31 de diciembre de 2020

Querido 2021

 Estimado 2021: quiero que sepas que tengo muchas expectativas puestas en vos. Muchas de ellas no las he podido cumplir a causa de tu nefasto antecesor. Pese a todo, llegué a concluir el ciclo pasado sin enfermarme, haciendo frente a muchos momentos de angustia en los cuales no sabía bien qué hacer. Por supuesto, para la mayoría de los argentinos ha sido de la misma manera. 

2021, vas a ser impredecible como todo año, pero con toda seguridad, mejor que el anterior. Espero que me permitas ver a mis amigos, que la mateada vuelva a brindar la ocasión propicia para una charla, que el barbijo paulatinamente se convierta en un mal recuerdo, que aquellos más jóvenes que yo puedan ir a bailar o a tomar algo si lo desean en lugares seguros. Que todos tengamos o recuperemos el trabajo, que la vida se aproxime lentamente a la normalidad. Que la inflación no haga estragos con nuestros ahorros, y que se termine la especulación de los parásitos que viven de la timba financiera. Que, de una vez por todas, podamos ponernos de acuerdo en algo, por pequeño que sea, que se dejen de joder con la grieta. Al ser un año electoral, querido '21, te pido también que surja una nueva generación de dirigentes que no estén contaminados con los vicios de la vieja política. Que las plazas y los parques se llenen de gente, que podamos volver a abrazarnos o darnos un beso, que volvamos a creer en nosotros mismos. Que incentivemos el turismo interno, que ha sido uno de los sectores más golpeados. Que volvamos a recuperar la confianza, sentir que podemos. Que la gente consuma menos ansiolíticos y que todos podamos tener un espacio, por mínimo que sea, para la distensión. Olvidé mencionar que en tus primeros meses no hagas que salir a la calle se convierta una caldera, tratá de evitar hacernos padecer una ola de calor. Que las fábricas vuelvan a funcionar a pleno, y que todos tengamos guita para poder comprar lo que producen (planteo utópico). Que la vacuna, sea del laboratorio que fuere, se distribuya en todo el país lo más rápido posible y que la gente acepte aplicarse la dosis sin temor a efectos adversos. 

Podría seguir enumerando mis deseos y anhelos más profundos, pero con que logremos vivir como lo solíamos hacer antes de 2020, todo mejorará. Sé que será un proceso de demandará tiempo, un tiempo que podrá ser largo. Pero no me defraudes, 2021. Nunca en la historia de la humanidad la gente te puso tantas fichas, y yo apuesto a ganador. Punto final.

 

29 de diciembre de 2020

¿Nos espera un "verano cruel"?

 Calor extremo. Calor que quema. Probablemente éste ha sido el día más agobiante de 2020. Anoche cayeron unas tímidas gotas, que solamente sirvieron para que se levante más humedad y que el día siguiente (o sea hoy) resultara insufrible. Intenté dormir una siesta (otra cosa no se podía hacer a las tres de la tarde), pero di vueltas en la cama sin éxito. Eso aumentó muy malhumor, y cuando eso ocurre, me pongo bastante hinchapelotas, más de lo normal. No sé si me levanté con el pie izquierdo o qué, pero a ello se sumó que no teníamos una gota de agua corriente. Esto último lo sabía por un comunicado que envió Obras Sanitarias. Hay gente que no tiene agua desde el sábado, la verdad es que me pondría histérico si padeciera algo así. En fin, tuve que recurrir a un balde para higienizarme como pude, hasta que a últimas horas de la tarde este vital elemento volvió a brotar de las canillas. Olvidé mencionar que hoy por la mañana me caí de la bicicleta cuando me disponía a volver a casa, de la forma más estúpida. En consecuencia, me lastimé la rodilla y tuve que gastar en gasas, pomadas y antisépticos para la piel. A raíz de esto pienso que por un tiempo no es aconsejable que me meta a la pileta hasta tanto se cure la herida.  

Hoy fue el primer día en el cual padecí el calor y el sol calcinantes como pocas veces en este año que se va. Como transpiro demasiado y pierdo mucho líquido con el sudor, trato de hidratarme lo más posible. Debido a que el Ministerio de Salud no permite el uso del aire acondicionado en los comercios (o en la mayoría de ellos), cada vez que entrás a un negocio (sobre todo si hay aglomeración de clientes), terminás empapado. En este momento estoy tomando unos mates, pero con el agua a una temperatura menor a la habitual por ese mismo motivo. 

¿Nos espera un "verano cruel"? No lo sé, todo parece indicar que sí. Pero no queda otra que hacerle frente, aunque sea con un modesto ventilador. Y procurar dormir una siestita reparadora, que te permite descansar el cuerpo, desconectarte por unas horas de todos los pensamientos inútiles y encarar el resto de la tarde un poco mejor. Nos estamos viendo pronto. Punto final. 

27 de diciembre de 2020

Cortocircuitos en medio de la pandemia

Me parece una canallada que desde medios como TN o La Nación + se siga boicoteando la vacuna rusa, sobre todo el opinólogo estrella Nelson Castro, que por ser médico además de periodista es considerado una eminencia para dar su parecer cualquier enfermedad o pandemia. En primer lugar, una voz autorizada sería la de un infectólogo, que exponga con argumentos sólidos y sencillos sus objeciones (o no) a la Sputnik V. Hay muchísimas críticas para hacerle al Gobierno, pero ahora que están llegando las dosis hay que acompañar el esfuerzo y no sembrar la desconfianza sobre los resultados. En el peor de los casos, la vacuna puede ser inocua, pero de ninguna manera es perjudicial para la salud. Además, su aplicación es optativa. Por supuesto que hay muchos intereses en juego, no vamos a ser necios. Ni la salud pública se salva del juego político. Los canales de noticias que están en la grilla de cualquier abono de cable son los mismos. Sabemos que C5N es abiertamente oficialista, pero al menos los conductores y cronistas no ocultan esa condición. Llamalo "periodismo militante" o como quieras, pero está claro de qué lado están. Y se nota que el canal ha crecido en audiencia, porque el resto tienen todos el mismo discurso. No sé si quieren que vuelva Macri o qué, pero veo poco probable que el Gato vuelva a postularse. Probablemente lo hagan Vidal o Bullrich, que representan el mismo pensamiento. El problema de Macri fue, paradójicamente, comunicacional. Nunca logró convencer a la sociedad de que era necesario el ajuste descomunal que hizo. Y a decir verdad, uno puede hablar de déficit fiscal o de lo que fuere, pero el bolsillo de la gente es el termómetro que olvidaron tener a mano. No pudieron controlar ni la inflación, ni la estampida del dólar. Tomaron medidas con un sesgo más social ya con los hechos consumados, como la eliminación del IVA para alimentos esenciales. Hay una oposición que surge cuando las cosas no van bien, y otra que existen siempre porque pertenece a la fuerza política opuesta que fue derrotada, en este caso el kirchnerismo. Macri desperdició una oportunidad histórica cuando la gente le otorgó el voto en las urnas. Resultó ser un inepto, que en lugar de escuchar a la calle, lo hacía con Durán Barba o sus amigotes ministros. Endeudó al Estado con una suma exorbitante que nadie sabe dónde fue a parar, lo que está claro es que la calidad de vida de los argentinos no mejoró en absoluto. 

Pero atención, porque el kirchnerismo volvió al poder "recargado", con sed de revancha y un doble comando evidente entre el Presidente y Cristina. Alberto no puede romper con Cristina, porque sería un suicidio político. Fue ella quien lo puso donde está. Se mostró como un moderado durante la campaña, un tipo conciliador, y quizás lo sea, pero no puede ejercer ese perfil porque el kirchnerismo duro le está pidiendo otra cosa. Como nadie resiste un archivo, basta con indagar en You Tube para ver las duras críticas que Fernández le hizo a Cristina. Ella lo sabe, desde luego, pero eligió a alguien que ponga la cara para inmolarse al "proyecto", que al día de hoy no sabemos cuál es. En un punto, son tan ignorantes los oficialistas chupamedias como los opositores sistemáticos. No pueden sacarse ese chip de la cabeza. No abundan voces críticas dentro del peronismo, están todos alineados detrás de "la conducción". No sorprende, ya que esto ha sido así en los años de apogeo de Menem. Yo no apoyo incondicionalmente a nadie, ni le doy un cheque en blanco. La pelea está en el seno del oficialismo, mientras las sociedad espera que esta tensión constante cese algún día para encarar políticas públicas de fondo. Punto final. 

 

26 de diciembre de 2020

Tratando de vencer el miedo a lo desconocido

¿Cómo afrontar el 2021 de la mejor manera? Imposible saberlo. Podría decir que hay que ir "tanteando el terreno" y mantener la tranquilidad, pero como estamos hablando de un ciclo que todavía no empezó y nadie tiene la bola de cristal para analizar el futuro, se nos abre un escenario desconocido. Si tengo que recapitular acerca de todo lo positivo que pude hacer o concretar este año, diría que son logros modestos, como haber leído mucho más, dedicarme a actividades recreativas entre cuatro paredes que ya creía olvidadas, mejorar sustancialmente mi desempeño en la tele. Cuando empecé con ese proyecto, en 2019, recién pude manejarme con soltura a mitad del año. Y cuando arrancamos la segunda temporada, pude manejar mejor los tiempos de la entrevista, realizar más preguntas polémicas sobre lo que la sociedad quería saber. Habíamos lanzado la temporada 2020 en la segunda quincena de enero, y tuvimos que hacer un parate forzoso por la pandemia. Retomamos en abril o mayo (no recuerdo bien), con todas las medidas sanitarias para no arriesgar mi salud ni la del invitado en cuestión. Precisamente, elegir los invitados siempre es una tarea compleja, no por falta de voluntad de ellos sino porque hay que coordinar horarios, que son los horarios de grabación del programa. Surgieron charlas tan interesantes que no me di cuenta del tiempo transcurrido mientras estábamos en el estudio. Así, hubo programas que duraron más de una hora y yo como periodista me sentí a gusto, de lo contrario le hubiera dado un cierre con menos minutos al aire. Fue (y es) una experiencia gratificante, y siempre tuve como premisa que el entrevistado se sintiera cómodo, no que estuviera mirando el reloj a ver cuánto faltaba para irse. Eso nunca pasó, gracias a Dios. 

Cuando esté disponible la vacuna rusa en Lobos y pueda aplicármela, no tendré ningún tapujo en hacerlo. Hay mucha gente que, influenciada por los medios de posición dominante, exhiben una suerte de "gataflorismo": primero pedían la pronta llegada de la vacuna; ahora, como es rusa y existen algunas falsas dudas sobre su efectividad, manifiestan que no se la colocarán. La Argentina ha dado un paso adelante muy significativo al ir a buscar las dosis a Moscú. Por supuesto, no serán suficientes para abastecer a toda la población, dado que la prioridad la tienen el personal de salud, fuerzas de seguridad y grupos de riesgo. Como toda vacuna, puede presentar algunas reacciones adversas mínimas, pero el saldo sigue siendo a favor ya que estás inmunizado del virus una vez que te administren la dosis.

 En mi caso, la Navidad 2020 transcurrió tranquila, creo que la mayoría pudo compartir la mesa familiar con un círculo social más amplio después de mucho tiempo. En lo que a mí respecta, estuvimos solamente los mismos cuatro que vivimos aquí, que son las personas con las que realmente me interesaba estar.  

 Hay una sensación de cansancio y hastío ante un año que nos puso contra las cuerdas. Si viene una segunda oleada, el año próximo será diferente, pero no de un modo significativo. A medida que se otorguen nuevas habilitaciones y permisos, las cosas irán cambiando. Estos doce meses sirvieron para replantearnos prioridades, y darnos cuenta de que el sistema de creencias que teníamos se vino abajo tan pronto como el pulso de la realidad empezó a apretar. Si durante esta burbuja temporal no hemos logrado valorar más a nuestros seres queridos y a quienes estuvieron en contacto con nosotros pese a todo, no hemos aprendido nada. Cuando arranquemos la última hoja del almanaque, nos va a "caer la ficha" a más de uno. Y todo lo vivido este año será difícil de olvidar: tampoco tendría sentido hacerlo, en rigor de verdad. Sería renegar de las vivencias y de la historia personal de cada uno ante un momento de quiebre en la historia. Siempre se habló demasiado de la globalización como un fenómeno del siglo XXI, pero no reparamos en sus consecuencias. Les dejo a los sociólogos y a quienes saben más que yo la tarea de hacerlo. Nos estamos viendo pronto. Punto final. 




El desafío de recuperar la pasión por lo que hacemos

Sábado por la tarde en la ciudad. En esta vida hace falta dedicación, gente que tenga pasión por lo que hace y que los mediocres se hagan a un lado para darles lugar. El facilismo y la estupidez se ven a diario por televisión y por las redes sociales. Pero tener la capacidad de conmover o movilizar a otra persona, es otra cosa. No todos pueden lograrlo: los escritores, cineastas, fotógrafos, pintores… aunque también es cierto que no todos nos conmovemos o emocionamos ante lo mismo. Profesionalmente, siento que puedo dar un salto hacia una instancia superadora. No es fácil pero creo que puedo hacerlo, quizás si me preguntaban hace dos o tres años hubiera dicho que no era el momento. Informar en medio de una pandemia procurando que la gente no caiga en una psicosis colectiva es un desafío y una responsabilidad. Me banqué muchas cosas durante esta crisis que en circunstancias normales no hubiera vivido. Tuve que renegociar las tarifas publicitarias, porque siempre es mejor acordar con un cliente antes que perderlo. Resigné un margen de ganancias importante, y al mismo tiempo percibí que la exigencia del público lector era mayor. No sólo conmigo, sino con todos los medios que hay en Lobos. En los meses de cuarentena, la gente consumió mucha información a través de las redes.

En un pueblo chico como el nuestro, el primer caso de COVID generó un gran revuelo, todos querían saber el nombre de esa persona, lo recuerdo muy bien. Todo se terminó cuando el vecino en cuestión tuvo el gesto de dar la cara y admitir ser portador del virus. Yo no sé qué hubiera hecho en su lugar, porque ese lobense no era ni un delincuente ni un criminal. Buscar víctimas y victimarios en una coyuntura tan delicada es un grave error.  Cuando los contagios crecieron, vimos a muchos necios que creían que nunca les iba a tocar, tener que estar aislados e impedidos de poder desarrollar su trabajo. Es posible que la vacuna haya estado lista desde hace varios meses, y que recién ahora se está empezando a distribuir entre distintos países que negociaron con los laboratorios. Pfizer es un gigante de la industria farmacéutica, y seguramente todas las fases de desarrollo de esta vacuna han costado guita. Nadie hace beneficencia con esto.

 Puedo entender el deseo que tienen los chicos por festejar, pero de ninguna manera pienso avalar las fiestas clandestinas que se están haciendo en Lobos, últimamente eligiendo espacios abiertos al aire libre. Mientras esto acontece, los DJ, los empleados de seguridad privada, los sonidistas, y un gran número de personas vinculadas al rubro siguen sin poder trabajar. Las autoridades municipales deben disuadir y desalentar estas juntadas, porque si las veo yo que soy un ciudadano más, obviamente que ellos están al tanto de lo que está pasando. Quizás estos encuentros al aire libre representen un riesgo menor, pero es cuestión de sentido común pensar en el esfuerzo de tantos meses y cómo se ve dilapidado en una noche de festejos. Mucha gente no pudo recibir visitas para su cumpleaños por este motivo. Por eso, insisto en que es hora de poner las cosas en su lugar, y que los adolescentes busquen otra forma de distensión. Ya habrá tiempo para que vuelvan a funcionar los boliches. Punto final.


20 de diciembre de 2020

Un agujero negro

Me cuesta mucho poner en palabras lo que este año ha representado para mí. No hay adjetivos que alcancen, por más vueltas que uno intente darle al asunto. Es obvio que nadie estaba preparado para esto, es un fenómeno único que en un futuro los sociólogos se encargarán de analizar con mayor propiedad. Vivenciar lo que nos pasa "en caliente", no da resultados útiles. Cuando transcurra un tiempo se verán las secuelas, aunque algunas ya son evidentes. 

Puedo sentirme afortunado de que no ha fallecido ningún amigo o familiar cercano, ni tengo a una persona en un geriátrico. Pienso que no lo hubiera podido soportar. Pero, en realidad, quienes sí pasaron por ese trance tampoco pensaban en poder soportarlo. El dolor es único e intransferible. Al igual que el sufrimiento o la tristeza. No todos sufren por lo mismo, ni con la misma magnitud. Lo que ha ocurrido, es que ante una pandemia y una crisis global, se potencian los sentimientos. Se mezclan, se confunden entre sí. La vida cobra otro significado ante la fragilidad. Dejaron de importarnos ciertas cosas. Hubo amigos que no aparecieron más porque nunca nos llamaron ni lo harán. El sexo se reinventó a la vieja usanza. Hasta no hace mucho, todos los días parecían un letargo, era yendo de la cama al living, porque mucha gente durante el confinamiento no se preocupaba por cambiarse de ropa o por lucir bien. El espejo nos devolvía la imagen de un rostro ojeroso y desaliñado, algo que poco nos importaba. Estando en casa, supuestamente, no teníamos nada que perder, pero tampoco mucho por ganar. Comenzamos a fumar más, y padecimos cuando en abril los atados empezaron a faltar en los kioscos. Comimos en exceso aunque no tuviéramos hambre. Sentimos miedo sin saber a qué. No había iglesias, bibliotecas, colegios, bares, canchas de fútbol, gimnasios, nada. Sin embargo sobrevivimos, no sé cómo porque es una experiencia totalmente nueva para mí y para todos.  

Trato de no quedarme quieto, si bien en esta coyuntura, hoy más que nunca, hay factores que condicionan (y postergan) los proyectos personales de cada uno. El último año malo que tuve fue 2012, por motivos que sería largo enumerar. Pasaron ocho primaveras hasta llegar a 2020. Miren, yo no puedo decir si este espacio, este blog, ha evolucionado o no: se ha ido adaptando a quien soy yo hoy. Como periodista, siempre tuve el deseo de tratar de entender la realidad. Como ustedes saben, yo no milito en ningún partido político, y en consecuencia mis opiniones son las de un ciudadano más que ejerce su derecho a la libertad de expresión. Ojalá en el futuro florezcan nuevos blogs o páginas en Lobos donde todos nos animemos a decir lo que pensamos, sin tapujos. Dejemos de lado la boludez y el chicaneo constante de Facebook y Twitter para esbozar un texto con argumentos, con fundamentos, que podrá ser objeto de debate o no, pero que define nuestra posición sobre los asuntos que nos preocupan. Y otro aspecto importante: defender nuestra opinión, no significa de la que los otros no merezca ser escuchada y atendida. Nos estamos viendo pronto. Punto final. 

 


19 de diciembre de 2020

Pateando basura en el callejón

 Fin de semana en la ciudad. La verdad es que los últimos 7 días transcurrieron rápido, o al menos es la percepción que uno tiene del tiempo. Voy decidiendo y planificando sobre la marcha, porque comprendí que proyectar demasiado no es bueno. Además, si no podés conseguir aquello que te propusiste hacer, inevitablemente te vas a frustrar. Es normal padecer una decepción o frustración, que muchas veces se da por motivos ajenos a lo que uno pueda realizar: amigos que nos fallan en el momento más difícil, expectativas económicas que se ven devastadas por la inflación, seguir consejos sin advertir su intencionalidad. Por ejemplo, mientras escribo estas líneas, no estoy pensando en la semana que viene. Pienso en las próximas 48 horas como máximo. Cuando hay que hacer una consulta médica y te dan un turno, sabés que vas a tener que esperar hasta que llegue la fecha. Y si te sentís mal antes de que eso ocurra, te la vas a tener que bancar a menos que sea una emergencia. La plazos que la gente maneja no son para todos por igual. Y lo que nosotros consideramos urgente o importante, para el otro puede parecer una boludez.

Cuando voy a presenciar una función de teatro, cine, o lo que fuere, me gusta que sean puntuales con el horario. Puede haber unos minutos de tolerancia, obviamente. Pero poco me importa si están aguardando a que llegue más gente para llenar la sala. Eso se llama respeto al público. Lo mismo podría mencionar de las conferencias de prensa, si por algún motivo he llegado tarde me la tuve que comer, pero esperar a otros, aunque sean colegas, no corresponden. Si trabajás para un medio grande de CABA, te pisan la cabeza. Cada cual hace su juego, y así debe ser porque la audiencia busca lo urgente, la inmediatez, y si le podés ganar al otro, mejor. Claro está que no estoy de acuerdo con las formas, pero fuera de ello siempre ha sido así. Cuando hago el programa de tele, soy el primero en llegar y el último en irme del estudio, por respeto al invitado. Pero bueno, cada uno tiene su "librito" con el cual manejarse. Buen sábado para todos. Punto final. 


17 de diciembre de 2020

Vuelta de página para un año terrible: Cuando llegue 2021 festejaremos todos

Jueves de calor extremo en la ciudad. Pese a ello, el día transitó tranquilo, parece que seguimos con idas y vueltas en torno al tema de la vacuna cuando ya muchos países la están aplicando, sobre todo la de Pfizer. Por supuesto, esto también es un gran negocio para los laboratorios, pero da la impresión de que un país como el nuestro no está dentro de las prioridades de éstos. El Gobierno se apuró a hacer el anuncio, luego de una serie de viajes de incógnito que la Viceministra de Salud hizo a Rusia. Hasta se barajaron cifras de cuántas dosis estarían disponibles, es decir que parecía todo bien encaminado. Pero pasan los meses y aún no tenemos nada. Lo ideal sería empezar a vacunar antes del comienzo del ciclo lectivo para que las clases puedan comenzar con normalidad. El problema es que hay varios frentes abiertos, muchos agujeros sin cubrir, y este tipo de políticas sanitarias no pueden quedar libradas a la improvisación. 

Mientras me cebo unos mates, pienso que ya entramos en la segunda quincena de diciembre, que por motivos obvios suele ser la más caótica y frenética. Sin embargo, he notado que mucha gente le da poca importancia a las Fiestas, y a decir verdad yo tampoco tengo espíritu de celebrar, prefiero una cena tranquila y listo en lugar de los atracones de comida y alcohol que son frecuentes en estas ocasiones. Distinta era la cosa cuando uno era un niño y recibía regalos, cuando venían los parientes que viven en Buenos Aires y se armaba una mesa larga, cuando había tantas botellas que las metíamos todas en un gran tacho con hielo, cuando el lechón o el manjar en cuestión se hacía despacio mientras el asador y sus ayudantes bebían un vermut. Nada de eso existe ya: ahora soy yo el que debe hacer regalos, los preparativos para la cena de Nochebuena o vísperas de Año Nuevo son mínimos. Quizás lo vea de ese modo porque hasta ahora siempre se ha encargado mi madre de hacerlo y yo no me percataba del esfuerzo que implica tener que estar varias horas en la cocina en un día promedio con 30 grado de temperatura. Lo que suele ocurrir es que al día siguiente, es decir en la Navidad o Año Nuevo propiamente dichos, los festejantes más entusiastas terminan con una terrible resaca y probablemente descompuestos. Como alguna vez padecí algo parecido, tomo mis recaudos. Al fin y al cabo, hay infinitas situaciones para beber o comer algo diferente al menú de todos los días. Seguramente el fin de 2020 nos encontrará agotados, exhaustos, con mucho estrés, y no es aconsejable añadirle a eso la carga extra de hacer un evento social multitudinario, además de que no está permitido. Menos aún gastar guita en pirotecnia, con la malaria económica que hay. Y ya que estamos, le hacemos un favor a la salud de nuestras mascotas. 

Cuando se levante el telón de 2021, festejaremos todos, tal vez insensatamente, porque nada cambia de un día para el otro. Pero todos lo tomamos como el fin de un año opresivo y que puso en jaque la salud de muchos seres queridos. Nos estamos viendo pronto. Punto final. 

14 de diciembre de 2020

Buscá tu propio camino, nadie lo hará por vos

 Este año, más que nunca, hay que desapegarse del futuro. Ese futuro que (obviamente) en algún momento será presente, pero que hasta eso no ocurra hoy nos llena de dudas y de miedos. Ya no tenemos motivos para pensar que vamos a estar mejor; tampoco peor. Lo más aconsejable es dejarnos llevar por lo que vaya sucediendo y actuar en consecuencia. Hay indicios de que 2021 traerá consigo un mayor bienestar, pero si hay un rebrote del virus volveremos a foja cero. Todos teníamos expectativas, ilusiones y deseos para este año, pero por los hechos de público conocimiento en su mayoría se vieron truncos. Recuerdo que a fines de 2019, había hecho ese ejercicio mental respecto a cómo iba a encarar este año siguiente. Pues bien: la realidad nos sorprendió y nos superó a todos. Cuando vos estás tranquilo y podés manejar tus emociones, estás más preparado para lo que venga. Pero la vida no es un estado de ánimo lineal, es un subibaja, de lo contrario nada nos afectaría. Y está bien que nos afecten cosas que nos provocan dolor y angustia, porque si no, no seríamos humanos. 

Siempre rescato los momentos felices, de ayer y de hoy, lo que pasa es que nos cuesta un poco dimensionarlos y valorarlos hasta que transcurre un tiempo. Si te la jugaste por un proyecto y te fue bien, es un punto a favor. Si esperabas un hijo y nació sin complicaciones, también. No voy a seguir dando ejemplos porque creo que se entiende hacia dónde estoy apuntando. Cultivar la amistad es otro aspecto que se volvió arduo, por el confinamiento y las llamadas de WhatsApp ante la imposibilidad de vernos personalmente. Conversar con la gente, sean amigos o no, es parte de mi trabajo, y realmente durante este ciclo me costó, tuve que apelar a alternativas que no siempre salieron bien. Me considero un "sobreviviente", porque pese a todo la peleé, al igual que mucha gente que tuvo que salir a parar la olla. 

No puedo menos que sentir gratitud, ante la vida y ante quienes me ayudaron cuando lo necesitaba. Muchas veces la ansiedad por concretar algo me juega una mala pasada, y por si todo esto fuera poco, estuve al borde del quebranto económico entre marzo y abril de 2020. Pese a que no tenía deudas, el comienzo de la pandemia me destruyó mis finanzas. Ya pasó, vuelta de página. De a poco me fui recuperando, y falta desandar más caminos todavía, un proceso que nunca termina porque quizás te lleve toda la vida sentirte pleno. La plenitud es lo más difícil de alcanzar, hay momentos en que lo conseguís, pero el objetivo es lograr una continuidad. En fin, no pretendo que esta nota sea un libro de autoayuda, lo único de lo que estoy seguro es que tendremos que barajar y dar de nuevo, y no sobredimensionar boludeces. Después de todo lo que hemos pasado, me parece que esa es la mejor lección. Punto final. 

 


    

11 de diciembre de 2020

¿Y ahora qué?

Viernes en la ciudad. Si es como venimos sosteniendo, el pasado suele quedar inexorablemente sepultado por el paso del tiempo. Pero el pasado no cuenta con que existe algo que lo preserva: la memoria. Sin embargo, podemos advertir cambios en la cultura "vintage": ya nadie quiere escuchar música de los '70 o '80, ni siquiera en un intento de apelar a la nostalgia. Puede dar buen resultado por un determinado período, pero terminan siendo intentos fallidos, porque las generaciones han cambiado y sólo quienes eran jóvenes en décadas anteriores pueden sentirse identificados. Pero lo que yo he notado, es que la mayoría de la gente de 60 o 70 años está concentrada en lo que pasa hoy y en los usos y costumbres actuales, no vive de recuerdos. Me pasa con mi viejo, que cuando hacemos un viaje en el auto y pongo música retro en el stereo, me dice que no le interesa escuchar nada de eso, porque ya lo hizo en su momento. Sentimos nostalgia por una Argentina que fue "el granero del mundo", y no me canso de decir que pasaron dos siglos y lo único que podemos exportar son cereales y materias primas. No se ha avanzado en un proceso de industrialización orientado hacia el mercado externo. Y como el Estado recauda con los productores que liquidan dólares, estableció nuevamente las retenciones porque es el único sector que aporta algo de guita al tremendo agujero fiscal que tenemos. 

Perdón, me estoy yendo de tema. Volviendo al comienzo de esta nota, hay expresiones del arte que envejecen mejor que otras, como el cine: la saga de El Padrino tiene más de 30 años, sin embargo el común de la gente (incluido yo), no se cansa de verla. Podríamos seguir enumerando a títulos que marcaron un hito en las artes audiovisuales, como "Un tranvía llamado deseo", "Casablanca", "Rebelde sin causa", y tantas otras. Incluso, otros filmes más recientes como Forrest Gump (1994) tienen buena aceptación. Pero pienso que, en realidad, tiene que ver con el impacto que provoque en vos, en cuán representativa haya sido esa película, o esas canciones que la gente suele ver (y escuchar) por You Tube.

Hace unos años, Quilmes hizo una publicidad de cerveza con un tema de Laura Branigan ("Gloria"), circa 1982. La cuestión es que se convirtió en un furor, la pasaban en los boliches, en las FM de target post adolescente...sin embargo no es frecuente que se dé. Debo reconocer que yo también soy un dinosaurio, porque no me gusta nada de esta gente que copa los rankings como Bad Bunny, Maluma, Post Malone, y no se cuántos más cuyo nombre no recuerdo. Lo que veo es que el sonido no es "limpio", está lleno de artificios en el estudio de grabación, hay muchas "capas", pero no al estilo de la Pared de Sonido que inventó Phil Spector, ni mucho menos. Para mí, el futuro está en artistas como Lana Del Rey, Taylor Swift, o Billie Eilish. Pero es totalmente subjetivo. Antes me fascinaba Phil Colllins y en la actualidad hace años que no escucho un disco o un compilado suyo. Las canciones que le dieron fama están tan "quemadas" y tuvieron tanta rotación radial, que ya te queda el sabor a algo archiconocido. Punto final. 


10 de diciembre de 2020

Crónica del primer año de gobierno de Fernández

Mientras me cebo unos mates y me dispongo a comenzar el día, trato de trazar una reseña del primer año de gobierno de Fernández. Cada vez es más evidente la influencia de CFK en la toma de decisiones, y los conflictos que existen entre los funcionarios albertistas y cristinistas. Es cierto, también, que el proyecto de legalización del aborto es un debate que debe darse.  Pero podría haber esperado, por lo menos, hasta el año que viene. Hoy tenemos otras prioridades muy claras: poder salir de la pandemia y avanzar en la llegada de la vacuna. Recuperar la economía, revertir los índices de pobreza que son alarmantes, generar puestos de trabajo... ¿Acaso nadie piensa hacer nada al respecto? Los peronistas repiten como un mantra que este año fue malo para la Argentina por el coronavirus, y que el Presidente por ese motivo no pudo hacer todo lo que había proyectado. Eso ya lo sabemos, más allá de que el argumento resulte creíble o no. La mayoría cree que la cuarentena fue excesivamente larga, sin embargo también la mayoría de los argentinos trataron de respetarla y cumplirla, al menos en los primeros meses. Luego, claro está, se produjo un hartazgo general y por ello cada uno vio las consecuencias que traía seguir estando en este status quo: comercios cerrados, pérdida de fuentes de trabajo, secuelas psicológicas. En fin, nada que no se haya dicho antes. 

De Fernández podemos decir que es un político que, al igual que sus antecesores, prometió cosas que quizás sabía que no iba a poder cumplir. No hablemos ya del asadito y la heladera llena, que quedarán para el anecdotario de la infamia. Hablemos de "cerrar la grieta". Lejos de ir en esa dirección, se dedica a ensancharla quitándole fondos a CABA y echando mano a cualquier recurso para cubrir parches. Una muestra de ello fue la protesta de los policías bonaerenses, que el Presidente decidió desactivar quitando puntos de coparticipación a la Capital. Aclaro que Larreta y los porteños en general no son santos de mi devoción, pero el árbol no me impide ver el bosque. Habría que analizar los indicadores económicos para ver cómo estábamos en diciembre de 2019, sin tener en cuenta como única variable el valor del dólar. 

El macrismo, en su afán por reducir el déficit fiscal, no conoció límites a la hora de castigar a la clase media, su principal fuente de votos, con tarifazos sistemáticos y una inflación alta, y aquí está clara otra mentira del ex Presidente y "el segundo semestre" (de supuesta recuperación). No hubo segundo, tercer, ni cuarto semestre: arrasaron con todo y los funcionarios de Hacienda no parecían tener mucha capacidad de reacción. Además, pergeñaron un endeudamiento descomunal con el FMI. ¿Por qué digo esto? Porque el kirchnerismo actual, que saca chapa de progresista con sensibilidad social, está llevando al país a una situación igual o peor que la que dejó Macri. Si vos no marcás la cancha para ganar territorio, otro lo va a hacer, y eso es lo que está pasando. Crece la intención de voto de Cambiemos no porque ellos sean brillantes, sino porque los que están ahora son ineptos, parafraseando a Perón. Bullrich es impresentable, y sin embargo es la Presidenta del PRO mientras Macri queda en un segundo plano. Este gobierno no es abiertamente populista como hace 10 años: sabe que no puede gastar en hacer demagogia sin antes pagar a los acreedores. Pero siguen con la misma retórica que seduce a algunos desde lo discursivo más que desde los hechos concretos. Punto final.  

8 de diciembre de 2020

Demasiados feriados para una sola flor

Los findes largos no son de mi agrado. Antes tenían mayor satisfacción porque en los feriados no teníamos que ir a la escuela, pero en la actualidad esos días no me sirven para mi trabajo. Se complica hacer notas o entrevistas, no se les puede cobrar a los clientes, y en consecuencia se gasta más plata de lo habitual. Por supuesto, en el resto de la semana eso se compensa un poco. El manejo del dinero no es mi principal virtud, pese a que no tengo deuda alguna. Como les decía, estos tres o cuatro días a media máquina no es que los padecí (sería exagerado afirmarlo), pero prefiero mantenerme ocupado con el laburo, me da satisfacción hacer una nota y que sea bien recibida por el público. O que despierte polémica. Yo nunca juzgo las reacciones que los lectores tienen: simplemente publico un texto que considero que vale la pena y dejo que los demás se formen su propia opinión. Si se arma la rosca en las redes, yo no me meto, salvo que haya insultos o agresiones mutuas, porque eso demuestra la incapacidad para sostener un debate. 

Siempre que te mantenés ocupado haciendo algo que te gusta, el tiempo parece transcurrir más rápidamente. Pero hay veces que, aunque estés a gusto con tu trabajo, la jornada se te hace agotadora y terminás "fusilado". Es normal que suceda y que llegues de pésimo humor a tu casa.

Si bien, como ustedes saben, me fascina la música, también aprendí a disfrutar del silencio. El común de la gente prende la tele o la radio para despejarse de sus problemas o de haber tenido un mal día. Pero probablemente apagues la pantalla y ese problema siga sin resolverse y te sigas maquinando. 

Entonces vos dejás que los segundos transcurran sin sonido alguno, escuchando únicamente el ladrido de algún perro vecino o la sirena de una ambulancia. En lo que solemos llamar "la hora de la siesta", me complace tirarme en la cama mirando el cielorraso e ir pensando ideas para escribir una futura nota. Es mi cable a tierra cuando me siento un poco agotado. Le estoy agradecido a la vida, porque me dio unos padres que me apoyan en todo. Y que no soy condescendientes, porque son los primeros en marcarme mis errores. Pero por sobre todas las cosas, nunca me faltó nada: ni comida, ni ropa, ni educación. Y todo eso se lo debo a ellos.

 Luego llega el momento de empezar a recorrer el propio camino, hay que buscar trabajo, y es entonces cuando nos enfrentamos al mundo "de verdad". Es cuando descubrimos que hay gente que se especializar en cagar a otros, que se aprovecha de tu necesidad, o que hace todo para que no progreses. Y es entonces cuando tenemos que imponernos poco a poco, no en base a la violencia, sino mostrando que hacemos un laburo de calidad.  Es difícil conseguir trabajo hoy en día. Yo tengo 41 años y mi generación es muy diferente a la actual, lo cual no quiere decir que sea mejor o peor. En 1996 o 1997, los índices de desocupación eran altos. Pero es un subibaja porque en el primer kirchnerismo descendió y ahora está otra vez en la cresta de la ola. 

Por lo general, los chicos que recién empiezan tienen empleos de mierda, y reciben malos tratos (a mí me pasó). No me vengan con esa gansada de "pagar derecho de piso".  Antes por ahí podías meterte en un estudio contable, o trabajar en una oficina. Es la percepción que yo tengo, no estoy seguro de que sea así. Lo que sí puedo afirmar es que soy Perito Mercantil y nunca me dediqué a nada relacionado con los números o la contabilidad. Ironías de la vida, pero los compañeros que tuve en el Secundario (y sobre todo en la escuela primaria) hicieron que todo planteo en ese sentido haya sido relegado a un segundo plano. Nos estamos viendo pronto. Punto final. 



6 de diciembre de 2020

Buscando respuestas frente al espejo

Si una familia o un grupo de amigos no logran ponerse de acuerdo, menos aún se podrá alcanzar ese objetivo para la sociedad en su conjunto. Esto es así porque cada cual cuida su "quintita" y no hay una visión amplia de lo que nos pasa. Creemos que somos víctimas individuales de algo que afecta a todos, aunque de distinta manera. 

Permanecemos demasiado tiempo oprimidos por una maraña de prejuicios que nos bloquea, y cuando finalmente intentamos derribar esa muralla, no sabemos qué hacer con la libertad. Ir a un determinado lugar, vestirse de determinada manera… es un proceso que implica despojarse de la “obligación” de caerles bien a los demás. Te sacás una mochila de encima, porque aprendés que una dosis de egoísmo no viene mal y que tenés que pensar en vos mismo, de lo contrario nadie lo hará en tu lugar. Las grandes creaciones de la historia de la humanidad comenzaron siendo resistidas hasta que la mayoría las asimiló. Entre ellas, el rock, que ya lleva más de 50 años y por ello se reinventa constantemente. Me podrán decir que si nos dejamos llevar por las olas, terminaremos en el medio del mar sin saber cómo salir. Pero es un riesgo que hay que correr, aventurarse a lo nuevo.

Más de una vez tenemos la sensación de que está todo inventado, y de que lo que tiene apariencia de “nuevo” ya alguien lo pensó antes. Internet nos cambió la vida y la forma de comunicarnos, pero antes lo hizo el teléfono. El impacto de Internet y de las redes sociales sólo es comparable con la televisión. La cantidad de gente que mira TV se ha reducido notablemente, porque han surgido otras formas de distensión y entretenimiento. En lugar de ir al cine, te quedás en tu casa viendo una serie por Netflix. El streaming, o transmisiones en tiempo real, también son una novedad porque permiten que cualquier persona con un celular sea protagonista de una noticia periodística.

Todos estos cambios nos ponen a los periodistas ante nuevos desafíos. La exigencia es mayor, y tiene que ver con pensar nuevas estrategias que sean atractivas para el lector. Yo me enteré de la noticia de la muerte de Maradona por Twitter, por ejemplo. Claramente, un signo de los tiempos que corren: un tema se vuelve tendencia y todos los demás siguen al rebaño. Sentarse a escribir una columna de opinión, ya sea en papel o en la computadora, parece un hábito olvidado. Pero los que nos resistimos a que nos den todo "masticado" y buscamos saber por qué pasan las cosas, continuamos eligiendo ese camino de analizar la realidad, además de que la crónica de un hecho cualquiera se vio superada por la inmediatez de las redes. Nos estamos viendo pronto. Punto final. 




 


4 de diciembre de 2020

Se agotó la paciencia, y se agotó el bolsillo

Somos animales de costumbre, como suele decirse. Por eso nos cuesta tanto adaptarnos cuando las cosas cambian. A veces tendemos demasiado a pensar "qué hubiera pasado si...", pero lo concreto es lo que tenemos: las autoridades que nos gobiernan, el poder judicial, y el Congreso. Nadie nos va a explicar cómo es posible que la Argentina tenga un 40 % de pobres. Porque uno lo que ve es un número, un porcentaje, sin embargo cada familia que cayó en la pobreza tiene una historia distinta. Son casi 20 millones de personas. Este gobierno se dice progresista, enarbola una serie de banderas y eslóganes que caen bien en cierto sector de la población. Pero cuando las estadísticas dicen lo contrario, es momento de pensar los límites de lo que comúnmente se denomina "relato". Pensé que después del desastre del macrismo, estos tipos venían a mejorar algo, pero encorsetaron la economía de tal modo que producir o fabricar cualquier cosas trae consigo innumerables dificultades. Suena bien para los oídos de la centroizquierda demonizar al empresariado, sin tener en cuenta que las empresas son las que más puestos de trabajo generan. Por supuesto, esto no significa encubrir o permitir los abusos en los precios de quienes ejercen una posición dominante. Cuando vos te despojás de las ideologías, ves todo con mayor claridad. Que eliminen el IVA a los alimentos esenciales como hizo Macri, no importa quién haya implementado tal o cual medida, porque lo que ha hecho Fernández y su séquito es incrementar los impuestos y crear otros nuevos. Lo ves cuando te llega la factura de luz o de gas, y en el importe está discriminado el costo del consumo y todos los anexos que son tasas e impuestos. Yo no digo que a esto lo puedan eliminar de un día para otro, pero ni siquiera tienen la voluntad política de hacerlo. Hay mucha gente que hubiera necesitado un cuarto IFE, y ni hablar de los jubilados a quienes tuvieron la caradurez de aumentarles un 5 %. Yo puedo entender que atravesamos una pandemia, que fue una situación excepcional, todo lo que vos me quieras argumentar. Pero se agota la paciencia, y se agota el bolsillo. 

Si yo respondiera al ideario de un determinado partido político, mi pensamiento estaría direccionado y sería tendencioso. Lo que está bien hecho, no merece ningún mérito porque para eso los votamos. Y lo que hay que corregir, es muchísimo. Fernández cae en la trampa de compararse con Macri para obtener un rédito político. Este recurso puede ser efectivo para sus seguidores incondicionales, pero al común de la gente no le interesa, lo que importa es que mejore la calidad de vida, que haya igualdad de oportunidades, reducir el enorme gasto público de asesores y funcionarios de segunda o tercera línea que están ahí pero nadie los conoce. La emisión monetaria es todo un tema, no debe ser fácil sin duda, porque la gente necesita efectivo y al no haber financiamiento externo, le dan a la maquinita de la Casa de Moneda. Esto en algún momento va a terminar de la peor manera, con inflación aún más alta, y no existe un "manual" para paliarla. Son una serie de medidas que se deben implementar y que ninguno de los economistas que quieren arreglar el país por televisión pueden atinar a resolver. En este gobierno hay personas capaces e idóneas, además de los eternos inoperantes. Pues bien, que aquellos que saben tomen las riendas de las decisiones que nos afectan a todos, más allá de la interna entre Fernández y CFK que flaco favor hace a los argentinos. Punto final. 

 

2 de diciembre de 2020

Quemando los últimos cartuchos de 2020

Cuando perdemos la inocencia o la ingenuidad, perdemos también la capacidad de asombro. Hay un momento de quiebre en cada uno de nosotros, en el cual ya no somos tan crédulos, y ese "clic" se da por lo general cuando sos adolescente. Digo esto, sin ser psicólogo ni mucho menos. Es una etapa en la que ansiás tener 18 años para poder hacer un montón de cosas que te están vedadas, y luego comprendés que no era nada realmente importante, excepto votar, por citar un caso (ahora los chicos pueden emitir su voto a partir de los 16). Acá no es tan estricto como en otros países el acceso a películas pornográficas, pero recuerdo que años atrás uno tenía que recurrir al favor de un amigo o hermano mayor para conseguir el ansiado videocassette. Hoy todo pasa por Internet: para quien le interese, hay infinitos videos de sexo explícito que ni siquiera se sabe quién los ha ido subiendo a la red.

La cuestión es que estamos quemando los últimos cartuchos de 2020, siempre con la esperanza de un futuro mejor. Una esperanza que no está fundada en nada en concreto, tal vez en ese anhelo colectivo de dar vuelta de página e ir recuperando paulatinamente nuestra vida normal. Pero ojo, porque tal vez aquello que nos era "normal" tampoco nos daba satisfacciones. Idealizamos cosas o hábitos por el solo hecho de no poder llevarlos a cabo. Jugar un picadito de fútbol no parece ser nada extraordinario, hasta que lo prohibieron como sucedió con otras tantas actividades por razones ya conocidas. 

Aprendiendo de los que tenían más experiencia que yo, y de mi formación académica, hace casi 20 años pude lograr lo que siempre quise ser: periodista. Y también uno aprende de los tropezones o de aquellos que tienen una concepción errónea de un medio de comunicación. No somos jueces ni pretendemos serlo, al menos en mi caso. 

 Pero van surgiendo nuevas generaciones y es natural que, como yo lo hice en su momento, peleen por un lugar en la profesión. Eso te obliga (me obliga) a superarme. A dar lo mejor que pueda, a corregir una y mil veces un texto hasta darle a la nota la forma que yo quiero. A reinvertir en mis insumos: pilas, grabadores, cámaras de fotos. A buscar nuevos anunciantes. A darle preponderancia a la parte fotográfica para que el lector tenga la mejor imagen ilustrativa, la que se merece, con nitidez y calidad. La superación excede largamente lo laboral, y es -debe ser-  personal. Cuando lográs que menos estupideces te irriten, te indignen y te saquen de foco de lo realmente importante, te estás superando (a mi modo de ver). Ahora lo llaman "soltar", no sé cómo le decíamos antes. La satisfacción del trabajo bien hecho es lo más valioso, aunque no se traduzca en el juicio de valor de los demás. A veces pierdo 25 minutos desgrabando una nota que ya sé de antemano que no tiene ningún gancho, es una aburrida conferencia de prensa para anunciar temas que no son más que boludeces o publicidad encubierta. Y en otros casos, con mucho menos esfuerzo, conseguís 500 o 600 visitas. Estoy hablando de cómo se maneja el tráfico de usuarios por Internet, que se incrementó notablemente en la pandemia con las redes sociales, sobre todo en las transmisiones en vivo por Instagram. Y también del comportamiento del lector.

 No se puede complacer a todo el mundo, ni escribir notas que sean del agrado de todos. Los hechos son como son y tenemos el deber de informar. Aun cuando sea de escaso interés. Se escribe "por" el lector, no "para" el lector. Es subestimar a la gente darle todo masticado, las cosas que son complejas se explican con la mayor claridad posible para que el mensaje llegue a un público amplio, pero esto me hace acordar a aquella vieja anécdota de Ernesto Sabato, cuando le pedían que explicara más fácil la Teoría de la Relatividad. Punto final. 

 

29 de noviembre de 2020

La mentira de creer que todo tiempo pasado fue mejor

Domingo por la noche en la ciudad. Uno de los motivos por los cuales no escribo tan asiduamente como antes, es que me interesa dotar de sentido cada palabra, que no queden perdidas por ahí. Los domingos uno se vuelve más "filosófico" o introspectivo, no les pasa a todos por igual. A veces parece un día muerto, un espacio en blanco entre el sábado y el lunes. La verdad es que últimamente no me pesa comenzar la semana, cada uno sabe lo que tiene que hacer, cumplir con su trabajo o lo que sea. El futuro muchas veces nos angustia, es inevitable preocuparse por determinadas cosas. El paso del tiempo, en sí mismo, suele volverse traumático si no lo sabemos manejar. Por supuesto que nadie está preparado para la pérdida de un ser querido, pero hay otras pérdidas que vamos aceptando y que tienen más que ver con los usos y costumbres de la época en la que crecimos. Por eso es que las radios que pasan música de los '80 o '90 tienen éxito, dado que el oyente se identifica con esos años en los cuales iba a los boliches o escuchaba esas canciones en el Walkman. También se utiliza el mismo recurso con la tele, que repite series o programa viejos, aunque en mi caso esto último no me provoca nostalgia: la televisión de antaño era bastante decadente, con muchos pruritos. Además, no es lo mismo volver a ver "Clave de Sol", "Montaña Rusa" o "Feliz Domingo" cuando tenés 40, porque el target de esos programas eran los adolescentes. Es decir, los adolescentes que supimos ser, no los de ahora. 

Otro dato que es real, es que hace varios años se cometieron crímenes aberrantes, tal es el caso del infame Clan Puccio o del asesino serial Robledo Puch. Por supuesto, cada nuevo hecho no deja de provocar conmoción, pero la maldad y la perversidad han existido siempre.

Los jóvenes de ayer se peinaban a la gomina, usaban saco y corbata, y si tenés un hijo y le comentás eso difícilmente lo entienda, porque es totalmente anacrónico. Es lo mismo que decirle que había materias en el colegio que ya no existen, como caligrafía, estenografía, o mecanografía. Yo tuve esas tres materias, y debo decir que la mecanografía me sirvió para escribir sin tener que mirar el teclado, el resto no me aportó demasiado. Hoy por hoy, una máquina de escribir es un objeto en desuso, no sé si para bien o para mal, simplemente es así. Por eso, también es bueno no perder tiempo intentando recordar cosas que nunca nos importaron de verdad. O personas que nos hacían bullying, inclusive antes de que este término fuera objeto de estudio. Generalmente los "vivos" de aquel entonces terminaron siendo tipos frustrados y bastante estúpidos, porque creían que iban a poder replicar esa posición dominante en todos los ámbitos y les pegaron una patada en el culo al primer intento. Como decía Charly, desprejuiciados son los que vendrán. Punto final.  



27 de noviembre de 2020

El eterno forcejeo de cada día

Terminamos la semana, ya con miras a lo que será el último mes del año. Es difícil expresar con palabras cómo se fue dando esta transición mientras imaginamos que nos deparará la  post-pandemia. Aunque es inevitable que todos nos hayamos relajado un poco habiendo transcurrido tanto tiempo, hay que seguir con el barbijo y las medidas básicas de protección. Se está hablando de una apertura paulatina para eventos sociales de hasta 100 personas, pero es una incógnita si se podrá implementar exitosamente. Si por mí fuera, esperaría hasta el año que viene para habilitar ese tipo de aglomeraciones de público, pero hay muchos intereses en juego que están presionando para que vuelvan los boliches, teniendo en cuenta que se realizan muchas fiestas clandestinas que suponen un riesgo igual o mayor. Creo que en este aspecto debemos ser estrictos, y no permitir ni fiestas ilegales, ni boliches. Principalmente, porque el esfuerzo lo estamos haciendo todos, y ya que aguantamos un lapso tan prolongado, sería demasiado necio claudicar en esta instancia. 

Por supuesto, hay ciertas actividades que deben tener prioridad, como las clases presenciales, que de no mediar ningún inconveniente volverán en 2021 porque ambas partes, docentes y alumnos, se necesitan al no sentirse cómodos con la virtualidad. En Lobos, pese a que la mayoría de los comercios pueden abrir y que se cumplen los protocolos, no hay un mango en la calle, por más que a nivel "macro" el país esté emitiendo cada vez más billetes. Los precios aumentaron tomando como referencia un dólar a $ 200, aunque ahora esté valiendo casi 40 pesos menos. Toda esta suerte de polémica que se armó con el precio del pan dulce me parece una estupidez, porque se pueden pasar las Fiestas sin problemas consumiendo otro tipo de productos. Además, sabemos que en CABA todo es más caro porque el sueldo promedio es mayor al que se puede acceder en un pueblo del Interior. 

Una de las desventajas del verano versión 2020/21, es que no se puede usar el aire acondicionado en comercios o lugares públicos, supuestamente porque puede incrementar la circulación del virus. Hemos vuelto a los ventiladores de techo, y todo esto constituye la excusa perfecta para que bares y otros rubros no gasten un mango en la factura de luz. Lo mismo pensé cuando este tipo de negocios dejaron de ofrecer los diarios en papel a sus clientes, para evitar el manoseo de hojear las páginas, pero se ahorraron bastante plata al no comprar los diarios del día como era costumbre antes de esta "nueva normalidad". Como ustedes saben, yo dejé de comprar diarios impresos hace tiempo, pero si voy a un bar y tienen los ejemplares disponibles, me gusta leerlos mientras tomo un café y nadie me rompe las bolas. Lo que sí me gusta comprar de vez en cuando son los libros que salen en las colecciones de Clarín o La Nación, que se consiguen a un valor mucho más accesible que en una librería común y corriente. Sin embargo, recordá esto: cuanto menos te apegues a los objetos, más feliz vas a ser, porque vas a aprender a vivir con lo puesto, sin que ello implique pobreza. Es, simplemente, volver a lo esencial. Punto final. 

26 de noviembre de 2020

Caminos que no van a ninguna parte

Siempre se puede estar mejor? La respuesta es que sí, no hay que darle demasiadas vueltas al asunto,  salvo que en un determinado momento estés atravesando por un hecho traumático que te bloquea y te nubla la razón. Perdés la capacidad de reaccionar, como un boxeador que está en la lona. Por eso, estar (y sentirse) mejor no es tan sencillo como parece. Lo primero que hay que hacer, es plantearse un objetivo real, para luego sí poder aspirar a metas más ambiciosas. Como dice la célebre frase, cuando vos sonreís, el mundo sonríe contigo, pero cuando estás triste, te quedás solo. Una persona triste o depresiva no se aguanta a sí misma, por lo cual menos aún puede tolerar a los demás. Todos hemos pasado por momentos duros, hemos tenido que decidir contrarreloj sin siquiera saber cuál sería el resultado. Pero si salís airoso de esos trances, te sentís mejor. Básicamente, porque lo pudiste manejar: no es algo que se volvió fuera de control o fuera de tu alcance.

"Sentirse" mejor, no es lo mismo que "estar" mejor. Hay gente que se siente mejor tomando un Rivotril, pero eso no significa que esté bien de salud. Se traga la pastilla porque no puede consigo misma: por supuesto que no está mal consumir medicamentos recetados y prescriptos por un profesional. Pero hay que entender que es sólo un paliativo. El resto depende de vos y de la relación de confianza que debe existir con ese médico y con tu entorno. Los años, además de las canas, te dan experiencia. Si yo, que tengo 41, pensara igual que cuando tenía 21, me comportaría como un estúpido. Siempre es bueno descontracturar la vida y permitirse errores, cada uno va desandando el camino como mejor le sale. Si atravesaste por muchas pérdidas humanas y dificultades económicas, será más cuesta arriba. Y quizás no lo logres nunca, pero al menos estás haciendo algo por vos. Nadie va a hacer algo por vos contra tu voluntad, excepto la Policía. Estoy en la quietud de la noche en Lobos, y vivo este momento. Después seguramente miraré televisión y me iré a dormir para seguir con mi vida mañana y que la rueda siga girando. Lo fascinante es que, a pesar de lo que solemos creer, no todos los días son iguales. Somos nosotros quienes nos comportamos igual, y por eso es lógico que cada día parezca un calco del anterior. 

Yo me he propuesto bajar de peso porque no me gusta cómo me veo, no es que me importa cómo me ven los demás. Quiero incorporar hábitos sanos y vivir todo lo que sea posible hasta que el reloj diga basta. Disfrutar de mi familia, de mis amigos, sabiendo que no soy Maradona y que cuando ya no esté en este mundo pocos me recordarán. Pero eso, lejos de preocuparme, me saca un peso de encima. Esa mochila demasiado pesada con la cual tuvo que cargar Diego, sumado a una serie de malas decisiones y de gente que se lleno de guita a sus costillas. La verdad es que no quería referirme a Maradona, pero es casi inevitable hacerlo, está a flor de piel. Hoy vi mucha irracionalidad de parte de los supuestos "hinchas", que ingresaron a la Casa Rosada como si fuera un club de fútbol. Es la casa de todos, loco, y la casa se respeta. No seas gil. Proyectá esa admiración en tus hijos, en tus viejos, y no en una persona que ni siquiera conociste, por más talentosa que haya sido. Punto final. 


  

25 de noviembre de 2020

Y un día dijo adiós...

Si bien la noticia no deja de impactar, debo decir que no me sorprendió excesivamente la muerte de Maradona. Ojalá lo estuviera, pero cuando todos vimos las imágenes del homenaje que le hicieron al cumplir 60 años, supimos que algo no andaba bien. Que algún día no habría milagro que lo rescatara de los excesos, que no era eterno. Es, sigue siendo, la persona más famosa del país. En lo personal, sufrí una gran decepción con él por el doping positivo en el Mundial de 1994, más allá de que la sustancia haya sido cocaína o no. A partir de allí, perdí todo interés por saber de su vida, aunque era inevitable dado que Maradona siempre fue noticia y los medios informaban cualquier gansada que hacía. Esto nos demuestra, además, que los años de adicción a la cocaína le pasaron factura. Al igual que Charly García, que por suerte sigue vivo y es una de las grandes leyendas de la música. Se dice que a Diego lo fue matando el entorno, pero es él quien eligió rodearse de esas personas que estaban a su lado sólo por la guita. Se viene una gran batalla judicial por la herencia de El Diez, que se dirimirá entre los hijos ya reconocidos y aquellos que quizás tuvo en Cuba o en otros lugar. Vivió como quiso, pero también como pudo, pese a que tuvo el mundo a sus pies.

Bocón, promiscuo, tramposo, talentoso, insolente...todos esos calificativos (y muchos más) caben para Maradona. Es probable que durante varios días el periodismo deportivo le dedique un generoso espacio en las páginas de los diarios. Bien podríamos decir que es la última gran figura que dio el fútbol argentino. Sin contar a Messi, porque, como se sabe, las comparaciones son odiosas.

Los últimos años de su vida lo encontraron con la salud quebrantada, su físico privilegiado acusó recibo de años de adicciones, primero a la cocaína y luego al alcohol y las pastillas. No tengo demasiados recuerdos del Mundial de México '86 porque era muy chico, sí tengo más presente en la memoria la hazaña de llegar a la final el Mundial Italia '90. Pero nunca me pareció ni un ídolo ni un dios, mucho menos un salvador. Fue un jugador excepcional, quizás el mejor de todos los tiempos. Y ahora es el recuerdo de una Argentina que tiene una necesidad dolorosa y patológica de tener ídolos o héroes, sobre todo en el ámbito del deporte. Punto final. 

21 de noviembre de 2020

Lo que el viento nunca se llevó

La ciudad, paulatinamente, va recuperando la normalidad que supo tener. Ya es tiempo de que así suceda, sobre todo si tenemos en cuenta que la curva de contagios va decreciendo y que existe la posibilidad cierta de la vacuna. Respecto a esto último hay que ser cautelosos, porque se habla de diciembre como el mes en el cual estaría disponible, pero no hay  nada que haga pensar que podrá llegar en tan corto plazo. Ni siquiera en los países desarrollados. Por supuesto que detrás de esto hay un gran negocio de los laboratorios, y podemos suponer que el antídoto estaba listo desde hace varios meses pese a lo cual no había noticias al respecto. Pero esto forma parte de las teorías conspirativas que circularon profusamente durante el último tiempo. 

La verdad es que todos hemos tenido que adaptarnos, algunos en mayor medida que otros, y ese proceso no resultó grato para nadie. No había mucho que se pudiera hacer, más que adecuarse a una realidad que dejó de sernos ajena para formar parte de nuestras vidas. Hoy por la tarde salí a caminar un rato, y Lobos parecía una ciudad "de juguete": los comercios y edificios lucían diminutos ante la falta de clientes, porque la plata no alcanza, y la mayoría de nosotros priorizamos lo esencial. Si un par de zapatillas "de marca" sale 10.000 pesos, qué pensar para el resto de las prendas de vestir. En lo personal, la marca es lo que menos me desvela, siempre he comprado los jeans o pantalones más baratos, por citar un ejemplo. Pero estamos a 40 días de fin de año. De más está decir que ese lapso se pasará volando, creo que ya no hay margen posible para que vuelvan las clases en 2020, y tampoco habrá muchos padres que acepten llevar a sus hijos a las escuelas. 

En la Argentina siglo XXI, da la impresión de que vivimos en la ley de la selva. Cada uno hace la suya, y si te pueden pisar la cabeza para obtener una ventaja o lograr sacarte del medio, lo harán sin miramientos. Podemos creer que la desidia de los políticos y funcionarios ha contribuido a que la sociedad civil pierda toda confianza en los valores. Pero sería un análisis parcial si no entendemos que seguimos siendo masoquistas:  pareciera que nos gusta que nos mientan, que nos engañen, que nos caguen, porque esta gente que está en el poder llegó a ese lugar por medio del voto popular. No se trata de hacer leña del árbol caído, porque llegará el día en que la situación se normalizará. Pero pensemos cuántas veces no nos importa nada del prójimo, en las situaciones más simples y cotidianas. No hace falta que ocurra una pandemia para empezar a ser un poco más solidarios. Basta con pequeños gestos, con ceder el paso a un anciano si vamos en el auto aunque estemos muy apurados por llegar a casa, por ejemplo. 

La gente tiende a conmoverse cuando ocurren hechos como los que estamos viviendo, pero tan pronto como pierden espacio en los medios de comunicación, se olvida y todo vuelve a como era antes: la falta de educación, el maltrato, la agresión verbal, el escaso apego a las reglas de convivencia. Si fuéramos tan solidarios como decimos ser, no arrojaríamos bolsas de basura en las bocas de tormenta, por citar un caso. Los baños públicos estarían limpios, no habría actos de vandalismo, no destruiríamos monumentos, ni los adolescentes ensuciarían las paredes con aerosol. Por eso, insisto en esto: a nadie le importa. Nos rasgamos las vestiduras sólo cuando alguien nos toca el culo a nosotros. Si le sucede al vecino, será un problema suyo. Pero si esto sirve para que la gente que dona alimentos se sienta más "buena" y reconfortada en el espíritu, con esa estrechez de sentido común y esa miopía de pensamiento, entonces le damos para adelante. Y es cuando aparecen los 0-800, los números para "ayudar", para sentirnos reconfortados porque supuestamente hicimos algo que nos deja la conciencia tranquila de que no somos tan mezquinos y que somos personas sensibles ante la tragedia. Ojalá que cuando vuelva la calma y todos los que tienen laburo puedan volver a sus empleos en forma presencial, perdure en nosotros algo de ese espíritu de súbita solidaridad. Punto final.


19 de noviembre de 2020

Nada de lo que conocemos es completamente nuevo

Estuve leyendo el libro "Hermano", que precisamente recoge testimonios del hermano de Macri. Debo afirmar que no es gran cosa, más allá de que se haya convertido en un éxito editorial. El autor, Santiago O' Donnell, antes de cada intervención del entrevistado escribe una reseña del tema que va a hablar Mariano Macri, supongo yo que con la intención de poner en contexto al lector, pero es más el espacio que él dedica a eso que las declaraciones que uno espera encontrar. No hay nada que tenga la relevancia necesaria que justifique la inclusión en un libro. Son problemas de familia, o del clan, uno de los más poderosos del país (lo cual es imposible de negar). Pero no mucho más que eso. El maltrato y la humillación de uno para con otro, es algo que podemos encontrar en cualquier familia aún cuando no hayan jugado un rol dominante en los negocios empresariales. Vale decir, no hay un contenido polémico o que vaya a dar que hablar. Por suerte, el libro me lo dieron a préstamo en la biblioteca, no lo compré, caso contrario hubiera sido una decepción. Por si hiciera falta, aclaro que no soy macrista ni mucho menos, la lectura que hice fue la que haría cualquiera que haya comprado un ejemplar. 

Habrá gente que encontrará aspectos novedosos o interesantes, a mí no me pasó. Me hace acordar a otro best seller de los '90, "Pizza con champán", que indagaba en la frivolidad menemista, pero no en la política en sí. En cambio, otro libro del mismo período, "Robo para la corona", sí es una investigación, que seguramente ha demandado bastante tiempo.  

Si vos buscás generar polémica, tenés que abordar hechos que así lo ameriten. De lo contrario, a la persona que está leyendo le deja sabor a poco. Con la música pasa lo mismo: podés ser transgresor, pero ello no te hace más talentoso. Romper límites, o "lo establecido", es una buena apuesta, pero debe tener un sustento. Estaba pensando en eso ahora que estoy escuchando un poco más de música electrónica, tratando de descubrir la fascinación que provoca en las masas pero fuera de un boliche. Nadie se sienta a escuchar un disco de esa naturaleza en su casa tomando mate, me parece. Los DJ's, aunque combinen sonidos de un modo más o menos interesante, no son músicos de por sí, porque samplean todo el tiempo, no crean nada nuevo. O si lo hacen, es a partir de algo ya existente. Otro caso diferente es el de Daft Punk, un dúo francés que hace electrónica pero que tiene gancho, tiene swing, no es algo que se repite indefinidamente mientras la mayoría toma pastillas o alcohol en el boliche en cuestión. Quizá sea un buen momento para pensar que nada es "totalmente nuevo", ni Elvis, ni los Beatles, ni los Rolling. Lo que estos últimos sí lograron, es el éxito comercial en base a un repertorio que fue mutando, conforme iban cambiando la generación que los escuchaba. Ahora que tienen más de 70 años, no creo que vuelvan a sorprender a nadie si hay un próximo disco. Punto final. 







17 de noviembre de 2020

"Decodificar la realidad", una tarea que lleva más tiempo del que suponemos

Para analizar la realidad, es necesario tomar distancia de los hechos más recientes y despojarse de prejuicios. Sin embargo, ni siquiera así se puede lograr en el común de los casos. Por ejemplo, todo lo vivido este año, seguramente lo veremos con distintos ojos cuando transcurra el tiempo. La bronca y la frustración ocurren casi como una reacción frente al "no poder hacer algo". Es decir que tenemos comportamientos bastante instintivos, y lo que está pasando en ese momento es imposible de dilucidar hasta que no termine de ocurrir. Varios periodistas, cada uno desde su experiencia y su lugar, hemos escrito sobre la pandemia, teníamos la necesidad de hacerlo, porque más allá de la profesión somos tan humanos como cualquiera. Y nos nace expresarnos, cada uno a su modo. Pero la mirada que tengamos dentro de unos años será diferente, se los puedo asegurar. Habrá cosas que no nos parecerán tan terribles o difíciles de sobrellevar, y otras que estarán marcadas por el conflicto y la discusión (por qué no se hizo esto, o por qué no se tomó tal medida). Es el famoso diario del lunes, que yo llamaría "diario de 2022 en adelante". Sí, tal como lo leen: ni siquiera el próximo año alcanzará para decodificar todo esto que ha sido inédito para la mayoría.

Mientras tanto, voy recapitulando todas estas nuevas experiencias, leyendo en los archivos cómo yo pensaba en enero o en el pasado verano, viendo que quizás me quejaba por pavadas, sin saber lo que estaba por venir. A decir verdad, casi nadie lo sabía, tal vez alguien del gobierno chino, si es que adherimos a teorías conspirativas o que indican la supremacía del país asiático en una suerte de guerra biológica. Es evidente que una pandemia ser más devastadora que cualquier guerra con armas o fusiles. 

A veces me planteo que las crónicas que escribo en mi diario digital (Lobos 24), sean más breves. Y debo reconocer que me cuesta lograr el poder de síntesis. Parece mentira, pero cinco minutos de audio para desgrabar insumen varios párrafos de texto. Y entiendo que a veces ello hace que la lectura de la nota lleve más tiempo, algo que no abunda en tiempos de inmediatez  cuando el mayor tráfico de Internet se genera de un celular. En una página Web, la mayoría de la gente se siente atraída por las fotos más que por el texto, o podríamos decir que una cosa lleva a la otra. Digamos que también un titular atractivo es el "anzuelo" para leer la noticia, siempre sin caer en el amarillismo. Cuando desgrabo un reportaje, trato de que el texto que voy escribiendo sea lo más fiel posible a la conversación que tuve con el entrevistado, para reproducir sus dichos tal como fueron expresados. Pero a veces hay que achicar espacio y omitir determinadas partes intrascendentes que la volverían demasiado extensa.

 Cada periodista tiene su estilo para escribir, o lo va encontrando a medida que transita la profesión. A menudo cuesta deshacerse de las muletillas, de esas palabritas que siempre quedan bien para la ocasión y que sin darnos cuenta repetimos en cada crónica. Otra cuestión son los eufemismos: cuando se busca una palabra que sustituya a otra cuyo significado nos resulta demasiado fuerte o contundente. La experiencia va logrando que un texto fluya naturalmente, que tengamos en la mente lo que pretendemos expresar antes de agarrar el teclado, y de esta manera obtener una crónica sencilla, que reúna la información esencial para el lector en unos pocos párrafos. Siempre se pueden agregar datos o detalles que consideremos de interés, pero todo depende de cuánto espacio tengamos disponible o qué tipo de cobertura queramos hacer. 

Las noticias en la Web deben ser breves, porque la atención del lector es muy dispersa y no es lo mismo que una publicación en papel. Pese a ello, me he encontrado con artículos de El País o de La Vanguarida (dos diarios de España), que llevan bastante tiempo para leerlos desde la app del celular, probablemente porque el editor concibió esas notas pensando en la edición impresa. Punto final. 



16 de noviembre de 2020

Crónica de una sociedad en total interferencia

Lunes por la tarde en la ciudad. Es frecuente que uno se fije metas para el año venidero (que generalmente no se cumplen), pero creo que en esta coyuntura que estamos viviendo no es lo más aconsejable. Pensemos lo que ganamos y lo que perdimos, y aprendamos a lidiar con eso. Vimos cercenadas nuestras libertades, pero ello se dio en un contexto de emergencia que recién ahora se está flexibilizando. Por otra parte, somos sobrevivientes, porque mientras hubo conocidos o vecinos que contraían el virus o estaban más expuestos, nosotros pagamos el costo de quedarnos en casa a cambio de tener protección ante un enemigo desconocido. La llegada de la vacuna abre una esperanza, desde luego, pero como dicen en el campo, no hay que contar los pollos antes de que nazcan. Todavía no hay nada, y este proceso de adquirir todas las dosis necesarias a un precio que sea accesible al público demandará tiempo. 

Creo que si no cambiás tu manera de pensar con el paso de los años, estás en problemas. Si sólo cambia tu cuerpo, pero no tu razonamiento, seguramente querrás vivir de la fuente de la eterna juventud, algo que no es posible (al menos hasta ahora). Argentina es un pueblo "manso", demasiado tranquilo... como hablaba hoy con un amigo, la gente sólo se moviliza cuando le tocan el bolsillo. Y no está mal que reclames por tus ahorros o por tu plata, pero a nadie le importa que se talen bosques, que los indios wichi se caguen de hambre en Formosa, que los docentes reclamen condiciones adecuadas para volver a las aulas post-pandemia, que el Gobierno esté en una suerte de "piloto automático"...y podría seguir enumerando. Esto último que mencioné tiene que ver con el hecho de que Cristina quiere controlar todo y no aceptar delegar en sus funcionarios, pese a ser vicepresidenta. Yo no me refiero a su investidura o a su autoridad, sino al hecho de que no podés controlar todo, ni siquiera a aquellos candidatos devenidos funcionarios que vos misma elegiste a dedo. La Casa Rosada está en un "limbo" mientras Fernández permanece aislado luego de compartir una cena de más de 10 personas con el infame Evo Morales en Jujuy. Sin tapabocas ni distancia social, haz lo que yo digo pero no lo que yo hago. 

Los ministros más verborrágicos del Gabinete salen todas las mañanas por la radio a hablar boludeces. Esto me hacer acordar a Capitanich, el último Jefe de Gabiente que tuvo CFK, quien de vez en cuando decía algo coherente y gambeteaba las preguntas complicadas mejor que Messi, pero en la maraña de adjetivos superlativos uno terminaba perdiéndose, preguntándose: "¿Qué quiso decir este tipo?". O peor aún: "¿Dijo algo en concreto?". Eso es lo lamentable, hablar por hablar, darles prensa a tipos como Milei o Espert, con esta nueva ola de “libertarios” que no deja de ser un invento para posicionarse dentro de un grupo de intelectuales bienpensantes.

El problema que tienen todos, en esta puja por espacios de poder, es que ven al periodismo como una amenaza a sus intereses y no como lo que en realidad es: un medio de facilitar a los ciudadanos el acceso a información que los demás pretenden ocultar. Por supuesto que hay medios que ejercen una posición dominante o defienden determinados intereses, pero cualquiera que se tome un tiempo para analizar la línea editorial de cada uno de ellos puede sacar sus propias conclusiones. Lo peor que te puede pasar es que dejes que los demás piensen por vos. Punto final.


13 de noviembre de 2020

No le juegues muchas fichas a 2021 y que pase lo que tenga que pasar

Hola amigos, estuve unos días "ausente sin aviso" por aquí porque no me gusta compartir cualquier estupidez que me venga a la cabeza, además de que no tuve suficiente tiempo libre. Cuando hay algo que me nace escribir y me parece que es de interés público, lo hago. Pues bien: Esta apertura que se está dando en determinadas actividades, luego de tantos meses de restricciones y de ese complejo entramado de habilitaciones y protocolos, nos pone ante la necesidad de hacer un uso responsable de ellas. Si hay personas que circulan sin casco o sin cinturón de seguridad, nuestra propia capacidad de asumir una responsabilidad individual no es muy alentadora.

La incipiente reactivación de la economía que tanto pregona el Gobierno yo no la veo por ningún lado, disculpen que se los diga. El impacto de la cuarentena ha sido tal, que pensar en una recuperación a corto plazo es subestimar a la gente que tiene que parar la olla todos los días. Cuando el dólar estuvo cerca de alcanzar los $ 200, las empresas e industrias se apresuraron a remarcar los precios a ese valor, de manera que es un tanto irrelevante que la cotización baje, en lo que respecta a los alimentos. Con suerte, puede suceder que no sigan subiendo, pero todos sabemos que son productos que carecen de insumos importados, por lo cual podemos afirmar con ingenuidad que no se justifica el aumento. Cada nueva escalada del dólar es un golpe al bolsillo doméstico tratándose de una economía bimonetaria como la nuestra. 

La inflación del último mes se disparó por el alza del billete, a lo cual se suma un cóctel de desaciertos y medidas de apuro que muestran la incapacidad del Gobierno para generar confianza. Si la gente confía en la política económica, es menos probable que pase sus ahorros a dólares. Cuando vos ves que la plata no vale nada, si tenés un margen para hacerlo, comprás dólares. Recalco esto último: si tenés un margen, porque la mayoría de nosotros vive al día y no puede separar una suma en pesos para volcarla a un plazo fijo, por ejemplo. 

Básicamente, lo que busca el argentino promedio es ganarle a la inflación, y hay diversas estrategias posibles. Una de las más convenientes es "stockearse" de mercadería, en el súper o en el almacén, como hacían nuestros padres en la época de la hiperinflación de Alfonsín, cuando el precio de las góndolas cambiaba varias veces en cuestión de horas. Obviamente, que la situación no es la misma, no hay saltos abruptos, pero todo lo que sea productos no perecederos es una buena inversión, si se quiere, aunque inversión no sea la palabra más adecuada. 

Nadie sabe cuándo se recuperará el consumo, y tampoco nadie sabe si eso ocurrirá. Las internas del Gobierno no ayudan demasiado a dar la imagen de una gestión donde todos apuntan hacia el mismo lado. Nunca fui tan poco optimista hacia un próximo año como a 2021. O sea, no tengo ninguna expectativa, ni buena ni mala, trato de no pensar demasiado, ni en el virus, ni en la vacuna, ni en nada que escape a mi alcance. De esta manera todo lo bueno que podamos alcanzar vendrá por añadidura. Punto final. 



10 de noviembre de 2020

Un Día de la Tradición distinto a todos

Hoy es el Día de la Tradición, y me parece interesante indagar en lo que significa sin recurrir al diccionario (hay 7 acepciones diferentes). Para que algo se convierta en tradición, es necesario que se repita en el tiempo, lo cual es parecido a una costumbre pero no es exactamente lo mismo porque a eso que hacemos hay que dotarlo de un sentido. Las nuevas generaciones van incorporando hábitos que quizás, en un futuro, se sumen a lo ya instituido. Esos chicos que no toman mate ni comen tortas fritas, pero que sin embargo son tan argentinos como vos y yo. El rock es una expresión cultural que no nació acá, pero que la adoptamos a nuestra manera, con un acento local. El reggaeton y el trap son dos corrientes de origen latino pero que tampoco tuvieron a la Argentina como epicentro. Pese a ello, son los géneros musicales que marcan tendencia a nivel global y que más se consumen entre los adolescentes. Podríamos afirmar que el rock no murió, yo diría que "lo asesinaron" con el bastardeo que se ha hecho de tópicos que se volvieron recurrentes, la mediocridad, la falta de creatividad y de inspiración que hace que todas las bandas suenen igual. Lo mismo cabe para el diario en papel: fue languideciendo conforme los editores llenaban las páginas con boludeces subestimando al público lector que pagaba por un manojo de hojas con tinta que al día siguiente sólo servían para envolver los huevos. La gente se hartó de eso y fue migrando hacia lo digital en búsqueda de nuevos contenidos. 

Como vivimos en una época de hiperconectividad, esto genera una impaciencia, por eso muchos textos son breves y van acompañados por una foto o ilustración de un tamaño más grande que toda la nota publicada. El error de los diarios impresos fue pretender seguir esa tendencia, cuando en realidad lo que el lector buscaba eran notas de análisis u opinión, que son más perdurables y resisten la estricta actualidad. Las grandes firmas fueron desapareciendo y reemplazadas por notas "de color" o  que perseguían el objetivo de llamar la atención. Esto último no está mal, el problema es que cuando terminabas de leer el artículo completo, te dabas cuenta de que no decía nada en concreto, era un fiasco, un rejunte de palabras escritas por algún pasante. 

A medida que cambian los hábitos de las personas, algunos de ellos cobran fuerza y son los que (si se mantienen) podrán convertirse en tradiciones o costumbres, mientras otros ya han sido sepultados porque pertenecen a otra época y a otro modelo de país. Sería como pretender volver al radioteatro o a la televisión en blanco y negro. Por otra parte, hay fechas que se resignifican, siguen existiendo pero para el común de los argentinos no son más que una excusa para reunirse a comer, como Navidad o Año Nuevo. 

Esta pandemia asestó un golpe letal a varias costumbres por motivos de salubridad. Entre ellas, compartir una mateada, un asado, o estrecharle la mano a un amigo. Pero cuando cese este período, habrá que ver qué es lo que se fue para siempre y qué es lo que queda en pie. Por eso este Día de la Tradición nos impulsa a reflexionar sobre muchas de ellas que creíamos indiscutibles, en tiempos donde todo es objeto de debate y todo se vuelve discutible. Nos estamos viendo pronto. Punto final.  

 

8 de noviembre de 2020

Cambiar el "chip" mental te hace ver las cosas de otra manera

El fin de semana transcurrió tranquilo, no hubo demasiadas notas por cubrir, por lo cual aproveché el tiempo disponible para ponerme al día con la lectura. Entre ellos, el best seller que recoge el testimonio del hermano de Macri y no lo deja bien parado. Todavía no avancé demasiadas páginas como para evaluar la calidad de la investigación, porque es un híbrido, no es un ensayo periodístico pero tampoco es un simple libro de entrevistas. Y decidí leerlo despojado de todo tipo de prejuicios respecto al ex presidente. Cuando Fernández termine su mandato, o tal vez antes, aparecerán publicaciones relacionadas a su gobierno. Lo que siempre trato de hacer es que cada día me rinda, que no sea una letanía de mero ocio improductivo. Tirarse la cama mirando el cielorraso no es el mejor plan, y lo único que lográs es que tu mente se llene de todo tipo de pensamientos que cada tienen que ver con vos. Algo parecido a lo que les pasa a la personas que padecen TOC. 

Ya mañana tendré que retomar la búsqueda de notas, es parte de mi trabajo y es lo que hago hace casi 20 años. Hay mucha gente en Lobos que uno puede entrevistar, pero antes de hacerlo hay que pensar si esa persona o sus declaraciones son de interés público. Es decir, si les interesan a la mayoría de la audiencia. Ojo, muchas veces te llevás un chasco porque dedicaste tiempo a una nota que creías que iba a ser un golazo pero no tuvo la repercusión esperada. Y en otras ocasiones es a la inversa: apostaste pocas fichas a algo y, por alguna razón, terminó saliendo bien. El hecho de leer a otros periodistas consagrados me ayuda a ir desarrollando otra forma de escribir que salga del esquema tradicional que uno aprendió. Hay formulas que son válidas para implementarlas a un diario "de pueblo", y otras no. Lo que siempre rechacé, porque no me gusta cuando lo leo en algún otro medio, es la cursilería, la doble moral, la estupidez. No me gusta que me subestimen como lector y tampoco quiero actuar de ese modo cuando escribo algo. El periodismo debe ser uno de los laburos más apasionantes y estoy contento de haberlo elegido, de haber tenido buenos maestros, siendo siempre consciente de que con este laburo no te vas a llenar de guita (al menos como yo lo ejerzo). 

Este año ha tenido una meseta, casi una planicie, de 8 meses (que aún continúan) en los cuales nuestra vida cambió drásticamente. Algunos pudieron adaptarse y sobrellevarlo mejor que otros. A mí me destruyó económicamente, ya lo he mencionado, pero también pienso que es "lo de menos": lo más importante ha sido cuidar la salud mental y física. No podés desempeñarte bien en lo que hacés si tu cuerpo y tu mente van en cualquier dirección. Esta cuarentena me hizo comer en exceso a consecuencia de la ansiedad que sentía en determinados momentos. Cuando tomás conciencia plena de cada acto que hacés (como sentarse a la mesa a almorzar y destinar el tiempo que sea necesario), todo se vuelve más fácil y llevadero. Tener sentido del humor y reírte de tus propias torpezas ayuda bastante. 

El análisis sobre el rol de los medios de comunicación es válido, pese a que haya sido parte del relato épico kirchnerista en su guerra con el Grupo Clarín. Pero es verdad que la tele te quema la cabeza, que hay gente que cree fielmente en todo lo que muestra la pantalla y no puede discernir entre realidad o ficción. Entre estricta actualidad y operación de prensa. Me sucede muchas veces, a la hora del almuerzo o de la cena, que en mi casa encendemos el televisor. Mi familia observa la pantalla, yo me mantengo ausente y prefiero concentrarme en la comida u hojear un diario mientras voy comiendo. Tal vez no parezca una actitud muy normal, pero no me hace mucha gracia sentarme a la mesa para que desde la tele alguien me diga que fusilaron de cuatro balazos a un remisero o que violaron a una adolescente a la salida de un boliche.

Para que se entienda: distensión no es sinónimo de estupidez. Se puede entretener sin subestimar al espectador. Se puede hacer un producto de calidad sin gastar demasiado. Hace falta creatividad, ingenio, esa "chispa" que hace rato no abunda en la TV argentina. En la actualidad, la mayoría de la gente que tiene posibilidades económicas de hacerlo se encuentra abonada al cable, porque la oferta de los canales de aire es tan pobre y mediocre, que nos hace acordar a los países centroamericanos. Lo peor de todo, es que me parece que estamos empezando a perder la identidad, el gusto argentino, esa preferencia tan nuestra por determinados programas y por determinados contenidos que supieron ganar la aceptación popular. Los reality shows y todas esas bazofias importadas hace rato que llegaron para quedarse, entonces qué se puede esperar de una sociedad que vive llena de contradicciones y una profunda incapacidad para pensar y decidir por sí misma. Punto final


 




6 de noviembre de 2020

En constante cambio (2020)

Llegamos al finde, y en lo personal esta semana que pasó fue algo difícil para mí: no me sentía del todo bien, me faltaba motivación. Con el tiempo te das cuenta de que para recuperarla, la salida sólo está en vos mismo, como una forma de ganarle a la rutina. Pese a todo, en ningún momento dejé de cumplir con mis obligaciones laborales. A todos, alguna vez, nos dan ganas de tirar la toalla o de encerrarnos en nosotros mismos, pero esto último sólo puede servir si realmente lo necesitás por un período corto, porque no se puede permanecer en esa situación indefinidamente. Si nos sentimos mal por el motivo que sea, tenemos que lidiar con eso con la convicción de que en algún momento va a pasar (es muy fácil decirlo, obviamente). La vida no es un camino de ascenso permanente, ni siquiera para los más exitosos. Hay miles de obstáculos en el medio. Y hay que ver qué entendemos por "éxito": ¿Ganar guita? ¿Sentirse respetado y querido? ¿Tener una posición social destacada? Nada de eso me desvela. Bueno, convengamos que ganar más guita nunca viene mal, pero no a cualquier precio o aceptando condiciones que van en contra a los principios que sostuviste siempre. Y como me manejo con un presupuesto modesto, tengo en claro cuánto puedo gastar, cuándo puedo darme un gusto y cuándo no. 

Al igual que la mayoría de ustedes, cuando estoy tranquilo y relajado es cuando mejor funciono, en todos los órdenes, porque mi mente está despejada. Tener que estar constantemente bajo presión genera un agotamiento considerable, y lo que hagas mientras permanecés en ese estado no te va a salir bien, por más empeño que le pongas. De más está decir que cuando hablás "en caliente", decís cosas de las que normalmente te terminás arrepintiendo. La ansiedad pasa, el enojo también. Hasta tanto eso no ocurra, conviene mantenerse abocado a otras cosas. Y no pretendas discutir con alguien si sabés que no tenés razón, porque te desgastás al pedo defendiendo una postura que no es válida. Aceptar que el otro tiene razón no es ceder ni claudicar, al menos yo no lo tomo de esa manera. Muchas veces aprendés de los argumentos opuestos al tuyo, porque te hacen pensar, y hasta es posible que seas vos el que cambie de opinión. Y como seres que estamos en constante cambio, nada mejor que resetear el chip y empezar a incorporar otras opiniones que antes, en otra etapa de la vida, te generaban rechazo. Punto final.

5 de noviembre de 2020

Con la comida de los pibes no

Jueves en la ciudad. Mientras me cebo los últimos mates del día, trato de hacer un "racconto" de todo lo que ha ocurrido en el Consejo Escolar, un escándalo pocas veces visto, y que involucra a proveedores y fraccionadores lobenses. Hacer una cronología de lo que fue pasando cada día resultaría engorroso, pero lo que sí puedo afirmar es que no se le pueden entregar a las familias de los chicos productos de segundas o terceras marcas que seguro los propios consejeros no consumirían. En el caso del sobreprecio en las naranjas, como se recordará, algunos argumentaron que como se trata de un producto estacional, es posible que el precio que se pagó al momento de la licitación haya sido superior al que se consigue hoy en la frutería del barrio o en los supermercados. No estoy de acuerdo, pero ponele que sea así. Sin embargo, si hablamos del azúcar, su valor no está basado en esas variables. Se adulteró un producto colocando ingredientes ajenos, y además se rotuló mal el paquete, pegando un sticker o una calcomanía en una bolsa de nylon que era para envasar harina. Todo esto merece una profunda investigación, no de ahora, sino desde mucho antes. No puede ser que los pibes tengan que consumir mercadería de marcas desconocidas y de inferior calidad, que ni siquiera están en los canales de venta masivos, como los supermercados y almacenes de Lobos. Es una vergüenza pensar que, al parecer, las licitaciones se han convertido en un botín de guerra para un grupúsculo de proveedores. Puede sonar fuerte esa afirmación. Pero que hayan llegado a Lobos funcionarios de Provincia para realizar una auditoría es el primer paso para tratar de entender cómo se estuvieron manejando desde el Consejo. 

Esto me hace acordar a las Cajas PAN de Alfonsín, y a tantos programas alimentarios posteriores implementados por los sucesivos gobiernos, que en un principio dieron resultado, hasta que la codicia y la corrupción de una parte de los sectores involucrados en las licitaciones hizo que el asistencialismo bien entendido terminara convirtiéndose en una repartija de alimentos cada vez más racionados y diezmados. Por no decir que la mercadería bajó notablemente su calidad desde que se dio inicio a ese plan alimentario. Bueno, sin ir más lejos, el Ministerio de Desarrollo Social realizó una licitación directa en plena pandemia para la compra de fideos, pagando el triple de su valor. 

En cuanto al tema que nos convoca, si los comedores escolares estuvieran habilitados, los chicos se alimentarían con productos frescos: pollo, carne, fideos...y ahí está clara la diferencia respecto de un bolsón que es un combo de 10 o más productos que "no los conocen ni Dios". Aunque lo que voy a decir no esté desprovisto de ingenuidad, pretender sacar un rédito político de esto me parece miserable. No les importan un carajo los chicos, sino la puja de poder ante una sociedad que observa estupefacta cómo vamos avanzando a prácticas que nunca creímos que iban a llegar a Lobos, donde nos conocemos todos y por lo tanto es habitual que los nombres de personas involucradas en algún acto irregular se sepan rápidamente. Punto final.

   

4 de noviembre de 2020

Por una ciudad que tenga más empatía hacia el otro

¿Qué nos pasa en Lobos que tenemos tan poca empatía con el otro, lo cual nos lleva a mostrarnos indiferentes a tantos vecinos que la están pasado mal? Porque empatía no es, ni más ni menos, que intentar ponernos en el lugar de esa persona que está atravesando un trance complicado. Por supuesto, lo de "ponerse en el lugar" siempre lo tomé con pinzas, porque el dolor o la preocupación de nuestros semejantes es intransferible. Aunque sean amigos o conocidos, nosotros no vamos a vivenciar esas emociones ajenas de la misma manera. Pensá que algún día podés ser vos quien necesite que alguien te escuche, ya sea en una charla telefónica o del modo que fuere. Me refiero a alguien que no se dedique a eso, como psicólogos o psiquiatras. A veces, todo se soluciona cuando sentís que algo "fluye", que recuperaste la motivación porque ese amigo que se preocupó por vos, te levantó la autoestima y te hizo ver que valés. Como una vez me dijo un artista de Lobos, después de hacerle una entrevista: "Seguí así, valés mucho". Ese artista al que me refiero fue Osvaldo Di Santo, que para mi gusto es uno de los mejores que ha dado Lobos. Si un tipo como Osvaldo te prodiga un elogio de ese tenor, uno no puede menos que sentir gratitud, porque no es algo que te dijo el kiosquero de la esquina (lo cual tampoco vendría mal).

 Por ahora, procuremos mantener las defensas anímicas con la vara lo más alta posible.  El mundo se ha vuelto un lugar convulsionado y peligroso, de repente todas las creencias a las que nos aferrábamos fueron cayendo como piezas de dominó. Quizás durante esta pandemia hemos visto que, en una sociedad que privilegia el individualismo, este intento de una construcción colectiva necesaria para afrontar una amenaza global, ha sido todo un hallazgo. Lo hicimos porque nos vimos obligados a hacerlo, no por otro motivo. Lo que me parece valioso es mirar un momento hacia atrás, y ver cómo hemos desandado el camino desde marzo a esta parte, que no ha sido para todos por igual. Por eso cada uno tendrá su experiencia única y personal, sobre el modo en que ha encarado esta cuarentena.

 Ahora, tras varios meses de introspección, se acerca la posibilidad de construir un discurso que lleve nuestro propio sello, que sea más auténtico. Es un proceso interno cuya duración varía según la persona. Pero que es necesario hacer, para retomar de a poco la “normalidad” tan mentada y que nos hemos olvidado de ejercer porque no hemos podido plasmarla.

 Hoy llegó la noticia de que se permitirán en CABA los recitales y espectáculos al aire libre, con el debido protocolo y respetando un cupo máximo. En ese sentido se apunta en Lobos al propiciar espectáculos en vivo en bares y restaurantes. Como sabemos, el virus no es estacional, por lo cual hay que continuar con los cuidados durante el verano, que es una época del año donde uno tiene a relajarse un poco más. Como mencionaba en el posteo anterior, los protocolos se vuelven retorcidos y extremadamente difíciles de cumplir si uno desea salir en plan de vacaciones. Por ello muchos hemos decidido seguir como estábamos, refrescándonos un poco más por el calor si es necesario, pero sin grandes cambios.

 Alguien me preguntó si el futuro será venturoso, si lo mejor está por venir. La respuesta es, que no lo sabemos, pero cuando llegás a un punto de mucha conflictividad interna, cualquier cosa que venga, por escasa que sea, suena tentadora para cortar con la mala racha. Vale decir, barajar y dar de nuevo. No todos quieren hacerlo, porque cuando alcanzás una supuesta comodidad, es como que  todo lo que viene, tiene otro tenor. Las posiciones establecidas cambian todo el tiempo, el que sigue siendo siempre el mismo son vos, aun en versión 2.0. Pronto nos volveremos a encontrar. Punto final.



¿Quiénes son los próceres del siglo XXI?

  La mañana se presentó tranquila, sin mayores sobresaltos. Me levanté temprano para hacer las cobranzas de los avisos publicitarios y estim...