29 de marzo de 2022

El vergonzoso (e incorregible) egocentrismo porteño

No atiendo más mensajes de WAP que comiencen con el prefijo 011, o cualquiera que no pertenezca a Lobos. ¿Por qué esa decisión? Pasaré a explicarles: El domingo, en medio de la vorágine de tareas domésticas o no tanto que debía realizar, dos personas me solicitaron por dicho servicio de mensajería presupuestos para publicidad. No es la primera vez que lo hacen por esa vía. Y esto transcurrió entre las 22:30 y 23 hs de ese día. Flaca, ubicate, ¿Quién te creés que soy? ¿Acaso porque vivís en CABA o alrededores eso te da derecho a todo, por ejemplo, a mandar mensajes a cualquier momento en horas de descanso? Ya de por sí es una actitud bastante rata, porque ni te molestaste en hacer una llamada telefónica convencional. Por lo tanto, con esos antecedentes, mucho no se puede esperar de esa gente. 

La experiencia me dice que el 99 % de los que piden un "presupuesto" de esa forma, nunca se concretan en un aviso, pauta publicitaria, o lo que sea. Pese a ello, respondí con la mayor educación posible, procurando no ser descortés. Les pasé una cifra (totalmente razonable para los estándares actuales), y en un caso puntual como respuesta recibí apenas un "Ok, gracias". Es parte del incorregible egocentrismo porteño, porque ellos imaginan o suponen que, por pertenecer al mal llamado "Interior", vamos a estar dispuestos a rendirles pleitesía y a responder de inmediato cualquier requisitoria a la brevedad. Bueno, ese "jueguito" se terminó. Cualquier consulta sobre publicacidad se envía por mail, y si hacen una propuesta seria, y vienen con la guita, podemos empezar a hablar con mayor propiedad. No es tan complicado.

El WhatsApp de mi página no está disponible para contestar boludeces, como tampoco para que me pregunten por las salidas de Bomberos, horarios de misas, y podría seguir enumerando. Seguramente esa información les interesa a quienes están del otro lado, caso contrario no consultarían, pero yo no cubro sociales (solamente informo de los fallecimientos), ni siniestros de ningún tipo. Si tengo información de lo que me están pidiendo, no tengo inconveniente en proporcionarla, para eso estoy, para eso estamos. Por otra parte, hay otros medios lobenses que sí informan respecto a todos o algunos de los ítems que acabo de nombrar, y me parece bárbaro por que lo hagan. Sólo que yo no me dedico, al menos de un modo excluyente, a esos menesteres. Y volviendo a lo que decía al principio, mis clientes son todos de Lobos, excepto dos o tres empresas que pagan bastante bien y que  -hasta ahora- no tienen demasiada historia en cuanto a la forma de laburo. Se maneja todo de un modo sumamente ágil, y pagan en término. No es un tira y afloja por unas pocas chirolas.

Moraleja: Si cumplen conmigo (es decir, si me pagan), yo retribuyo ese compromiso, pero no me hagas perder el tiempo, enviando un WAP a cualquier hora porque se te antojó estar al pedo. Por otra parte, pensá un poco: ¿Qué te puedo resolver yo un domingo por la noche, cuando retomo el laburo recién a la mañana del día siguiente? Son los típicos "buscas" y oportunistas, que "me tomaron el tiempo" hasta ahora. 

Resumen: Lección aprendida. Si me vas a llamar un domingo a la noche y no sos de Lobos, olvidate que dedique siquiera cinco minutos a esclarecer tus dudas existenciales. Es todo por el momento. Nos estamos viendo pronto. Punto final.

28 de marzo de 2022

En el reino de lo previsible, sigue ocurriendo lo inexplicable

Capítulo 1: Son las últimas horas del fin de semana, y me dispongo a descansar. En lo posible, dormir. No me duermo de inmediato como lo hacen varios miembros de mi familia, porque casi de un modo inevitable mi mente comienza a repasar todo lo que debo hacer al día siguiente. Siempre es bueno tener una agenda ocupada, porque de lo contrario se hace más cuesta arriba tener material para publicar. El domingo, en líneas generales, transcurrió tranquilo, si lo analizo un poco más en detalle, habrá alguna que otra cosa que por alguna razón me molestó, pero estimo que no ha sido de importancia. De no ser así, no todavía estaría pensando en ese supuesto mal trago que me tocó pasar. Los hechos desagradables tardan más tiempo en ir diluyéndose entre las sábanas. 

Lamento muchísimo la muerte de Enrique Pinti, un tipo extremadamente talentoso, agudo y mordaz, un humorista que sabía interpretar la realidad argenta como nadie. Quizás él, Tato Bores, y algún puñado reducido de notables hayan reunido esa condición. Verborrágico, irónico, gracioso dentro de lo tragicómico que es el análisis de las peripecias del país...vaya mi mejor recuerdo para él. Pinti sufrió, como muchos de nosotros, las consecuencias del encierro y de la falta de trabajo a causa de los meses más álgidos de la pandemia. Aunque como nunca en su vida fue hipócrita, el mismo reconoció que nunca supo administrar bien el dinero que ganó, que se daba sus gustos, quizás sin percatarse que en algún momento la pandemia nos pegaría un cachetazo a todos. Pero el público de "Salsa Criolla", su obra más recordada, fue cambiando conforme lo que otras generaciones buscaban en las salas , en precisamente porque ese mismo gusto popular fue virando en otra dirección, y Pinti era consciente de eso. No podía repetirse una y otra vez,  y creo que nunca quiso hacerlo. Sus últimos espectáculos tenían más pasajes musicales y no tanto monólogo. El Gordo nunca fue un mediocre, y no quería venderle cualquier basura a quien pagaba su entrada. Si se iba dos meses de vacaciones a EE. UU. o e Europa, como él mismo expresó en una entrevista, se lo merecía con creces, porque ese dinero se la había ganado haciendo reír de sí mismos a varias generaciones de argentinos. ¿Quiénes somos nosotros para juzgar en qué gasta la guita cada uno? Podríamos, quizás, cuestionar a varios "artistas" que dicen defender proclamas antisistema que se dan la gran vida a costillas de los giles que los siguen, pero eso ya demandaría un análisis más amplio. 

Capítulo 2: Es lunes por la noche, acabo de terminar de cenar, hice bastante actividad en todo sentido, dormí una breve siesta, y a partir de ahora la rueda comienza a girar otra vez. Me enteré hoy del papelón de los Oscar, y por más que los tipos digan que tienen todo organizado, siempre hay un "error humano" que termina en algún exabrupto. Y eso es bueno, porque significa que no está todo automatizado. Will Smith sintió que el humor de Chris Rock se había pasado de la raya y era degradante para su mujer, y recibió su merecido. Realmente no podría calificar si está bien o está mal, no me gustaría estar en el pellejo de ninguno de los dos. Y dado que hablamos de Pinti en el primer capítulo, el humor deja de ser políticamente correcto cuando se convierte en un ejercicio de estupideces insultantes que tampoco la hacen un favor a lo que, suponemos, es un evento muy vendible de Yanquilandia para premiar películas. Películas que, por lo general, no llegan a tener una calidad que les permita resistir el paso del tiempo. En los últimos 10 o 20 años, se han premiado filmes que ya nadie volvería a ver, y se han ignorado prolijamente otros que no son del agrado de la industria. No perdería dos horas o más de mi tiempo viendo una "gala" de la famosa alfombra roja. Haría la salvedad en el caso de que hubiera algún largometraje nacional entre los nominados, solamente. Es que, últimamente, siento que vivo dentro de un tubo, o de un "tupper", tal es así que también me enteré por las redes de que Italia había sido eliminada de la clasificación al Mundial. 

La semana pasada sí vi el Superclásico, soy hincha de Boca, pero cualquiera fuera el resultado del partido me daba lo mismo. Perdón, miento: Me gustó que Boca haya ganado fiel a su estilo, tirando pelotazos hacia ningún lado durante casi todo el match hasta que le fue encontrando la vuelta y metió el gol que selló el marcador. Pero nada más, la vida sigue, podés hablar uno o dos días más del partido, pero si te quedás prendido de esas gansadas...bueno, no te consideraría como una persona que conoce sus prioridades. Sea como fuere, va a ser un Mundial extraño el de Qatar: es el primero en la historia que comenzará en noviembre y no a mitad del año, como es habitual. 

Hubo muchos comentaristas deportivos que hicieron alusión a este hecho porque parece ser que la Selección está atravesando el momento ideal para prepararse hacia la Copa del Mundo en un corto plazo, y es posible que de acá a 6 meses, ese envión se termine desdibujando. No lo sabemos aún, porque la preparación para extra large rumbo al Mundial será igual para todos los equipos clasificados, en cuanto al mayor tiempo que resta para llegar "a punto" a la cita. Veremos cómo evoluciona todo, y si hay una "mano negra" en el camino, no culpen al FMI, que se dedica a prestar guita por doquier a países insolventes como el nuestro. Nos estamos viendo pronto. Punto final.  


24 de marzo de 2022

Mis mejores vacaciones son...no tomándome vacaciones

Hoy estuve a full. Aunque me desperté relativamente tarde comparado con el resto de los días, busqué mucha info, corregí notas mil veces porque había algunas cosas que no quedaban del todo claras, salí a la calle brevemente cuando el clima me lo permitió.

 "Yo no dije eso", "Me sacaron de contexto": ¿Cuántas veces desde que hago periodismo he escuchado frases similares? Desde hace varias décadas, cuando se masificó el uso de un grabador para registrar lo que el entrevistado o funcionario de turno dice, no hay manera de desmentir demasiado si esas palabras aparecen durante el diálogo, conferencia de prensa, o como les guste llarmales. Yo diría que más de uno podría darse por satisfecho, porque - a título personal- no soy sensacionalista y comprendo que estamos en un pueblo chico. Si la gente lee solamente el título o si eso la motiva para indagar en el resto de la nota, es algo que ya no depende de mí. En realidad, el título puede ser un enunciado cualquiera (que tenga que ver con la nota en sí), o bien extraer una frase “picante” del reportaje. Ambos son recursos válidos. Lo que pasa es que, en tiempos de feroz inmediatez, persisten estos cuestionamientos o falsas desmentidas -al menos en mi caso- no son tales: no miento, porque tampoco me gusta que lo hagan conmigo. La cosa sería diferente si vos me pagaras un espacio publicitario para que yo te pregunte lo que vos querés escuchar, pero eso sólo suele darse durante la campaña política (y aún así, tampoco corresponde ser tan complaciente como los demás suponen). 

Sea como fuere, si yo compruebo que en realidad la frase se desvirtuó involuntariamente, porque el entrevistado no dijo "eso", se corrige como corresponde. No se me va a caer el sombrero por hacerlo. Todos queremos conseguir una primicia, y yo respeto esa búsqueda de mis colegas o compañeros de trabajo, aunque no me desvela tenerla. Si no lo logro, el mérito se lo llevará otro, y está perfecto que así sea. Bien por él/ella. Es como el boxeo, el que pega la primera trompada, ya corre con ventaja. Son las reglas de juego. Pero, con respecto a la primicia, creo que debe estar basada en un hecho útil para el interés del lector, si no, termina siendo una pavada. Así lo he entendido siempre.

Como decía un gran periodista (Jorge Halperín), una entrevista constituye “la más pública de las conversaciones privadas”. Esto significa que ambas partes saben que lo que se diga está siendo grabado (o registrado de alguna manera fehaciente) y será publicado en un medio de prensa, pero como su vez es necesario acordar previamente un horario, y una serie de cuestiones, todo ello le otorga una formalidad de la que carece una simple charla en un bar, por citar un ejemplo. Con el “off the record” todos son guapos, pero cuando les ponés el micrófono, por lo general, son mucho más sutiles y cuidadosos de lo que harían sabiendo que no los vas a nombrar. Es valioso contar con fuentes y "informantes", pero no me parece correcto que todo el peso de lo que vas a escribir se sustente en un trascendido. Sobre todo, si puede dar lugar a desmentidas que te dejarán en ridículo a vos, y no a tu informante anónimo que se verá amparado por su condición.

Hoy 24 de marzo, puede tomarse como una fecha para la reflexión o para lo que cada uno considere pertinente. No hay que desnaturalizar el sentido de los feriados, que por algo están. Básicamente, para recordar o conmemorar algo. Y no está bueno tampoco, al menos para mí, apropiarse de ese significado por una determinada causa política que es totalmente ajena. Por eso siempre sostuve que aquel slogan de que "la Patria es el otro", no me convence. Más bien diría que "La Patria somos todos", y esto incluye a los que piensen distinto que vos. Nuestra historia como Nación es tan intrincada y recurrente a la vez, que sería propio de una persona obtusa no admitir más que una sola lectura (no hablo del 24/3 en particular). Y cuando se hace un revisionismo berreta, les aseguro que nada bueno puede salir de ahí. Al menos, de los autores que he leído y que he descartado a las pocas páginas porque no sabían interpretar de un modo cabal y honesto nuestro pasado. Nos estamos viendo pronto. Punto final.  


23 de marzo de 2022

Primer libro, ya entrando en la recta final

Antes de comenzar a escribir este humilde posteo, les diré que voy a dejar de lado por un momento toda falsa modestia, y seré algo egocéntrico, ya que me referiré a mi primer libro. A medida que se acerca la fecha, por supuesto que vienen a mi mente varias sensaciones y posibles escenarios. Es inevitable, aunque intente no anticiparme a los hechos. Puedo afirmar que lo que he escrito reviste cierta calidad por ser mi primera obra, de ninguna manera aceptaría comercializar algo que a mí mismo me resulta un mamarracho. Esto último, por dos razones: En primer lugar, por respeto al público que desee asistir el día de la presentación, a quien no quisiera defraudar. Y en segundo orden, porque desde los inicios, desde aquellos primeros manuscritos que están muy cerca de entrar a imprenta, hubo un laburo desgastante, tanto para mí como para los editores: Desde el hecho de elegir la tapa, contratapa, hacer correcciones exhaustivas para pulir cualquier eventual error de tipeo... 

Mientras todo eso acontecía, no me dediqué full time a este novel proyecto, continué trabajando y haciendo notas periodísticas como siempre. Es decir, en todo lo que respecta a la escritura de los relatos que integran el futuro ejemplar, claro que di lo mejor de mí. Pero una vez cumplido ese proceso y puesto a consideración de la Editorial, ya las cuestiones que decidimos de común acuerdo eran de otra índole, como elegir el lugar para efectuar la presentación, el horario, si habría o no algún artista lobense para amenizar la velada... Y un dato no menor, es ponerle precio al ejemplar. Yo no espero que los pocos o muchos que me honren con su presencia ese día compren el libro, aunque me encantaría que lo hagan porque estamos hablando de valores que, al día de hoy, no son prohibitivos en contraste con otros costos más elevados para cualquier cosa que desde la economía doméstica podamos encontrar en un comercio. El valor que uno decide ponerle a una obra, al menos en este caso, persigue obviamente un fin de lucro, pero antes que ello, recuperar la inversión que se hizo. 

Reitero, no es un compromiso para nadie el hecho de ir y tener que comprar un libro. Sería lo ideal, pero por un momento dejo las expectativas de lado y voy planeando aquello que está en mis manos hacer hasta que llegue el día. Que, en resumidas cuentas, consiste en darle toda la promoción que esté a mi alcance para que aquellos que aún no se enteraron, al menos sepan de este evento. Es algo que suele hacerse en las redes sociales, principalmente, o bien repartiendo algunas invitaciones personales. Pero estas modalidades no soy excluyentes una de la otra, sino que pueden combinarse. Hubo varios cuentos que quedaron afuera del producto final, porque no se llegó a tiempo, pero quizás aparezcan publicados en algún otro lado, no necesariamente en formato impreso, o al menos, no en un libro. La respuesta que se obtenga en esta presentación, el 9 de abril, podrá las cosas en su lugar y ya me permitirá planificar los pasos siguientes de otra manera. 

Quiero agradecerles a todos, a ustedes que me están leyendo en esta nota, a quienes no han leído nada de mí en absoluto porque no les interesa, a los que desde el vamos me pusieron pilas y me motivaron a seguir con este proyecto cuando todavía era sólo eso, un proyecto. La fecha debió postergarse casi hasta el infinito porque considerábamos que había otras prioridades que le podían restar público, pero bueno, ya está. Que venga lo que tenga que venir. Es más, ni siquiera pretendo tener un "speech" muy preparado cuando me toque el momento de hablar, porque cuanto más planificás ese tipo de cosas, más te enredás en vos mismo, y lo que la gente escuchará será, por ende, muy confuso. Los espero a todos, pese a que falta mucho y poco tiempo a la vez. Más allá de lo que ocurra, confío en lo que hice y cuando llegue el momento tan anhelado, espero no quedarme "corto" con los agradecimientos, porque si debo poner en la balanza el ying y el yang, el saldo siempre redundará el una experiencia positiva, o al menos, nueva. Eso sí lo puedo afirmar con convicción: Totalmente nueva. Seguiré escribiendo por aquí en los próximos días, y nos estamos viendo pronto. Punto final.


21 de marzo de 2022

Los gajes del oficio son nuestra forma de vida

Lunes 21. Traté de arrancar la semana, y este pasaje al otoño, de la mejor manera posible. Por suerte, tuve bastante laburo hoy, es algo de lo que nunca reniego, salvo cuando llega un punto en el cual te sentís desbordado. Hay notas que te permiten ser más creativo que otras. Si hiciste un reportaje a algún funcionario o cubriste una conferencia de prensa, no tenés demasiado margen, en lo único en lo que podés marcar la diferencia (pero sin inventar nada), es en el título o en el orden que le das a la información. A veces, podés "jugar" con las frases, con ese contenido para captar hacerlo atrayente al lector y evitar que vuelva extremadamente pesado. Hay varios trucos que uno va descubriendo con los años, y no porque alguien te los diga. Forman parte del estilo que pretendés darle a tu laburo. Desgrabar palabra por palabra de cualquier conversación que dure más de 10 o 15 minutos, cansa al cronista y a quien recibe ese bloque de texto casi infinito. En resumen, no invita a leer en lo más mínimo. Siempre que un colega me dice que necesita una foto o una grabación porque por algún motivo no pudo ir a ese lugar, no tengo problema. En mi caso, es poco frecuente que le pida material a otro periodista, porque si yo no estuve en el momento de los hechos, lo doy por perdido y listo. Claro que hay algunas posibles excepciones, como accidentes o siniestros de esa índole. O salidas de Bomberos, que no cubro para el diario porque implican un gasto de movilidad que no estoy en condiciones de afrontar. Tiene que tratarse de un hecho muy luctuoso o desagradable para que vaya al lugar, precisamente por eso, porque lamentablemente se convirtió en noticia. No tiene nada que ver con el morbo. 

Por otra parte, he tenido ocasiones de "destrozar" (periodísticamente) a un entrevistado y no lo hice, no acostumbro ir al choque. A título personal, creo que pocas veces se rescata algo bueno de esta forma de actuar. Sólo busco esclarecer aquellas cuestiones que el común de la gente me pregunta por la calle. Eso no siempre es posible, pero intento conseguirlo. Todo aquel que se ponga en posición de juez, ya desde el vamos está m.... fuera del tarro, porque todos tenemos un pasado, que casi en ningún caso resulta ejemplificador o intachable. Ahora, puede que alguien se pregunte: "¿Qué hacen los periodistas?". La respuesta es simple: Vendemos información. Vendemos, en el mejor sentido de la palabra, no es necesario entrecomillar el verbo. Vendemos, reitero, porque tenemos un producto que todos los días es sustentado por el apoyo de los lectores y de los anunciantes. Lo que uno debe evitar es "pisar el palito", sobre todo si ya dejaste de ser un novato. Me refiero a publicar información falsa, o lo que se conoce en la jerga como "pescado podrido". Por lo demás, siempre habrá notas que despierten más atención que otras. En fin, es lunes, la semana recién comienza, y veremos qué nos deparan los próximos días. Nos estamos viendo pronto. Punto final. 

18 de marzo de 2022

Dos años después, lo vivido nos deja secuelas

Hoy es 18 de marzo ¿Vale la pena recordar? Depende qué, pero por lo general, sí. Hace dos años, entramos de lleno en una crisis sin precedentes en la Historia. Bueno, ahora también estamos en crisis, pero por otros motivos de carácter más doméstico. Hace dos años, comenzaba esta locura que llamamos pandemia. Debe haber sido la palabra más utilizada durante todo 2020. Y aún es imposible dimensionar el desastre en su totalidad.  Probablemente, al cabo de un lapso mayor, sí podamos hacerlo. Depende de qué abordaje se pretenda hacer.

Pienso que lo peor ya pasó, pero cada vez que intento activar el chip en esa dirección, la cruda realidad me devuelve un mazazo demoledor. Tratar de analizar el Covid desde un enfoque humanitario y no tanto político, es complicado. Porque se tomaron pésimas decisiones que modificaron por completo nuestra vida cotidiana, nos fundieron económicamente, y nos doblegaron sin miramientos. Es cierto que hubo alguna ayuda del Estado como el caso del IFE, un paliativo que a muchos vecinos que conozco les hacía falta. Me consta que es así.

Todo eso, en dos años. Si alguien se hubiera propuesto "vamos a dinamitar todo", no le hubiera salido mejor. Tuvimos que adaptarnos al uso del barbijo, dejar de saludarnos, lavarnos las manos casi todo el tiempo, desinfectar picaportes, mesas, y utensilios (algo que los pacientes diagnosticados con TOC padecieron muchísimo), no podíamos compartir una mateada... ni hablar de salir a un restaurante o a un boliche o a un bar. Bueno, estas tres últimas cosas nunca me interesaron demasiado en esta etapa de mi vida, de manera que podía prescindir de ellas como lo había hecho antes. 

Si yo hubiera tenido 17 o 18 años, tal vez sería distinto, y me hubiera enganchado en alguna de las "previas" clandestinas que se armaban por el barrio y que todos conocíamos. Sinceridad total:  Pienso que hubiera actuado de ese modo, pero no deja de ser una suposición. Cuando sos joven, te creés inmortal, podés tomar 4 botellas de cerveza en una noche con amigos y estar relativamente bien, pero hacer esas boludeces si tenés 40 o un poco más, es el camino directo para terminar con el hígado u otros órganos vitales arruinados (por no hablar de drogas ilegales, que merecerían una nota aparte y despojada de toda moralina). Yo no soy nadie para decirle a los demás cómo tienen que vivir. Aunque fuera un monje budista, no me gusta dar consejos, me siento bastante torpe haciéndolo... No lo sé, pienso que es fácil resolver la vida ajena, con dos o tres enunciados que a los fines prácticos no revisten ninguna utilidad. 

Pero me estoy yendo de tema. Si hablamos de 2020, fue un año para el olvido. Ni siquiera aquellos que siempre tuvieron plata, guardan un buen recuerdo de él. La gente termina muriéndose por más patrimonio que tenga, eso lo sabe cualquiera, con o sin pandemia. Un ejemplo evidente fue Maradona, la quinta esencia del ídolo argentino promedio, que dejó este mundo en noviembre de ese año. Todos sabíamos que podía pasar en cualquier momento por la vida que llevaba, pero de todas manera no dejó de ser un shock. Sí, D10S tampoco era inmortal. Lo supimos ese día. El hombre más famoso del mundo, murió casi en absoluta soledad y hasta el día de hoy sus herederos continúan disputándose parte de los bienes que cosechó. En 2012 se nos fue el Flaco Spinetta, en estos últimos días nos enteramos que aquel hombre de admiramos y que conocíamos como Charly García está atravesando un evidente deterioro... prefiero no pensar.   

La peor afrenta ante ese esfuerzo colectivo por salir adelante, fueron esos sujetos antivacunas, o los que hacían una apología de la desobediencia civil, gente que no tenía ni un fósforo en la caja. Lo más preocupante es que tenían un grupo importante de seguidores de tanta estrechez mental como ellos, y que se sustentaba en teorías conspirativas que pueden ser útiles para la ciencia ficción, pero no para los hechos fácticos. Y me acuerdo, también, de algunas consignas: Por ejemplo, aquella que decía "Los aplausos tienen nombre y apellido", y de la gente que a las 21 hs, durante unas semana, aplaudía en un gesto de gratitud hacia el personal de salud. Eso duró algunas de semanas, o a lo sumo un mes. Después ya nadie tenía ganas ni entusiasmo de aplaudir por nada. Y la otra frase, que ya es un clásico, decía (y aún perdura), "Nos cuidamos entre todos", que escondía un tufillo de hipocresía. Lo que querías era cuidarte vos y que nadie te contagie, y el "entre todos" era casi una licencia poética para que el pedido no sonara tan enfático.

El impacto de 2020, entre otras cosas que puede que a la distancia sean menores, terminó por marcar el fin de los diarios en papel. Aún existen, como lo he dicho muchas veces, en las mesas de algún bar, o en los canillitas, pero si comparás los ejemplares que se vendían en 2019 con las cifras de 2022, el declive es notable. Cuesta abajo, sin dudarlo. 2020 sepultó por tiempo indeterminado la manera que teníamos de escuchar música, porque los CD todavía se consiguen (me encanta escucharlos), pero cada vez hay menos. Y no voy a reiterar en detalle que esa fue una de las causas del impulso nostálgico que, a su vez, impulsó las ventas de los discos de vinilo o de aquellos cassettes, cuando es casi imposible comprar a un precio razonable un aparato que reproduzca esa suerte de espiral de cinta magnética almacenado en una pequeña caja plástica que llamábamos cassette.

Por supuesto, tampoco nos vamos a olvidar de algunas palabras, como "Wuhan" aquella metrópoli china donde se supone que se inició todo. O de algunas interpretaciones de índole más catastrófica, como "El Nuevo Orden Mundial", "La Tercera Guerra Mundial", o "La guerra biológica". Es siniestro, pero bastante real, pensar que los únicos beneficiados de esta crisis global fueron los laboratorios que comenzaron a producir las vacunas. Con esos tipos no hay solidaridad que valga, les ponés la guita y te venden el lote de vacunas que quieras. Inocularse ha sido, hasta ahora, la forma más efectiva de prevenir la propagación del virus. En esos 730 días y pico, murió mucha gente querida, lobenses que la pelearon codo a codo con los médicos de nuestro hospital público, que dieron lo mejor en todo momento.

Me provoca una profunda inseguridad, que no llega a ser angustia pero le pega muy cerca, pensar que se produzca un rebrote, o creer que lo peor aún no pasó, o infinitas conjeturas que fui elucubrando durante estos dos años. Para no abrumarlos, simplemente mantengo firme lo que dije ni bien empecé a tomar conciencia de lo que estaba ocurriendo: Nada volverá a ser igual, ni siquiera aquello que conocíamos como "normalidad". Habrá que aprender a vivir con eso, no hay vuelta que darle. Si no aprendimos nada de todo lo ocurrido, pueden venir 10 pandemias más y seguiremos siendo unos completos idiotas (en su mayoría). Nos estamos viendo pronto. Está es la última nota que escribiré sobre el tema. Punto final. 

16 de marzo de 2022

Desconcierto en medio de la función: ¿El show debe continuar?

 Pensé que, habiendo llegado ya a mediados de marzo, nos encontraría de otra manera. Todavía persiste el calor, aunque no tiene punto de comparación con lo que nos tocó vivir en idéntico período de enero. Hay varias cuestiones a tener en cuenta sobre cómo pueden evolucionar las cosas. Y esto nos conduce de nuevo a la arena política. Veamos:

Como ya es de público conocimiento, CFK se quejó públicamente de que su despacho (u oficina) en el Senado fue apedreado por una protesta de activistas de izquierda, y exigió a Alberto que manifieste su repudio o rechazo a dicha agresión. Se victimiza de un modo evidente, como si solamente ella hubiera padecido actos vandálicos en las distintas oficinas del edificio y los otros legisladores tuvieran ventanas blindadas. Es un mensaje al Presidente, no tan sutil, diciéndole: "Yo te puse como Presidente, aunque soy la Vice". Un intento más de marcar la cancha tan enfático que no dejó lugar a dudas. Mientras tanto, Máximo K. vuelve a jugar a la Playstation u otros entretenimientos más lejanos al alcance del pueblo que dice representar, al renunciar a la Cámara de Diputados. Pero antes, también apuntó sus dardos contra Alberto, boicoteando cualquier tipo de pago de la deuda (y por ende, cualquier acuerdo que lo explicite), al FMI. 

El Gobierno, o lo que queda de él, es el mismo que prometió asado para todos y la reconstrucción argentina. Y ahora deberá explicarle a sus votantes o simpatizantes que nada es gratis, y que el Fondo está pidiendo un ajuste para aceptar una renegociación. Esto implica, un aumento en las tarifas de los servicios públicos, que es el mismo motivo por el cual Macri cosechó la furia y las puteadas de la clase media. El problema, como hemos mencionado más de una vez, es que estamos en 2022 y el Presidente es otro, pese a lo cual deberá implementar las mismas recetas de su predecesor. Tal vez lo haga de manera más gradual, me refiero a un auténtico gradualismo y no al que los amigos de Macri quisieron vendernos. Volviendo a la actualidad, pese a que quieran atenuar el impacto, esto probablemente va a a desembocar en una cirugía mayor sin anestesia. No hay bolsillo que aguante los aumentos constantes de los precios en el almacén o en el supermercado. Si estos números se mantienen, llegaremos a diciembre con una inflación acumulada del 64 % (siendo optimistas). Pero lo que resulta más obsceno, es que las grandes empresas, las mismas que producen galletitas, rebozadores, harinas, fideos, mermeladas, y todo lo que se te ocurra imaginar, cerraron el 2021 con una ganancia del 142 %. Entre ellas, está Arcor, pero debe haber muchas más que concentran todo ese segmento del mercado. Cómo los lácteos.  

Además, otra de las condiciones exigidas por el Fondo, fue la de poner en pausa la maquinita de hacer billetes. Es decir, controlar la emisión monetaria. El Estado no puede financiar los agujeros fiscales con los mismos pesos que imprime, porque de esa manera está de los dos lados del mostrador. Es decir, totalmente fuera de toda lógica. Claro que hablar de lógica o de sentido común en nuestro país, es como pretender explicarle a Kicillof la conjugación de los verbos. 

Macri perdió una oportunidad histórica por su total insensibilidad social y por tomar decisiones basadas solamente en asesores que nunca han caminado la calle. A Alberto le puede pasar algo parecido, pero por otros motivos. Uno puede detenerse por un momento y pensar qué hubiera sido de su mandato si no hubiera estallado la pandemia mundial de COVID. Es posible que tuviera otros proyectos que debieron ser postergados por el avance del virus. Pero bueno, es lo que le tocó, yo hasta fines de 2021 me imaginaba un escenario todavía peor, con un rebrote notable de contagios para este mes, algo que no creo que vaya a ocurrir. Las clases comenzaron con normalidad, los bancos hace rato que volvieron a atender en forma presencial, un sector importante de la población ya tiene las cuatro dosis de la vacuna. Sí, definitivamente pensé que estaríamos mucho más vulnerables en la cuestión sanitaria. Hubo muchos infectólogos, sanitaristas y ex funcionarios hablando al pedo, porque TN y otros medios de tendencia similar le otorgaban generoso espacio mientras a cada uno de nosotros se nos moría una persona cercana. 

"¿Cuándo comenzó la decadencia argentina?": Es una pregunta que no podría responder de un modo preciso, posiblemente porque fue consecuencia de un cúmulo de factores de larga data. De lo que sí estoy seguro es que fue mucho antes de la crisis de 2001. Hubo dos o tres años salteados en cada gobierno en los que creímos estar relativamente "bien", pero ese sentir colectivo no alcanza tampoco para esbozar una afirmación categórica. Puede que hayamos atravesado etapas de bonanza económica, pero se esfumaron tan pronto como los funcionarios de turno se perfeccionaron en el "arte" de la corrupción. Podría decir que la década infame (los años '30), fueron muy dañinos en todo sentido, pero no soy historiador. 

Cada uno guarda en su memoria vivencias diferentes que fueron marcando un quiebre. Y quienes han leído alguna otra nota mía, saben que me saca de quicio cuando los políticos hablan de "la herencia recibida" en lugar de hacerse cargo. Los de ahora y los de ayer. Y si nos sacamos los prejuicios de encima, tampoco podríamos aseverar si Yrigoyen o Perón eran tan buenos mandatarios como -con el paso del tiempo- nos enseñaron que eran. Fuimos el granero del mundo, y eso nos hizo pensar que exportar cuero, carne y cereales nos hacía una potencia, pero creo que no fue así. Es el mismo modelo agroexportador de ahora, durante años no se invirtió un solo peso en nada, ni en Educación ni en Salud. 

Hoy cualquier gil que aparece por televisión saca "chapa" de Analista Político, una profesión que no existe, porque hay muchos politólogos que pueden escribir libros y gozar de la aceptación popular aun desconociendo la realidad. Ese es el problema, y todo hace pensar que se repetirá en 2023, no importa quién resulte electo en esos comicios. Durante mucho tiempo acompañamos el "Pan y Circo" que nos vendían, como un sinónimo de progreso, modernidad, o como ustedes quieran llamarlo. Eso no funcionó antes, ni menos lo hará en el futuro. Pero bueno, algún Presidente fugaz dijo que estábamos "Condenados al éxito". Yo haría la frase más concisa, y la resumiría en dos palabras: Estamos condenados. Cuando sepamos por qué o a causa de quiénes, quizás empezaremos a mejorar, no antes. Nos estamos viendo pronto. Punto final. 


13 de marzo de 2022

Un cuento inédito: "Gitanos" (2022)

 Siempre mis padres me habían advertido que tuviera cuidado con los gitanos, puesto que lo único que hacían, era procurar sacarte plata. Pensé que se trataba de una estigmatización, no había tenido el precedente de algo parecido. Hasta que un día, cuando doblaba en una esquina céntrica, vi a una de ellas, que llevaba varias pulseras multicolores y atuendos verde y rojos, como si se tratara de una especie exótica que desentonaba con los colores propios de los que predominan en cualquier calle comercial. Parecía un tucán. No tuve tiempo de reaccionar, irrumpió hacia mí, me propuso intempestivamente ver las líneas de mi mano derecha, para leer el futuro. Me negué, le di unos diez o quince pesos (que en aquella época todavía conservaban algún valor), y con eso la gitana siguió su camino y se dio por satisfecha. No me preguntó ni me sugirió más nada, tomó el dinero y se fue. Una amiga me había dicho que, si no les das algo de dinero, te echan una maldición. Hasta ese entonces, la única personalidad que abiertamente de autodenominaba "gitano" (quizás con fines artísticos) era Sandro.

Evité transitar por la misma calle en los días sucesivos, pero esta mujer parecía tener un GPS en su cabeza. Salí de mi casa una mañana, alcancé a hacer media cuadra, y me disponía a tomar un taxi a cuando la volví a ver.

-          - Otra vez usted. Por favor, ya le dí lo que pretendía. No me moleste más- le dije, en una mezcla de queja, ruego y fastidio.

-        -  Sí, otra vez yo. Mire, no me gusta que nadie me regale nada. Usted me dio plata para sacarme de encima, y no es el primero que lo hace. Adiviné su intención, como adivino casi todo.

-        -  No creo en nada de lo que pueda decirme.

-        - Si lo piensa de ese modo, está en su derecho. En fin, voy a leer las líneas de su mano gratis. Tómelo como una contraprestación.

-         - Me tengo que ir a trabajar, honestamente no tengo tiempo para eso- protesté

-        -  Son las 7: 30, usted no entra a trabajar hasta dentro de una hora, pero por alguna razón siempre acostumbra llegar antes que los demás.

-          -¿Cómo lo sabe?

-          -Muy simple, le reitero: Me dedico a eso.

-         - Le doy 15 minutos para que haga lo que tenga que hacer, no le voy a pagar nada extra, y ese es el trato. ¿Lo entendió?

-          -Sí perfectamente, porque yo misma se lo propuse antes. Ahora, abra la palma de su mano derecha.

Como no tenía nada para perder (ni para ganar,excepto tiempo), acepté.

-         - Mire, por lo que puedo ver acá, lleva una vida llena de frustraciones a consecuencia de un amor que se fue y que aún no ha podido superar. En consecuencia, no haga caso a esas frases coloquiales, al estilo de “Un clavo saca a otro clavo”. Pese a ello, Ud. está en pareja con otra mujer, pero no lo hace feliz, y ambos lo saben.

-          - Creo que ella no.

-         - Sí, lo sabe. Y muy bien. Sigue con usted sólo porque le conviene, y porque a ella le ilusiona la posibilidad de tener hijos, algo que nunca sucederá.

 No pude pronunciar palabra. La gitana prosiguió:

-        -  Básicamente, hay algunos antidepresivos que usted toma que le impiden, digamos… tener la potencia sexual necesaria para consumar el acto en toda su plenitud. Pero no se preocupe, sé que los hombres son muy sensibles ante eso, por lo cual es lo único que diré a menos que usted quiera seguir preguntando sobre el tema.

-          - Realmente no hay mucho que agregar, supongo que mi primera mujer se también se habrá sentido frustrada.

-         -  Claramente, sobre todo cuando ella misma le sugirió que hicieran un tratamiento in vitro, algo que usted rechazó. En aquellas ocasiones Usted mantenía aún su virilidad, pero ella no conseguía quedar embarazada. Para ese entonces, Usted ya había perdido interés en tener hijos, vale decir, mucho antes de lo que parece, porque priorizó su carrera profesional. Pero, para serle franca, su actual pareja, es decir, Mónica, está aburrida y hastiada de la relación que hasta ahora mantienen, y no sólo por el sexo o por los hijos. Por supuesto, nunca se lo dirá, a menos de que discutan con una violencia verbal tal que la obligue a ella a sacar un as de la manga, o el veneno que tiene dentro, y ello la haga incurrir en golpes bajas, como es tomar como argumento un hecho doloroso o vergonzante para su persona. Eso va a ocurrir, inevitablemente, pero no en el corto plazo. Le quedan uno o dos años antes de que todo explote por el aire. Perdone por la digresión, ya llevamos 15 minutos aquí, en la vereda, a media cuadra de su casa. ¿Alguna pregunta más?

-          - ¿Cuándo voy a morir?

-       -   No respondo ese tipo de preguntas, porque darían lugar a situaciones que lo van a sumir en una depresión o en una profunda angustia. Me lo consultan muy a menudo, y sólo acepto cuando hay una enfermedad avanzada y el final es inminente. Bueno, creo que he compensado los 15 pesos que me dio. Y no se preocupe, los gitanos no somos tan peligrosos para la sociedad como usted cree. Le dejo mi tarjeta.

 Guardé en el bolsillo ese trozo minúsculo de cartulina, y me di cuenta de que, durante ese lapso, habían pasado infinidad de taxis y remises sin pasajeros a los que bien podría haber recurrido para que me liberaran de ese pesado trámite de dedicar mi atención a la gitana y desandar el camino hacia el laburo.

 Finalmente, llegué a la oficina. La rutina transcurrió como cualquier otro día, dentro de los parámetros normales. Eso me dio tiempo para revisar la tarjeta que la supuesta gitana de otorgó. La sorpresa fue mayúscula. “Alicia Brítez, psisóloga egresada de la UBA especialista en terapia Cognitivo-Conductal. M.N número XXX, ídem M.P.". No había dirección alguna respecto al consultorio particular, sólo un número telefónico.

Lo que sí puedo afirmar, a modo de conclusión, es que aquellos comentarios peyorativos que escuché de Alicia por parte de gente que no tenía otra cosa mejor que hacer, sentí que no cobraban mayor asidero. A “prima facie”, resultaban verosímiles. Entendí que ese grupo que hasta el día de hoy es perseguido, tiene una gravitación significativa, en su mayoría en países como Hungría, Bélgica y otros limítrofes, y se expandió con rapidez hacia el resto de Europa y América. Lo concreto es que esa mujer me dio indicios de que sabía demasiado de mí bajo su condición de vidente como para emprender seriamente una hipotética terapia en la cual, al igual de las otras, es el propio paciente quien debe dar a conocer al profesional los motivos de su visita para iniciar el tratamiento.

Mientras todavía no salía de mí asombro, no pude evitar pensar que algunos habían logrado lo que tantas veces la limitada mentalidad argenta no logra resolver desde su intrínseca mediocridad: "No meter a todos en la misma bolsa". Una bolsa repleta de rituales y costumbres que preferíamos relegar, sin motivos valederos,y conservar en el "freezer" de la ignorancia. Hasta que ocurren hechos como el que acabo de exponer que, quizás, serían más dignos de la literatura fantástica.



 

11 de marzo de 2022

¿Ha llegado el momento de "devolver favores"? Nunca se sabe

 Todos tenemos, de a ratos, mucha nostalgia hacia cosas que fueron quedado en desuso, o que son anacrónicas. Esto explica, en parte, un resurgimiento de los discos de vinilo, o de los cassettes. Y la vuelta transitoria a lo analógico en lugar de lo digital. No puedo determinar hasta cuándo esta tendencia de mantendrá. Es posible que sea una moda o que se reincorpore a la forma en la que solíamos escuchar música. Cuando yo era adolescente, era extremadamente caro acceder a ambos formatos. No cualquiera tenía la guita para comprar un disco con "lo último" en materia de música, excepto los DJ´'s que continuaron utilizando estos soportes hasta que casi se extinguieron. 

Renegamos de lo inútiles que nos resultan las redes sociales y de la gran pérdida de tiempo que son, pero la mayoría de nosotros tenemos FB y posteamos alguna boludez nueva de vez en cuando. Internet nos cambió la vida para siempre, y fue una revolución inusitada. No hubo que disparar ni un solo tiro, como hubiera sucedido en una guerra o en un alzamiento militar. Pero tiene un poder destructivo e invasivo muy superior: Todos tus datos, incluyendo no sólo los personales sino además el registro de las páginas o sitios que visitaste, van a parar a algún lugar, en su mayoría con fines publicitarios. Podría abundar más sobre este tema, pero ya todos sabemos más o menos cómo funciona.

Nuestros bisabuelos no conocieron la televisión, pero si ello hubiera ocurrido, no hubiera sido un impacto tan grande porque tiene puntos en común con el cine, que ya seguramente habían descubierto (la pantalla grande y la pantalla chica, como se las denominaba en esa época). La Web no "democratiza" la comunicación de ninguna manera, por más que exista a nivel global, y eso pasa porque en los contenidos que se difunden en las redes hay una hegemonía que responde a distintos intereses. Rápidamente, una noticia cualquiera que ocupó los principales titulares de los diario durante semanas o meses, la bajan de un hondazo y es reemplazada por otra que no guarda relación alguna con la anterior, como está sucediendo ahora con Ucrania. Creo que el Gobierno hizo bien en tomar distancia: No tiene sentido asumir un posicionamiento que a los fines prácticos no es gravitante, hay que declararse neutral y con eso alcanza. Claro que, si Alberto no hubiera ido antes a Rusia para reunirse con Putin y pedirle un salvataje financiero, y no tenés ningún compromiso que te impida hacer un pronunciamiento, las cosas serían distintas. En la diplomacia, como en la vida misma, los favores no son gratis, como alguien podría suponer con ingenuidad. Las alianzas estratégicas implican, por ejemplo, cómo vota el país ante la ONU y otros organismos internacionales. Para eso existe la posibilidad de la abstención, que en los hechos se considera una postura neutral. Ningún gobierno va a interceder por vos, si le votás en contra. Y aunque es casi "de manual" este razonamiento, hay gente que no lo quiere entender. Los yanquis pueden votar como quieran porque son la primera potencia mundial, pero el tema está en que -además- hacen lobby para que países pobres y endeudados actúen de la misma manera. Hoy ya sabemos que el "alineamiento automático" con EE. UU. no nos condujo a nada. 

No es posible, tampoco, seguir machacando respecto a una insólita comparación con Malvinas. Porque para la OTAN, los "invasores" en 1982 fuimos nosotros, por más que siempre creímos que estábamos recuperando un territorio usurpado. Por lo tanto, este paralelismo sólo es viable si lo planteamos al revés, es decir, cómo los países centrales de Europa y EE. UU. nos condenaron sistemáticamente durante el tiempo que duró la guerra. Y a no confundirse: Ni los militares argentinos, ni la Corona Británica, pusieron nunca el menor empeño para resolver la disputa por la paz. Hubo varias propuestas en ese sentido, pero ya es demasiado tarde como para pensar en lo que "podría ser" y pronosticar su efectividad real. Podríamos haber hecho el desembarco, izar nuestra bandera en las Islas, retirarnos y forzar una negociación. Pero evidentemente, a nadie se le cruzó por la cabeza que había una tremenda desigualdad armamentística y tecnológica entre Argentina e Inglaterra. Sumado a que, por otra parte, esas naciones que no nos apoyaron por la vía diplomática, impusieron un bloqueo a ARG para la compra de armamento y le brindaron un respaldo total a nuestros enemigos. Por todas estas razones, no tiene sentido efectuar una comparación de esa naturaleza. Quizás lo único en común sea lo que dije antes, al medir fuerzas entre ambos bandos, la relación era claramente desigual para nosotros, tipo David y Goliat.

 Rusia es uno de los países más extensos del mundo, y con un despliegue militar parecido al de lo yanquis. Por eso estos últimos se hacen los giles y nunca invadirían el feudo de Putin, porque no les iría demasiado bien y lo único que han hecho hasta ahora es imponer sanciones comerciales. Tampoco podrían hacerlo con China, que le está peleando el liderazgo a EE. UU. a pasos agigantados. China tiene algún sesgo comunista hacia adentro, pero una economía de mercado hacia afuera. En síntesis, son los propios asiáticos los que pueden llegar a verse limitados en sus libertades individuales ante un "régimen" de esa índole. Pero aún así, no podemos dimensionar el alcance verdadero de todas esas restricciones que cada tanto aparecen en los portales de noticias. Cualquier cosa que compres, o fue fabricada íntegramente en China, o en su defecto contiene insumos de allá. Hasta ahora, la jugada les está saliendo bastante bien, han ganado la batalla comercial en rubros como indumentaria, calzado, celulares, y equipos electrónicos de gama media. En pleno siglo XXI, seguir con esa retórica anticomunista no aporta demasiado. Los países que tienen una forma de gobierno de izquierda dejaron de ser una amenaza para los que (mirando hacia el Norte), ponían como pretexto para un ataque nuclear o militar, el hecho de proceder en nombre de la democracia y la libertad. 

Por eso, es que se denomina geopolítica al estudio de las relaciones a nivel internacional. Básicamente, porque vos cedés algo a cambio de otra cosa que te favorezca. Si necesitamos el apoyo de terceros para darle sustento al acuerdo con el FMI, escupir para arriba es lo más cercano a la necedad que uno pueda esperar. Nos estamos viendo pronto. Punto final. 

10 de marzo de 2022

Tiempo de revancha

 En líneas generales, la vida siempre da revancha. No debemos confundir esto con venganza, porque la venganza se alimenta casi constantemente del odio y del rencor, y no me dedico a eso. En cambio, a lo que me refiero, es que en algún momento vas a poder demostrarles a los/las inoperantes de turno, que realmente fuiste capaz de hacer lo que muchos dudaban. El tiempo que puede transcurrir en el "mientras tanto" es impreciso, pero si estás atento a lo que ocurre a tu alrededor, no tarda en llegar. Pero la satisfacción la vas a tener vos mismo, no tanto refregándole tu éxito al resto. Eso es lo que deberíamos saber. Todo aquello que represente una coherencia entre tu pensamiento y tus actos, contribuye a ganarse el respeto. Me ocurrió, días atrás, en el 8M, cuando junto con un camarógrafo del canal donde colaboro, hicimos una nota, pero desde el primer momento, me di cuenta de que otras personas que teníamos previsto entrevistar, no tenían el menor entusiasmo en dialogar con nosotros. Pusieron la música a fondo (era un lugar público), y yo no quería ser partícipe de un "tira y afloja" que ya desde el vamos no conduce a ningún lado. Es lo mismo que pasa cuando vas a un bar y los mozos se hacen los boludos y empiezan a barrer los pisos o a correr las mesas: Es una señal inequívoca, quieren que te vayas. 

Pues bien, yo percibí lo mismo en ese contexto, de manera que hicimos una nota breve con una referente política que aceptó desde el primer minuto, y tuvo buena predisposición. Y a las otras dos jóvenes, no. Di media vuelta y me fui, porque estoy en mi derecho de hablar con quien yo quiera o  quien yo considere que vale la pena. No hubo censura, porque simplemente no se habló con esas activistas. Se optó por la indiferencia, que no es lo mismo. 

A su vez, esas dos personas tienen todo el derecho del mundo a negarse a ser entrevistadas. Lo más irónico de toda esa historia es que, por actuar de ese modo, alguien de ese grupúsculo me acusó de "ejercer violencia", vaya a saber uno con qué o contra qué. Una cosa es plantear el feminismo en términos de la igualdad de los sexos o reivindicación de derechos que con toda justicia merecen, y otra es agitar el avispero para poner como debate una supremacía de la mujer sobre el hombre. Además de que ese razonamiento me parece estúpido, cuando trabajo yo no cuestiono lo que veo, salvo que sea demasiado evidente. A mí déjenme de chicanas perpetradas sin fundamento y no pretendan encasillarme, no me corran con la cuestión del "patriarcado", sobre todo si ni siquiera me conocen. Lo que te dolió a vos (que no te voy a nombrar porque no viene al caso) no es una supuesta violencia que yo jamás ejercería, sino que no te haya dado espacio por la falta de interés que vos tenías en hablar con un medio de prensa. 

Cuánto más sencillo hubiera sido, se me ocurre pensar, el sólo hecho de decir "no doy entrevistas", en lugar de victimizarse para dar lástima. Y lo más paradójico, es que -aunque les hubiera gustado hacerlo-, no me pueden denunciar por nada, puesto que yo no cometí ningún delito. Quizás a esas chicas les genere más placer aquello que en términos reales, no es más perder el tiempo con aquello que -en clave de humor- Woody Allen llamaba "masturbación mental", en lugar de pensar acerca de la cuestión de fondo, que es la intolerancia. No me importa quién es feminista o machista, reitero, no hace a la cuestión de fondo, lo que sí es relevante es que, si vos te creés con derecho a todo y pensás el que único tiempo que vale es el tuyo mientras mi colega y yo tuvimos toda la paciencia que ameritaba, es obvio que nunca vas a ir a ningún lado, porque la vida real no funciona así. Estas personas seguramente esperaban que yo las insultara o las agrediera, pero no lo hice, de manera que, como ya mencioné, no tienen posibilidad alguna de denunciarme ante la Justicia, y cualquier intento que hagan en ese sentido, no prosperará, hace agua por todos lados. 

En lo que va de la semana, he tenido una actividad periodística bastante agitada, y a menudo sucede que las cosas que me tocan cubrir no son de mi interés, pero quizás sí de los lectores. Ya estoy acostumbrado a esto, es lo que elegí, y en cualquier laburo se dan ese tipo de situaciones. Lo peor es que mucha gente supone que tal evento es lo único que uno tiene para hacer, entonces se toman todo el tiempo del mundo para comenzar. Eso me pasó innumerables veces con el gobierno municipal anterior. Ahora no ocurre tanto, porque los funcionarios actuales hablan poco y se van enseguida también, en determinadas ocasiones como las que describí. Durante años, pedían puntualidad, cuando ellos mismos no eran capaces de cumplirla, estaban tomando café en un bar muy conocido. Entonces uno esperaba, con una mezcla de resignación y la cabeza el piloto automático, hasta que se daba comienzo a ese "acto protocolar" o "conferencia de prensa". Pero lo que solía pasar era que yo no era el único quería huir lo más rápido posible de allí, de manera que si se daba tal circunstancia. Por eso, a veces se lograba que "alguien" se quitara rápidamente el compromiso de encima y así agilizaba un poco el trámite.

Por supuesto, esta profesión también brinda momentos gratos. Que la gente te reconozca, te aprecie, y te salude, es algo que nos hace ver que la tarea diaria no ha sido en vano. Es fácil detectar a los aduladores y a los de doble moral, aunque sólo se aprenda con el tiempo. 

Bueno, retomando el inicio de este posteo, y con casi 20 años de profesión encima, ya pocas cosas me sorprenden, lo único que puedo rescatar es que el laburo se hizo con el profesionalismo que se requiere, quizás a título personal me hubiera parecido más provechoso que no "se pongan el cassette" durante el reportaje y expresaran lo que deseen de un modo más espontáneo. Pero yo no puedo tener asumir una autoridad despótica sobre los demás para decirles lo que tienen que decir. Si yo te dedico cinco minutos de video podés considerarte satisfecho/a, porque en los tiempos que manejan actualmente en la televisión, superado ese límite, ya se empieza a hastiar a la audiencia. Y cuando una nota es editada, siempre se procura mantener el espíritu del material original, que sólo se redujo unos minutos por razones de espacio. 

Si es tan difícil de entender, avísenme que les hago un croquis, o un dibujito, quizás lo comprendan mejor. Nos estamos viendo pronto, y esta es la única nota que escribiré sobre este hecho que no tuvo razón de ser. Punto final.   

7 de marzo de 2022

No caer en la tentación del halago fácil (versión 2022)

 Si alguien me preguntara alguna vez: "¿Tuviste una vida fácil?", la respuesta es no, claro que no. Hay quienes piensan que porque no te falta la comida y podés sobrevivir dignamente, eso es haber transitado con facilidad durante un período de años. Craso error.

Hay muchas cuestiones que nunca haré públicas por razones de privacidad, y si hubiera hecho lo contrario, sería al pedo también, porque a nadie le importaría. Eso es clave: Darte cuenta de que no sos tan "importante" como -quizás- alguien te lo hizo creer. Debo decir que a mí nadie intentó hacerme creer nada, pero desde el comienzo supe que era uno más del montón, aunque que contaba con muchas aptitudes. Lo que pasa es que, siendo idóneo en varias cosas, hay otras en las cuales soy un completo desastre. No me sale bien mentir, ni agredir, ni chicanear a nadie. No me sale bien "venderme" como un periodista con talento, porque no soy una cosa ni un producto. No me sale bien cocinar, u otras actividades más mundanas. 

Yo suelo escribir respecto a la producción periodística o lo que esté relacionado con mi laburo, pero no sobre mi persona. Si han leído otras notas por acá, verán que siempre consideré al talento como una capacidad superlativa para una determinada función, pero que si no se va puliendo, se termina oxidando como el hierro bajo la lluvia. Otro dato importante: "Amor propio" no es lo mismo que vanidad o fanfarronería. Más que de autoestima, yo hablaría de "autocuidado": Básicamente, no te hagas daño, no seas masoquista, no busques cosas que de antemano te harán sentir mal. Hay una expresión que no es argenta, pero que tendemos a repetir: "Saludos, un abrazo, cuidate". Esto proviene del inglés, sería algo así como "Take care", o "Take care of yourself". Yo no acostumbro decirle a nadie que se cuide, quizás haga una salvedad si veo que esa persona está medio desorientada o preocupada, y le digo cuidate de los chorros, cuidate de los garcas. Pero no es lo habitual.   

Voy al grano: Nadie está en condiciones de juzgar la vida, o la supuesta calidad de vida, de los demás. Hay gente acá en Lobos que la veo francamente arruinada (no sólo económicamente) y hasta podría indagar los motivos, pero no vienen al caso. A esos vecinos no les daría ningún consejo, primero porque no son mis amigos; y segundo, porque no me parece correcto decirle a los demás cómo tienen que vivir o que deberían hacer. No soy un gurú de la espiritualidad ni escribo libros de autoayuda. Si alguien, por propia voluntad, me comenta algo en confianza, puedo llegar a escuchar lo que quiera decirme, pero no mucho más. Si todos adoptáramos el mismo criterio, dejaríamos de buscar recetas mágicas y nos haríamos cargo de nuestros propios problemas. Nos estamos viendo pronto. Punto final. 



6 de marzo de 2022

Historias recortadas por una navaja

Domingo por la tarde. Ante la escasez de actividad periodística, este fin de semana en tenido algunas horas libres, o de ocio, como ustedes deseen llamarlas. Lo rescatable es que a diferencia de otras veces, donde me dedicaba a dormir, retomé la lectura inconclusa de varios libros, escuché también algunos discos que habían quedado dando vueltas por ahí, y fue una manera de ganarle espacio al sueño para abocarme a él solamente en horas de la noche. Me desperté a las 9 hs. del domingo y salté como un resorte de la cama, no porque tuviera algo en particular para hacer, sino porque sentí que había descansado lo suficiente y no había razón para seguir prolongando la estadía en el colchón. Luego de desayunar, salí a hacer unas compras mínimas, recorriendo siempre las mismas calles desiertas de una ciudad que -a mi modo de ver- continúa estando a medio camino entre ciudad y pueblo. Recién a las 6 o 7 de la tarde, la zona urbana recobra algo de movimiento. Hoy no tengo ganas de quejarme por nada, motivos siempre hay, pero soy yo mismo pretende darle otro enfoque a esta nota, aunque quizás no pueda con mi genio. Lo único que voy a decir si es que cabe como queja o reclamo es que -así como los comerciantes están pidiendo al Municipio nuevas alternativas para poder facturar más- es vergonzoso que en Lobos no se haya generalizado el uso del Posnet. Cualquier negocio debe tener este aparatito, que no es muy costoso por cierto, para permitir que locales y visitantes puedan pagar con tarjeta, sin un tope mínimo. En su momento, allá por el año 2001, se pretendió implementarlo de forma masiva para que la gente pudiera seguir extrayendo dinero y no se continuaran fugando divisas, ese decreto quedó en un limbo, y como sucede con todo, después estalló la crisis que ya todos conocemos y no se habló más del tema. Han transcurrido 21 años ya, y todo sigue (casi) igual. Uno de los motivos, se me ocurre pensar, es que les conviene actuar de esa manera. En un restaurante por ejemplo, te dibujan una cuenta sumando lo que vos consumiste más otros gastos como servicio de mesa o lo que fuere, en lugar de blanquear ese importe al fisco, porque si pagás con tarjeta eso queda asentado en algún lado, no en un ticket trucho que dice: "No válido como factura".    

Aun así, para los lobenses, tomar algo en un bar común y corriente o comprar alimentos esenciales continúa siendo mucho más barato que hacerlo en CABA. Esto ya lo hemos hablado antes, pero digamos que se compensa un poco por el hecho de que allá los sueldos son más altos. Muy pocos lobenses pueden ganar 50.000 pesos al mes, por darte una cifra, que tampoco es exorbitante. En el sector privado puede ser, o bien si sos bancario, un docente con cierta antiguedad, fuerzas de seguridad...en fin, empleos del Estado. 

Tema 2: Debo hacer necesariamente una digresión. Yendo a otro tema, si hay algo que me pone profundamente mal y que me llena de tristeza, es ver cómo últimamente, están falleciendo lobenses que supe querer y apreciar, algunos de ellos a una edad no tan avanzada. Vale decir, con una expectativa de vida que teóricamente era de una o dos décadas más. Es muy shockeante haber estado conversando con alguien como si nada estuviera pasando, y dos o tres días después de ese encuentro fortuito, recibir la noticia de que esa persona murió. Muchos prefieren ocultar ese diagnóstico de muerte a corto plazo para evitar que los demás se compadezcan o sientan lástima por ellos, y yo lo comprendo perfectamente, espero no estar nunca en esa situación pero es probable que actúe de la misma forma si me toca. Todo eso, sin contar el sufrimiento para sus familias, el inevitable duelo, todas aquellas cosas que seguramente habían quedado pendientes para alguna charla que, ya con los hechos consumados, no se concretará jamás. Si la vida misma está plagada de disgustos, traiciones y desengaños, pues qué decir de la muerte. Su misma condición la vuelve injusta, porque le otorga varios años de "gracia" a los dictadores, genocidas, delincuentes, corruptos, hijos de puta que abundan por doquier...  En cambio, una persona que transitó por este mundo sin estridencias, pero sin joder a nadie, tiene la desgracia de fallecer prematuramente. Es así, amigos, la "fecha de vencimiento" de cada uno de nosotros está sustentada en algún aspecto muy retorcido que no logro comprender, y que excede las condiciones de salud. Y no me digan que es el "destino", porque esa explicación la encuentro inaceptable. Hay gente que muere sola y sin ningún tipo de afectos cercanos, porque le diagnosticaron un trastorno mental y durante años estuvo internada en un Hospicio mientras la obligaban a tragar pastillas para que no "molestara", casi como un mono de circo al que le dan bananas para que esté contento y no rompa las bolas. Antes los llamaban manicomios, hoy se les dice neuropsiquiátricos. No lo sé, no quisiera que lo que voy a decir a continuación sea interpretado de un modo irrespetuoso, pero prefiero estar lúcido y bien de la cabeza, aunque en el futuro padezca algún tipo de discapacidad que me impida movilizarme por mis propios medios. 

Ser prisionero de tu cuerpo debe ser terrible. Pero tener un cerebro que se va degenerando progresivamente y que ya no responde a ningún estímulo, no es joda. Por eso, cuando una cosa o la otra ocurran de manera irremediable, por más homenajes y reconocimientos que te hagan, no tienen el menor sentido, dado que ya estás muerto. Y voy a cortar esta nota acá, porque no quisiera hacer filosofía barata de una cuestión tan sensible. Nos estamos viendo pronto. Punto final.  

3 de marzo de 2022

La crisis de los remises en Lobos perjudica a todos por igual

 La profunda crisis que atraviesan las agencias de remises en Lobos, no podría resumirse en un único motivo. Pero, un factor clave de ella ha sido la pandemia. Al no poder trabajar por un tiempo prolongado, o con horarios muy acotados, muchos remiseros optaron por vender su auto, o bien destinarlo a fines que le redituaran una mayor ganancia.

 Por esa razón, cuando las aperturas se fueron flexibilizando, esos choferes ya habían abierto sus propios comercios, o invertido el poco capital que tenían en otros rubros. A ello se suma que los repuestos para los automotores aumentaron considerablemente, y según ellos mismos reconocen, trasladar ese incremento a los pasajero (sumado el impuesto de Patentes y otros que cualquier automotor debe afrontar) es imposible. "Hoy por hoy, un viaje mínimo debería costar $ 500, o quizás más, pero casi nadie estaría dispuesto a pagar esa cifra por hacer 10 o 15 cuadras", me comentó uno que vive cerca de mi casa. Esto, a su vez, hizo que los pocos remiseros que aún continúan en actividad le buscaran la vuelta laburando de forma independiente por fuera del circuito de las agencias, a las que ya no deben dejarle ningún porcentaje.

Es muy común, por lo tanto, ver a los choferes promoviendo sus servicios a través de las redes sociales para cubrir horarios que les puedan dejar algún "mango" cuando las remiseras tradicionales ya están cerradas. Básicamente, por los canales habituales, ninguna agencia de remís trabaja después de las 20 hs, y es un tope que la mayoría de los comercios del ramo establecieron de común acuerdo. Entonces, los que todavía tienen un auto en condiciones aceptables, dejan su número de celular para que el cliente se contacte directamente con ellos. Cumplen con una jornada laboral por fuera de lo que sería esa actividad, y cuando ésta concluye, realizan viajes por su cuenta. Esto les otorga mayor margen para no subir tanto las tarifas por lo que mencionamos antes: No deben pagar ninguna comisión a las remiseras. Pero, si están flojos de papeles que son básicos y elementales, como es el caso del seguro contra terceros, y vos aceptás viajar sin conocer ese faltante, te exponés a que nadie cubra un eventual accidente que puedas sufrir. Es un rubro necesario, sin duda, porque si tenés que ir al Hospital o a la farmacia de turno en un horario complicado y no contás con movilidad propia, es la forma más rápida de llegar a esos destinos. Se supone que nadie va a esos lugares a joder o a hacerle perder el tiempo a nadie. Ni hablar si tenés que trasladar de urgencia a un familiar a La Plata o Buenos Aires. Si es un paciente que tiene un chequeo programado, no va a ser llevado en ambulancia. Porque ese tipo de vehículos están abocados a lesiones en la vía pública, o a otros casos de mayor complejidad. Excepto que tengas una prepaga, pero la gente que cuenta con un servicio de medicina  privada tiene el poder adquisitivo suficiente como para tener un auto propio también (al menos en el común de los casos que conozco).

Pero volvamos a esta crisis que no tiene miras de solución. La economía se reactivó, no al ritmo que todos quisieran, porque además no alcanza a todos los rubros por igual. Y así, se convierte en un "cuello de botella" del cual es muy difícil salir. Muchos remiseros son personajes despreciables: sucios, mal educados, con pocas pulgas, irrespetuosos. Aunque, pensándolo bien, quizás no sean la mayoría. Pero esos tipos, que durante los años de vacas gordas hicieron buena guita porque la gente soportaba igual esta clase de actitudes, son los mismos que hoy se lamentan de todo lo que detallé al comienzo de la nota. Por ejemplo, de cobrar sobreprecios aprovechándose de un turista o de un viajero ocasional, y comunicar a la agencia o local en cuestión un valor bastante inferior. Esas avivadas se terminaron, en parte porque la coyuntura actual no da lugar para que sigan existiendo. Tal vez más adelante, lo vuelvan a hacer. Y no hay nada que justifique eso. Por lo tanto, si ahora la actividad no les es rentable, yo les diría a los remiseros (NO a los titulares de las agencias en cuestión), que se jodan. Por proceder de un modo miserable, y por estafar a la gente una y otra vez, ahora están bebiendo de su propia medicina. Cobrar un viaje por "portación de cara", es eso, una actitud miserable, porque ellos conocen muy bien el tarifario que les proporciona la empresa. Reitero, ahora les ha tocado a ellos bajarse del carro de la soberbia, y puede que en el futuro le toque a algún otro. Como decía Pergolini al cerrar su recordado programa de TV, "a cuidarse porque hay mucho garca dando vueltas". Punto final. 


"No me sueltes la mano", dijeron los senadores

Viernes por la tarde en la ciudad. Estoy tranquilo, pero también somnoliento, así que procuraré escribir lo que tengo en mente. Observo que ...