Hoy tuve que desgrabar una extensa conferencia de prensa en la cual se dio a conocer el programa social “Mi primer terreno”. No pude asistir en forma presencial, pero unos colegas me facilitaron el audio para que yo pudiera publicar la nota, gesto que se agradece. En fin, se trata de una iniciativa que permite el acceso de 65 lotes a vecinos y empleados municipales. Por supuesto, hay que cumplir con determinados requisitos, como tener un ingreso mínimo para que garantice que el adjudicatario podrá pagar las cuotas que demande saldar el costo del terreno. En principio, es un anuncio positivo. La principal contra que pueden enfrentar algunos lobenses es que la construcción en el predio deberá comenzar casi inmediatamente, y por lo tanto hay que presentar planos y terminar la obra en un plazo no mayor de 48 meses. Pero vamos a indagar un poco en la letra chica antes de sacar conclusiones apresuradas. ¿Adónde irá a parar el dinero que el municipio recaude de los beneficiarios? ¿A financiar obra pública, como se dijo en su momento? No está claro.
De este programa, vale decir, se
brinda respuesta al déficit habitacional que desde hace años tiene nuestra
ciudad. De todos modos, también cabe preguntarse por qué el Municipio no ha
logrado terminar las 30 viviendas del B° Amarillo, si según versiones
confiables ya había un oferente que se había presentado para finalizar la
construcción. Seguimos en el reino de la improvisación. Las calles se inundan
cuando caen dos gotas, los espacios públicos como plazas y demás tienen una
falta de mantenimiento notable, no se atiende a los reclamos de los concejales
de la oposición, y el Ejecutivo está empecinado en hacer las cosas como se le
ocurra, a como dé lugar, porque si los legisladores ponen reparos o modificaciones
a una ordenanza, esas enmiendas son vetadas. La mayoría automática que tiene
el oficialismo en el Deliberativo hace que el resto de los bloques no tenga
peso propio a la hora de hacer las observaciones que considere necesarias.
Vuelvo a lo que dije al principio: Lobos tiene calles muy deterioradas y que se
inundan fácilmente con pocos milímetros de precipitaciones. Y la tercerización
de servicios públicos no es la solución. Si hace falta personal, es mejor que
se destine el presupuesto a la contratación de empleados antes que a gastos
superfluos. Dejar en manos de una empresa privada áreas como el barrido y la
recolección es entregar la potestad municipal a un tercero adoptando un
criterio genuflexo y cuestionable. El Municipio, después de la desastrosa
experiencia de Garbo Sur, en los años ’90, debería haber tomado nota de la
falta de contralor que existe sobre las empresas tercerizadas y de la dudosa
capacidad que tienen para brindar un servicio óptimo.
Por otra parte,
la ciudad carece de desarrollo industrial, no hay un predio donde puedan radicarse,
pero tampoco hay voluntad política para conseguirlo. Mientras otros municipios
son el faro de la región, Lobos va quedando relegado a ser un pueblo pequeño y
carente de toda proyección. La otra vez hablaba con un visitante que ponderaba
la prolijidad y el orden del centro, y sin ánimo de contradecirlo, le expliqué
que los barrios de la periferia son los más postergados, y que sólo saliendo de
las diez cuadras del ejido urbano eso se puede advertir con propiedad. Porque
hay muchas calles que no están pavimentadas, donde no pasa el regador para
mitigar la polvareda que dejan los autos que circulan a toda velocidad, los
baches son la trampa perfecta para el conductor desprevenido ante la falta de
señalización, y el exceso de piedras que vuelcan las máquinas municipales hace
que cualquier vehículo pueda despistarse como ha ocurrido en Arévalo o en
Carboni. Hace falta una planificación. Esta gestión decidió no continuar con
las Olimpíadas del Salado, pero el dinero que supuestamente se ahorran al no
hacerlas, lo dilapidan en proyectos cuestionables y de dudosa utilidad. A mí
todo esto me hace mucho ruido, porque no se puede decir que son novatos en la
administración pública, ya van por el tercer mandato. Es previsible que haya un
desgaste, pero ello se nota más si siempre están los mismos nombres decorando
el elenco de funcionarios. Hay que oxigenar el grupo de trabajo, buscar nuevos
profesionales que se perfilen con una visión diferente de la cosa pública, que
tengan el deseo de aportar sus conocimientos en beneficio de los vecinos. Por
eso reitero, lo de los terrenos me parece una buena idea en principio, habría
que ver la implementación una vez que se realice el sorteo y la adjudicación.
Hablar de lotes por 10 millones de pesos es lo mismo que decir 10.000 dólares,
que es el valor promedio del mercado. No son ninguna ganga tampoco, si bien depende
de dónde estén ubicados, algo que no especifica la Web oficial. El lugar ideal
para hacer un polo habitacional hubiera sido el predio de la vieja Maestranza
de la calle Yrigoyen, pero nunca se dio ningún tipo de explicación al respecto
y ese lugar sigue estando ocioso, sin ninguna utilidad.
Lo más destacado
es la financiación, pero a su vez, en el mientras tanto, hay que construir una
vivienda, ya que el terreno se entrega para ese fin y no te dan la escritura
hasta que finalices la construcción. Lo único que tendrás como comprobante
previo es un boleto de compraventa. Lo que se busca con este requisito es
desalentar la compra de un lote como “inversión”, digamos. Lo cual no está mal
del todo, pero habría que ver caso por caso. Hay gente que apenas podría pagar
las cuotas si lo quisiera hacer y que por ese motivo prefiere postergar la
construcción para más adelante. No es tan fácil salir a establecer pautas con
el bolsillo holgado cuando el de los trabajadores se resiente día a día.
Por otra parte,
hay que estar atentos a la “macro”. Con un dólar en alza y una turbulencia
económica por los aranceles comerciales, no habría que descartar una suba en
los alimentos, que resentirá en gran medida el poder adquisitivo y el costo de
vida. Son variables que no se pueden soslayar. No es un escenario de
estabilidad como para invertir, aunque siempre habrá gente que pueda hacerlo, y
ojalá sean muchos los que logren acceder a un predio propio donde vivir para no
tener que seguir alquilando como lo vienen haciendo hasta ahora. Lo que debemos
entender es que el desarrollo integral de un municipio excede estos programas
sociales. Según el Ejecutivo, lo vienen gestionando desde el año 2017. ¿Por qué
se tardó 7 años? Aun con la mejor buena voluntad que tengan, es mucho tiempo.
¿Y por qué se hace el anuncio en un año electoral? ¿Qué pasa con la gente que
queda excluida porque el dinero no le alcanza para llegar a fin de mes?
Demasiadas preguntas para un solo posteo. Nos estamos viendo pronto. Punto
final.