30 de abril de 2023

Pongamos las cosas en orden

"Quién te ha visto y quién te ve": Llegamos al fin de abril y todavía hace calor en la ciudad. El 29 se pudo advertir claramente: Una sensación extraña, con la presencia de la notoria pesadez de la humedad  a la que solemos culpar cualquier rapto de malhumor. Pero aun en tiempos de vacas flacas, cuando sobreviene un "veranito" de este tipo, es un buen motivo para salir, quién sabe adónde. Cuando caía la tarde caminé varias cuadras por el centro y el tránsito estaba atascado, los vehículos se movían con lentitud, salvo alguno que se las da de Schumacher y hace una maniobra arriesgada sin medir las consecuencias, como llevarse puesto a un ciclista que bien podría ser yo. "Mucha gente al pedo", pensé, pero luego recapitulé. En primer lugar, porque durante en esos minutos yo era uno más de ellos que estaban al pedo. Y también, porque bien podría suponer que los 27° C serían una buena oportunidad para tomar algo, organizar un asado, o lo que fuere. Es cierto que todo nos parece caro y por ende inalcanzable, pero todo ello es el resultado de que la guita valga cada vez menos. Deja vu argentino por excelencia. 

Yo creo que si le preguntás a cualquier persona cuándo estaba mejor, si con Macri o con el gobierno actual, la mayoría te responderá "igual". Habrá otro porcentaje que dirá que está mejor con este o mejor con el otro, pero no será un pronunciamiento rotundo. No me imagino que un vecino (sin pertenencia política) te diga abiertamente que estaba "mucho mejor" con el Gato, o "mucho mejor" con Alverso. Es más de lo mismo, porque ellos y sus empresarios amigos nunca van a perder plata, se van en caso de que pierdan una elección, pasan un tiempo en algún cargo de segunda línea o consiguen una banca en el Senado, pero siguen currando de alguna manera. Es inverosímil que uno, aunque sea uno, afirme de un modo tajante: "Me retiro de la política". Difícilmente lo hagan, a menos que se conviertan en empresarios también. Como Manzano, y varios más que en este momento no recuerdo. 

Te lo cuento de la siguiente manera: En pocos años, tuvimos tres devaluaciones que licuaron  nuestros ingresos: Una en 2018, otra en julio de 2022, y la que sigue su curso, en abril de 2023. Imposible de imaginar en un país normal, si no fuera por el rebusque argentino, que a veces es creativo y en otras instancias termina cayendo en una supuesta avivada. Estamos llenos de gente ventajera y oportunista, cada uno busca "salvarse" como sea y se caga en los demás. Te pasan presupuestos altísimos para arreglar o construir cualquier cosa, desde la reparación de un celular hasta levantar una medianera. Ni hablar de instalar un aire acondicionado en pleno verano. 

Los servicios publicitarios que yo presto los cobro dentro de lo que considero razonable, y dentro de lo que el cliente pueda pagar. Se puede ser más contemplativo si se trata de un cliente de hace muchos años. Ponerle un precio a tu trabajo siempre es complicado. Las relaciones comerciales son parte de las relaciones humanas, para ser más concretos. Eso no significa que todos tus sponsors sean amigos, pero es obvio que tiene que haber un trato cordial. Yo soy independiente del poder político de turno, y eso me permite hacer un análisis crítico de ser necesario. Recibir una pauta o una propaganda del municipio, para mí, implica difundir las actividades que sean convenientes o el material que nos envíen, pero fuera de eso, no me condiciona. Y si ocurriera lo contrario, no aceptaría recibir dinero alguno. También me parece incongruente ser crítico porque sí, o cuestionar en tono descalificador. Hay muchos recursos para eso que son mejores y no tan vulgares. Por supuesto que, todo lo que acabo de exponer, es lo que hago yo, y lo que hagan los demás no me importa, llegado el caso se harán cargo ellos de lo que dicen o publican. La gente que tiene alguna neurona sabe que todo lo que pueda venir de ahora en más, sobre todo en el caso del oficialismo, está ligado a las elecciones. Lo dije antes y lo digo nuevamente: Si te llevan mercadería a tu casa, o te otorgan algún beneficio, aceptalo por supuesto, sea quien sea, pero después votá a quien vos quieras. Después de los comicios, todo vuelve a foja cero y tanto los derrotados como los triunfadores seguirán su camino. Y nosotros, como ciudadanos y vecinos, también. Nos estamos viendo pronto. Punto final.  

 

27 de abril de 2023

Cuando todo esto pase

 Todos estos días en los que no he publicado alguna nota en este blog, ha sido porque al igual que ustedes, yo también me veo sobrepasado por esta situación de público conocimiento. Y hablar de ello resultaría redundante, no tendría interés alguno porque los medios masivos están todo el tiempo refiriéndose a lo mismo. En lo que a mí respecta, sé que perderé un margen de ganancia significativo, pero trato de no pensar en eso, no hay mucho que pueda hacer, porque dentro de mi rubro no puedo remarcar un producto de primera necesidad como lo hace un almacenero. Cada uno tomará una decisión en función de sus capacidades financieras. No sería justo que yo me quejara cuando hay cuestiones más importantes en juego. 

Sigo trabajando como siempre, y continúo con mi actividad, no importa lo que pueda suceder. Me la tengo que rebuscar. Sólo me vería obligado a suspender mi laburo por razones de salud. Afortunadamente, por ahora estoy bien. Creo que mucha gente se va a pasar de rosca y se terminará enfermando por todo lo que pasa día a día, sobre todo aquellos que tienen que pagar un crédito o que lisa y llanamente tienen que parar la olla como cualquiera. Lo único que voy a decir es que éste es el peor Gobierno de la historia democrática argentina. Pelea el primer lugar en el podio con el de De la Rúa, pero el final puede ser el mismo. Ojo: No pretendo instalar un escenario apocalíptico, trato de no imaginar un catástrofe semejante. No soy partidario de Milei, pero no me importa si gana o no, ya no nos queda ninguna receta de la ortodoxia económica que dé resultados en un corto plazo. Si gana, es obvio que el discurso incendiario que pregona para la tribuna no tendrá su correlato en una gestión de gobierno. Él mismo es un enigma porque esa indefinición le resulta útil, ha aprendido a "venderse" de esa manera, como un Donald Trump desdibujado. Y si termina haciendo todo lo contrario a lo que está declamando, no sería ni el primero ni el último en actuar así. La política en sí misma funciona con esas zancadillas al pueblo. 

Hay muchas figuras que tienen un perfil aceptable, como Facundo Manes, pero no llega ni a palos a obtener el apoyo de la mayoría del electorado, al menos por ahora. Casi ni figura en las encuestas. Uno podrá pensar que desaprovechó su oportunidad, pero siendo que en la vida vemos tantas veces cómo el tren se nos pasa de largo, también carece de lógica caerle encima con toda clase de calificativos. Si la hace bien, al cabo de cuatro o cinco años es posible que llegue su momento. En la Argentina de hoy, todo se vuelve posible e imposible a la vez. Nos estamos viendo pronto. Punto final. 


23 de abril de 2023

Cierre y vuelta de página

Domingo por la noche.  Si hay algo que me produce una mezcla de malhumor y perplejidad, es encontrarme ante la certeza de lo irremediable. Como mencionaba en una nota anterior, la sensación de no haber aprovechado un día al máximo, o incluso unas horas, no me cae nada bien. El problema es que tomo conciencia de ello cuando ya es demasiado tarde. Pero hoy no tuve mucho para pensar, dado que tenía que cubrir el cierre de la Cuenca, y en particular lo que más me interesaba era la maratón de 10 km. Es la prueba atlética más convocante del certamen, hubo más de 500 deportistas, y muchos que participaron pese a que no sumaban puntos, porque reviste un carácter promocional. Es decir, suma puntos en el caso de que los ganadores pertenezcan a los municipios que participaron desde el comienzo.

Afortunadamente, todo transcurrió de un modo mucho más leve que hace una semana. Entrega de premios, discursos, agradecimientos, alguna que otra cosita más, y se acabó. Alrededor de dos horas. Últimamente uso la cámara para sacar fotos en modo ráfaga, lo cual tiene sus pro y sus contra. En el caso de la maratón, fue útil, pero tenés que elegir bien qué fotos publicar para que no parezcan iguales. Y la principal contra es que, hasta elegir "la foto", esa que captura a pleno el momento, tenés que ir borrando y editando. Sólo utilizo el retoque digital cuando una foto está mal iluminada o no tiene la nitidez necesaria. De lo contrario, la publico tal como la registró la cámara. Todo ese proceso de seleccionar el material me demandó más tiempo que sentarme a escribir un texto. El fotoperiodismo es muy distinto a tomar imágenes por un motivo artístico. Y yo me manejo con equipos que no son de alta gama. Hago lo que puedo, dentro de las limitaciones de esa tecnología que tengo a disposición. 

 Para mí, el hecho de tomarse unos mates y escuchar música no constituye un desperdicio, porque se supone que hay un disfrute de por medio. Sí lo es, tener que esperar innecesariamente por algo que estaba pautado para un determinado horario, por ejemplo. Porque de ese tiempo ya no lo puedo recuperar nada: Sin embargo, de vez en cuando no te das cuenta porque estás en la vorágine, en el medio de miles de pantallas, celulares, cámaras y drones, con gente que no sabés de dónde salió. Cuando llegás a tu casa, comprendés que no todo estuvo tan mal. Siempre se puede rescatar algo placentero. Ver la entrega y el compromiso de los deportistas, por ejemplo. Esos tipos que llegaron a competir representando a su ciudad y que, aunque se fueron con las manos vacías, hicieron un digno papel. Esa es una enseñanza que encaja perfecto dentro de lo deportivo, pero que yo haría extensiva a cualquier laburo profesional que decidas emprender.  

Levantarse temprano y comenzar la mañana tomándome una pausa que necesaria, es un acto más consciente, no es tan repetitivo y casi automático como prender la televisión y hacer zapping. Si yo leo un libro y me empeño en terminarlo como sea pese a que su calidad literaria sea pésima, estoy relegando a otro autor que quizás tenga más valor y que me sorprenda con su capacidad narrativa. De lo contrario, llegaré a la última página y nada relevante sucederá, no me otorgará satisfacción. Si a esto le sumamos una trama previsible, no hablo muy bien de ese escrito ni tampoco de nosotros por consentir esa farsa encuadernada detrás de un sello editorial. Las veces que he comprado un libro, no he salido completamente defraudado, porque trato de saber mínimamente de qué se trata y que críticas obtuvo. Claro que hay muchos críticos que destrozan a un autor, a un músico, o a un artista, porque detrás de esa descalificación ahy una evidente animosidad o mala onda contra él. Entonces, no conviene dejarse llevar excesivamente por eso: Al final de cuentas, es la opinión de otro, basada en prejuicios. Me ha pasado de hablar de música con algún amigo, y que me decía "este tema está buenísimo". Quizás era una canción totalmente olvidada en el medio del disco, casi de relleno, que nunca se convirtió en un hit, pero que le gustaba por un determinado motivo. El gusto no se discute, deberíamos aprender eso de una buena vez. Lo que sí puede discutirse, es la calidad. 

 En una próxima nota hablaré de los prejuicios, y qué daño le hacen a la imagen de cualquier persona, sobre todo porque -cuando comenzás a indagar- descubrís que la mayoría de ellos carecen de sustento. Nos estamos viendo pronto. Punto final. 

20 de abril de 2023

No me verás arrodillado

Jueves por la noche en la ciudad. Aunque algunas situaciones hacen que, hoy por hoy, el común de la sociedad no se sienta particularmente optimista, intento hacer un esfuerzo, una pirueta, imaginando otros escenarios posibles. Por ejemplo, este jueves que está llegando a su fin fue un espléndido día de otoño, y lo desaproveché durmiendo una siesta o leyendo algo que podía esperar, mientras el sol brillaba a pleno. A decir verdad, no sé si he dormido en exceso, pero desde que te acostás hasta que lográs dormirte, puede pasar un tiempo considerable. Das vueltas hacia un lado y otro, seguramente porque estás pensando en algo que te preocupa o que te quedó pendiente, excepto que estés muy cansado. Se acerca el fin de semana y me voy preparando para el cierre de las Olimpíadas, que será con la maratón de 10 km. y la premiación posterior. No sé, tengo la sensación de que todo el desarrollo ha transcurrido sin pena ni gloria. Y lo lamento por los deportistas si no se han sentido acompañados, porque han dado lo mejor de sí mismos. Mi análisis es que no concitó el interés esperado fuera de los portales dedicados al deporte, en notorio. Me refiero a que, para el vecino de a pie, no tuvo repercusión ni contagió entusiasmo alguno. En fin, ya en una nota anterior expresé mi punto de vista al respecto, así que con eso alcanza. 

Lobos ha cambiado mucho en un lapso relativamente breve. 10 años, digamos. La ciudad se ve triste, abandonada, no puedo determinar qué es lo que está faltando (además de plata), pero hay una chatura generalizada, que no sé por cuánto tiempo se prolongará. Supongo que será hasta que la crisis que estamos viviendo comience a menguar, pero eso depende de muchos factores que exceden la realidad de un municipio.  

Reconozco que puedo ser ignorante en algunos temas, y me parece normal porque no me considero un “todólogo”. No soy economista, ni abogado, ni politólogo, pero nunca dejo de observar lo que pasa tratando de no ser un testigo ocasional. Y leo muchísimo, procurando aprender lo que me es desconocido. Insisto, la realidad no me pasa de costado, no me resbala, porque yo también soy un sujeto que asume las consecuencias de las decisiones erróneas de los funcionarios. No es que vaya a armar un cacerolazo o un piquete, pero algo tengo que hacer, por ese motivo me expreso en este blog, en el programa de TV, en mi portal de noticias. El periodista debe asumir una postura crítica, sin caer en cuestionamientos absurdos.

No me interesa convertirme en un acérrimo opositor al Gobierno, no está en mi ánimo serlo. Tampoco soy oficialista, y esa “no-pertenencia” me hace libre de darle explicaciones a nadie. Simplemente he vivido la evolución de los hechos durante este tiempo como cualquiera que me está leyendo, y me parece que hay muchas asignaturas pendientes. Los planes sociales, que deberían ser un paliativo a corto plazo, están fuera de control, porque hay una puja en el Ministerio de Desarrollo Social por el manejo de cifras millonarias. Sí, miles de millones de pesos que jamás te vas a imaginar ganar en tu vida, por devaluados que estén. Esa “caja” se distribuye según el peso territorial de las organizaciones sociales. El Gobierno sabe que necesita hacer un ajuste para cerrar el grifo, pero también es consciente de que, ante el menor intento, comienzan los piquetes y los que se quedaron afuera de la “torta”, ganan la calle y hacen imposible el tránsito. No es, claro está, el mejor combo para una sociedad que se encuentra muy susceptible, por razones más que justificadas.

Pero volvamos al principio de este post, y dejemos de lado, aunque sea por un instante, aquello que escapa a nuestra injerencia. Porque en definitiva lo que busco mediante este blog es capturar algunas reflexiones que surgen sobre el comportamiento social antes de que sucumban en el olvido, y dejarlas asentadas en algún medio donde pueda compartirlas con alguien. Es posible que sea intolerante, en un defecto que trato de corregir, porque también me fastidio enseguida cuando algo no sale como yo lo planeé. Pensándolo bien, yo diría que el límite de la tolerancia aparece cuando sentís que te están (o estuvieron) tomando por boludo. Cada uno hará lo que le plazca, pero yo no permito que crucen esa delgada línea conmigo. 

Mi expectativa es simple: Se basa en tener la motivación suficiente para escribir textos que escapen al análisis burdo y convencional, pero tampoco tengo la pretensión de ser original. Con no ser obvio, basta y sobra.  Y esa motivación que les mencionaba está sustentada por lo que veo a diario. Algunos lectores me han sugerido darle un perfil distinto al blog. Más mordaz, incisivo, con un tono humorístico pero siempre dentro de lo que es el periodismo. Bueno, esa es una veta que pertenece a otra etapa de mi carrera, y no sé si volverá.  Aquí he abordado hechos vinculados con la actualidad en varias oportunidades, pero también es un espacio para el encuentro personal, para que cuando yo lea lo que escribí hace más de 15 años, pueda ver si he cambiado o no, si he evolucionado sorteando todos los vericuetos que la vida nos pone por delante. Ya estoy un poco viejo para indignarme porque sí, para eso están los canales de noticias al estilo de TN, C5N, LN+, o Crónica. Es bueno apostar al humor para distender un clima político y económico asfixiante. Pero eso no implica dejarse llevar por el impulso de tomar como una joda lo que estamos atravesando. Nos estamos viendo pronto, gracias por vuestra lectura. Punto final.

18 de abril de 2023

A gusto del consumidor

Martes por la noche en la ciudad. Hasta ahora la semana viene tranquila, realmente más no puedo pedir. Logré cumplir con lo que tenía previsto en agenda, y eso refuerza mi impresión de que los lunes, cuando la rueda vuelve a girar, tengo mejor predisposición que los domingos. Nunca me puse a analizarlo de un modo concluyente, pero todo me hace pensar que es así. 

El domingo puede tornarse día largo y aburrido, y el exceso de tiempo libre nunca ha sido de mi agrado, excepto que esté muy cansado y lo destine a dormir. Cada uno encontrará algo que valga la pena hacer según sus intereses. Pero es bueno recargar las pilas luego de emprender una actividad que, sea la duración que fuere, insumió concentración, desgaste, o agotamiento. Como ustedes gusten llamarlo. 

En mi caso, el trabajo se disfruta en la medida que siento que estoy entrevistando o dialogando con una persona que se expresa con fundamentos, que tiene conocimientos, y que constituye buen material para una nota periodística. Por suerte, todavía queda gente que reúne ese perfil, y en más de una ocasión uno las descubre casi por casualidad porque nadie las tuvo en cuenta antes.

Lo que nos pasa a todos, es que la tranquilidad o estabilidad emocional que podamos conseguir, inevitablemente se ve alterada por factores externos. El miedo, o la incertidumbre, son innatas al ser humano, pero no quiero ponerme filosófico.

Es la economía, estúpido. Bill Clinton dixit. No vivimos en una burbuja, y si lo hiciéramos, el impacto de la realidad cuando salimos del cascarón, sería peor conforme van creciendo los malos pronósticos de la economía. Esta crisis que nos entregan los "genios" del Balcarce 50, un combo de devaluación e inflación, ¿puede llevarse puesto al gobierno de Fernández? Por ahora es una suposición, un rumor, mucho no se sabe. El dólar sigue escalando, y el traslado de la cotización de la divisa a los precios en pesos es casi inminente. Es superministro Massa, se ha convertido en la torpe pantomima de un superhéroe de capa caída. No hay demasiado que pueda hacerse para atenuar el impacto de ahora a cuatro meses, cuando lleguen las PASO. Y en el hipotético escenario de que el oficialismo gane, no resolverá nada en absoluto. Los más sensatos ya se disponen a renunciar y a emprender la retirada. Si la economía llega a agosto de la peor manera, CFK también sabe que se juega su futuro político, el sueño de un tercer mandato se volverá cada vez más lejano y preferirá autoexcluirse antes que exponerse a una derrota aplastante. 

Quizás sea prematuro para vaticinar un contexto de hiperinflación, pero al paso que vamos, no hay señales concretas y creíbles de que esto se vaya a encaminar. Por otra parte, mientras sigan apuntando a "la clase media" o a "la derecha" como los ejes del mal en cada discurso o que cada tuit, no hacen más que potenciar el descontento generalizado. A nadie le importa ni le interesa lo que ellos pretenden caracterizar como derecha, en un país donde se ponen el traje de defensores de los intereses del pueblo o de salvadores de la Patria según cómo les convenga. Si apelamos al sentido común, nadie les cree. El problema es que hay gente que carece de esta virtud y elige abrazar una ideología como si se tratara de una cuestión de fe, dicho esto sin subestimar a nadie. El meollo del asunto, insisto, está en seguir votando partidos en lugar de analizar lo que cada candidato vaya a proponer, más allá de que si asume termine haciendo todo lo opuesto. Imaginemos a la democracia argentina como si fuera una persona: Ya tiene 40 años, ya está "grande" para salir de joda o ir experimentando con espejitos de colores. También sabemos que, si el que asuma se propone hacer cirugía mayor, será a costa del pueblo el sacrificio para el "paciente" se recupere alguna vez del coma. Ellos, que integran la casta política, nunca pierden, tenelo por seguro. Si continuamos en este proceso de autodestrucción, el final es más que anunciado, porque carecemos de rumbo. Nos estamos viendo pronto. Punto final. 

 

16 de abril de 2023

Somos un espejo roto

 A veces pienso: No es que yo me repita en determinados tópicos caprichosamente, sino que es la historia (o sus hechos) los que se repiten como consecuencia de la desidia y el desinterés de dar un cambio de rumbo. No me importa si la historia, como dicen algunos, es cíclica, triangular o rectangular: Sólo sé que desde comencé a escribir en este blog, he escrito palabras como "inflación" o "crisis" cientos de veces. ¿Nunca vamos a salir adelante por un lapso más o menos significativo? Todo me hace suponer que no, a riesgo de ser pesimista. En un año los datos estadísticos pueden indicar que la pobreza disminuyó, y al año siguiente esa cifras suben considerablemente. Tampoco importa quién gobierne, ni cómo lo haga. Antes de 2005, sucedía lo mismo.

 Los más chicos no recuerdan al famoso "1 a 1", o no lo vivieron, pero así nos fue por convalidar con el voto una fantasía que en cualquier momento iba a explotar. Votamos con los candidatos que se presentan en cada elección, obviamente, y cada uno elige al que considera menos peor. Es lamentable tener que decidir así nuestro destino, pero es lo que me pasa a mí y a mucha gente. El que tenga un prontuario más "limpio" es el que yo puedo llegar a votar, y seguramente si termina ganando hará algo similar que los que no antecedieron: Robar y hacer "caja" para favorecer a su séquito y así tener plata fresca para una próxima campaña. Meter sin escrúpulos a toda clase de familiares y amigos ocupando cargos de privilegio, y con jubilaciones ídem a futuro. Buscar como primer objetivo obtener la mayoría en Diputados y Senadores para así librarse de todo obstáculo. Si lo consiguen, hasta el proyecto más disparatado puede convertirse en Ley. El pueblo que los votó y también aquellos que no, es testigo de esas maniobras descaradas. Creer que con un sistema democrático se pondría fin a la corrupción fue una ingenuidad. Por supuesto que sigo prefiriendo esto antes que a una dictadura o cualquier régimen totalitario. 

Tal vez yo, mientras estoy escribiendo esto, y con mis modestos recursos, deba considerarme afortunado en contraste con millones de argentinos que la están pasando infinitamente peor. Pero no quiero caer en un consuelo de tontos. Yo no me iría del país bajo ningún concepto como un plan permanente. Sólo lo haría en calidad de migrante legal y por un tiempo acotado (si pudiera), lo cual es una mera especulación que voy construyendo, porque en mi fuero íntimo creo que nunca llegaría a consumar ese plan. No lo haría ni aunque pueda obtener una ciudadanía legal o un pasaporte europeo. No quiero ser un desarraigado más. Costumbres argentinas, moder el anzuelo y volver a empezar, como dice la canción. No lo veo viable. Sin embargo, siempre mantuve mi postura de no juzgar a quienes lo hacen, porque entiendo que detrás de cada decisión de ese tipo hay una historia de vida distinta, y no soy quién para indagar en eso. Lo más irónico es que, pese a todo, el pasaporte argentino es uno de los más valorados del mundo: Casi ningún país impone restricciones para el ingreso con nuestro documento. Estamos hablando, desde luego, de un viaje común y corriente con fines turísticos, no en una estadía prolongada e ilegal. Eso lo sabe cualquiera desde que llega a Ezeiza con su pasaje en mano y asume el riesgo de lo que pueda acontecer después. 

Haber sido "el granero del mundo", si es que realmente fue así, no nos ubicó como una potencia. Estar entre los mayores exportadores de materias primas no propició el desarrollo industrial. No hay apuesta alguna para la tecnología en la Argentina de hoy. Y para sustituir a las importaciones, es necesaria una planificación gradual, no es posible pensar en un cambio drástico en ese sentido de un día para el otro, como pretendió hacer el kirchnerismo en algún momento. 

Se ha escrito mucho sobre esto, y pero no deja de ser sorprendente observar cómo cambiaron los roles en 50 o 60 años: Nuestros abuelos o bisabuelos huyeron de una Europa en plena guerra, con miseria y hambre, y ahora nosotros hacemos lo opuesto, volviendo a un continente donde casi todos los países son desarrollados y con una economía mucho más fuerte que el nuestro. Es increíble pensar cómo Alemania perdió dos grandes guerras y hoy es una potencia mundial donde el nazismo sólo prevalece como un pasado atroz. O cómo los españoles lograron una transición de la dictadura franquista y anacrónica hacia una democracia que los posicionó varios escalones por encima. Podríamos decir lo mismo de Italia, o de Francia: Han tenido gobiernos de ultraderecha y abiertamente contrarios a la inmigración, pero a sus ciudadanos eso no les afecta porque gozan de los derechos plenos que les corresponden por haber nacido allí. Muchos recordarán cuando en 2001/2002 los argentinos hacían cola en las Embajadas y Consulados para tramitar una ciudadanía. Son pocos los casos de los que desde ese entonces no han vuelto. Por lo general, regresan si saben que el país está un poco mejor. Acá, con "estar un poco mejor", nos alcanza. Un pacto para vivir. 

Yo no votaría jamás a un tipo como López Murphy, que -aunque luego lo haya desmentido-, pretende cobrarles a los habitantes de las provincias por atenderse en hospitales públicos de CABA. Eso es de un espíritu clasista y reaccionario que todavía predomina en la clase alta porteña. CABA está llena de edificios de la administración pública nacional, sedes centrales de los bancos, oficinas en Puerto Madero, un río totalmente desagradable y contaminado. Nada más. Los que producen la riqueza del país y lo abastecen con alimentos e insumos son las provincias, y PBA está dentro de las primeras, por su clima y por su llanura donde se cultivan cereales, frutas y verduras. Si borráramos del mapa a todo el territorio nacional y sólo dejáramos a la Ciudad de Buenos Aires, en una semana se quedan en bolas, con su discurso clasista y sin el Conurbano al que tanto aborrecen. Les da asco compartir una distancia tan corta con La Matanza, porque son ignorantes y no toman dimensión de la cantidad de industrias que existen en GBA, por dar un ejemplo. 

Es un versión Siglo XXI de la vieja disputa entre unitarios y federales. Si algún historiador aterriza por casualidad en la Argentina, no va a poder entender nunca cómo seguimos fracasando con medidas económicas que ya demostraron su ineficacia. Por qué nos odiamos tantos entre nosotros. Por qué somos tan indignos, tan forros, ventajeros y chantas. Los que trabajan para generar un país mejor, lo hacen a su modo: Día a día se toman el colectivo, se bancan un viaje de mierda, se exponen a que el chofer cruce un semáforo en rojo, y como dije antes, se la juegan todos los días para subsistir. El país real les pertenece a ellos, y no a nadie más. Nos estamos viendo pronto. Punto final.   

Un evento deportivo con sabor a poco

Medianoche de domingo en la ciudad. Todo me hacía pensar que me esperaba un día largo, porque ayer, sábado, se realizó la apertura de las Olimpíadas del Salado, un evento deportivo que para mi gusto personal tiene una importancia relativa, básicamente porque no soy muy afín a los deportes. Sí es cierto que en otras ocasiones cubría algo de basquet o de fútbol porque las sedes de competencia me quedan a una distancia accesible. Sea como fuere, hay que estar. Lo que tengo en claro es muy simple: Tengo que priorizar el interés de los lectores, y no mis preferencias que no siempre están relacionadas con lo que debe ser difundido como noticia. Puedo estar en desacuerdo con muchas cosas, pero mi radar siempre está direccionado al público, a quienes me leen en el portal, a quienes aprecian el material que yo voy produciendo periodísticamente y lo comparten a otros. 

La verdad es que terminé la jornada exhausto, estuve más de 5 horas parado o deambulando por el trayecto de la Avenida Alem que había sido el elegido por los organizadores para la ceremonia inaugural. Hubo muchas falencias, demasiadas quizá para puntualizar una por una, pero a mi modo de ver se perdió la brújula cuando ya empezaron a meter, de un tiempo a esta parte, carritos de comidas o foodtrucks por doquier. Esa gente no deja un peso en el pueblo, es así. Y además, estamos a mitad de mes, época de bolsillos flacos, y si vos vas con tu familia seguramente no podés comprar un combo de cuatro hamburguesas con sus respectivas gaseosas. La única forma de zafar yendo en plan "gasolero", era llevándote el termo y el mate. Y encontrar un lugar más o menos cómodo donde sentarte. Y no puedo dejar de mencionar: ¿Quién tuvo la brillante idea de entregarles a los deportistas medallas de plástico? Es vergonzoso, ni siquiera merecen llamarse medallas. Yo no digo que las hagan de oro o plata obviamente, pero que sean de metal. ¿A un tipo que vive a 400 km. de Lobos y que viene con todas las pilas a dar su esfuerzo para ganar, le das como premio un pedazo de plástico? No jodamos, y no me vengan a correr con la ecología o con el reciclado, porque está claro que lo hicieron para gastar lo mínimo posible. Una cosa es la austeridad, y otra es la "berreteada". Y las medallas de plástico son lisa y llanamente berretas. 

 A decir verdad, había pocas actividades recreativas o gratuitas, exceptuando los shows en vivo, claro está. Y había, también, la sensación de que esta gestión nunca la puso demasiado empeño a "la Cuenca". Era, probablemente, algo que se vieron obligados a continuar haciendo porque ya estaba instituido durante la gestión de Sobrero y en la mayoría de esos años la organización fue muy buena. Nobleza obliga, tampoco es justo analizar los hechos fuera de su contexto. Hace 12 años había plata para gastar, hoy estamos en sumidos en una recesión e inflación que se está llevando puesto todo lo que hay a su paso. Bueno, cuando gobernaba Kristina también había inflación y renegábamos con eso porque es un enemigo con el que convivías a diario. Eso era evidente, pero al lado de lo que estamos viendo ahora y de los porcentajes exorbitantes que se manejan, aquellos años parecían un cuento de hadas. Digo esto sin ser kirchnerista, aclaro por si hiciera falta. Pero hay que tener honestidad intelectual. Etcheverry no es un político clásico, pero tiene la capacidad suficiente como para saber que si este año no reanudaba las Olimpíadas, iban a llover las críticas y cuestionamientos: Ya no se podía argumentar con la pandemia para forzar una nueva suspensión. De manera que se terminó saliendo lo que se vio: Una especie de peatonal cultural, pero en este caso deportiva, con muy poco de deporte en sí misma. Las bandas que tocaron eran decentes, pero para un evento de este nivel tener que poner toda la carne en el asador, y acá lo único que pusieron fue un chorizo y una morcilla, como mucho. 

Uno se da cuenta de la convocatoria que puede tener una determinada propuesta, por varios motivos. Uno de ellos es la concentración de público. Había demasiados "claros", me refiero a que no era una multitud, ni mucho menos. A la gente no le interesaba en lo más mínimo ver a las bandas en el escenario, a 50 metros de distancia no había nadie, los pocos peatones que llegaron temprano daban algunas vueltas para ver algo distinto y ahí se terminaba todo, como si fuera un circuito automovilístico. Por supuesto que lo más importante es priorizar el deporte y las competencias que se vayan dirimiendo, pero precisamente, si es así no puede faltar un desfile, aunque más no sea simbólico, de las delegaciones participantes. 

Y en el medio de todo lo que vimos "in situ", estuvo el recambio del Director de Deportes, que si bien no fue tan reciente, no tiene la menor idea de lo que representa el cargo que ocupa. Yo le auguro muy poco tiempo en su función, lamento ser pesimista pero hasta ahora no ha demostrado ser un ex futbolista con un perfil más proactivo a lo que se ve. En el mejor de los casos, se está adaptando en su rol sobre la marcha cuando eso no puede suceder nunca. Vos tenés que llegar a un cargo ya conociendo lo suficiente como para no parecer un pasante estudiantil. Y les aseguro que hay más, mucho más para analizar, criticar o debatir con solo escarbar un poquito nomás. Pero elijo, solo por hoy, no ser reiterativo. El año próximo, si hacen unas Olimpíadas superadoras, seré el primero en reconocerlo, como corresponde. Nos estamos viendo pronto. Punto final. 

15 de abril de 2023

Al calor de las masas

 Si tuviéramos que imaginar como sonaría Virus en el Siglo XXI, creo que el legendario grupo liderado por Federico Moura sería muy parecido a Babasónicos: Puro orgullo pop, letras sugerentes y sin prejuicios, un beat bailable, buenos arreglos. Pero hay una brecha si pensamos que las canciones de Virus tenían muchos teclados, algo que no abunda en Babasónicos, al menos en su etapa más reciente. 

La banda que tiene como frontman a Adrián Dárgelos ha recorrido un largo camino desde 1992 a esta parte. Comenzaron con un rock furioso y contestatario, y para la década siguiente se fueron mutando hacia canciones  con otro contenido lírico, y onírico quizás. "Superficies de placer", el último álbum de Virus con Federico, es considerado el mejor dentro de su breve y trunca trayectoria: Pese a que luego continuaron, ya nada volvería a ser como antes. 

Las letras de Babasónicos está atravesadas por la sexualidad, alguna alusión a "pastillas" casi sin disimulo, pero todo lo mencionado se complementa con un muy buen laburo de producción, de manera que un disco promedio, que no llega a los 40 minutos, tiene una transición elegante y sin ánimo ya de abrir un cambio generacional. Hoy por hoy, es la banda de pop/rock más convocante fuera del país. En México, un mercado difícil para los argentinos, se consolidaron rápidamente, junto con otras bandas ya disueltas como Los Enanitos Verdes o Soda Stereo. También hubo un efímero idilio del público azcteca con "Miranda!", que está emparentado a Babasónicos, precisamente, desde lo sónico. Dárgelos parece haberse encerrado en un sótano 30 días para completar las letras, en cambio Ale Sergi da la impresión de haber resuelto esa cuestión con mayor naturalidad. Claramente, Miranda! se distiguió por su pop divertido a la usanza de Los Twist, pero con otro abordaje compositivo. Porque, se sabe, en determinados casos no tiene sentido plantear una comparación. Hay muchas tendencias en el arte que uno ve como una continuidad de algo que apareció como novedoso 30 o 40 años antes. Pero que, inevitablemente, se apropian de las texturas y de los sintetizadores que se emplean mayoritariamente hoy. Bueno, es similar a lo que ocurría cuando se afirmaba que Oasis eran Los Beatles de los '90. 

Pero volvamos al tema: Babasónicos podría haber optado por la solución más fácil y continuar su trayectoria sin asumir mayores riesgos, de manera de ir consolidando a su público fiel. Pero no fue así . Es decir, a ese público que los fue descubriendo en sus distintas etapas, se le fue sumando otro, y siempre son bienvenidos al festín tanto los que estuvieron desde siempre como los recién llegados. Eso démoslo por hecho. Sería, en términos religiosos, como la Parábola del Hijo Pródigo. A los músicos y a toda la parafernalia que está en las sombras, les da lo mismo el fan que los siguió desde el comienzo que aquel que se decidió por escucharlos recién. Al final de cuentas, todos dejan platita fresca en la caja ya sea por los recitales, o en concepto de regalías de las reproducciones por streaming.

Por otra parte, podríamos plantearnos cuál es el objetivo que persigue una banda en ascenso, y creo que el más elemental es vivir de eso, si hablamos de músicos que ya llevan un tiempo rodando por ahí y tienen la posibilidad de volverse masivos, o acceder al circuito mainstream. Siempre sucede que esa explosión de masividad termina decepcionando a sus seguidores primigenios, porque suponen que los muchachos de la banda se vendieron al mejor postor. En fin, para lo que dieron sus primeros pasos el circuito "under" siempre ha sido así. Si alcanzar fama y reconocimiento fue la pretensión dominante desde el vamos, no veo que haya que acusar a nadie de haberse traicionado artísticamente. Cualquiera que sea el caso: Por ejemplo, el guitarrista de un grupo y que cuando no tiene un show labura de chofer de colectivo, lo que busca es dedicarse solamente a su instrumento e ir pidiendo pista para ese submundo que le era totalmente verdado. Siempre creí que las comparaciones, más que ser "odiosas" como suele afirmar, en última instancia pueden llegar a ser injustas. Pero eso será tema para una próxima nota. Nos estamos viendo pronto. Punto final.   

9 de abril de 2023

Vuelta por el Universo

Domingo por la noche en la ciudad. Hace rato que no subo nada a las redes que no esté ligado a mi trabajo. No soy un "instagrammer" compulsivo, ni tengo la necesidad de mostrar mi cuerpo con determinada ropa. Y no es porque tenga algún complejo con mi físico, si estoy con algún amigo quizás sí pueda llegar a postear alguna que otra selfie. 

De hecho, en alguna ocasión he pensado en cerrar mi cuenta de IG, si no lo hice aún es porque tengo el proyecto de reconvertirla como marca de mi portal digital. Uno sabe que actualmente la mayor cantidad de tráfico de datos y de contenido compartido pasa por ahí, por las historias, los reels, y toda esa telaraña que parece estar dando resultados comerciales, porque cada dos por tres me aparece alguna publicidad. De manera que es mejor negocio invertir publicitariamente allí que hacerlo en Facebook. Pero - a mi modesto entender-, es como todo: Pronto surgirá una plataforma mejor y destronará a ese esperpento que me cuesta asimilar. Instagram es una red social más visual que todas las anteriores. A los fines domésticos, se trata de subir fotos y de cosechar "likes" y comentarios elogiosos, y yo siempre llego tarde a lo que está en auge o a lo que es tendencia. Cuando comienzo a acostumbrarme más o menos, ya entra en declive. 

Hablando de llegar tarde, me vienen a la memoria algunas situaciones: Yo era muy fan de Charly García en los '90, siendo adolescente y habiendo escuchado toda su obra anterior. Y la verdad es que ya para ese entonces Charly se estaba autodestruyendo. El primer disco "nuevo" que compré de él fue "La hija de la lágrima", y no me terminó de convencer. No estaba del todo mal, pero era algo muy diferente a lo que había hecho hasta ahora, no tenía buenas canciones, y claramente no es su mejor álbum. Los que vendrían después continuarían con esa curva descendente, al igual que su autor. 

Asimismo, comencé a prestarle atención a Nirvana no en su apogeo, sino luego de que Kurt Cobain murió. Fue parte del "soundtrack" de mis años de estudiante, pero nunca les di bola. Me gustaba más Guns N' Roses, llegado el caso.

 Me maravillé con las canciones de Bruce Springsteen, también en los '90, que no fue precisamente su mejor etapa como artista. El Jefe tuvo su pico de popularidad una década antes, con el multipremiado disco "Born in the USA" (1984). Y hasta el día de hoy, me sigue pasando: Hay hallazgos interesantes en artistas como Dua Lipa o The Weeknd que empiezan resultarme atrayentes cuando ya transcurrió el mayor período de rotación radial, porque con la radio vos te dabas cuenta de lo que sonaba en determinado momento, hasta que ahora manejan todo con maquinitas y la programación de una emisora se asemeja a una eterna playlist al estilo de Spotify. Lo que sí existe aún son los charts de Billboard. Y cualquiera que entre a ver las canciones y discos más populares en EE. UU, podrá comprobar que lo que predomina en nuestra parte del mundo es bastante diferente. Puede que salte a la vista algún nombre vinculado con el trap y todo eso, pero no llegan a estar en el Top 10 casi nunca.  

Durante casi 50 años, la difusión a través de las radios FM era necesaria para apuntalar las ventas de un disco y la gira o el tour de una banda. Todo eso cambió. Las bandas o solistas que tienen algo de renombre hacen más guita con los shows que con ventas de discos o reproducciones por streaming. Antes vos firmabas un contrato con Sony o con EMI para grabar 4 álbumes, lo hacías y listo. De seguro tendría varias cláusulas, pero en resumen era eso. Se está volviendo al sonido de los '80, y con algunos arreglos típicos de la música bolichera, lisa y llanamente disco. Al estilo Daft Punk, que fue uno de los dúos más creativos y originales de tiempos recientes. Una pena que ya no permanezcan en actividad. 

Empecé a escuchar a Pink Floyd cuando el grupo estaba (casi) disuelto, por las interminables disputas entre Roger Waters y David Gilmour. Varias veces he contado una anécdota de que me llamaba la atención. El hecho de observar la contraportada, con una lista de no más de cuatro o cinco temas... Parecía poco, pero eran sumamente extensos y prolíficos en sus composiciones, eso sí. Todo lo contrario al punk, que te mete 20 canciones en una hora. 

Pero pienso que, de la manera que sea, antes o después, lo importante es ir descubriendo todo aquello que nos estamos perdiendo, porque en el cine, el teatro y demás artes pasa lo mismo. Que algo no sea contemporáneo no significa que haya que descartarlo o relegarlo. Vos mismo percibís cuando ya algo empieza a sonarte repetido, y ese es el momento propicio para ir en búsqueda de algo nuevo. Nuevo para nosotros, por supuesto, pero no en un sentido temporal. Todo eso está disponible en alguna parte y con Internet es relativamente fácil encontrarlo. Ya no es como antes, y ese aspecto sí es positivo, hay que reconocerlo sin nostalgia. Se pueden buscar películas viejas por You Tube, o por otros sitios medios truchos pero sin gastar un mango. Transitar un infinito "revival" está relacionado con la moda. 

Probablemente por eso nos cuesta entender que Los Beatles conquistaron el mundo en una época donde no se hablaba de la globalización cómo fenómeno, nadie había inventado ese término. Solo existía la radio, y en pocos hogares, un aparato de televisión (mediados de los '60). Pero sí estaban en auge las revistas, que a veces venían con algún póster. El soporte papel dominaba el mercado de la farándula y de los periódicos. De manera que, el afán de ser redundante, cada uno puede escuchar aquello que desee, y no es relevante si esos fonogramas están "en la cresta de la ola" o no. Podemos darle una oportunidad a lo nuevo? Claro que sí. Porque es la banda de sonido de una generación a la cual no pertenecemos, pero que marcará un recambio en varios aspectos. Nos estamos viendo pronto. Punto final.

7 de abril de 2023

Comprender y aprender

 Siempre he pensado que, tanto el hábito de leer como de escribir literatura, se convierte en un modo de exorcizar (si es que cabe el término), nuestras miserias, nuestros demonios, y todo lo que nos haya tocado vivir. Poner en palabras de un personaje de ficción parte de nuestra historia, es un ejercicio que si se reúne el talento necesario para conseguirlo, puede derivar en algo interesante. No sé si soy un buen escritor, tengo apenas un libro publicado, pero ya estoy terminando los manuscritos del segundo. Y desde la primera línea, me propuse que sea mejor y más complejo que el anterior. No me gusta la poesía ni la prosa poética, lo mío son los relatos, que por lo general se dejan escribir con facilidad pero llega un punto en que quedás estancado cuando hay que darles un final acorde, que sea imprevisto y sorpresivo. 

Por otra parte, con una inflación que no da tregua, es entendible que mucha gente tenga otras prioridades antes que comprar un libro. Si se privan de leer a autores consagrados y con una fuerte campaña editorial detrás, imagínense en mi caso. No es el mejor momento para vender libros, y además quiero evitar convertirme en un vendedor ambulante como me pasó la primera vez. Era yo quien ofrecía a gente más o menos conocida para mí lo que había escrito, y seguramente muchos lo compraron como un gesto de cortesía pero no con la intención de leerlo. No es para objetar. Hay muchas cosas que un termina comprando al pedo, y eso incluye también a los libros. 

Para ser un buen periodista o escritor, es necesario leer a aquellos que marcaron un estilo, pero sin ánimo de copiarlos. Se trata de ver por qué se distinguen, por qué la gente los elige y se ganaron el favor del público. Realmente creo que todavía no encontré un estilo propio, y tampoco sé si tiene algún valor hacerlo. Si yo fuera columnista de un determinado medio, está claro que te vas ejercitando y así el texto va cobrando una impronta tuya. Pero en cualquier crónica o nota común y corriente, el periodista debe narrar los hechos con la veracidad necesaria, y eso no da mucho margen para hacerse el ilustrado. No sale bien, por eso no lo hago. 

Tema 2: A cualquiera de ustedes seguramente les habrá pasado que se han sentido decepcionados (o defraudados) por determinadas personas con las que mantuvieron un vínculo, de amistad o lo que fuere. Pero después de un largo tiempo he aprendido a quedarme con lo bueno que esa gente me dio mientras estuvo conmigo. Estoy distanciado de algunos amigos, o ex amigos para ser precisos, pero no puedo soslayar que compartí buenos momentos, que me ayudaron en muchos casos, que fueron leales. Si ellos supieron guardar un secreto no lo sé, porque ya perdí el contacto que tenía y la verdad es que no me interesa averiguarlo. Tampoco eran cuestiones tan importantes, eran cosas que prefería mantener en reserva, diría yo. 

Hay charlas que se dan, mate de por medio, donde vos decís algo y no hace falta advertir "no se lo digas a nadie". O no debería. También ocurre a la inversa, hay gente que me ha contado detalles de su vida incluso conociéndome poco, y eso que me dijeron nunca saldrá de mi boca. Les dolería que trascienda y es comprensible. No es necesario pontificar sobre la empatía, sino ejercerla. Bueno, todo lo que estoy enunciando es bastante claro, pero el chusmerío o el puterío es harina de otro costal. A veces te usan para difamar a un tercero, y francamente ellos mismos no son muy mejores respecto a quienes están denostando. No me gusta involucrarme en conversaciones de ese tipo, es una pérdida de tiempo. 

Volviendo a los párrafos anteriores, está perfecto tener gratos recuerdos de quienes fueron tus amigos, o de tu ex novia, porque esa gente formó parte de tu historia, y si todo terminó mal hay que procurar que eso no opaque. Sin embargo, hay resentimientos y heridas que nunca se cierran del todo. Por traiciones, por egoísmo, lo que sea que nos hayan hecho. Hay que aprender a vivir con eso también.

Las relaciones humanas son complejas: Yo trato con muchas personas todos los días y de alguna manera lo fui percibiendo sin tener ser un psicoanalista ni nada parecido. Parte de mi trabajo, la mayor parte, implica dialogar con la gente, y lo que busco es información, no que me llenen la cabeza con boludeces. Yo elijo a quienes deseo mantener cerca, y ellos a su vez me eligen a mí. De lo contrario, sería como un amor o un afecto no correspondido.  

Reflexionar acerca del rol que ocupa cada uno en nuestra vida, nunca viene mal, es una reacción que apunta a buscar un equilibrio. No ser hinchapelotas, pero a su vez no permitir que el otro sea excesivamente demandante. Podría expresarlo con otras palabras, pero en resumen lo entiendo así. Nos estamos viendo pronto. Punto final. 

3 de abril de 2023

Algo para decir sobre Malvinas

 Ayer, 2 de abril, pasé varios minutos frente al monitor tratando de escribir algo que aportara un enfoque diferente en alusión a dicha fecha, y terminé de redactar esta nota hoy, un día posterior. En principio, estuve pensando e intentando hallar respuestas ante un modo de actuar que quizás sea digno de abordar sin prejuicios. Básicamente, lo que suele llamarse "desmalvinización", y que se refiere a un período de la historia posguerra en el cual no se hablaba de Malvinas, ni tampoco existía una reivindicación de dicha causa. En primer lugar, no se puede culpar a Alfonsín (que asumió en 1983), de contribuir a un premeditado "plan de olvido". La sociedad de la época, luego de haber finalizado el horror de la dictadura, no tenía interés, o no estaba preparada, para poder discernir entre una acción bélica que procuró recuperar la soberanía, y una aventura destinada al fracaso y pergeñada por esos mismos generales que mandaron a nuestros jóvenes a la muerte. 

Cuando llegó la democracia, lo que menos quería la gente era hablar del tema, era un contexto de libertad, de afiliación masiva a los partidos políticos, de la tan mentada "primavera alfonsinista". Podría haber sido el caudillo radicial o cualquier otro, pero las elecciones se dirimen por los votos y él se hizo cargo del Gobierno. Un gobierno con muchas dificultades, que pese a haber promovido el Juicio a las Juntas que en un hito a nivel mundial, se vio opacado por las dos leyes posteriores que todos ya conocemos. Todavía los "milicos" conservaban poder e influencia en varios sectores de civiles, y desde 1987 en adelante se sucedieron una serie de insurrecciones que buscaban limitar la responsabilidad de la esfera castrense antes las denuncias que se acumulaban por torturas o desapariciones incluso después del Juicio de 1985. 

Cuando se produce el primer intento de un levantamiento militar, Alfonsín va a Campo de Mayo a entrevistarse con Aldo Rico en medio de una multitud que estaba dispuesta a todo para defender el Estado de Derecho, éste le pide a la gente desde el balcón de la Casa Rosada que lo espere y que regresará con una respuesta mientras la gente se hace el aguante. Todo termina cuando  anunciando que los rebeldes habían despuesto su actitud y la ya antológica frase "La casa está en orden". Previo a eso, en su oratoria hace una mención que no recuerdo exactamente, pero que dice más o menos así (puede verse por You Tube): "Muchos de ellos héroes de Malvinas...". En el momento que dice eso, hay una silbatina de los que le hicieron el aguante en la Plaza de Mayo, y que es imposible de ocultar, pero cabe suponer que la reacción era por los sediciosos y no por los veteranos en su conjunto.

Pero esto abona mi hipótesis de que en los '80 -más allá de que haya habido poco interés en mantener la memoria de lo sucedido cuando la herida estaba lejos de cicatrizar aún-, el gobierno radical no ocultó ni ninguneó a los veteranos. Y en todo caso, no crearon un plan para borrar lo que pasó de la memoria colectiva. Fueron los contemporáneos de los soldados quienes lo hicieron, porque se partía de la idea de que perder una guerra era humillante. Bueno, siempre lo es, pero más aún de la forma en cómo se dio, en una situación de clara desigualdad de armamento y poderío bélico. No podemos dejar pasar por alto ese factor, sumado a la falta de apoyo y solidariadad de la OTAN y EE. UU. que casi desde el comienzo de las hostilidades decidieron inclinarse por apoyar a los británicos. La única vez que creímos que se había hecho algo de justicia fue en el memorable partido del Mundial '86, con los dos goles de Maradona que doblegaron a los ingleses. Pero aunque hubiéramos ganado 6 a 0, no era más que un partido de fútbol y un desahogo ante la atrocidad que se había perpetrado 4 años antes. Todo proceso de reivindicación y de justicia demanda un tiempo. De hecho, durante la década siguiente no había cambiado demasiado ese ocultamiento hacia los combatientes. En toda guerra, salvo que se firme un armisticio, uno de los bandos cae derrotado. Y nos tocó a nosotros, a todos los argentinos, no sólo a quienes estuvieron defendiendo las islas. Siempre sostuve que si ha habido algo positivo de todo lo acontecido (a falta de una palabra mejor para describirlo), es que la derrota marcó el total desprestigio de los militares y precipitó el fin de la dictadura. No había lugar para que esos tipos siguieran sosteniéndose en el poder por la misma muchedumbre que los aclamaba o que les había dado la bienvenida alevosamente años atrás. Esa es una interpretación que me parece atinada, entre otras posibles, haciendo la salvedad de que me estoy refiriendo a una época que no viví siendo adulto, ni siquiera adolescente. Nací en el '79, por lo tanto cuando estalló la guerra, tenía apenas 3 años. Pero no dejé de interesarme y de investigar acerca de cómo los hechos se sucedieron dentro del contexto de una sociedad que se resiste a las evocaciones que juzga lacerantes y que por esa razón prefiere autoengañarse con el olvido, no sólo respecto a el tema que nos convoca sino también a otros hechos que luego fueron situados en una posición más reflexiva y necesariamente crítica. Nos estamos viendo pronto. Punto final.   

1 de abril de 2023

Mi voto no es positivo

 El último día de marzo fue el primero del año en el cual sentí frío a la intemperie. Bueno, era algo que tarde o temprano iba a ocurrir, y me imagino que habiendo transcurrido ya un cuarto de este 2023, será una constante con la que deberemos convivir como en los ciclos anteriores. No sería sorpresa que atravesemos una ola de frío polar, porque hace dos años consecutivos (o tres) que venimos con intervalos de temperaturas inusuales para la época. 

Son todas suposiciones. Lo que no es ninguna especulación, es que abril marca el inicio de la campaña política aunque las fechas que establece el calendario electoral difieran con ello. Si te ponés a pensar, estamos a 4 meses de las PASO. Y para consolidar o instalar a un candidato con posibilidades serias, no es tanto tiempo como yo suponía antes. Sería bueno que los partidos se jugaran por las internas abiertas, que no es lo mismo que las PASO porque se dan antes que éstas, y es entonces cuando los postulantes son elegidos por sus afiliados y cualquier vecino independiente que no pertenezca al padrón de otra fuerza política. Súper difícil de explicar, pero relativamente fácil de implementar. Pero hay algo que no reviste complejidad. Parafraseando al ex vicepresidente Cobos, "mi voto no es positivo". A título personal, yo no estoy dispuesto a avalar por tiempo indeterminado aquello que ya muestra un inevitable desgaste. Hay dirigentes que, sin tener que indagar muy lejos de Lobos, se han enriquecido o han visto incrementado su patrimonio desde que están en la función pública. Es algo que yo no voy a permitir desde mi modesta posición de ciudadano, aunque el 99 % del electorado piense en contrario. En Lobos están pasando demasiados hechos graves e inadmisibles como para permanecer indiferente o guardar silencio, que es lo que está haciendo el oficialismo municipal creyendo que el hermetismo es una estrategia y no un actitud de evidente complicidad. 

La gente no es estúpida, o al menos me inclino a pensar que no toda la gente reviste esa condición. Si durante 4 años no hiciste nada por un determinado barrio y cuando estás en campaña aparecés de la nada y caés como "peludo de regalo", eso se nota. Se nota ahora, y se notaba antes, cuando gobernaban otros. Desde Salgado 40, nunca vieron con agrado el hecho de realizar conferencias de prensa porque para ellos es un obstáculo molesto tener que responder preguntas de medios críticos. Han buscando mil maneras de no hacer anuncios públicos por esa vía, pero para la fotito siempre están. Preguntar no debería ser motivo de preocupación si el funcionario de turno puede brindar una explicación convincente o satisfactoria hacia la opinión pública. El periodista cumple el rol de  nexo entre el poder político y la sociedad, no es alguien a quien le corresponda asumir un protagonismo. De mi parte, puedo decir que siempre lo he entendido así. A mí no me van a pasar por encima, porque cualquiera que tenga honestidad intelectual cuenta con la capacidad de analizar lo que está pasando y de expresarlo sin eufemismos. No vaya a ser cosa que Fulano se vaya a ofender... no, nada de eso, porque si hay quilombos internos en el seno del Municipio, tendrín que ser sus autoridades las primeras en salir a resolverlos con medidas ejemplificadoras, no escondiendo la basura bajo la alfombra. Hay muchos funcionarios que me respetan, y yo les retribuyo ese trato. Quienes no lo hacen, deberían saber que no pueden esperan nada de mí, porque ese modo de actuar roza el abuso de poder. 

Quien hoy está en la cresta de la ola, corre el peligro de dejarse embriagar por ese poder, como si fuera un whisky o un licor. Pero cuando el efecto se termina y aparece la resaca, se acabaron los "amigos del campeón" y todo vuelve a foja cero. Deberían saberlo a esta altura, y no ser tan ingenuos como para pensar que acá se puede administrar a la gestión pública con el criterio de un patrón de estancia. Lo que se logró hacer y que redundó en una mejor calidad de vida para los lobenses, no se discute, pero tampoco esperen colgarse una medalla por eso como si fueran atletas olímpicos. Si se duermen en los laureles por alguna que otra iniciativa positiva que tuvieron, van por mal camino. Es lo que les corresponde hacer, para eso están ocupando una posición de privilegio. Hasta que llegue otro que obtenga más votos, les gane, y todo vuelva a resetearse, como si se tratara de un dispositivo móvil. Si se da ese resultado, los mismos deberes y la misma responsabilidad les caben a los que obtengan el favor del electorado y deban hacerse cargo de una nueva gestión. Nos estamos viendo pronto. Punto final.   


Relanzamiento

  Martes por la tarde en la ciudad. Este fin de semana pasado me mantuve ocupado redactando notas, y brindando contenido multimedia para las...