29 de noviembre de 2020

La mentira de creer que todo tiempo pasado fue mejor

Domingo por la noche en la ciudad. Uno de los motivos por los cuales no escribo tan asiduamente como antes, es que me interesa dotar de sentido cada palabra, que no queden perdidas por ahí. Los domingos uno se vuelve más "filosófico" o introspectivo, no les pasa a todos por igual. A veces parece un día muerto, un espacio en blanco entre el sábado y el lunes. La verdad es que últimamente no me pesa comenzar la semana, cada uno sabe lo que tiene que hacer, cumplir con su trabajo o lo que sea. El futuro muchas veces nos angustia, es inevitable preocuparse por determinadas cosas. El paso del tiempo, en sí mismo, suele volverse traumático si no lo sabemos manejar. Por supuesto que nadie está preparado para la pérdida de un ser querido, pero hay otras pérdidas que vamos aceptando y que tienen más que ver con los usos y costumbres de la época en la que crecimos. Por eso es que las radios que pasan música de los '80 o '90 tienen éxito, dado que el oyente se identifica con esos años en los cuales iba a los boliches o escuchaba esas canciones en el Walkman. También se utiliza el mismo recurso con la tele, que repite series o programa viejos, aunque en mi caso esto último no me provoca nostalgia: la televisión de antaño era bastante decadente, con muchos pruritos. Además, no es lo mismo volver a ver "Clave de Sol", "Montaña Rusa" o "Feliz Domingo" cuando tenés 40, porque el target de esos programas eran los adolescentes. Es decir, los adolescentes que supimos ser, no los de ahora. 

Otro dato que es real, es que hace varios años se cometieron crímenes aberrantes, tal es el caso del infame Clan Puccio o del asesino serial Robledo Puch. Por supuesto, cada nuevo hecho no deja de provocar conmoción, pero la maldad y la perversidad han existido siempre.

Los jóvenes de ayer se peinaban a la gomina, usaban saco y corbata, y si tenés un hijo y le comentás eso difícilmente lo entienda, porque es totalmente anacrónico. Es lo mismo que decirle que había materias en el colegio que ya no existen, como caligrafía, estenografía, o mecanografía. Yo tuve esas tres materias, y debo decir que la mecanografía me sirvió para escribir sin tener que mirar el teclado, el resto no me aportó demasiado. Hoy por hoy, una máquina de escribir es un objeto en desuso, no sé si para bien o para mal, simplemente es así. Por eso, también es bueno no perder tiempo intentando recordar cosas que nunca nos importaron de verdad. O personas que nos hacían bullying, inclusive antes de que este término fuera objeto de estudio. Generalmente los "vivos" de aquel entonces terminaron siendo tipos frustrados y bastante estúpidos, porque creían que iban a poder replicar esa posición dominante en todos los ámbitos y les pegaron una patada en el culo al primer intento. Como decía Charly, desprejuiciados son los que vendrán. Punto final.  



27 de noviembre de 2020

El eterno forcejeo de cada día

Terminamos la semana, ya con miras a lo que será el último mes del año. Es difícil expresar con palabras cómo se fue dando esta transición mientras imaginamos que nos deparará la  post-pandemia. Aunque es inevitable que todos nos hayamos relajado un poco habiendo transcurrido tanto tiempo, hay que seguir con el barbijo y las medidas básicas de protección. Se está hablando de una apertura paulatina para eventos sociales de hasta 100 personas, pero es una incógnita si se podrá implementar exitosamente. Si por mí fuera, esperaría hasta el año que viene para habilitar ese tipo de aglomeraciones de público, pero hay muchos intereses en juego que están presionando para que vuelvan los boliches, teniendo en cuenta que se realizan muchas fiestas clandestinas que suponen un riesgo igual o mayor. Creo que en este aspecto debemos ser estrictos, y no permitir ni fiestas ilegales, ni boliches. Principalmente, porque el esfuerzo lo estamos haciendo todos, y ya que aguantamos un lapso tan prolongado, sería demasiado necio claudicar en esta instancia. 

Por supuesto, hay ciertas actividades que deben tener prioridad, como las clases presenciales, que de no mediar ningún inconveniente volverán en 2021 porque ambas partes, docentes y alumnos, se necesitan al no sentirse cómodos con la virtualidad. En Lobos, pese a que la mayoría de los comercios pueden abrir y que se cumplen los protocolos, no hay un mango en la calle, por más que a nivel "macro" el país esté emitiendo cada vez más billetes. Los precios aumentaron tomando como referencia un dólar a $ 200, aunque ahora esté valiendo casi 40 pesos menos. Toda esta suerte de polémica que se armó con el precio del pan dulce me parece una estupidez, porque se pueden pasar las Fiestas sin problemas consumiendo otro tipo de productos. Además, sabemos que en CABA todo es más caro porque el sueldo promedio es mayor al que se puede acceder en un pueblo del Interior. 

Una de las desventajas del verano versión 2020/21, es que no se puede usar el aire acondicionado en comercios o lugares públicos, supuestamente porque puede incrementar la circulación del virus. Hemos vuelto a los ventiladores de techo, y todo esto constituye la excusa perfecta para que bares y otros rubros no gasten un mango en la factura de luz. Lo mismo pensé cuando este tipo de negocios dejaron de ofrecer los diarios en papel a sus clientes, para evitar el manoseo de hojear las páginas, pero se ahorraron bastante plata al no comprar los diarios del día como era costumbre antes de esta "nueva normalidad". Como ustedes saben, yo dejé de comprar diarios impresos hace tiempo, pero si voy a un bar y tienen los ejemplares disponibles, me gusta leerlos mientras tomo un café y nadie me rompe las bolas. Lo que sí me gusta comprar de vez en cuando son los libros que salen en las colecciones de Clarín o La Nación, que se consiguen a un valor mucho más accesible que en una librería común y corriente. Sin embargo, recordá esto: cuanto menos te apegues a los objetos, más feliz vas a ser, porque vas a aprender a vivir con lo puesto, sin que ello implique pobreza. Es, simplemente, volver a lo esencial. Punto final. 

26 de noviembre de 2020

Caminos que no van a ninguna parte

Siempre se puede estar mejor? La respuesta es que sí, no hay que darle demasiadas vueltas al asunto,  salvo que en un determinado momento estés atravesando por un hecho traumático que te bloquea y te nubla la razón. Perdés la capacidad de reaccionar, como un boxeador que está en la lona. Por eso, estar (y sentirse) mejor no es tan sencillo como parece. Lo primero que hay que hacer, es plantearse un objetivo real, para luego sí poder aspirar a metas más ambiciosas. Como dice la célebre frase, cuando vos sonreís, el mundo sonríe contigo, pero cuando estás triste, te quedás solo. Una persona triste o depresiva no se aguanta a sí misma, por lo cual menos aún puede tolerar a los demás. Todos hemos pasado por momentos duros, hemos tenido que decidir contrarreloj sin siquiera saber cuál sería el resultado. Pero si salís airoso de esos trances, te sentís mejor. Básicamente, porque lo pudiste manejar: no es algo que se volvió fuera de control o fuera de tu alcance.

"Sentirse" mejor, no es lo mismo que "estar" mejor. Hay gente que se siente mejor tomando un Rivotril, pero eso no significa que esté bien de salud. Se traga la pastilla porque no puede consigo misma: por supuesto que no está mal consumir medicamentos recetados y prescriptos por un profesional. Pero hay que entender que es sólo un paliativo. El resto depende de vos y de la relación de confianza que debe existir con ese médico y con tu entorno. Los años, además de las canas, te dan experiencia. Si yo, que tengo 41, pensara igual que cuando tenía 21, me comportaría como un estúpido. Siempre es bueno descontracturar la vida y permitirse errores, cada uno va desandando el camino como mejor le sale. Si atravesaste por muchas pérdidas humanas y dificultades económicas, será más cuesta arriba. Y quizás no lo logres nunca, pero al menos estás haciendo algo por vos. Nadie va a hacer algo por vos contra tu voluntad, excepto la Policía. Estoy en la quietud de la noche en Lobos, y vivo este momento. Después seguramente miraré televisión y me iré a dormir para seguir con mi vida mañana y que la rueda siga girando. Lo fascinante es que, a pesar de lo que solemos creer, no todos los días son iguales. Somos nosotros quienes nos comportamos igual, y por eso es lógico que cada día parezca un calco del anterior. 

Yo me he propuesto bajar de peso porque no me gusta cómo me veo, no es que me importa cómo me ven los demás. Quiero incorporar hábitos sanos y vivir todo lo que sea posible hasta que el reloj diga basta. Disfrutar de mi familia, de mis amigos, sabiendo que no soy Maradona y que cuando ya no esté en este mundo pocos me recordarán. Pero eso, lejos de preocuparme, me saca un peso de encima. Esa mochila demasiado pesada con la cual tuvo que cargar Diego, sumado a una serie de malas decisiones y de gente que se lleno de guita a sus costillas. La verdad es que no quería referirme a Maradona, pero es casi inevitable hacerlo, está a flor de piel. Hoy vi mucha irracionalidad de parte de los supuestos "hinchas", que ingresaron a la Casa Rosada como si fuera un club de fútbol. Es la casa de todos, loco, y la casa se respeta. No seas gil. Proyectá esa admiración en tus hijos, en tus viejos, y no en una persona que ni siquiera conociste, por más talentosa que haya sido. Punto final. 


  

25 de noviembre de 2020

Y un día dijo adiós...

Si bien la noticia no deja de impactar, debo decir que no me sorprendió excesivamente la muerte de Maradona. Ojalá lo estuviera, pero cuando todos vimos las imágenes del homenaje que le hicieron al cumplir 60 años, supimos que algo no andaba bien. Que algún día no habría milagro que lo rescatara de los excesos, que no era eterno. Es, sigue siendo, la persona más famosa del país. En lo personal, sufrí una gran decepción con él por el doping positivo en el Mundial de 1994, más allá de que la sustancia haya sido cocaína o no. A partir de allí, perdí todo interés por saber de su vida, aunque era inevitable dado que Maradona siempre fue noticia y los medios informaban cualquier gansada que hacía. Esto nos demuestra, además, que los años de adicción a la cocaína le pasaron factura. Al igual que Charly García, que por suerte sigue vivo y es una de las grandes leyendas de la música. Se dice que a Diego lo fue matando el entorno, pero es él quien eligió rodearse de esas personas que estaban a su lado sólo por la guita. Se viene una gran batalla judicial por la herencia de El Diez, que se dirimirá entre los hijos ya reconocidos y aquellos que quizás tuvo en Cuba o en otros lugar. Vivió como quiso, pero también como pudo, pese a que tuvo el mundo a sus pies.

Bocón, promiscuo, tramposo, talentoso, insolente...todos esos calificativos (y muchos más) caben para Maradona. Es probable que durante varios días el periodismo deportivo le dedique un generoso espacio en las páginas de los diarios. Bien podríamos decir que es la última gran figura que dio el fútbol argentino. Sin contar a Messi, porque, como se sabe, las comparaciones son odiosas.

Los últimos años de su vida lo encontraron con la salud quebrantada, su físico privilegiado acusó recibo de años de adicciones, primero a la cocaína y luego al alcohol y las pastillas. No tengo demasiados recuerdos del Mundial de México '86 porque era muy chico, sí tengo más presente en la memoria la hazaña de llegar a la final el Mundial Italia '90. Pero nunca me pareció ni un ídolo ni un dios, mucho menos un salvador. Fue un jugador excepcional, quizás el mejor de todos los tiempos. Y ahora es el recuerdo de una Argentina que tiene una necesidad dolorosa y patológica de tener ídolos o héroes, sobre todo en el ámbito del deporte. Punto final. 

21 de noviembre de 2020

Lo que el viento nunca se llevó

La ciudad, paulatinamente, va recuperando la normalidad que supo tener. Ya es tiempo de que así suceda, sobre todo si tenemos en cuenta que la curva de contagios va decreciendo y que existe la posibilidad cierta de la vacuna. Respecto a esto último hay que ser cautelosos, porque se habla de diciembre como el mes en el cual estaría disponible, pero no hay  nada que haga pensar que podrá llegar en tan corto plazo. Ni siquiera en los países desarrollados. Por supuesto que detrás de esto hay un gran negocio de los laboratorios, y podemos suponer que el antídoto estaba listo desde hace varios meses pese a lo cual no había noticias al respecto. Pero esto forma parte de las teorías conspirativas que circularon profusamente durante el último tiempo. 

La verdad es que todos hemos tenido que adaptarnos, algunos en mayor medida que otros, y ese proceso no resultó grato para nadie. No había mucho que se pudiera hacer, más que adecuarse a una realidad que dejó de sernos ajena para formar parte de nuestras vidas. Hoy por la tarde salí a caminar un rato, y Lobos parecía una ciudad "de juguete": los comercios y edificios lucían diminutos ante la falta de clientes, porque la plata no alcanza, y la mayoría de nosotros priorizamos lo esencial. Si un par de zapatillas "de marca" sale 10.000 pesos, qué pensar para el resto de las prendas de vestir. En lo personal, la marca es lo que menos me desvela, siempre he comprado los jeans o pantalones más baratos, por citar un ejemplo. Pero estamos a 40 días de fin de año. De más está decir que ese lapso se pasará volando, creo que ya no hay margen posible para que vuelvan las clases en 2020, y tampoco habrá muchos padres que acepten llevar a sus hijos a las escuelas. 

En la Argentina siglo XXI, da la impresión de que vivimos en la ley de la selva. Cada uno hace la suya, y si te pueden pisar la cabeza para obtener una ventaja o lograr sacarte del medio, lo harán sin miramientos. Podemos creer que la desidia de los políticos y funcionarios ha contribuido a que la sociedad civil pierda toda confianza en los valores. Pero sería un análisis parcial si no entendemos que seguimos siendo masoquistas:  pareciera que nos gusta que nos mientan, que nos engañen, que nos caguen, porque esta gente que está en el poder llegó a ese lugar por medio del voto popular. No se trata de hacer leña del árbol caído, porque llegará el día en que la situación se normalizará. Pero pensemos cuántas veces no nos importa nada del prójimo, en las situaciones más simples y cotidianas. No hace falta que ocurra una pandemia para empezar a ser un poco más solidarios. Basta con pequeños gestos, con ceder el paso a un anciano si vamos en el auto aunque estemos muy apurados por llegar a casa, por ejemplo. 

La gente tiende a conmoverse cuando ocurren hechos como los que estamos viviendo, pero tan pronto como pierden espacio en los medios de comunicación, se olvida y todo vuelve a como era antes: la falta de educación, el maltrato, la agresión verbal, el escaso apego a las reglas de convivencia. Si fuéramos tan solidarios como decimos ser, no arrojaríamos bolsas de basura en las bocas de tormenta, por citar un caso. Los baños públicos estarían limpios, no habría actos de vandalismo, no destruiríamos monumentos, ni los adolescentes ensuciarían las paredes con aerosol. Por eso, insisto en esto: a nadie le importa. Nos rasgamos las vestiduras sólo cuando alguien nos toca el culo a nosotros. Si le sucede al vecino, será un problema suyo. Pero si esto sirve para que la gente que dona alimentos se sienta más "buena" y reconfortada en el espíritu, con esa estrechez de sentido común y esa miopía de pensamiento, entonces le damos para adelante. Y es cuando aparecen los 0-800, los números para "ayudar", para sentirnos reconfortados porque supuestamente hicimos algo que nos deja la conciencia tranquila de que no somos tan mezquinos y que somos personas sensibles ante la tragedia. Ojalá que cuando vuelva la calma y todos los que tienen laburo puedan volver a sus empleos en forma presencial, perdure en nosotros algo de ese espíritu de súbita solidaridad. Punto final.


19 de noviembre de 2020

Nada de lo que conocemos es completamente nuevo

Estuve leyendo el libro "Hermano", que precisamente recoge testimonios del hermano de Macri. Debo afirmar que no es gran cosa, más allá de que se haya convertido en un éxito editorial. El autor, Santiago O' Donnell, antes de cada intervención del entrevistado escribe una reseña del tema que va a hablar Mariano Macri, supongo yo que con la intención de poner en contexto al lector, pero es más el espacio que él dedica a eso que las declaraciones que uno espera encontrar. No hay nada que tenga la relevancia necesaria que justifique la inclusión en un libro. Son problemas de familia, o del clan, uno de los más poderosos del país (lo cual es imposible de negar). Pero no mucho más que eso. El maltrato y la humillación de uno para con otro, es algo que podemos encontrar en cualquier familia aún cuando no hayan jugado un rol dominante en los negocios empresariales. Vale decir, no hay un contenido polémico o que vaya a dar que hablar. Por suerte, el libro me lo dieron a préstamo en la biblioteca, no lo compré, caso contrario hubiera sido una decepción. Por si hiciera falta, aclaro que no soy macrista ni mucho menos, la lectura que hice fue la que haría cualquiera que haya comprado un ejemplar. 

Habrá gente que encontrará aspectos novedosos o interesantes, a mí no me pasó. Me hace acordar a otro best seller de los '90, "Pizza con champán", que indagaba en la frivolidad menemista, pero no en la política en sí. En cambio, otro libro del mismo período, "Robo para la corona", sí es una investigación, que seguramente ha demandado bastante tiempo.  

Si vos buscás generar polémica, tenés que abordar hechos que así lo ameriten. De lo contrario, a la persona que está leyendo le deja sabor a poco. Con la música pasa lo mismo: podés ser transgresor, pero ello no te hace más talentoso. Romper límites, o "lo establecido", es una buena apuesta, pero debe tener un sustento. Estaba pensando en eso ahora que estoy escuchando un poco más de música electrónica, tratando de descubrir la fascinación que provoca en las masas pero fuera de un boliche. Nadie se sienta a escuchar un disco de esa naturaleza en su casa tomando mate, me parece. Los DJ's, aunque combinen sonidos de un modo más o menos interesante, no son músicos de por sí, porque samplean todo el tiempo, no crean nada nuevo. O si lo hacen, es a partir de algo ya existente. Otro caso diferente es el de Daft Punk, un dúo francés que hace electrónica pero que tiene gancho, tiene swing, no es algo que se repite indefinidamente mientras la mayoría toma pastillas o alcohol en el boliche en cuestión. Quizá sea un buen momento para pensar que nada es "totalmente nuevo", ni Elvis, ni los Beatles, ni los Rolling. Lo que estos últimos sí lograron, es el éxito comercial en base a un repertorio que fue mutando, conforme iban cambiando la generación que los escuchaba. Ahora que tienen más de 70 años, no creo que vuelvan a sorprender a nadie si hay un próximo disco. Punto final. 







17 de noviembre de 2020

"Decodificar la realidad", una tarea que lleva más tiempo del que suponemos

Para analizar la realidad, es necesario tomar distancia de los hechos más recientes y despojarse de prejuicios. Sin embargo, ni siquiera así se puede lograr en el común de los casos. Por ejemplo, todo lo vivido este año, seguramente lo veremos con distintos ojos cuando transcurra el tiempo. La bronca y la frustración ocurren casi como una reacción frente al "no poder hacer algo". Es decir que tenemos comportamientos bastante instintivos, y lo que está pasando en ese momento es imposible de dilucidar hasta que no termine de ocurrir. Varios periodistas, cada uno desde su experiencia y su lugar, hemos escrito sobre la pandemia, teníamos la necesidad de hacerlo, porque más allá de la profesión somos tan humanos como cualquiera. Y nos nace expresarnos, cada uno a su modo. Pero la mirada que tengamos dentro de unos años será diferente, se los puedo asegurar. Habrá cosas que no nos parecerán tan terribles o difíciles de sobrellevar, y otras que estarán marcadas por el conflicto y la discusión (por qué no se hizo esto, o por qué no se tomó tal medida). Es el famoso diario del lunes, que yo llamaría "diario de 2022 en adelante". Sí, tal como lo leen: ni siquiera el próximo año alcanzará para decodificar todo esto que ha sido inédito para la mayoría.

Mientras tanto, voy recapitulando todas estas nuevas experiencias, leyendo en los archivos cómo yo pensaba en enero o en el pasado verano, viendo que quizás me quejaba por pavadas, sin saber lo que estaba por venir. A decir verdad, casi nadie lo sabía, tal vez alguien del gobierno chino, si es que adherimos a teorías conspirativas o que indican la supremacía del país asiático en una suerte de guerra biológica. Es evidente que una pandemia ser más devastadora que cualquier guerra con armas o fusiles. 

A veces me planteo que las crónicas que escribo en mi diario digital (Lobos 24), sean más breves. Y debo reconocer que me cuesta lograr el poder de síntesis. Parece mentira, pero cinco minutos de audio para desgrabar insumen varios párrafos de texto. Y entiendo que a veces ello hace que la lectura de la nota lleve más tiempo, algo que no abunda en tiempos de inmediatez  cuando el mayor tráfico de Internet se genera de un celular. En una página Web, la mayoría de la gente se siente atraída por las fotos más que por el texto, o podríamos decir que una cosa lleva a la otra. Digamos que también un titular atractivo es el "anzuelo" para leer la noticia, siempre sin caer en el amarillismo. Cuando desgrabo un reportaje, trato de que el texto que voy escribiendo sea lo más fiel posible a la conversación que tuve con el entrevistado, para reproducir sus dichos tal como fueron expresados. Pero a veces hay que achicar espacio y omitir determinadas partes intrascendentes que la volverían demasiado extensa.

 Cada periodista tiene su estilo para escribir, o lo va encontrando a medida que transita la profesión. A menudo cuesta deshacerse de las muletillas, de esas palabritas que siempre quedan bien para la ocasión y que sin darnos cuenta repetimos en cada crónica. Otra cuestión son los eufemismos: cuando se busca una palabra que sustituya a otra cuyo significado nos resulta demasiado fuerte o contundente. La experiencia va logrando que un texto fluya naturalmente, que tengamos en la mente lo que pretendemos expresar antes de agarrar el teclado, y de esta manera obtener una crónica sencilla, que reúna la información esencial para el lector en unos pocos párrafos. Siempre se pueden agregar datos o detalles que consideremos de interés, pero todo depende de cuánto espacio tengamos disponible o qué tipo de cobertura queramos hacer. 

Las noticias en la Web deben ser breves, porque la atención del lector es muy dispersa y no es lo mismo que una publicación en papel. Pese a ello, me he encontrado con artículos de El País o de La Vanguarida (dos diarios de España), que llevan bastante tiempo para leerlos desde la app del celular, probablemente porque el editor concibió esas notas pensando en la edición impresa. Punto final. 



16 de noviembre de 2020

Crónica de una sociedad en total interferencia

Lunes por la tarde en la ciudad. Es frecuente que uno se fije metas para el año venidero (que generalmente no se cumplen), pero creo que en esta coyuntura que estamos viviendo no es lo más aconsejable. Pensemos lo que ganamos y lo que perdimos, y aprendamos a lidiar con eso. Vimos cercenadas nuestras libertades, pero ello se dio en un contexto de emergencia que recién ahora se está flexibilizando. Por otra parte, somos sobrevivientes, porque mientras hubo conocidos o vecinos que contraían el virus o estaban más expuestos, nosotros pagamos el costo de quedarnos en casa a cambio de tener protección ante un enemigo desconocido. La llegada de la vacuna abre una esperanza, desde luego, pero como dicen en el campo, no hay que contar los pollos antes de que nazcan. Todavía no hay nada, y este proceso de adquirir todas las dosis necesarias a un precio que sea accesible al público demandará tiempo. 

Creo que si no cambiás tu manera de pensar con el paso de los años, estás en problemas. Si sólo cambia tu cuerpo, pero no tu razonamiento, seguramente querrás vivir de la fuente de la eterna juventud, algo que no es posible (al menos hasta ahora). Argentina es un pueblo "manso", demasiado tranquilo... como hablaba hoy con un amigo, la gente sólo se moviliza cuando le tocan el bolsillo. Y no está mal que reclames por tus ahorros o por tu plata, pero a nadie le importa que se talen bosques, que los indios wichi se caguen de hambre en Formosa, que los docentes reclamen condiciones adecuadas para volver a las aulas post-pandemia, que el Gobierno esté en una suerte de "piloto automático"...y podría seguir enumerando. Esto último que mencioné tiene que ver con el hecho de que Cristina quiere controlar todo y no aceptar delegar en sus funcionarios, pese a ser vicepresidenta. Yo no me refiero a su investidura o a su autoridad, sino al hecho de que no podés controlar todo, ni siquiera a aquellos candidatos devenidos funcionarios que vos misma elegiste a dedo. La Casa Rosada está en un "limbo" mientras Fernández permanece aislado luego de compartir una cena de más de 10 personas con el infame Evo Morales en Jujuy. Sin tapabocas ni distancia social, haz lo que yo digo pero no lo que yo hago. 

Los ministros más verborrágicos del Gabinete salen todas las mañanas por la radio a hablar boludeces. Esto me hacer acordar a Capitanich, el último Jefe de Gabiente que tuvo CFK, quien de vez en cuando decía algo coherente y gambeteaba las preguntas complicadas mejor que Messi, pero en la maraña de adjetivos superlativos uno terminaba perdiéndose, preguntándose: "¿Qué quiso decir este tipo?". O peor aún: "¿Dijo algo en concreto?". Eso es lo lamentable, hablar por hablar, darles prensa a tipos como Milei o Espert, con esta nueva ola de “libertarios” que no deja de ser un invento para posicionarse dentro de un grupo de intelectuales bienpensantes.

El problema que tienen todos, en esta puja por espacios de poder, es que ven al periodismo como una amenaza a sus intereses y no como lo que en realidad es: un medio de facilitar a los ciudadanos el acceso a información que los demás pretenden ocultar. Por supuesto que hay medios que ejercen una posición dominante o defienden determinados intereses, pero cualquiera que se tome un tiempo para analizar la línea editorial de cada uno de ellos puede sacar sus propias conclusiones. Lo peor que te puede pasar es que dejes que los demás piensen por vos. Punto final.


13 de noviembre de 2020

No le juegues muchas fichas a 2021 y que pase lo que tenga que pasar

Hola amigos, estuve unos días "ausente sin aviso" por aquí porque no me gusta compartir cualquier estupidez que me venga a la cabeza, además de que no tuve suficiente tiempo libre. Cuando hay algo que me nace escribir y me parece que es de interés público, lo hago. Pues bien: Esta apertura que se está dando en determinadas actividades, luego de tantos meses de restricciones y de ese complejo entramado de habilitaciones y protocolos, nos pone ante la necesidad de hacer un uso responsable de ellas. Si hay personas que circulan sin casco o sin cinturón de seguridad, nuestra propia capacidad de asumir una responsabilidad individual no es muy alentadora.

La incipiente reactivación de la economía que tanto pregona el Gobierno yo no la veo por ningún lado, disculpen que se los diga. El impacto de la cuarentena ha sido tal, que pensar en una recuperación a corto plazo es subestimar a la gente que tiene que parar la olla todos los días. Cuando el dólar estuvo cerca de alcanzar los $ 200, las empresas e industrias se apresuraron a remarcar los precios a ese valor, de manera que es un tanto irrelevante que la cotización baje, en lo que respecta a los alimentos. Con suerte, puede suceder que no sigan subiendo, pero todos sabemos que son productos que carecen de insumos importados, por lo cual podemos afirmar con ingenuidad que no se justifica el aumento. Cada nueva escalada del dólar es un golpe al bolsillo doméstico tratándose de una economía bimonetaria como la nuestra. 

La inflación del último mes se disparó por el alza del billete, a lo cual se suma un cóctel de desaciertos y medidas de apuro que muestran la incapacidad del Gobierno para generar confianza. Si la gente confía en la política económica, es menos probable que pase sus ahorros a dólares. Cuando vos ves que la plata no vale nada, si tenés un margen para hacerlo, comprás dólares. Recalco esto último: si tenés un margen, porque la mayoría de nosotros vive al día y no puede separar una suma en pesos para volcarla a un plazo fijo, por ejemplo. 

Básicamente, lo que busca el argentino promedio es ganarle a la inflación, y hay diversas estrategias posibles. Una de las más convenientes es "stockearse" de mercadería, en el súper o en el almacén, como hacían nuestros padres en la época de la hiperinflación de Alfonsín, cuando el precio de las góndolas cambiaba varias veces en cuestión de horas. Obviamente, que la situación no es la misma, no hay saltos abruptos, pero todo lo que sea productos no perecederos es una buena inversión, si se quiere, aunque inversión no sea la palabra más adecuada. 

Nadie sabe cuándo se recuperará el consumo, y tampoco nadie sabe si eso ocurrirá. Las internas del Gobierno no ayudan demasiado a dar la imagen de una gestión donde todos apuntan hacia el mismo lado. Nunca fui tan poco optimista hacia un próximo año como a 2021. O sea, no tengo ninguna expectativa, ni buena ni mala, trato de no pensar demasiado, ni en el virus, ni en la vacuna, ni en nada que escape a mi alcance. De esta manera todo lo bueno que podamos alcanzar vendrá por añadidura. Punto final. 



10 de noviembre de 2020

Un Día de la Tradición distinto a todos

Hoy es el Día de la Tradición, y me parece interesante indagar en lo que significa sin recurrir al diccionario (hay 7 acepciones diferentes). Para que algo se convierta en tradición, es necesario que se repita en el tiempo, lo cual es parecido a una costumbre pero no es exactamente lo mismo porque a eso que hacemos hay que dotarlo de un sentido. Las nuevas generaciones van incorporando hábitos que quizás, en un futuro, se sumen a lo ya instituido. Esos chicos que no toman mate ni comen tortas fritas, pero que sin embargo son tan argentinos como vos y yo. El rock es una expresión cultural que no nació acá, pero que la adoptamos a nuestra manera, con un acento local. El reggaeton y el trap son dos corrientes de origen latino pero que tampoco tuvieron a la Argentina como epicentro. Pese a ello, son los géneros musicales que marcan tendencia a nivel global y que más se consumen entre los adolescentes. Podríamos afirmar que el rock no murió, yo diría que "lo asesinaron" con el bastardeo que se ha hecho de tópicos que se volvieron recurrentes, la mediocridad, la falta de creatividad y de inspiración que hace que todas las bandas suenen igual. Lo mismo cabe para el diario en papel: fue languideciendo conforme los editores llenaban las páginas con boludeces subestimando al público lector que pagaba por un manojo de hojas con tinta que al día siguiente sólo servían para envolver los huevos. La gente se hartó de eso y fue migrando hacia lo digital en búsqueda de nuevos contenidos. 

Como vivimos en una época de hiperconectividad, esto genera una impaciencia, por eso muchos textos son breves y van acompañados por una foto o ilustración de un tamaño más grande que toda la nota publicada. El error de los diarios impresos fue pretender seguir esa tendencia, cuando en realidad lo que el lector buscaba eran notas de análisis u opinión, que son más perdurables y resisten la estricta actualidad. Las grandes firmas fueron desapareciendo y reemplazadas por notas "de color" o  que perseguían el objetivo de llamar la atención. Esto último no está mal, el problema es que cuando terminabas de leer el artículo completo, te dabas cuenta de que no decía nada en concreto, era un fiasco, un rejunte de palabras escritas por algún pasante. 

A medida que cambian los hábitos de las personas, algunos de ellos cobran fuerza y son los que (si se mantienen) podrán convertirse en tradiciones o costumbres, mientras otros ya han sido sepultados porque pertenecen a otra época y a otro modelo de país. Sería como pretender volver al radioteatro o a la televisión en blanco y negro. Por otra parte, hay fechas que se resignifican, siguen existiendo pero para el común de los argentinos no son más que una excusa para reunirse a comer, como Navidad o Año Nuevo. 

Esta pandemia asestó un golpe letal a varias costumbres por motivos de salubridad. Entre ellas, compartir una mateada, un asado, o estrecharle la mano a un amigo. Pero cuando cese este período, habrá que ver qué es lo que se fue para siempre y qué es lo que queda en pie. Por eso este Día de la Tradición nos impulsa a reflexionar sobre muchas de ellas que creíamos indiscutibles, en tiempos donde todo es objeto de debate y todo se vuelve discutible. Nos estamos viendo pronto. Punto final.  

 

8 de noviembre de 2020

Cambiar el "chip" mental te hace ver las cosas de otra manera

El fin de semana transcurrió tranquilo, no hubo demasiadas notas por cubrir, por lo cual aproveché el tiempo disponible para ponerme al día con la lectura. Entre ellos, el best seller que recoge el testimonio del hermano de Macri y no lo deja bien parado. Todavía no avancé demasiadas páginas como para evaluar la calidad de la investigación, porque es un híbrido, no es un ensayo periodístico pero tampoco es un simple libro de entrevistas. Y decidí leerlo despojado de todo tipo de prejuicios respecto al ex presidente. Cuando Fernández termine su mandato, o tal vez antes, aparecerán publicaciones relacionadas a su gobierno. Lo que siempre trato de hacer es que cada día me rinda, que no sea una letanía de mero ocio improductivo. Tirarse la cama mirando el cielorraso no es el mejor plan, y lo único que lográs es que tu mente se llene de todo tipo de pensamientos que cada tienen que ver con vos. Algo parecido a lo que les pasa a la personas que padecen TOC. 

Ya mañana tendré que retomar la búsqueda de notas, es parte de mi trabajo y es lo que hago hace casi 20 años. Hay mucha gente en Lobos que uno puede entrevistar, pero antes de hacerlo hay que pensar si esa persona o sus declaraciones son de interés público. Es decir, si les interesan a la mayoría de la audiencia. Ojo, muchas veces te llevás un chasco porque dedicaste tiempo a una nota que creías que iba a ser un golazo pero no tuvo la repercusión esperada. Y en otras ocasiones es a la inversa: apostaste pocas fichas a algo y, por alguna razón, terminó saliendo bien. El hecho de leer a otros periodistas consagrados me ayuda a ir desarrollando otra forma de escribir que salga del esquema tradicional que uno aprendió. Hay formulas que son válidas para implementarlas a un diario "de pueblo", y otras no. Lo que siempre rechacé, porque no me gusta cuando lo leo en algún otro medio, es la cursilería, la doble moral, la estupidez. No me gusta que me subestimen como lector y tampoco quiero actuar de ese modo cuando escribo algo. El periodismo debe ser uno de los laburos más apasionantes y estoy contento de haberlo elegido, de haber tenido buenos maestros, siendo siempre consciente de que con este laburo no te vas a llenar de guita (al menos como yo lo ejerzo). 

Este año ha tenido una meseta, casi una planicie, de 8 meses (que aún continúan) en los cuales nuestra vida cambió drásticamente. Algunos pudieron adaptarse y sobrellevarlo mejor que otros. A mí me destruyó económicamente, ya lo he mencionado, pero también pienso que es "lo de menos": lo más importante ha sido cuidar la salud mental y física. No podés desempeñarte bien en lo que hacés si tu cuerpo y tu mente van en cualquier dirección. Esta cuarentena me hizo comer en exceso a consecuencia de la ansiedad que sentía en determinados momentos. Cuando tomás conciencia plena de cada acto que hacés (como sentarse a la mesa a almorzar y destinar el tiempo que sea necesario), todo se vuelve más fácil y llevadero. Tener sentido del humor y reírte de tus propias torpezas ayuda bastante. 

El análisis sobre el rol de los medios de comunicación es válido, pese a que haya sido parte del relato épico kirchnerista en su guerra con el Grupo Clarín. Pero es verdad que la tele te quema la cabeza, que hay gente que cree fielmente en todo lo que muestra la pantalla y no puede discernir entre realidad o ficción. Entre estricta actualidad y operación de prensa. Me sucede muchas veces, a la hora del almuerzo o de la cena, que en mi casa encendemos el televisor. Mi familia observa la pantalla, yo me mantengo ausente y prefiero concentrarme en la comida u hojear un diario mientras voy comiendo. Tal vez no parezca una actitud muy normal, pero no me hace mucha gracia sentarme a la mesa para que desde la tele alguien me diga que fusilaron de cuatro balazos a un remisero o que violaron a una adolescente a la salida de un boliche.

Para que se entienda: distensión no es sinónimo de estupidez. Se puede entretener sin subestimar al espectador. Se puede hacer un producto de calidad sin gastar demasiado. Hace falta creatividad, ingenio, esa "chispa" que hace rato no abunda en la TV argentina. En la actualidad, la mayoría de la gente que tiene posibilidades económicas de hacerlo se encuentra abonada al cable, porque la oferta de los canales de aire es tan pobre y mediocre, que nos hace acordar a los países centroamericanos. Lo peor de todo, es que me parece que estamos empezando a perder la identidad, el gusto argentino, esa preferencia tan nuestra por determinados programas y por determinados contenidos que supieron ganar la aceptación popular. Los reality shows y todas esas bazofias importadas hace rato que llegaron para quedarse, entonces qué se puede esperar de una sociedad que vive llena de contradicciones y una profunda incapacidad para pensar y decidir por sí misma. Punto final


 




6 de noviembre de 2020

En constante cambio (2020)

Llegamos al finde, y en lo personal esta semana que pasó fue algo difícil para mí: no me sentía del todo bien, me faltaba motivación. Con el tiempo te das cuenta de que para recuperarla, la salida sólo está en vos mismo, como una forma de ganarle a la rutina. Pese a todo, en ningún momento dejé de cumplir con mis obligaciones laborales. A todos, alguna vez, nos dan ganas de tirar la toalla o de encerrarnos en nosotros mismos, pero esto último sólo puede servir si realmente lo necesitás por un período corto, porque no se puede permanecer en esa situación indefinidamente. Si nos sentimos mal por el motivo que sea, tenemos que lidiar con eso con la convicción de que en algún momento va a pasar (es muy fácil decirlo, obviamente). La vida no es un camino de ascenso permanente, ni siquiera para los más exitosos. Hay miles de obstáculos en el medio. Y hay que ver qué entendemos por "éxito": ¿Ganar guita? ¿Sentirse respetado y querido? ¿Tener una posición social destacada? Nada de eso me desvela. Bueno, convengamos que ganar más guita nunca viene mal, pero no a cualquier precio o aceptando condiciones que van en contra a los principios que sostuviste siempre. Y como me manejo con un presupuesto modesto, tengo en claro cuánto puedo gastar, cuándo puedo darme un gusto y cuándo no. 

Al igual que la mayoría de ustedes, cuando estoy tranquilo y relajado es cuando mejor funciono, en todos los órdenes, porque mi mente está despejada. Tener que estar constantemente bajo presión genera un agotamiento considerable, y lo que hagas mientras permanecés en ese estado no te va a salir bien, por más empeño que le pongas. De más está decir que cuando hablás "en caliente", decís cosas de las que normalmente te terminás arrepintiendo. La ansiedad pasa, el enojo también. Hasta tanto eso no ocurra, conviene mantenerse abocado a otras cosas. Y no pretendas discutir con alguien si sabés que no tenés razón, porque te desgastás al pedo defendiendo una postura que no es válida. Aceptar que el otro tiene razón no es ceder ni claudicar, al menos yo no lo tomo de esa manera. Muchas veces aprendés de los argumentos opuestos al tuyo, porque te hacen pensar, y hasta es posible que seas vos el que cambie de opinión. Y como seres que estamos en constante cambio, nada mejor que resetear el chip y empezar a incorporar otras opiniones que antes, en otra etapa de la vida, te generaban rechazo. Punto final.

5 de noviembre de 2020

Con la comida de los pibes no

Jueves en la ciudad. Mientras me cebo los últimos mates del día, trato de hacer un "racconto" de todo lo que ha ocurrido en el Consejo Escolar, un escándalo pocas veces visto, y que involucra a proveedores y fraccionadores lobenses. Hacer una cronología de lo que fue pasando cada día resultaría engorroso, pero lo que sí puedo afirmar es que no se le pueden entregar a las familias de los chicos productos de segundas o terceras marcas que seguro los propios consejeros no consumirían. En el caso del sobreprecio en las naranjas, como se recordará, algunos argumentaron que como se trata de un producto estacional, es posible que el precio que se pagó al momento de la licitación haya sido superior al que se consigue hoy en la frutería del barrio o en los supermercados. No estoy de acuerdo, pero ponele que sea así. Sin embargo, si hablamos del azúcar, su valor no está basado en esas variables. Se adulteró un producto colocando ingredientes ajenos, y además se rotuló mal el paquete, pegando un sticker o una calcomanía en una bolsa de nylon que era para envasar harina. Todo esto merece una profunda investigación, no de ahora, sino desde mucho antes. No puede ser que los pibes tengan que consumir mercadería de marcas desconocidas y de inferior calidad, que ni siquiera están en los canales de venta masivos, como los supermercados y almacenes de Lobos. Es una vergüenza pensar que, al parecer, las licitaciones se han convertido en un botín de guerra para un grupúsculo de proveedores. Puede sonar fuerte esa afirmación. Pero que hayan llegado a Lobos funcionarios de Provincia para realizar una auditoría es el primer paso para tratar de entender cómo se estuvieron manejando desde el Consejo. 

Esto me hace acordar a las Cajas PAN de Alfonsín, y a tantos programas alimentarios posteriores implementados por los sucesivos gobiernos, que en un principio dieron resultado, hasta que la codicia y la corrupción de una parte de los sectores involucrados en las licitaciones hizo que el asistencialismo bien entendido terminara convirtiéndose en una repartija de alimentos cada vez más racionados y diezmados. Por no decir que la mercadería bajó notablemente su calidad desde que se dio inicio a ese plan alimentario. Bueno, sin ir más lejos, el Ministerio de Desarrollo Social realizó una licitación directa en plena pandemia para la compra de fideos, pagando el triple de su valor. 

En cuanto al tema que nos convoca, si los comedores escolares estuvieran habilitados, los chicos se alimentarían con productos frescos: pollo, carne, fideos...y ahí está clara la diferencia respecto de un bolsón que es un combo de 10 o más productos que "no los conocen ni Dios". Aunque lo que voy a decir no esté desprovisto de ingenuidad, pretender sacar un rédito político de esto me parece miserable. No les importan un carajo los chicos, sino la puja de poder ante una sociedad que observa estupefacta cómo vamos avanzando a prácticas que nunca creímos que iban a llegar a Lobos, donde nos conocemos todos y por lo tanto es habitual que los nombres de personas involucradas en algún acto irregular se sepan rápidamente. Punto final.

   

4 de noviembre de 2020

Por una ciudad que tenga más empatía hacia el otro

¿Qué nos pasa en Lobos que tenemos tan poca empatía con el otro, lo cual nos lleva a mostrarnos indiferentes a tantos vecinos que la están pasado mal? Porque empatía no es, ni más ni menos, que intentar ponernos en el lugar de esa persona que está atravesando un trance complicado. Por supuesto, lo de "ponerse en el lugar" siempre lo tomé con pinzas, porque el dolor o la preocupación de nuestros semejantes es intransferible. Aunque sean amigos o conocidos, nosotros no vamos a vivenciar esas emociones ajenas de la misma manera. Pensá que algún día podés ser vos quien necesite que alguien te escuche, ya sea en una charla telefónica o del modo que fuere. Me refiero a alguien que no se dedique a eso, como psicólogos o psiquiatras. A veces, todo se soluciona cuando sentís que algo "fluye", que recuperaste la motivación porque ese amigo que se preocupó por vos, te levantó la autoestima y te hizo ver que valés. Como una vez me dijo un artista de Lobos, después de hacerle una entrevista: "Seguí así, valés mucho". Ese artista al que me refiero fue Osvaldo Di Santo, que para mi gusto es uno de los mejores que ha dado Lobos. Si un tipo como Osvaldo te prodiga un elogio de ese tenor, uno no puede menos que sentir gratitud, porque no es algo que te dijo el kiosquero de la esquina (lo cual tampoco vendría mal).

 Por ahora, procuremos mantener las defensas anímicas con la vara lo más alta posible.  El mundo se ha vuelto un lugar convulsionado y peligroso, de repente todas las creencias a las que nos aferrábamos fueron cayendo como piezas de dominó. Quizás durante esta pandemia hemos visto que, en una sociedad que privilegia el individualismo, este intento de una construcción colectiva necesaria para afrontar una amenaza global, ha sido todo un hallazgo. Lo hicimos porque nos vimos obligados a hacerlo, no por otro motivo. Lo que me parece valioso es mirar un momento hacia atrás, y ver cómo hemos desandado el camino desde marzo a esta parte, que no ha sido para todos por igual. Por eso cada uno tendrá su experiencia única y personal, sobre el modo en que ha encarado esta cuarentena.

 Ahora, tras varios meses de introspección, se acerca la posibilidad de construir un discurso que lleve nuestro propio sello, que sea más auténtico. Es un proceso interno cuya duración varía según la persona. Pero que es necesario hacer, para retomar de a poco la “normalidad” tan mentada y que nos hemos olvidado de ejercer porque no hemos podido plasmarla.

 Hoy llegó la noticia de que se permitirán en CABA los recitales y espectáculos al aire libre, con el debido protocolo y respetando un cupo máximo. En ese sentido se apunta en Lobos al propiciar espectáculos en vivo en bares y restaurantes. Como sabemos, el virus no es estacional, por lo cual hay que continuar con los cuidados durante el verano, que es una época del año donde uno tiene a relajarse un poco más. Como mencionaba en el posteo anterior, los protocolos se vuelven retorcidos y extremadamente difíciles de cumplir si uno desea salir en plan de vacaciones. Por ello muchos hemos decidido seguir como estábamos, refrescándonos un poco más por el calor si es necesario, pero sin grandes cambios.

 Alguien me preguntó si el futuro será venturoso, si lo mejor está por venir. La respuesta es, que no lo sabemos, pero cuando llegás a un punto de mucha conflictividad interna, cualquier cosa que venga, por escasa que sea, suena tentadora para cortar con la mala racha. Vale decir, barajar y dar de nuevo. No todos quieren hacerlo, porque cuando alcanzás una supuesta comodidad, es como que  todo lo que viene, tiene otro tenor. Las posiciones establecidas cambian todo el tiempo, el que sigue siendo siempre el mismo son vos, aun en versión 2.0. Pronto nos volveremos a encontrar. Punto final.



2 de noviembre de 2020

Que la esperanza de la vacuna no nos quite una "dosis" de responsabilidad

Lunes por la noche en la ciudad. Ayer estuve cubriendo periodísticamente una movilización feminista contra el amparo y encubrimiento a abusos sexuales en Lobos. De más está decir que el tema es de mi interés, aunque no comulgue del todo con el ideario feminista. Acá lo que está en juego son las vidas y la salud de niñas y adolescentes que fueron víctimas de violaciones o vejámenes durante mucho tiempo, mientras la sociedad hipócrita miraba con desdén lo que iba sucediendo. En este sentido, nos seguimos comportando de un modo bastante conservador, casi medieval, donde los victimarios parecen tener más aprobación que las víctimas. 

Es importante que se siga avanzando, porque por lo que se pudo escuchar en la protesta, ni la Comisaría de la Mujer, ni el Servicio de Niñez y Adolescencia, brindan respuestas apropiadas ante una situación de emergencia como es el abuso sexual de menores. Son cuestiones que no se pueden relativizar porque la Ley debe caer con todo su peso contra estos sujetos. Para ello está tipificado el delito, de lo contrario no tendría razón de ser. Podemos afirmar que sí hay una mayor tolerancia hacia las minorías sexuales (gays, lesbianas, travestis, trans), que tienen los mismos derechos que el resto de los ciudadanos en definir su identidad. Pero a la gente se la sigue juzgando por su apariencia y no por su idoneidad, sobre todo para puestos de trabajo. 

Tema dos: Estuve viendo las últimas noticias sobre la vacuna para el COVID, y la posibilidad de que ésta comience a aplicarse masivamente en Argentina. Hay mucha expectativa de terminar con esta peste. El Gobierno debe garantizar que el costo de las dosis sea accesible para todos en el caso de que no pueda administrarse gratuitamente. Hasta ahora, el acceso masivo de una droga eficaz no se ha logrado, porque falta una fase de testeos en distintas franjas etarias. Pero es el mismo procedimiento para aprobar el uso de cualquier remedio.

Lo atípico que ha sido este año por la pandemia quedará en la memoria de quienes sobrevivimos a un desastre sin precedentes. Quizás parezca exagerado plantearlo en esos términos, pero las pérdidas humanas, además del estrago económico que causó, marcarán además a las generaciones futuras. Un niño que tuvo que pasar 7 meses en un estado de confinamiento probablemente tenga secuelas mayores a las de los adultos. Tuvimos que pasar a un régimen de libertad restringida, y aún resta por ver cómo se comporta la gente que asuma el riesgo de vacacionar. Hay que actuar con racionalidad, y eso implica saber que, aunque llegue la vacuna, no significa que el virus desaparecerá. El único antecedente que he vivido fue la gripe porcina o gripe "A", en 2009, pero el medicamento para curarla apareció bastante rápido, y el impacto que tuvo no fue tan devastador como el COVID. Nunca nos sentimos tan indefensos como ahora, tal vez porque desde las instituciones se apela a la responsabilidad individual, el famoso "nos cuidamos entre todos", y sin embargo quedó demostrado que cada cual se cuida su pellejo y poco le importa no joder al otro. De no ser así, el Estado no tendría que gastar recursos en controlar que no haya reuniones masivas, o fiestas clandestinas. Este verano promete ser distinto, y lo iremos transitando juntos. Punto final.



Crónica de una sociedad en ataque de nervios

Comenzamos la semana. Ayer saltó la térmica y media casa permaneció a oscuras mientras intentaba escribir estas líneas. Así que tuve que int...