![](http://photos1.blogger.com/blogger/2839/1265/400/cablerio.jpg)
Blog de Lobos, ARG, desde hace 18 años en la Web.
30 de noviembre de 2005
EL EFIMERO ENCANTO DE LA NOVEDAD
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22 de noviembre de 2005
EL RELOJ DE ARENA
![](http://photos1.blogger.com/blogger/2839/1265/400/fotos%20cuadros%20019.jpg)
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He aquí dos fotos que me provocan sentimientos encontrados. Desolación, estancamiento, falta de progreso (entendido éste por la concepción de un espacio urbano colorido, funcional y agradable). Son imágenes que también me remiten a mi infancia, si bien es cierto que tanto la estación de Ferrocarril como la calle Salgado -entre Belgrano y Castelli- no revisten la misma fisonomía que tenían cuando quien esto escribe era un niño. La lucha insondable del género humano para emerger de la opresión al espíritu que provoca la nostalgia se da a cada instante. "Todo tiempo pasado fue mejor", ya lo hemos dicho, es una sentencia falsa y simplista, pero, ¿Quién no se ha sentido tentado de esbozar esa línea de razonamiento alguna vez?
Mientras esto acontece, camino por una plaza que parece un campo minado, esquivando baldosas, cascotes, obreros, y escombros, y al contemplar ese esperpento me consuelo con la esperanza de que nuestra entrañable plaza principal florezca, que sea un paseo público que los lobenses nos merecemos,donde quizá no se juegue a la mancha o a la escondida como yo lo hacía veinte años atrás, pero... que haya un sitio donde los ancianos puedan sentarse en un banco bajo la sombra de un árbol para ver caer las tardes del estío , no está nada mal, por cierto.
No quiero emitir un juicio de valor hasta que la obra esté terminada. Sabemos lo mal que nos ha ido a los argentinos por entronizar a la opinión prejuiciosa y no fundamentada como el deporte nacional, de modo que no voy a caer en eso.
Y procuremos "dosificar" la nostalgia, para no vivir atrapados de un pasado que, por definición, no regresará.
19 de noviembre de 2005
EL TREN, EN TERAPIA INTENSIVA
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Hemos recibido una breve pero más que elocuente esquela de un colega, que se hace eco de la inquietud de los miles de sufridos usuarios que utilizan diariamente el servicio del Ferrocarril Sarmiento. El lector propone como una forma de revertir esta situación apoyar las acciones que está llevando a cabo la Comisión "Salvemos al Tren". He aquí el texto recibido:
Señor Director:
En un medio local leí una nota en la cual una pasajera que exponía sus quejas sobre la inseguridad en el ramal Merlo – Lobos, concesionado por TBA (Trenes de Buenos Aires). Es ya sabida todas las deficiencias que tiene TBA en este sector de la línea Sarmiento. A mi criterio, si bien existe diversidad de alternativas para revertir esta situación, la más viable es que se lleve a cabo el proyecto de la Comisión Nacional Salvemos al Tren: que propone, que TBA deje la concesión y que ésta sea tomada por una cooperativa entre los trabajadores y los usuarios para que entre todos se mejore el servicio y que el dinero se invierta en mejores sueldos a los trabajadores y tener trenes que sí funcionen bien (vagones en condiciones, servicios puntuales, vías férreas en buen estado para evitar descarrilamientos), para que esta manera se pueda ir recomponiendo la naturaleza de este medio de transporte que destruyó TBA.
Atentamente,
Miguel Messina
Periodista de FM Fortin Lobos
12 de noviembre de 2005
MIENTRAS MIRO LAS NUEVAS OLAS
Muchas veces pasamos tiempo en búsqueda de una idea original, cuando en realidad aquello que nos hará ser tenidos en cuenta por la sociedad está vinculado con otro tipo de valores.
Siempre que uno escribe algo, no puede evitar pensar que la misma idea ya ha sido esbozada por cientos de escribientes anómimos, y que éstos han llevado con hidalguía tal condición, a pesar de que estaban poniendo en evidencia verdades en la cuales seguramente nadie reparaba hasta ese momento.
Hay personas que han defendido sus ideas caiga quien caiga y han pagado con su vida el precio de mantener en alto sus ideales. Y esto no es una fantasía o el argumento de una mala película, es algo que ocurrió y seguirá ocurriendo mientras tengamos a nuestro alcance un medio para difundir esas ideas.
A menudo es un germen, que tardará varios meses en convertirse en algo apreciable. El trabajo silencioso, sin estridencias, es quizá la mejor receta para quien quiera alcanzar el éxito y lograr que su voz sea escuchada en una sociedad que tiene a un creciente individualismo.
Modificar la realidad es una pretensión que todos sabemos inalcanzable, a menos que ocupemos cargos dirigenciales y que tengamos el poder derivado de un patrimonio con varios ceros a nuestro favor. La democracia que tenemos es no participativa, excepción hecha por la obligación de emitir el voto cada dos años.
Existe una importante porción de los lectores que consume libros de autoayuda y publicaciones que instan a superarse, pero nada es más cierto que el consejo de un amigo, un hermano, o en última instancia, un profesional de la salud mental. Se me hace que los libros de autoayuda han sido escritos por personas que creen tener la vida resuelta, con cada cosa acomodada en su lugar, hasta que llega un vendaval que va por tierra con esas ideas preconcebidas.
Quizá mientras cada uno de nosotros camina por las perezosas calles de este Lobos de primavera, surjan ideas y proyectos que apunten a renovar la calidad de vida de quienes aquí vivimos. "Calidad de vida" implica no solamente construir un natatorio, o un estadio olímpico. Podemos, con aspiraciones más modestas, creer que nuestra propia calidad de vida mejorará si nos sentamos con la máquina de escribir o frente al teclado de la computadora y exponemos nuestro parecer.
A lo mejor, muchas de esas páginas que escribimos sumidos en el tedio, en l a desazón o en la más profunda indignación nunca vean la luz pública. Pero al menos, habremos hecho algo para intentar expresar nuestro descontento con nuestro entorno, o con nosotros mismos.
Siempre que uno escribe algo, no puede evitar pensar que la misma idea ya ha sido esbozada por cientos de escribientes anómimos, y que éstos han llevado con hidalguía tal condición, a pesar de que estaban poniendo en evidencia verdades en la cuales seguramente nadie reparaba hasta ese momento.
Hay personas que han defendido sus ideas caiga quien caiga y han pagado con su vida el precio de mantener en alto sus ideales. Y esto no es una fantasía o el argumento de una mala película, es algo que ocurrió y seguirá ocurriendo mientras tengamos a nuestro alcance un medio para difundir esas ideas.
A menudo es un germen, que tardará varios meses en convertirse en algo apreciable. El trabajo silencioso, sin estridencias, es quizá la mejor receta para quien quiera alcanzar el éxito y lograr que su voz sea escuchada en una sociedad que tiene a un creciente individualismo.
Modificar la realidad es una pretensión que todos sabemos inalcanzable, a menos que ocupemos cargos dirigenciales y que tengamos el poder derivado de un patrimonio con varios ceros a nuestro favor. La democracia que tenemos es no participativa, excepción hecha por la obligación de emitir el voto cada dos años.
Existe una importante porción de los lectores que consume libros de autoayuda y publicaciones que instan a superarse, pero nada es más cierto que el consejo de un amigo, un hermano, o en última instancia, un profesional de la salud mental. Se me hace que los libros de autoayuda han sido escritos por personas que creen tener la vida resuelta, con cada cosa acomodada en su lugar, hasta que llega un vendaval que va por tierra con esas ideas preconcebidas.
Quizá mientras cada uno de nosotros camina por las perezosas calles de este Lobos de primavera, surjan ideas y proyectos que apunten a renovar la calidad de vida de quienes aquí vivimos. "Calidad de vida" implica no solamente construir un natatorio, o un estadio olímpico. Podemos, con aspiraciones más modestas, creer que nuestra propia calidad de vida mejorará si nos sentamos con la máquina de escribir o frente al teclado de la computadora y exponemos nuestro parecer.
A lo mejor, muchas de esas páginas que escribimos sumidos en el tedio, en l a desazón o en la más profunda indignación nunca vean la luz pública. Pero al menos, habremos hecho algo para intentar expresar nuestro descontento con nuestro entorno, o con nosotros mismos.
1 de noviembre de 2005
AUTOS, JETS, AVIONES, BARCOS
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De vez en cuando se hace imperioso salir de la monotonía. Por eso la gente decide recrearse de los modos más diversos. La industria sin chimeneas, denominación bastante errática para referirse al turismo, surge de la necesidad del hombre de gastar su dinero fuera de los límites de su ciudad, provincia o país. Pero a su vez, esa vocación de viajar está asociada no sólo con el placer que implica contemplar paisajes agrestes, degustar manjares, ejercitar las carnes en un gimnasio con vista a los Alpes suizos o relajarse en un apacible jacuzzi. Hay gente que asocia el acto de viajar a un distanciamiento no sólo en términos espaciales, sino en términos de nuevas perspectivas a futuro. Tomar distancia implica un inexorable alejamiento, que en algunos casos deriva en un cambio de mentalidad. Uno no vuelve a ser el mismo después de un viaje a la India o a la Quebrada de Humauaca, se supone.. ¿o es acaso ésta una visión excesivamente idealista y romántica de lo que implica un viaje?
Por lo general, se traza una distinción entre lo que constituye un viaje “de negocios” -excusa barata que según el cine de Hollywood funciona de maravillas para esposos infieles- y un viaje “de placer”. Lo cierto es que ambas acepciones se presentan como alternativas para alejarse del sitio en el cual uno reside, más allá de las razones que motiven la travesía.
Viajar al exterior es una experiencia que depara ingratas peripecias para quien acomete tal empresa por primera vez. Como ciudadanos del Tercer Mundo, nos vemos obligados a peregrinar embajadas y consulados, llenar interminables formularios para obtener una visa ante la representación diplomática correspondiente, a sabiendas de que la obtención del preciado documento no garantiza en modo alguno el ingreso al país de destino pero sí opera como eficaz filtro para desalentar por todos los medios posibles a un buen número de advenedizos y buscadores de fortuna en tierra ajena. El monto que debe abonarse por tramitar un visa suele ser alto, se paga en dólares, y además no es reembolsable. Si el país escogido es Estados Unidos o similar, se deberá además (una vez arribado al puesto inmigratorio correspondiente, ya sea por mar, tierra o aire) recordar sin ningún exabrupto el noble invento de nuestro compatriota Vucetich y dejar que nuestro dígito pulgar derecho descanse unos segundos en una máquina lectora de huellas digitales. Luego nos tomarán una fotografía, y seremos sometidos a un breve pero exhaustivo interrogatorio acerca de los motivos de nuestra visita.
La importante, más allá del lugar en el cual decidamos posar nuestros pies, es que cuando finalmente nos toque regresar, sintamos que algo de nosotros ha permanecido allí, en esa playa, en esa carretera desierta, en ese puñado de hojas resecas que crujió bajo nuestros pies helados.
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