14 de diciembre de 2020

Buscá tu propio camino, nadie lo hará por vos

 Este año, más que nunca, hay que desapegarse del futuro. Ese futuro que (obviamente) en algún momento será presente, pero que hasta eso no ocurra hoy nos llena de dudas y de miedos. Ya no tenemos motivos para pensar que vamos a estar mejor; tampoco peor. Lo más aconsejable es dejarnos llevar por lo que vaya sucediendo y actuar en consecuencia. Hay indicios de que 2021 traerá consigo un mayor bienestar, pero si hay un rebrote del virus volveremos a foja cero. Todos teníamos expectativas, ilusiones y deseos para este año, pero por los hechos de público conocimiento en su mayoría se vieron truncos. Recuerdo que a fines de 2019, había hecho ese ejercicio mental respecto a cómo iba a encarar este año siguiente. Pues bien: la realidad nos sorprendió y nos superó a todos. Cuando vos estás tranquilo y podés manejar tus emociones, estás más preparado para lo que venga. Pero la vida no es un estado de ánimo lineal, es un subibaja, de lo contrario nada nos afectaría. Y está bien que nos afecten cosas que nos provocan dolor y angustia, porque si no, no seríamos humanos. 

Siempre rescato los momentos felices, de ayer y de hoy, lo que pasa es que nos cuesta un poco dimensionarlos y valorarlos hasta que transcurre un tiempo. Si te la jugaste por un proyecto y te fue bien, es un punto a favor. Si esperabas un hijo y nació sin complicaciones, también. No voy a seguir dando ejemplos porque creo que se entiende hacia dónde estoy apuntando. Cultivar la amistad es otro aspecto que se volvió arduo, por el confinamiento y las llamadas de WhatsApp ante la imposibilidad de vernos personalmente. Conversar con la gente, sean amigos o no, es parte de mi trabajo, y realmente durante este ciclo me costó, tuve que apelar a alternativas que no siempre salieron bien. Me considero un "sobreviviente", porque pese a todo la peleé, al igual que mucha gente que tuvo que salir a parar la olla. 

No puedo menos que sentir gratitud, ante la vida y ante quienes me ayudaron cuando lo necesitaba. Muchas veces la ansiedad por concretar algo me juega una mala pasada, y por si todo esto fuera poco, estuve al borde del quebranto económico entre marzo y abril de 2020. Pese a que no tenía deudas, el comienzo de la pandemia me destruyó mis finanzas. Ya pasó, vuelta de página. De a poco me fui recuperando, y falta desandar más caminos todavía, un proceso que nunca termina porque quizás te lleve toda la vida sentirte pleno. La plenitud es lo más difícil de alcanzar, hay momentos en que lo conseguís, pero el objetivo es lograr una continuidad. En fin, no pretendo que esta nota sea un libro de autoayuda, lo único de lo que estoy seguro es que tendremos que barajar y dar de nuevo, y no sobredimensionar boludeces. Después de todo lo que hemos pasado, me parece que esa es la mejor lección. Punto final. 

 


    

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