda mitad del año con panorama incierto


Comenzó la segunda mitad del año, ya estamos en julio y dejamos atrás seis meses para el olvido. Ya cesó la euforia mundialista, a nadie le importa demasiado este evento deportivo ahora que la Argentina  (o mejor dicho, la Selección), quedó afuera de la competencia. Las prioridades de la gente pasan por otro lado, por poder pagar las facturas de los servicios, por sentirse más acompañada y representada cuando debe hacer un reclamo. Parece ser que este acuerdo con el FMI que se anunció con bombos y platillos como solución mágica, no está dando resultados, porque la escalada del dólar no se detiene, y los mercados se siguen manejando a su antojo en medio de tanta volatilidad. Es mentira decir que "lo peor ya pasó", a menos que haya estadísticas confiables o indicadores que demuestren lo contrario. Si nuestra calidad de vida se sigue deteriorando, el poder de compra de los salarios también se ve disminuido, por lo cual es lógico suponer que los comercios vendan menos. Este panorama no es nada cómodo ni alentador, sobre todo porque el Gobierno tampoco sabe comunicar los escasos logros que pueda tener en su magra gestión. No han querido hacer Cadena Nacional para oponerse a la práctica habitual de los K, pero en determinados casos es necesario. Que el Presidente, y no un "ministro-comodín", le diga a la gente por qué estamos así, y que nos espera en los años que le restan de mandato. Que tengamos cierta estabilidad para saber que nuestros ahorros están protegidos y desalentar la compra de divisas. 

Todo eso, y mucho más, hace falta en un Gobierno que puso como bandera el slogan "Pobreza Cero", siendo que cada vez más gente no llega a fin de mes y vive en situaciones de extrema vulnerabilidad. Además de las dificultades que enfrentan los más jóvenes para acceder a su primer empleo. Es fundamental poner en valor el esfuerzo del estudio y la dedicación, para que de este modo aquel que invirtió tiempo y dinero en formarse en una carrera, acceda al mercado laboral. No todos son ingenieros o abogados, hace falta mano de obra calificada para diversos rubros de la industria, y también empleadores que les den una oportunidad a quienes recién empiezan por este derrotero, y que aspiran a progresar y formar una familia. Punto final. 

Crónica de una sociedad en ataque de nervios

Comenzamos la semana. Ayer saltó la térmica y media casa permaneció a oscuras mientras intentaba escribir estas líneas. Así que tuve que int...