26 de diciembre de 2021

A no bajar la guardia: Se vienen definiciones importantes

Domingo 26 por la tarde. La víspera de Navidad casi no salí de casa: hice tres o cuatro cuadras para sacar una foto que necesitaba para ilustrar una nota, y no mucho más. Tampoco daba para hacer demasiado: el sol pegaba directamente sobre mí de un modo impiadoso, la antesala de un verano cruel versión 2.0. Hablar del clima o quejarse de ello no merece mucho la pena, pero sí recuerdo que, hasta 2019, el termómetro no pegaba un salto tan abrupto como el que acabo de describir.  Todo parece indicar que el año próximo repetirá algunas condiciones que distinguieron el inicio de 2021: Una de ellas, será una ola de calor que se prolongará por casi dos semanas, o quizás más, según el pronóstico. Lluvia, ni por asomo. Habrá que conformarse con esa brisa levemente fresca que aparece por las noches. "Esas noches de calor, llenas de ansiedad", al decir de Federico Moura. Con las primeras horas de Navidad, cayeron unas pocas gotas, que sólo brindaron un alivio transitorio, ya que se "levantó humedad" y el día siguiente fue tan caluroso como los restantes. Pero lo que no puedo (ni quiero) dejar de hacer, es salir a la calle. Las noticias no se consiguen desde la comodidad de un escritorio, hay que salir a buscarlas, hablar con los protagonistas. No me gusta estar ocioso por tiempo indefinido, porque me aburro fácilmente. En fin, hubo varios hechos delictivos en estos días que aún no han sido esclarecidos, y lo primero que pregunta cualquier vecino, es para qué sirve entonces el Centro de Monitoreo, o las cámaras de vigilancia y seguridad. Sentido común, que le dicen. 

San José de la Dormida es un pequeño municipio del norte de la Provincia de Córdoba, que según el último censo, tiene poco más de 4.000 habitantes. ¿A qué viene esto? Bueno, a que, desde hace alrededor de dos meses, vengo recibiendo mails de la "Oficina de Prensa", pese a que los voy marcando como Spam, y pese a que les pedí a los de dicha oficina que dejaran de mandarme mensajes que me son totalmente irrelevantes, tanto para mí como para los lectores. Hasta ahora no he tenido éxito, y me limito a borrarlos, ya es casi una rutina, algún día quizás comprendan que me ch... un hu... lo que sucede allí, y depongan su actitud. Finalmente les envié otro mail, respetuoso pero con un tono más enérgico, y logré que me dejaran de joder. Si yo les enviara noticias de Lobos constantemente, beberían de su propia medicina, ni siquiera saben dónde queda y no creo que les importe tampoco. Gajes del oficio. De todos los mails que recibo, menos de la mitad contienen algo interesante o que -al menos- tenga que ver con la realidad local. 

Y hablando de hacer "la plancha", parece que el Ejecutivo Municipal no tiene ningún apuro en enviar el proyecto del Presupuesto 2022 al Concejo, en el supuesto de que haya un proyecto. La "ley de leyes" es fundamental para saber cuánto pagaremos los lobenses en concepto de tasas, que ya de por sí son bastante altas. Es probable que no trasladen el 52 % de inflación interanual en lo que sería un aumento brutal, pero sí podríamos hablar de un 30 %, por ejemplo. Honestamente, pensé que estaban esperando que asumieran los nuevos concejales, el 10 de diciembre, para elevarlo al HCD, pero nada de eso ocurrió hasta ahora. Y no hay precisiones de ningún tipo. Para el oficialismo, aprobarlo será una mera formalidad, ya que tiene mayoría en el Deliberativo. Podrán discutirlo con la oposición, pero de todas maneras, ellos tienen la posta como para decidir. Las mayorías sirven, entre otras cosas, para esto: aprobar todo lo que el Ejecutivo necesite y convertirlo en Ordenanza si así se requiere.

Claro que sería injusto endilgar este proceder solamente a J X C, porque durante los años sobreristas, cuando el PJ era quien tenía la sartén por el mango, hicieron casi lo mismo. Es decir, que la única diferencia es que la pelota ahora la tienen los del otro lado del mostrador. Desde el común de los medios de prensa, no se ha indagado demasiado en el futuro presupuesto, cuando a mi modo de ver, como dije antes, no es una boludez pensar cuánto tendremos que pagar -como contribuyentes- cuando finalmente salga aprobado. Y debe ser antes del próximo ejercicio fiscal porque teóricamente, lo que el Estado hace es anticiparse a los gastos que va a tener. Como hace cualquiera de nosotros en la economía doméstica.

En la semana, voy a seguir buscando alguna respuesta por los pasillos municipales, que esclarezca un poco esta cuestión. Porque, con los hechos consumados, es demasiado tarde como para quejarse o reclamar nada. Nos estamos viendo pronto. Punto final. 


23 de diciembre de 2021

Ultima nota de 2021: todo lo alcanzado es gracias a ustedes

 Esta es, "oficialmente", la última nota que escribiré durante este 2021. 

En primer lugar, no tengo más que palabras de agradecimiento hacia toda la gente que me dio una mano y me ayudó, de una u otra manera. Vecinos que me brindaron su estímulo y su aliento para seguir, sobre todo cuando se presentaban condiciones adversas. Se me hace imposible sintetizar lo acontecido durante 12 meses en un solo posteo, y no sé si tendría sentido que lo haga. Ha sido, en líneas generales, un año bueno, con altibajos, pero con saldo positivo. No me puedo quejar: Ya lo he hecho muchas veces y ahora no es momento para recriminarse o despotricar en vano. Por el contrario, yo diría que es momento de mantener la calma y la paz interior. 

Claro que, obviamente, siempre aspiramos a más, y tenemos el deseo de que el año próximo sea mejor. Y cuando digo "mejor", lo hago sin tener en cuenta los avatares que nos pueda deparar este puto virus cuya propagación parece no terminarse nunca. Seguramente me han quedado muchas cosas sin hacer, pero prefiero concentrarme en aquello que sí pude lograr. Estar al frente de un diario digital, grabar semanalmente un programa de TV, realizar las cobranzas mensuales a los auspiciantes, cubrir a full la campaña electoral, realizar las entrevistas a los candidatos...en resumen, todo eso, que tal vez suene tan sencillo, lo pude hacer. Trabajé muchísimo más que en 2020, y mientras el cuerpo aguante, seguirá siendo así. Ojo, no está mal recapitular, pero siempre haciendo foco de la manera adecuada. Porque nuestra vida no es un "anuario", es mucho más que eso. Tampoco es útil arrepentirnos por lo que no pudimos hacer. La vida siempre te da revancha, es un aprendizaje permanente, por lo tanto, aquello que no te salió como pretendías o que hiciste mal sólo sirve para tratar de no tropezar dos veces con la misma piedra, digamos. 

¿Quieren que les diga la verdad? No tengo ninguna expectativa, me da igual lo que vaya a venir, porque ya lo pasamos bastante mal en el pico de la pandemia. Lo único que deseo es que sea un año mejor. Tan simple como eso. Y si no se da, habrá que hacerle frente de la mejor manera posible, con la "ventaja" de saber que muchas cosas que anteriormente nos tomaron por sorpresa, hoy ya tenemos un mínima idea de cómo son o serán. Tendremos que encontrarle la vuelta, del mismo modo que lo hicimos con tantos otros imponderables. En 2022 habrá un nuevo Mundial de Fútbol, en Qatar, con la particularidad que se disputará entre noviembre y diciembre, un hecho inédito en la historia del evento deportivo más importante a nivel global, porque creo que siempre se ha desarrollado en junio. De más está decir que lo que suceda con la Selección no le cambiará la vida a nadie, y tendría que averiguar también los horarios de los partidos, porque lo que casi siempre se busca es que las transmisiones de TV sean a medida de los países occidentales. Como les estaba diciendo, no esperar nada de nadie (ni siquiera de lo que deparará un año equis), da resultado, porque te quita la presión de trazarte objetivos o proyectos de dudosa concreción. Esto no significa "hacer la plancha" y esperar que las cosas ocurran como por arte de magia. No, hay que laburar y redoblar los esfuerzos, pero solamente en aquello que depende de vos. El resto, ni vos ni las demás personas lo podrán manejar. Por eso, no me propongo metas como dejar de fumar el año que viene, o hacer tal o cual cosa. Lo intentaré, y si fracaso en el cometido, habrá que volver a intentarlo. Si vos de planteás: "A partir del 1° de enero dejo de hacer esto o lo otro", puede funcionar, pero no lo recomiendo. Gracias por haber destinado su tiempo a leer estas breves líneas, y nos estaremos viendo en 2022. Punto final.  

21 de diciembre de 2021

Las extrañas Navidades que nos trajo la pandemia

 Hoy salí a media mañana al Centro, y el tránsito era un caos, al igual que el lunes. Había gente en todas partes, parecía que se hubieran abierto todas las "jaulas", de esas donde están las palomas y los canarios de años atrás (muchos, pero me acuerdo aún)  que ofrecían los vendedores ambulantes. Más allá de que es el horario pico para los bancos y las oficinas públicas, no pude evitar sorprenderme. Los autos hacían maniobras totalmente peligrosas, lo cual no me importaría si no fuera porque yo andaba en bici y me podrían haber chocado, con lo cual iba a terminar más "roto" de lo que ya estoy. En cualquier comercio al que fueras, por más pedorro que fuese, había que esperar. Algo que, como saben, no me agrada demasiado. Pero bueno, me la banqué. 

El lunes estuvo bastante escaso de noticias, hoy por suerte se reactivó un poco y aunque los anuncios que se hicieron no tengan mucho sustento, todo lo que sea información me sirve. Creo estas serán las Navidades más atípicas de mi vida, porque lo único que haremos en sentarnos a la mesa a cenar algo rico, destapar una sidra  y chau. Quizás la Navidad de 2020 fue parecida, en medio de todo el quilombo del COVID. Pero como en mi familia sólo somos cuatro, además de mi sobrino Lolo, no ha habido -ni habrá- mucha euforia. Para mi sobrino tal vez sí, porque espera los regalos de "Papá Noel", como todo niño de su edad. A veces siento que no puedo dedicar tiempo para jugar con él, o verlo crecer. No coincidimos en los horarios, y si en alguna ocasión eso ocurre, estoy tan molido que me acuesto a escuchar música en la cama. Ultimamente no he tenido días de siesta, porque me he puesto a hacer otras cosas a horas tempranas de la tarde y cuando querés acordar ya son las 5 PM. Eso sí, cuando me duermo, no son menos de dos horas, si es que estoy muy cansado y no me pongo el despertador. Ese sueño, si es reparador, te deja como nuevo. En cambio, si das vueltas en la cama hasta que finalmente te dormís, no es lo mismo.

Pero hoy tengo ganas de hablar un poco de música, cosa que hace rato que no hago. Todos recordamos la "tensa" entrevista entre Charly García y el Gordo Lanata. Pues bien, en un momento dado, el ex periodista independiente lo acusa a Charly de copiarse a sí mismo, y éste a su vez le responde al Gordo que es un pelotudo. Lo más notable es que, aunque Charly estaba más "duro" que pan de ayer, conservaba aún una lucidez sorprendente. Ahora bien, lo que Lanata le recriminó, seamos honestos, es cierto: Hace años, sobre todo en tiempos recientes, que el músico se copia a sí mismo. Hay arreglos de temas viejos que él vuelve a utilizar, como un mago que quiere salvar la ropa sacando de la manga los pocos trucos que le quedan. Soy un gran admirador de Charly, pero no soy incondicional. Aun así, cada disco suena diferente al que le sigue, o al anterior. Por otra parte, también es verdad que Lanata es un pelotudo, pero por otros motivos que no tienen que ver con el rock. Cuando García dice: "Yo nunca me traicioné", habría que analizar qué concepto tiene cada uno de traición. Muchos no toleraron que fuera a la Quinta de Olivos a tocar con Menem, y a una supuesta amistad que cultivó con el riojano más famoso de los '90. Pero bueno, en esos tiempos el país era una joda y valía todo. Si vos escuchás el último disco de Charly, que es de 2017, lo que vas a escuchar es la voz quebrantada de un anciano, por lo tanto, sería hora de sincerarnos y de reconocer que el gran referente de los años '80 no vuelve más. Pero ojo, Bob Dylan también tiene una voz horrible hoy en día, sin mencionar que tiene unos años más que Charly, y sigue teniendo un público fiel. En lo personal, el rockero del establishment más mediocre y decadente de la Argentina es Fito Páez. Cada vez lo detesto más, y no compraría un disco suyo ni aunque me amenazaran de muerte.

En octubre, cuando un grupo de "artistas" se reunió para celebrar el cumpleaños 70 de Charly con la presunta intención de homenajearlo en el Teatro Colón, lo que presenciamos fue un mamarracho absoluto, con gente que ni sabía por qué estaba ahí desde el momento que se subió al escenario. Cuando, en lo que pretendía ser la frutilla del postre, apareció Charly a intentar, digámoslo así, cantar algunas de sus grandes canciones, el resultado fue mucho peor. La fragilidad extrema, el uso de un teleprompter porque no se acuerda las letras, en fin, un desastre. "Alguien", debería haber preservado al ídolo máximo del rock argentino de semejante vergüenza. Es como cuando a un futbolista, el DT le dice "todavía no estás para jugar, no te recuperaste de la lesión". Bueno, acá pasó lo mismo. Charly ya no está como para jugar ningún partido. No hubo ningún "entrenador" que lo protegiera. Quedó expuesto ante una multitud que sólo supo conformar a los fanáticos acérrimos que le perdonan todo. Si el rock es el reviente, el whisky, la cocaína, las pastillas, y las minas, Charly ya pasó por todo eso hace rato. Lo único que puede hacer es dejarnos el recuerdo del genio que fue, y quizás componer música instrumental, porque en eso continúa siendo un virtuoso. 

Duele ver en ese estado a un tipo que escribió páginas memorables con su talento, y que es el único prócer del rock nacional que nos queda vivo, luego del fallecimiento de Spinetta. Me atrevería a afirmar que ni Calamaro ni Páez pueden aspirar a ese cetro, no le llegan ni a los talones. De hecho, hasta Cerati era más creativo e innovador que esos dos juntos. La idolatría implica una ceguera, de la misma manera que muchos hicieron con Maradona. Lo mejor que puede hacer el entorno de Charly, si es que realmente trata de cuidarlo, es dejar que las cosas decanten por sí solas. Nunca volverá a ser el mismo, lo sabemos todos, pero podemos aspirar a un show breve si es que realmente está en condiciones de hacerlo. De lo contrario, mejor que se retire, porque ya tiene un lugar privilegiado en la cultura popular que él mismo se supo ganar. Punto final. 

19 de diciembre de 2021

Sigo peleándola detrás de la trinchera

Domingo por la tarde en la ciudad.  Todos los kilos de sobrepeso que había logrado bajar después que ir más de dos meses al gimnasio, los recuperé en cuestión de días. Es increíble. Y esto va para largo, así que me tendré que acostumbrar. Cualquier ejercicio que involucre a los brazos, me puede terminar de destruir. Estoy pensando en ir a ver a un traumatólogo la semana que viene, si es que la lesión no mejora. Estamos en el fin de semana, y es al pedo enroscarse sabiendo que nadie te va a atender recién hasta el lunes (con suerte). 

Forzosamente, tengo más tiempo libre, pero a su vez debo seguir laburando, sería una hipocresía quejarme porque me duele un brazo cuando hay gente que ha sido víctima de fracturas y politraumatismos graves. Me puse a ver la serie de Maradona, "Sueño Bendito", y la verdad es que está muy bien hecha. Pueden ser que algunas secuencias no me cierren del todo, pero se nota que pusieron guita y que hay un gran laburo de producción. Pienso que en los próximos años habrá más documentales o biopics del Diez, pero esta serie lo que no hace, es ser complaciente. Es decir, que se muestra (o se sugiere) a Maradona consumiendo droga, sus romances con infinitas mujeres, su poco apego a los entrenamientos. Si yo me dedicara a este tipo de producciones, habría algunas escenas que suprimiría y otras que creería necesario agregar, pero tengo entendido que el propio Maradona, antes de morir firmó un acuerdo o un contrato respecto a los contenidos que él autorizaba que se mostraran. Hay algunos momentos que parecen casi catastróficos en su carrera, como cuando fue a jugar al Barcelona, y se enfatiza demasiado la puja entre la dirigencia del Club y sus limitaciones físicas. No obstante, reitero que no deja de ser un buen producto desde el punto de vista estrictamente cinematográfico. Por citar un caso, hasta los carteles publicitarios que estaban en la cancha de Boca se reprodujeron con gran detalle (por ejemplo, Thompson & Williams, una sastrería que no existe más). 

El gran ascenso de Diego, no caben dudas, se produjo con su llegada a Italia y la conquista del Mundial con la Selección. Lo curioso de todo esto, es que le bastó apenas una década (de 1980 a 1990, digamos), para ser considerado como el mejor del mundo, hasta el día de hoy. Bueno, creo que me fui por las ramas porque no era mi intención hablar sobre Maradona, sino simplemente comentar lo que pude ver. Estimo que la serie consta de 7 u 9 capítulos, no los conté aún. 

Mañana trataré de retomar paulatinamente mi rutina habitual, un poco "entre algodones" por la lesión que tuve y que me sigue pasando factura, pero tengo que continuar trabajando. Por lo general, este tipo de accidentes domésticos se dan de la forma más estúpida, y no tiene sentido pensar en lo que uno "podría haber hecho", con los resultados consumados. No planeaba escribir nada por aquí durante el resto del mes, pero ese "ida y vuelta" que se da con los lectores, es maravilloso, y varias personas me preguntan por qué no publico notas de este tipo de mi diario digital. La verdad es que no lo hago porque el diario es información pura y tiene poca opinión, en cambio si yo escribo para el blog, me permito la licencia de poner en palabras muchas cosas que me pasan y que no tienen nada que ver con una noticia de actualidad. 

Por otra parte, a 20 años del estallido social de 2001, surgen distintas interpretaciones. Hay quienes dicen que Alfonsín conspiró contra De la Rúa para que Duhalde fuera el próximo Presidente. Como el caudillo radical ya está muerto y no podría defenderse de algo así, se hace más difícil la cuestión. Sí es cierto que Alfonsín se reunió secretamente con Duhalde para brindarle su apoyo para asumir, y todo eso está bien relatado en el libro de Miguel Bonasso, "El palacio y la calle". Pero no es cierto que conspiró abiertamente, o que contribuyó de forma directa a la renuncia de De la Rúa. Y si tenemos en cuenta de que fue uno de los mentores de la Alianza de aquel entonces, es todavía menos probable. Es por ello que Duhalde fue un presidente de transición, que casi nadie recuerda por haber tenido una gestión relevante. Lo único bueno que hizo fue terminar con el "1 a 1", a costa de una devaluación feroz y un caos financiero que recién menguó un poco en el segundo semestre de 2002. El "consenso", que tanto declamaba Alfonsín, consiste -en parte- en saber negociar haciendo política, sin exponer públicamente algunos puntos que pueden resultar oscuros para la tribuna.

 En fin, sobre esta cuestión se podrían tejer diversas hipótesis, pero lo más importante es que los chicos sepan lo que pasó, y que se le explique por qué. Lo demás, queda reservado a tertulias entre gallos y medianoche. Punto final. 

16 de diciembre de 2021

Lesionado otra vez

 El domingo pasado, me di una ducha como cualquiera de nosotros hacemos habitualmente, y desde luego, el piso estaba mojado. Salí de la ducha propiamente dicha, me calcé las sandalias estilo Crocs que uso cuando estoy de entrecasa, patiné y me pegué tremendo golpe. Todo el peso de mi cuerpo cayó sobre mi brazo y mano derechas, y estuve unos minutos sin poder levantarme. Me aferré al mango de la jabonera y, no sé cómo, conseguí volver a ponerme de pie mientras que me iba secando con la toalla suavemente, porque casi no me podía mover. La suela de las Crocs estaba bastante desgastada, casi no tenía "grip",y ese fue el principal motivo que hizo que terminara en el suelo. 

Me la banqué un par de días tomando diclofenac, que me anestesiaba el dolor, pero tan pronto como el efecto de la  medicación iba reduciéndose, ese dolor volvía a aparecer de modo persistente. De más está decir que lo primero que hice es tirar las infames chancletas a la basura y comprarme unas nuevas. 

Pero lo que me pasó a mí, no es particularmente relevante, ya entenderán hacia dónde pretendo apuntar. Esta mañana parecía ser normal respecto a la evolución de la lesión, que me provocó una hematoma considerable en el antebrazo. Iba a cambiar el dial de la radio de la cocina, y sentí un dolor fortísimo, que iba desde el hombro hasta la mano. Decidí entonces no esperar más e ir a la Guardia del Hospital, donde tuve que aguardar alrededor de una hora. La espera no me molestó para nada, porque es lógico que la prioridad la tengan los pacientes que tienen su salud más comprometida. Cuando finalmente me atendieron, me pidieron que me hiciera una placa en el mismo Hospital, y a partir de ese momento ya todo fue más rápido. Podría haberme fracturado y terminar peor, me salvé de milagro. Tengo que continuar tomando diclofenac junto con otro miorrelajante, y aplicarme calor seco en la zona afectada. Tardará unos semanas más, quizás un mes a lo sumo, pero me recuperaré. Por ahora, a olvidarse de ir al gimnasio, es totalmente contraproducente forzar los músculos.

Lo llamativo, es que todas las lesiones y porrazos que me he dado en los últimos tiempos, se producen en el lado derecho de mi cuerpo, a saber: 

- Perdí audición en el oído derecho, tengo un zumbido agudo (lo que se conoce como acúfeno), y a su vez ese oído es el que segrega más cera. Nunca supe las causas, pero lo atribuyo a un recital de Charly García, uno de los pocos que fui, donde en el afán por estar lo más cerca posible del escenario y ver a mi músico más admirado, el excesivo volumen de las torres de sonido me hizo pedazos. 

- A principios de este año, cuando iba a subirme a la bici, perdí el equilibrio, me caí, y mi rodilla derecha quedó hecha mierda. La curación demandó varias semanas. 

- Tuve un esguince en mi tobillo derecho cuando me caí de una escalera en 2016, y en ese momento me apliqué hielo y remedios caseros, lo cual fue un error, porque tendría que haber hecho kinesiología. Pese a todo, pude recuperarme, aunque si tengo que correr un trayecto relativamente largo me empieza a joder de nuevo. 

- Mi mano más hábil, la que uso para escribir, irónicamente, es la izquierda.

Retomo lo que venía diciendo: En la Guardia había pacientes de mayor gravedad que yo, como un señor que se dedica a la tornería y casi pierde un dedo. Básicamente, el dedo mayor le quedó "colgando", y si los profesionales no lograron hacerle un injerto ya se lo habrán amputado. Más de una decena de personas ingresaron al pabellón preguntando dónde debían hacerse los hisopados por COVID, ese es un detalle a corregir, porque habría que señalizar ese sector claramente para que no entren a la Guardia personas potencialmente contagiadas. Fuera de eso, debo decir que la atención fue muy buena. En tiempos recientes, todas las veces que he ido al Hospital me he sentido bien tratado, y creo que ello es mérito de los médicos que están ante cualquier emergencia, como así también de los directivos. Se pusieron al hombro una responsabilidad enorme, que es la de haber asumido en plena pandemia, y más allá de alguna observación puntual que pueda hacer, tengo el mejor reconocimiento para ellos. Es más, en muchos casos, la aparatología disponible está a la altura de cualquier clínica privada. Suelo escribir notas con espíritu crítico, pero en esta oportunidad no lo haré, porque no tengo nada que objetar en líneas generales. 

Sí, estoy lesionado otra vez, y no es grato para nadie, pero tengo la tranquilidad de saber que el personal -al  menos el que me ha atendido a mí últimamente- está comprometido con el Hospital. Y ponerse la camiseta por la salud pública, es algo que no todos suelen hacer, porque privilegian la actividad que realizan para el sector privado. Siempre ha sido así, por una cuestión económica en el común de los casos. Ahora, no me queda otra que cuidarme el tiempo que se requiera, y de tomar todos los recaudos necesarios cada vez que que vuelva a bañarme, probablemente, colocando esa especie de plantillas de goma que te dan cierta seguridad de que estás pisando en terreno firme. Gracias a todos los que me hicieron volver a creer que la atención eficiente en un hospital público es posible. Punto final.    


15 de diciembre de 2021

Quiénes escriben la historia, y quiénes se empeñan en borrarla

 Lo único bueno de cansarse físicamente, es que se supone que te asegura un buen dormir. Claro que no siempre se da, más aún cuando te quemaron la cabeza con toda clase de quilombos que te son totalmente ajenos, como si fueran las sesiones de un psicólogo. Lo único bueno de ser terapeuta, es que te pagan por escuchar los problemas de la gente (dicho de un modo bastante básico). Pero yo evito enroscarme en cuestiones que no me interesan y que además no tienen nada que ver conmigo. Si alguien habla mal de mí, es tan estúpido quien lo hace como aquel que me lo cuenta. 

En fin, intentaré abordar un tema que da lugar a varias interpretaciones: La historia la escriben los que ganan, pero a su vez la verdadera historia se construye en base al relato de vencedores y derrotados. Sobre todo si hablamos de procesos complejos, como una guerra. En el caso de Malvinas, los británicos pueden decir lo que quieran porque ganaron, pero nosotros tenemos otra versión de los hechos en cuanto a la soberanía de las Islas, que es lo que aprendimos en la escuela según la historiografía oficial que fue incorporada a los contenidos pedagógicos. No podemos negar que fuimos derrotados, pero sí comprender por qué sucedió. Otro ejemplo similar, que siempre me llamó la atención, es la guerra de Vietnam, que terminó con los yanquis en una humillante retirada. Sin embargo, a través del cine y de la industria propagandística, se las arreglaron para otorgarle un sesgo épico al conflicto, romantizando el sacrificio supremo de ofrendar la vida para destruir la infiltración comunista en Asia. No vas a ver nunca (o muy pocas veces), el testimonio de un vietnamita que te cuente cómo vivió durante esos 20 años de balas, misiles y napalm, entre 1955 y 1975.

 Hay algo en común: tanto los soldados argentinos como los yanquis, al regresar a su lugar de origen, fueron ninguneados por el común de la sociedad civil, y el reconocimiento les llegó tardíamente, con pensiones vitalicias u otros beneficios que obviamente merecían. Los argentinos consideran a los británicos, "piratas" e imperialistas. Sumado a que los principales países de Europa y Occidente fueron sus aliados, además de Chile. Por el lado de Argentina, sólo Perú contribuyó militarmente en un apoyo concreto, además de las gestiones diplomáticas que no prosperaron. 

Ese entramado que se teje entre el relato de vencedores y vencidos, pienso que es lo más enriquecedor. Porque es parecido a lo que ocurre en el periodismo cuando vos entrevistás a alguien, otra persona se siente aludida, y pide su derecho a réplica. De a poco, los ingleses empezaron a conocer más de la historia argentina reciente, y nosotros de la de ellos. Ellos saben quién fue Galtieri y nosotros sabemos quién fue Thatcher. Pero además, sin tener en cuenta los hechos que antecedieron, no habría manera posible de entender lo que pasó. Los militares argentinos querían tener "su" guerra para legitimarse ante la sociedad. Ya lo habían intentado en 1978 invadiendo el sur de Chile en la disputa por el canal de Beagle, y la oportuna mediación de la Iglesia contribuyó a que no se concretara un conflicto armado. Ese hecho es clave para comprender lo que vino después: ¿Cómo vos (Chile) vas a apoyar a un país que casi te declara la guerra cuatro años antes? Es inconcebible para cualquiera que conozca algo de geopolítica. Pero la intención de esta nota no es teorizar o analizar posibles escenarios, porque todo eso ya se ha hecho antes, y mejor. La conclusión que tengo, es que la historia la escribimos cada uno de nosotros día a día, aunque siempre va a pesar más la decisión que tome un Primer Ministro, un Presidente, un dictador, o un personaje de la monarquía. Es similar a lo que te pasaba cuando eras chico y te copiabas en una prueba: el amigo soplón te iba "cantando" las respuestas correctas, pero él no las escribía, eso lo tenías que hacer vos. Por lo tanto, el pueblo se puede movilizar y sublevar, pero las masas sólo construyen la historia en base a sus líderes o representados. No por nada, en 1944 Winston Churchill sentenció sobre sí mismo: "La historia será generosa conmigo, puesto que tengo la intención de escribirla". En resumen: "La historia la escriben los que ganan", es más un aforismo que una frase que encierre un sentido real. Y en todo caso -que también es discutible-, es al revés: Son los que ganan quienes escriben la historia, porque tienen los medios para hacerlo. Pero lo que ellos escriban, aun con la propaganda triunfalista, no puede imponerse por encima de lo que cada pueblo vaya forjando en su ADN. Parece un trabalenguas, pero es así. 

Nos estamos viendo pronto, espero que este posteo no lo haya aburrido, y seguiremos en contacto. Punto final. 


13 de diciembre de 2021

Nos han llevado al peor de los males posibles: La resignación

Madrugada de lunes en la ciudad. Tengo la percepción de que estos días de diciembre van transcurriendo con una sorprendente lentitud y parsimonia. Seguramente, el resto de la humanidad sostendrá lo contrario, pero si hoy no echaba un vistazo al almanaque, ni siquiera hubiera recordado qué fecha era. Claro que en la mayor de las veces uno debe ser forzosamente consciente de eso, porque si tenés pautada una nota o una entrevista para un determinado día, no sólo que te vas a perder la posibilidad de hacerla, sino que darás una pésima imagen a la persona que te agendó una fecha y horario para hablar con ella. 

Veo mucha gente resignada, más que desesperanzada. No son las mismas cosas, pero es posible que establecer cierta ligazón. Cuando alguien te dice: "No me des falsas esperanzas", una frase que por lo general está asociada al amor, lo que pretende expresar es que no le generes una expectativa en vano. O una promesa que nunca termina en trasladarse a lo hechos. En síntesis, lo que suele hacer el común de los políticos argentinos. 

La resignación es aún peor. Significa que te da lo mismo una cosa que la otra. Un inevitable sesgo de tristeza ante algo que se supone irreparable. Por eso, lo único que se les desea a los familiares de un difunto es la resignación. Poder aceptar algo que no concebimos como posible o real. Por eso, también, no podemos concebir un país sumido en la pobreza, en el eterno fracaso, en la inflación, en la inmoralidad. En la mentira alevosa y descarada que ya ni siquiera se esfuerzan por disimular. En el abandono de los gobernantes hacia la sociedad civil que los eligió. Un asalto a la ilusión, parafraseando el título de un libro muy conocido.

Con el paso de los años, uno se vuelve más quejoso. Empieza a molestarte la gente impuntual, descortés, y desagradecida. En realidad, esas personas siempre estuvieron, sólo que antes tu capacidad de tolerancia era distinta. Tener que hacer una larga cola en la caja del supermercado para comprar dos boludeces, ya de por sí es una pérdida de tiempo, pero si a eso le sumamos que el cliente que está adelante decidió pagar con tarjeta, pregunta si lo puede hacer en dos cuotas, le dicen que sí, pregunta si tiene intereses, le dicen que sí, hace un gesto de fastidio, y saca de la billetera una tarjeta negra (de esas que los bancos no se las dan a cualquiera), mi paciencia comienza a deshacerse. Si los increpo a ambos (cajero y cliente), voy a pasar como un antisocial al ser el único que lo haga entre todos los que estamos esperando nuestro turno, pese a que no tengo dudas de que piensan igual que yo. Y quizás sería un desahogo gritarles a esos dos tarados, pero fuera de eso no cambiaría demasiado. Si vos estás delante de mí en la fila con dos changuitos repletos y ves que yo tengo un jabón y un paquete de harina que me caben en la mano, por una cuestión de cortesía deberías cederme el lugar, ya que el tiempo que demorará abonar mi compra es mínimo. No esperes que eso ocurra: Si son porteños o turistas, difícilmente tengan ese gesto, porque ellos creen que se ganaron "su" lugar y que pueden tomarse media hora pasando tarjetas y preguntando precios y ofertas. Los que estamos detrás somos invisibles para el prestidigitador.   

Siempre es aconsejable no dejarse llevar por la indignación, pero también es cierto que si te tragás la bronca, un día terminás explotando con quien menos se lo merece. Tampoco es bueno traer los problemas del trabajo a tu casa, aunque resulte inevitable que cuando alguien de tu familia te pregunta cómo estuvo tu día o cómo anduvo todo en el laburo, no reacciones de la mejor manera.

Retomando lo que decía unos párrafos antes, yo definiría a la resignación como una claudicación. Plantás bandera porque ya estás harto de que todo el mundo te quiera cagar o estafar. Más de una vez, escribí notas en este blog exhortando a lo bajar los brazos, a no claudicar. El problema es que cada vez hay menos motivación para hacerlo.

Sin embargo, hay algo que es rigurosamente cierto: Si estamos atravesando una crisis en todos los órdenes (educación, salud, economía, seguridad,  etc), no será la primera ni la última. Nuestros abuelos seguramente la pasaron mucho peor, y no lo digo a modo de consuelo. A su vez, ellos siempre nos decían, que nosotros, "la juventud", íbamos a poder hacer lo que ellos no pudieron. Traspasar un legado de frustraciones colectivas de una generación a otra, es lo que nos ha llevado a dónde estamos. Entregarnos mansamente al desquicio generalizado que estamos viviendo, de algún modo es como "abrir la puerta" para permitir que sigan avanzando y arrasando todo lo que encuentren a su paso. La Justicia, por ejemplo. La fórmula mágica para acordar con el FMI que se desvanece tan pronto como se desintegra una burbuja de detergente. Los "libertarios", con su discurso antisistema a la usanza de Donald Trump. El sólo hecho de vivir con miedo a represalias y amenazas, y tener que callar durante años toda clase de abusos (no únicamente sexuales, sino abusos de poder) porque necesitás laburar y para no ser cesanteado te bancás esa humillación, ese disvalor hacia tu persona. 

Por lo general, cuando cae la noche, es el momento que dedico a redactar alguna reflexión, que puede surgir desde adentro (es decir, de mis propias convicciones), o "desde afuera", a raíz de un determinado hecho que me sirve de "disparador", y que vi en Internet o en la televisión. Estoy mirando cada vez menos tele, y no lo digo por hacerme el superado. Realmente es así, no me genera interés. En parte, pienso que los celulares modernos hace rato que le ganaron la batalla a la TV. En la mayoría de los bares, hay una o más pantallas, pero nadie les presta demasiada atención, excepto cuando hay un partido de fútbol. En el resto de los días, son parte del decorado, podría decirse. Como si fueran cuadros, pero con imágenes en movimiento.

En este momento, me viene a la memoria cuando hace dos o tres años, entre otras tantas gansadas, se generó una especie de debate acerca de reemplazar el color "azul" para los nenes y el "rosa" para las nenas, bajo el argumento de que era una actitud sexista. Señores, para debatir hay que hacerlo con fundamentos, que quizás yo no los tenga, por eso me abstengo de opinar sobre aquello que no conozco antes de soltar la primera estupidez que se me ocurre. Se trata de una costumbre, no de un acto discriminatorio. Es fácil que nos den todo masticado para no tener que "tragar" (leer). El feminismo fue una reacción dentro de un contexto histórico determinado, la década del '60, que no se pudo plasmar en dicho momento en muchos países como el nuestro, que estaban regidos bajo gobiernos militares y por lo cual eran profundamente retrógadas. Como en casi todo, llegamos tarde, y por esa razón los hippies de San Francisco de 1967 no son los mismos muchachos pelilargos del Siglo XXI, que se convirtieron en yuppies, o en los chetos que abrazan la espiritualidad pero nunca dejan de ser "hippies con OSDE" (o Swiss Medical), y cuya máxima aspiración es tener un monoambiente en Barrio Norte. Punto final.


11 de diciembre de 2021

Si de trabajar responsablemente hablamos...

 Una de las cosas que más me gusta hacer dentro de mi trabajo, es tratar de interpretar la realidad, de desentrañarla. Como si estuvieras pelando una fruta o rompiendo la cáscara de una nuez. Los hechos no siempre son como uno los ve en primera instancia. Detrás de cada acto de Gobierno, hay muchos conflictos que el público común no percibe, y tampoco tiene la obligación de hacerlo, simplemente se esconden porque lo que se intenta es mantener es una imagen de unidad y cohesión del oficialismo de turno. Pero, no te quepa ninguna duda de que hay más internas dentro del propio gobierno de turno que las que vos pensás. Me atrevería a decir, que aquí en Lobos, esos conflictos sobrepasan holgadamente a los de la oposición. Hoy, versión 2022, vos podés tener el poder. El problema es, una vez que lo alcanzaste, qué hacer con él. ¿Comportarse sometiendo a tus cortesanos ? ¿Hacer la pantomima de mostraste disloguidt t componedor para evitar el "fuego amigo"? Todo puede ser. Los mayores errores de cálculo parten de personas que alcanzan una posición de privilegio porque llegaron adónde están por un acuerdo, vos me das esto y yo te doy esto otro a cambio. Y cuando estalla un quilombo, no saben cómo actuar. Si vos conseguís delegar una porción en gente de confianza, digamos, puede ser que los melones se acomoden solos. Y no es menos cierto que, si vos desconfiás hasta de tu sombra, asumís todo el costo político. ¿Hay razones para desconfiar de alguien? Por supuesto, como la vida misma. Pero como decía Don Corleone, "Mantengo a mis amigos cerca, y a mis enemigos aún más cerca".

Esto viene a cuento de que en diciembre de 2021, se realizó el acto de asunción de los Consejeros Escolares. Hasta ahí, nada fuera de lo normal. Pero tanto yo, como un colega de LTVN, no pudimos ocultar nuestro malestar ante ciertos "discursos". En particular, el del Prof. Fabio Natale, consejero saliente, que entre otras palabras de ocasión para quedar bien, habló sobre "la objetividad e imparcialidad de algunos medios". Señor Natale, ¿Por qué no dijo expresamente cuáles son los medios que son objeto de su desagrado? Usted, como docente, tendrá quizás un desempeño aceptable, pero como funcionario educativo dejó mucho que desear. Y esto no lo digo sólo yo, lo dice la gente. ¿Se olvida, Sr. Natale, que se filtró un audio suyo con un supuesto maltrato hacia sus pares? Los escándalos de las naranjas y del azúcar no los inventamos los medios, son reales y fácilmente comprobables. No por casualidad vinieron desde la Provincia a hacer una auditoría, no por casualidad relegaron a los proveedores locales buscando la solución más fácil y como por "arte de magia" apareció otro de Mercedes, que -dicho sea de paso- entregó una partida de cacao el polvo vencida. Eso, claramente, es "matar al mensajero", y usted lo sabe. Podría haber renunciado al cargo y retirarse de una manera más decente, pero no lo hizo. Y por supuesto, quedará para la antología de los disparates la frase de la ex consejera Caronni: "No sé cuánto valen las naranjas porque yo no como fruta". Disculpen la expresión, pero ustedes, ex funcionarios de un cuerpo colegiado, ¿Nos toman por estúpidos, se creen que nacimos ayer? ¿O acaso pretendían que hiciéramos la vista gorda y fuéramos complacientes? Si otros medios lo hacen, allá ellos, corre por cuenta del editor responsable y no me corresponde a mí hablar de mis pares. En lugar de buscar dar lástima diciendo lo duro y difícil que fue trabajar en pandemia (como si ellos fueran los únicos que lo hicieron), deberían saber que no son héroes, y que nadie les va a dar una medalla por eso. Sería también bueno saber si ellos, los consejeros, aceptarían consumir la mercadería que les entregaban a los pibes en el bolsón. Seguramente que no, porque las veces que los he visto en el supermercado salen con el changuito lleno y con productos de primera marca.

 Es lo que tenían que hacer, les tocó a ustedes y punto. Háganse cargo. Relegaron a las consejeras Cosso y Gaitón, que fueron las que denunciaron todo lo ya mencionado, además de que "alguien" cambió sospechosamente la clave del mail institucional del Consejo. Esto nunca fue aclarado hasta el día de hoy. 

Entonces, muchachos, en lugar de hablar de imparcialidad u objetividad (términos cuyo alcance desconocen porque no son periodistas), hablen de idoneidad. El día que lo entiendan, las cosas empezarán a cambiar. Nos estamos viendo pronto. Punto final.

 P.C

 

7 de diciembre de 2021

"Todos los caramelos son dulces"

 El famoso planteo que todos nos hacemos en algún momento, es: "¿Para qué m... trabajo?". Pues bien, ya sabemos cómo termina. Creemos que merecemos darnos un gusto personal o realizar un acto de autogratificación, digamos. Y no está nada mal, siempre que no te endeudes en infinitas cuotas, como a mí me ha ocurrido en alguna ocasión. 

Hay cosas que, a decir verdad, me parecen inmorales, por ejemplo, que una familia que desee comer un asado un domingo tenga que gastar 2.000 pesos o más. Esto ocurre en el país de la carne, de ahí mi indignación. Y ya no me importa si la culpa es del campo, del Gobierno, o de ambos. Todo lo que sé, es que cuando yo o mi vieja vamos a la carnicería, el precio aproximado es ese. Por no mencionar otros cortes aún más caros, como lomo, cuadril, entraña, etc. El campo, básicamente, está lleno de dos cosas: de vacas, o de soja. El "boom" por esa oleaginosa estalló a mediados de la década del 2000, obviamente porque resultaba rentable o no tenía demasiados costos de producción. La soja que se cultiva deja el suelo totalmente inutilizable, porque la planta absorbe demasiados nutrientes y minerales, más que cualquier otro producto agrícola. Entonces, lo que hacen es fertilizar artificialmente ese suelo, o buscar otro, lo que se denomina "rotación de cultivos".  Millones de hectáreas en el país quedan arruinadas todos los días a causa de esto. Pero como a los productores les conviene y al Gobierno también, puesto que implementó las retenciones, nadie se preocupa demasiado. 

En fin, empecé hablando del asado y me fui para cualquier lado. Fernández y su séquito, además de ser nefastos, son inoperantes. No saben qué hacer ni para qué lado correr. Entonces apelan a las recetas de la economía ortodoxa o "de manual", que ya demostraron su fracaso, a saber:

-Aumentar las tasas de interés de los plazos fijos en pesos, hasta límites exorbitantes, lo cual no logra convencer a nadie. Suponiendo que te ofrezcan un 60 % anual, apenas le podés ganar a la inflación interanual, que es del 52 %. 

-Vender dólares de las reservas del BCRA para intentar "planchar" el precio de la divisa. Eso funciona por muy corto plazo, es cuestión de días. Si la gente sigue demandando dólares, el precio volverá a subir. Siempre estuve a favor de que el Estado interviniera en la economía, pero no de la manera que lo están haciendo. No es viable tampoco un esquema de no intervención para que el dólar "flote" libremente. Para hacer eso, si bien no soy economista, debés tener un respaldo en divisas. No como en el "1 a 1", pero similar.

Crear más impuestos tampoco es la solución. Y lo que más bronca le da a cualquier persona, es que la guita de los impuestos, más allá de pagar sueldos a docentes, médicos y gente que merece estar bien remunerada, se derrocha a manos llenas... en boludeces. ¿Vos te pensás que el Centro Cultural Kirchner (CCK) salió gratis? No hay cifras oficiales sobre cuanto se gastó en ese mamotreto, sin contar coimas y sobreprecios a empresarios "amigos". Antes de continuar, quiero aclarar que el CCK es un lugar magnífico y digno de ver. Pero elegir la obra pública "a dedo" es lo que provoca indignación. Lo mismo cabe para la gestión macrista en CABA: Hace unos años visité la Usina del Arte, que está en el barrio de La Boca, y no me pareció gran cosa. Simplemente se trata de un edificio funcional y moderno que a su vez procuró preservar algo de la arquitectura original. Por supuesto, cuando te aproximás a la entrada, vas a ver las clásicas placas conmemorativas de los funcionarios de turno que lo inauguraron.

El soterramiento del ferrocarril Sarmiento, es otra muestra de la mediocridad y corrupción argenta. Como su supone que la gente que viaja en tren es pobre y no vale la pena gastar plata para una muchedumbre de pelagatos (que seríamos nosotros), basta con haber hecho un tramo ínfimo para las fotos, y después adiós. Detrás de todo eso estaban muchachos como Ricardo Jaime, Juan Pablo Schiavi, y otros impresentables que no sé si ya están libres, pero que terminaron en prisión. Ahora lo que vemos, es que por esa sed de revanchismo, procesaron a Macri en tiempo récord, lo cual fue casi simultáneo con el sobreseimiento de CFK. Ellos (quienes nos gobiernan) se quejan del "lawfare", pero están haciendo lo mismo. Como simple periodista, no saldría jamás en defensa de Macri, pero lo que se ve claramente es que los tiempos de la Justicia son inusualmente rápidos para algunos, mientras un juicio que un jubilado le inicia al Estado puede "dormir" más de 10 años, y hasta es posible que el querellante se muera antes de que el fallo salga a la luz.

El macrismo impulsó el slogan de "Se robaron todo" aludiendo a la gestión anterior, el cual contó rápidamente con el beneplácito de medios cómplices. Ver a Lázaro Báez revoleando bolsos en un convento, fue muy bizarro. No puedo creer que un tipo que lavó guita toda la vida comprando esto o lo otro, haya sido tan torpe. Pero como todo quedó filmado, el escándalo se amplificó de un modo sorprendente. Por la obscenidad y por lo grotesco que fue el episodio, incluyendo las fotos que mostraban el botín que Báez pretendía esconder. 

Si te ponés a pensar, decir que Macri hizo espionaje, es lo mismo que decir que los caramelos son dulces. ¡Todos lo son! Te explico la metáfora: ¡Todos los gobiernos, constitucionales o no, hay practicado espionaje ilegal! ¿Sabés la cantidad de teléfonos pinchados que debe haber por todos lados y que ni siquiera sabemos? Como sostenía en una nota anterior, el objetivo es espiar a los políticos opositores de turno, buscar los trapos sucios, y cuando llegue el momento propicio, tirar un "carpetazo", que en resumidas cuentas contiene información sensible sobre esa persona, como fotos, archivos de datos, escuchas telefónicas... No seamos ingenuos, nada es casualidad. Ahora, si me preguntás sobre el supuesto espionaje a los familiares del ARA San Juan, lo considero aberrante. Te fuiste al pasto, Mauricio.

Retomando lo que decía antes, debés saber que el periodista que recibe la tan mentada "carpeta" y empieza a tirar mierda, es tan cómplice como aquel que se la proporcionó. 

Y al Gato nunca le voy a perdonar la megadevaluación de 2018, que nos dejó a todos en bolas, con un aumento exponencial de los precios. Fue un desquicio total, y que podría haber derivado en una hiperinflación. Para ser sincero, me molesta más eso (porque tanto mi familia como muchas otras lo pasamos muy mal) que el endeudamiento con el FMI. Puede que cambie de opinión. Nos estamos viendo pronto. Punto final.

5 de diciembre de 2021

Domingo por la noche/Lunes por la mañana

Domingo por la noche en la ciudad. Lo que prometía ser una jornada de mucho laburo, se fue desinflando progresivamente sin que yo me lo propusiera. Las malas condiciones climáticas que asomaban el sábado hicieron que muchas actividades fueran reprogramadas, o bien suspendidas sin ninguna fecha precisa. Para cualquier fin de semana, es fundamental contar con material y notas, aunque no sean para su publicación inmediata. Siempre algo se "pesca". 

La verdad es que estoy en una etapa en la cual ya no espero nada de nadie, lo que esté por venir será por añadidura. Debo ser agradecido a la vida, porque trabajo no me falta. Yo diría que "lo que falta", es que cierta gente acepte valorar económicamente el esfuerzo que ello implica. En líneas generales, todo laburo es respetable, y eso incluye el mío. Más de una vez tuve roces con ex parejas que no comprendían que yo no tengo horario, y que quizás puedo estar cuatro horas al pedo. Pero cuando hay que salir, hay que salir. Así de simple. 

Lo mucho (o poco)  que he logrado, es mérito mío y de los lectores. Sobre esto último, no me caben dudas. Yo podría escribir centenares de notas como lo vengo haciendo, pero mi compromiso está dirigido a las personas que me leen, y a mis anunciantes. Siempre ha sido así, por ese motivo trato de evitar que se produzca un conflicto de intereses. 

Yo escribo sobre la actualidad de Lobos, y los demás que hagan lo que quieran. Por supuesto que siempre habrá hechos que den lugar a la polémica, pero yo redacto la noticia explicando con lo que pasó, salvo que emita una opinión propia. Antes de hacer eso, hay que preguntarse a quién m... le importa tu opinión. Lo ideal es que cada uno se forme su propio juicio de valor y que vos, como comunicador, no interfieras en eso. A menos que quieras hacer lobby para un determinado sector, hay que entender que el rol del periodismo, en su fase inicial, se limita a eso. No somos sacerdotes o pastores arengando a los fieles sobre qué se debe hacer y qué no. No nos corresponde hacerlo. 

Con el tema de la usurpaciones, más de uno asumió una postura a favor o en contra. Que puede ser válida, pero hay que hurgar un poco más, indagar en las causas, ver si no hay ninguna intencionalidad política. Hoy, por ejemplo, entrevisté a un grupo de vecinos que están bregando por conseguir una vivienda, pero el portavoz, digamos era un ex concejal vinculado al piquetero Luis D' Elía. Al parecer, este político venido a menos es quien está haciendo las gestiones, prometiéndole a la gente vaya a saber qué.

Yo puedo coincidir o no con la gestión de gobierno del Municipio, pero no me voy a cansar de decir que esto es lo que votaron, hubo suficiente tiempo para decidir, y ese tiempo se agotó el 14 de noviembre. Ahora, andá a llorar al cuarto oscuro. No hay otra opción que hacerse cargo y dejar de esconder la cabeza como el avestruz. Si ganaste por el 60 % de los votos, significa que muchos de los que te putean en las redes sociales, al final terminaron metiendo en el sobre la boleta de tu partido. Por lo tanto, lo que sería más útil, es preguntarse por qué el oficialismo sigue ganando en forma consecutiva desde 2015, mientras la oposición ya dejó de seducir al electorado hacer rato. 

Retomo esta nota. Ya estamos en la mañana del lunes 6. Para resumir, no puedo dejar de mencionar que finalmente se detectó el primer caso de la variante Omicron en el país. Parece el nombre de una película de ciencia ficción. Lo primero que pensé cuando se conoció la noticia, fue: "Esto (la pandemia) no se termina más". Ojalá me equivoque, porque pasamos varios meses con un descenso sostenido de casos, y ahora es posible que volvamos a foja cero. Sería terrible en todo sentido. Mejor no pensar, tomar las precauciones del caso, pero no pensar. 

Permanecemos demasiado tiempo oprimidos por una maraña de prejuicios que nos bloquea, y cuando finalmente intentamos derribar esa muralla, no sabemos qué hacer con la libertad. Ir a un determinado lugar, vestirse de determinada manera… es un proceso que implica despojarse de la “obligación” de caerles bien a los demás. Te sacás una mochila de encima, porque aprendés que una dosis de egoísmo no viene mal y que tenés que pensar en vos mismo, de lo contrario nadie lo hará en tu lugar.

Por otra parte, ¿Quién es tan soberbio como para no arrepentirse de nada en esta vida? ¿Cuándo vamos a entender de que es un constante aprendizaje? El día que comprendamos esto, seguramente nos quitaríamos mucha presión de encima, porque ya nos despojaríamos de la necesidad de que todo nos salga bien. De más está decir que todos apuntamos a eso, a cumplir con nuestro laburo y con las tareas domésticas de la mejor manera, pero eso no siempre es posible. Cuando esa presión desaparece, y a su vez aprendés a no hacer caso a esa carga que te pretendan imponer, te sentís mucho mejor. Hay que elegir ese camino, el de prueba y error, y escapar de las "recetas" inventadas que desde que somos niños nos inculcaron que debemos ser infalibles. Nos estamos viendo pronto. Punto final.  

3 de diciembre de 2021

¿Cuándo "estalla el verano"?

 Primer viernes de diciembre. El hecho de pensar que estamos en la recta final del año, nos lleva inevitablemente a reflexionar sobre acerca de todo aquello  que no fuimos capaces de lograr. Es la vieja cuestión del "vaso medio vacío". Yo ya ni me acuerdo concretamente qué me había propuesto a fines de 2020, sólo albergaba la esperanza colectiva de que 2021 fuera mejor. Y hasta ahora, lo ha sido. Costó mucho esfuerzo, no sólo al común de los ciudadanos, sino a aquellos ligados más estrechamente con la pandemia: Enfermeros, médicos, vacunadores, fuerzas de seguridad. Si el virus vuelve a recrudecer con una nueva cepa, está claro que nadie se va a bancar un nuevo encierro. En mi caso, no pienso hacerlo ante el hipotético escenario de que las autoridades lo exijan. Tengo la libertad de circular libremente como responsable de un medio de comunicación, pero si no fuera así, tampoco me quedaría dentro de cuatro paredes por tiempo indeterminado. La economía se desplomó el año pasado, y lo que se vio en este año no es más que un rebote lógico de haber vuelto a una nueva versión de la "normalidad", que las fábricas e industrias hayan retomado paulatinamente su producción, que el consumo se haya reactivado... pero insisto: Con una inflación altísima, estamos aún muy, muy lejos de afirmar que el "crecimiento" es real. En el mejor de los casos, sería una vuelta a los valores pre-pandemia, que ya de por sí no eran los más alentadores. 

Durante 2020, los únicos que trabajaron razonablemente bien fueron los supermercados, las farmacias, y los servicios de delivery. No mucho más. Y el "boom" de venta de bicicletas, tiene su explicación en que la gente trató de combatir el sedentarismo haciendo la mayor actividad física posible, en los meses que los gimnasios permanecieron cerrados. Ni hablar de hacer turismo: Primero, nadie tenía un mango. Y segundo, cuando finalmente se permitió hacerlo, los protocolos eran tan sistemáticos y exigentes que muchos encontraron una opción más práctica en alquilar durante el verano una quinta con pileta. Por la remanida cuestión de la oferta y demanda, el valor de esos alquileres se disparó notablemente. Era sabido que iba a pasar, porque de hecho lo mismo pasa con el dólar. A más demanda de un producto, más se encarece su costo. El verano de 2022 será clave, porque el Gobierno seguramente no impondrá restricciones y es posible que ese "relajamiento" traiga aparejado un rebrote de contagios. Ojala que no. 

Se está hablando, también, de la aplicación de una tercera dosis de la vacuna, a la cual por ahora sólo pueden acceder los grupos de mayor riesgo. Yo ya me apliqué las dos primeras, incluso pensé que no iba a recibir un tercer pinchazo y borré la aplicación "Vacunate" del celular. Tendré que volverla a instalar y esperar que me llamen en algún momento. 

Ya estamos inmersos en la vorágine de este último folletín por entregas, que nos depara todo tipo de situaciones de diversa índole, derivadas de los festejos navideños y del esfuerzo que todos hacemos por mantener las apariencias y cuidar las formas pese a que nos detestamos mutuamente. Eso así, en la Noche del 24, en la tradicional reunión familiar, no vaya a ser cosa que, alguno exacerbado por el alcohol, en un rapto de honestidad brutal se le escape un “entripado” y genere una disputa no prevista que termine con la parentela agarrándose a botellazos mientras los fuegos artificiales surcan el aire. Pero pongámonos serios. A menudo, nuestra vida se parece bastante a un racimo de senderos que, llegado un punto, se bifurcan, pero que no van a ninguna parte. Antes de que el lector se "horrorice", le confieso que no me convence haber perpetrado una frase tan cursi como la anterior, sobre todo mientras el cursor del procesador de textos, titila, desafiante, invitándome a borrar la pelotudez que he escrito segundos antes, pero en este momento de mi vida los hechos me demuestran que es así. Como ser medianamente sociable que soy, comparto lo que me sucede con otras personas, tratando de no agobiar a mi interlocutor. Cada día me convenzo más de que la apatía y el no saber qué estamos haciendo de nuestras vidas es un común denominador. Por suerte, tenemos tiempo para entretenernos con cosas que nos hacen relegar esos planteos existenciales, y que son un escapismo o una distensión. El que tiene un trabajo (en negro, en blanco, o como sea), se aferra a las migajas conseguidas y hace lo imposible por mantenerlas, a expensas del jefe que te quema la cabeza impunemente abusándose de su posición jerárquica. El que no tiene trabajo, sabe que la mano está dura, obviamente, y eso te obliga a mirar la vida desde un costado. Sentís que se te va el tren, y que no llegás a alcanzarlo aunque pases meses esperándolo en el andén. 

El nivel de agresividad, de locura, de intolerancia que hay en la calle puede atribuirse a diversos factores, pero sin duda, uno de ellos es que te repitan 20 veces al día por televisión un hecho de inseguridad, que constantemente en el "zócalo" de la pantalla aparezca la cotización del dólar, y todo eso contribuye a que te roben la ilusión de pensar que las cosas pueden mejorar. Nunca van a tirar una buena noticia, porque no "vende". A lo sumo, alguna nota de color con los movileros en la playa que termina siendo una gansada. En la era pre-feminista, el principal atractivo del camarógrafo era enfocar culos y tetas. A estar preparados, porque si no hay otro tema que ocupe la agenda, en el verano el común de los programas serán de ese tenor, y no faltará la cobertura a todo glamour de las playas de Punta del Este, el destino elegido por los chetos y la tilinguería argentina. 

A veces es más saludable tener en claro algunas cuestiones básicas de las relaciones humanas antes que vivir suponiendo, erróneamente, que somos víctima de una conspiración de hijos de p... que nos quieren sacar provecho todo el tiempo, ¿No les parece? Además, lo irónico de todo esto es que no somos tan "importantes" como pensamos como para que los demás dediquen minutos de su vida a vivir pendientes de lo que hacemos bien o mal. La mayoría de la gente hace la suya y no le importa nada del resto, y hasta cierto punto está bien que así sea, porque si todos viviéramos en estado de alerta hacia lo que se hace o dice de nosotros, perderíamos el disfrute que nos otorga tener una personalidad definida. 

Dado que vivimos en una sociedad, inevitablemente debemos interactuar con otras personas que no nos caen bien: el kiosquero, la cajera del supermercado, tu jefe o supervisor, tus viejos, tus hijos, en fin... Pero si aprendemos a dimensionar qué valor juega cada uno de ellos en nuestra vida, las cosas se vuelven más simples, porque con los primeros que nombré se trata de una mera relación comercial, en cambio en los últimos casos, estamos hablando de afectos que, al menos teóricamente, deberían ser cercanos. Punto final.




2 de diciembre de 2021

El SAME en Lobos

 Con respecto al tema SAME, que dio que hablar durante toda la semana, no publiqué nada al respecto por los siguientes motivos: 

1) Ya dos medios tenían la primicia, y es un mérito de ellos, por lo cual todo lo que yo pudiera decir hubiera resultado redundante. Respeto la primicia, tanto las que pueda conseguir yo como los demás. Hay quienes no lo hacen, pero yo me manejo de esa manera. 

2) Existía la posibilidad que el oficialismo local saliera a desmentirlo, lo que efectivamente ocurrió. Sin embargo, eso no quita que la presión ejercida por la opinión pública haya hecho que den marcha atrás en la decisión. Es más, estoy convencido de que fue así, porque Lobos no puede darse el lujo de prescindir de una ambulancia, no sólo ante un rebrote de COVID, sino a atender todo lo relacionado a accidentología en la vía pública. No hay semana en que no se produzca un choque, que generalmente involucra a una moto y un auto. Si hay lesionados y no se cuenta con recursos suficientes para hacer frente a la emergencia, estamos en problemas. Que la Secretaria Belardi haya salido a hablar por un canal, sea éste el que sea, no convenció a nadie, de hecho la propia funcionaria se notaba visiblemente tensa y nerviosa al dar "su versión" de lo que pasó en la entrevista televisiva. 

3) No creo que el tema se haya politizado, pero sí fue evidente que referentes políticos de la oposición aprovecharon la ocasión para rasgarse las vestiduras cuando el electorado ya les dio la espalda en los últimos comicios. Por lo tanto, reitero lo que expresé en una nota anterior: Esto es lo que votaron, o lo que votó la mayoría. Ahora bien, no por haber ganado por amplio margen, el partido gobernante puede cometer toda clase de atropellos. El triunfo, el único derecho que otorga es a seguir gobernando y mantener la mayoría en el HCD, a la luz de los resultados de noviembre. Está todo tan trastocado que creemos que, por haber obtenido la victoria, eso les da lugar a un abuso de poder. Y el límite, en este caso, fueron los propios ciudadanos que se expresaron masivamente en las redes. 

Como periodista, muchas veces me la jugué solo por una determinada causa que consideraba justa, y pese a que pocos o nadie me acompañaron, bastó mi propio convencimiento para seguir adelante. Tengo más información de la que muchos suponen, pero hasta que las pruebas no sean irrefutables, no estoy en condiciones de hacerla pública. En la gestión anterior hubo muchísimos disparates que algunos prefieren olvidar porque les conviene. Yo no. Básicamente, algunos funcionarios de segunda línea (uno de ellos se ganó fama de "mufa") querían que "habláramos bien" de ese gobierno, a lo cual me negué. Yo solamente rescato como positiva una determinada decisión política cuando considero que está bien, no porque otro me lo pretenda imponer, como sucedió varias veces durante ese período de 12 años. Además, lo que está bien hecho, no debe ser motivo de un elogio desmedido. Para eso los eligieron, para que hagan las cosas como corresponde. Para que no extraigan tosca ilegalmente, para que no se paguen sobreprecios, para que la obra pública sea de calidad, para que no haya "acomodos" que francamente resultaron vergonzantes, no sólo por la acción en sí, sino porque eran completamente inútiles. Alguien podrá decirme: "¿Acaso ahora no los hay?" Sí, por supuesto. Tenemos a un Secretario de Obras Públicas que no debe saber lo que es una tuerca. Lo cortés no quita lo valiente. Puede sonar como un planteo utópico, pero ese es mi modo de entender las cosas. 

Llevo 20 años ejerciendo la profesión, y no voy a claudicar. Si no lo hice antes, menos lo haría ahora. Si me equivoco, a los únicos a quienes debo explicaciones es a los lectores. Asimismo, pienso que la credibilidad de un medio hacia la sociedad está sustentada en muchísimos pilares, además del fundamental, que es informar con la verdad. Agradezco a todos quienes siguen confiando en mi producto periodístico, felicito a los colegas que obtuvieron la primicia, y nos estaremos viendo pronto. Punto final. 

 

30 de noviembre de 2021

Ese deseo de querer estar "más cerca de la vida"

 Cada mes que va concluyendo nos deja espacio para reflexionar, para detenernos un momento a pensar qué hicimos de útil o provechoso durante esos 30 días. Y más aún si el siguiente es el último mes del año. Diciembre siempre asoma con tono amenazante, es parte porque las actividades de toda índole se multiplican casi como si todos se hubieran puesto de acuerdo en hacerlo al mismo tiempo. Esa es una de esas cosas que tiene Lobos que nunca llegaré a comprender: semanas enteras en que no pasa nada relevante, y un fin de semana cualquiera, no das abasto para llegar a cubrir todo. Pero bueno, es lo que hay. 

Estos últimos capítulos que nos entrega noviembre, presentan un escenario que cada uno evaluará de manera diferente. Dejando de lado la actualidad política, y haciendo foco en los logros alcanzados y en aquello que aún no pudimos concretar.  Pero ojo, no tomándolo como un balance ni nada parecido, porque siempre nos traiciona la sospecha de que todo ha sido un desastre, y no es así. Lo que pasa, es que cuando comenzás un nuevo ciclo siempre le ponés un poco más de pilas, y con el transcurso del tiempo ese entusiasmo inicial se va desinflando, por diversos factores. Uno de ellos es que la gente se ha vuelto cada vez más desquiciada y demandante. Lo cual, al menos en mi caso, me genera una carga de ansiedad que no siempre consigo canalizar. Yo diría que lo único bueno es que la campaña política ya pasó, y con los resultados en la mano, cada vez que alguien se queje de algo, responderé: "Esto es lo que votaron, jódanse". O lo que votó la mayoría, digamos.  

Retomando lo que mencioné sobre diciembre, además de que se organizan todo tipo de eventos que bien podrían haberse hecho en otro momento, el común de la gente se lanza en estampida a comprar pan dulce, sidra, turrones, y esos productos que sólo se venden para las Fiestas. Cada año que pasa, siento que el pan dulce de medio pelo empeora un poco más, y se vuelve una masa incomible que sólo se puede deglutir tomando mate, una café con leche, o algo parecido. Cualquier intento por hacerlo de otra manera, no suele dar resultado. Si querés comprar uno que dé satisfacción degustar, vas a tener que desembolsar más de 1.000 pesos. Los budines vienen en envases cada vez más pequeños y ridículos. Y en cuanto a la sidra, me gustan las marcas que quizás son un poco más caras, pero que por lo menos se parecen a aquella sidra que supimos conocer: con un poco de acidez, no tan dulce, buena fermentación. Armar una canasta navideña es complicado, y a la vez no tiene mucho sentido, porque en ningún lado está escrito que haya que comer tal o cual cosa. Si querés comer milanesas con papas fritas, ¿Qué problema hay? Pero al parecer, buena parte de los consumidores no lo entienden de ese modo. 

Mientras redacto esta nota, me he dado cuenta de que no logro recordar lo que he hecho este mes, exceptuando el laburo: Recuerdo que retomé el gimnasio, que un día me agarró la locura y me fui en bici hasta la ruta, que empecé a usar la bici nueva que con mucho esfuerzo pude comprar (y aún estoy pagando). Seguramente pasé por situaciones difíciles, pero como invariablemente se repiten, casi que ni las registro con el devenir de los días. 

Este último domingo me sentía pésimo: La lluvia era muy intensa, no podía salir a ningún lado, no tenía un mango, y comencé a replantearme el tema de la guita, que cada tanto vuelve como un Deja Vu. Pienso que, de no haberme hecho un análisis clínico que arrojó resultados preocupantes, no hubiera cambiado mi estilo de vida. Hubiera continuado siendo más gordo y más perezoso. Te lo dice un tipo que mide 1,84 y que en sus mejores épocas llegó a pesar 70 kilos. No me interesa cómo me vean los demás, sino que yo pueda estar conforme con mi aspecto, y notar que voy mejorando de a poco. 

Como verán, estas cosas pasan sólo en Occidente: Mientras en Africa la gente se caga de hambre y la expectativa de vida es bajísima, acá tenemos más comida de la necesaria y luchamos por no darnos un atracón que es consecuencia directa de haber comido en exceso. Nos estamos viendo pronto, probablemente en diciembre. Punto final.  

28 de noviembre de 2021

Feliz domingo para la juventud

 Hay un posteo de Facebook, bastante popular parece, que comienza diciendo "Somos una generación que nunca más volverá". El texto, que por los términos que utiliza seguramente lo escribió un mexicano o alguien de un país cercano, enumera una serie de banalidades que nosotros, los jóvenes de ayer, acostumbrábamos hacer cuando éramos chicos. Eso es verdad, pero se cae en la nostalgia inútil y en romantizar el pasado. De hecho, ayer, festejamos con un grupo de ex compañeros los 25 años de egresados. O graduados, como se dice ahora.

 Lo más rescatable es que, aunque abundan las anécdotas, nadie hizo un uso excesivo de ese recurso. Era algo que sobraba, porque si convivimos cinco años en un aula, obviamente que compartimos buena parte de nuestras vidas. 

El presente nos encuentra a cada uno en caminos totalmente distintos, y a veces lo más interesante termina siendo eso, qué fue de nosotros en estos 25 años. Por no mencionar, que aceptamos participar de un encuentro voluntariamente. Vale decir, que nadie estaba obligado a ir; las amonestaciones e inasistencias de los boletines habían quedado demasiado atrás. ¿Es bueno mirar atrás? Realmente no lo sé, para algunas cosas es útil, una suerte de rescate emotivo. Y para no repetir aquellos errores que nos costaron más que un disgusto. 

Primero se ofició una Misa, a la cual nadie le dio mucha bola, excepto al final, cuando nos entregaron una pequeña medalla a los egresados 25, 26, y 50. Lo del número 26, puede explicarse ya que, debido a la pandemia, el año pasado no se realizaron este tipo de actos. Con un amigo, llegamos un poco tarde, y creo que fue lo mejor que nos pudo pasar, ya que habían colocado unas sillas fuera del Templo y de esa manera le restaba un poco de formalidad al asunto. Después fuimos al edificio actual del Colegio, donde compartimos un brindis, y nos invitaron a recorrer las instalaciones, que yo ya más o menos conocía. El edificio es francamente horrible, bien podría parecerse a un Hospital, un verdadero elefante blanco. Además, poco tenía que ver con el lugar donde nosotros estuvimos, que ya es totalmente diferente y allí mismo funciona ahora otra escuela. La última foto que alguien sacó antes de que esto sucediera, mostraba al patio sucio y con yuyales, el mismo patio que fue testigo de tantos recreos y actos patrios. 

Todo finalizó con una cena, a la que no concurrieron todos. Yo dudé hasta último momento, pero terminé sumándome a la invitación. Era un lugar con aspecto rústico, una suerte de "Wine Bar", donde lo que menos importaba era la comida, y te servían copas de diferentes vinos supuestamente buenos, algo que yo no percibí, porque son contadas las ocasiones en las que tomo vino. Pero bueno, alguien sugirió ir allí, y una vez que nos sentamos, ya no había marcha atrás. Traté de pasarlo lo mejor posible, y cuando nos dispusimos a pagar, ya eran cerca de las 2 de la madrugada. Hubo un grupúsculo que quería seguir de gira, pero yo ya estaba muy cansado, por lo tanto me retiré invicto e  ignoro lo que pasó después. Este domingo me desperté más tarde que lo habitual, la lluvia continuaba siendo intensa, y recién cesó a las cinco o seis de la tarde. No hay mucho más para agregar, o quizás sí. Pero quedará para otra oportunidad, cuando las pilas de fotos que cada uno sacó con sus celulares me hagan surgir nuevas sensaciones, que de seguro las habrá. Nos estamos viendo pronto. Punto final.

24 de noviembre de 2021

Trabajo sucio: Declaración de principios versión 2021

 Los periodistas no somos héroes. Somos personas que intentamos interpretar la realidad y hurgar un poco por debajo de la superficie, en base a la formación profesional que recibimos y a los elementos que tenemos a nuestro alcance. Eso no nos convierte en intelectuales, a no confundirse. Existen, sí, plumas notables que han asumido ese rol. Pero, al menos en mi caso, estoy lejos de esa aspiración. 

A medida que vas envejeciendo, vas sumando experiencia. Creo que ese es uno de los pocos consuelos de volverse viejo, o el precio que hay que pagar para no terminar siendo un nabo. Como lo ilustra aquella frase, también muy conocida, de Ringo Bonavena. Claro que, hay gente que puede tener 80 años y comportarse como un completo imbécil. Como decía Federico Moura, trato de no hacer nada estúpido. No recuerdo la cita completa, pero ese remate es brillante, partiendo de un tipo extremadamente talentoso. También, al decir de Lennon, la vida es lo que pasa mientras vos estás haciendo otras cosas. Como si hubiera dos mundos paralelos, aunque creo que Lennon ni lo pensó de ese modo, soltó esa frase porque le gustó como quedaba y listo. Pensar en la vida más allá de un mero ciclo biológico, implica diversas interpretaciones que nada tienen que ver con la religión. Pero no le voy a esquivar al bulto. Sí, es posible que haya dos mundos paralelos: uno sería lo que vos hacés mientras estás viviendo, y otro lo que ocurre a tu alrededor pero que ignorás involuntariamente. En algún momento, esas dos cosmovisiones se juntan y pueden colisionar. A mayor grado de egocentrismo, menos capacidad para ver lo que va pasando mientras no salís de tu zona de confort.  

Creo que el peor problema es el autoritarismo que ejercemos sin darnos cuenta. No sólo hacia los demás, sino que nos imponemos cosas que no sirven para nada, y cuando tomamos conciencia de ello, ya es demasiado tarde. El límite de la autoexigencia es la salud física y mental. Yo me esfuerzo por mejorar día a día, pero nunca a costa de anteponerlo a mi bienestar emocional. El que te subestima no comprende que actúa al revés de lo que él piensa: cree que te está haciendo inferior a él, y termina siendo ese tipo el que nadie soporta por pelotudo y pedante, o al que le festejan los chistes los aplaudidores de turno. Vale decir, un pobre tipo. 

Yo sé muy bien qué puedo hacer y qué no. Sé que trabajar con profesionalismo me otorga credibilidad. De otra manera, sería un fraude, y estaría estafando a la gente. Escucho música nueva, leo libros nuevos, cuando voy al gimnasio intento ejercitarme más. Puede que eso me haga bien o no, pero si no me la juego, nunca voy a saberlo. Haber entrado en una etapa donde estoy apostando muchas fichas a sentirme bien, es lo que debí haber hecho mucho antes, pero nunca es tarde. Y lo más importante, tanto para mí como para cualquiera, es lograr que sea sostenible en el tiempo. Perseverar quizás sea una de las ventajas que tengo por mi personalidad obsesiva. Y lo hago porque yo me lo merezco al igual que el lector. Si estoy cansado, claro que me gustaría pasar todo el día tirado en la cama mirando el techo y pensando boludeces. Pero lo que yo pretendo es llegar cansado, darme una ducha y dormir. Si me queda margen, hacer lo que mencioné antes: leer y aprender de los que saben, no de los improvisados. Si a un discípulo le toca como maestro una persona mediocre, no sólo perderá todo interés por lo que anhelaba, sino que estará limitada por esa misma mediocridad. Hay quienes creen que "el gran salto", en términos laborales, es enganchar una oportunidad en algún medio grande de Buenos Aires. No estoy tan seguro de que sea así. Los grandes medios son una máquina de picar carne, si no bajás la misma línea editorial que ellos, te van a rajar sin miramientos. Es así. Por eso los tipos que aparecen en la pantalla de TN o LN+, son trolls que propagan ese bajada de línea. Ello no quita que sean buenas personas y que necesiten laburar como todo el mundo. Pero yo, no sé si lo haría. Prefiero que el trabajo sucio lo hagan otros, y no meterme en el chiquero. Nos estamos viendo pronto. Punto final.  

21 de noviembre de 2021

Fragilidad

Domingo por la tarde en la ciudad. Trabajo casi todo el tiempo con la computadora y el celular. Esto hace que a veces necesite desconectarme de todo, apagar el teléfono y buscar distensión mirando tele o leyendo algo. Ojo, tampoco soy un ejecutivo, de esos que andan con dos celulares que nunca paran de sonar y están a mil. Pero, si estoy tomando algo con un amigo o con quien sea, sólo respondo alguna llamada o mensaje urgente, por respeto a la otra persona. Y espero, obviamente, una reciprocidad. Si vos estás pendiente de un aparato y no me prestás atención, no tiene sentido mantener una conversación que se ve interrumpida a cada rato. No es posible hablar seriamente en esas condiciones. Entiéndase por "seriamente", temas que revisten cierta complejidad, o que son sensibles. Si recibo ese trato, no considero que sea gente digna de ser conocida para establecer ningún tipo de relación. 

Tema 2: Mientras me cebo unos mates, voy preparando todo para laburar en lo que resta de este finde largo. Todo parece indicar que la jornada de este domingo será particularmente extensa, pero estoy acostumbrado. Simplemente debo hacer lo que me corresponde y listo, una vez que ya cumplí con todo y que todo el contenido fue publicado en la página, me siento más liberado. Siempre habrá algún párrafo por revisar o corregir, pero la mayor parte del laburo ya está terminada. Más allá de las tareas cotidianas, de a poco quiero ir redondeando un fin de año que me deje un saldo positivo. En 2020, estuvimos mucho peor, y todos sabemos por qué. No es que nuestras autoridades tengan un plan económico o productivo, ni soñemos con eso. Hay una puja interna sobre seguir pagándole al FMI o no, que es fogoneada por sectores más radicalizados del propio oficialismo que utilizan a Fernández como "punching ball" o como un sparring (siguiendo con la metáfora boxística), una supuesta ofensiva según la cual lo único que hay que seguir haciendo es pegarle lo más posible. Algunos también le llaman "fuego amigo". Durante muchos meses me dediqué demasiado a analizar la política local, por lo tanto ya no hay mucho que agregar al respecto. Quizás si ocupara una posición dirigencial (algo que nunca va a ocurrir), seguiría metido en la "rosca", pero no. Mientras los periodistas teorizamos, analizamos posibles escenarios, en ese vano intento por decodificar la realidad, lo que ocurre es que esa misma realidad te va pegando cachetazos todo el tiempo. No por dedicarnos al periodismo, tenemos privilegios. Al menos, si hablamos de periodismo independiente. Habrá quienes siguen haciendo su negocio prostituyéndose profesionalmente al mejor postor, no me importa. Tengo la tranquilidad de saber que no es lo que yo hago. 

Hay candidatos locales que pusieron mucha guita en los medios con la expectativa de que ello los favoreciera en los resultados, algo que uno puede llegar a entender, pero en definitiva, sólo termina ganando un partido o coalición, y los demás muerden el polvo. Por supuesto, los servicios publicitarios que he prestado en la campaña siempre fueron orientados en conformidad de aquellos que depositaron su confianza (y su dinero). Pero yo no puedo "ayudarte" a ganar más allá de lo que está a mi alcance. Es así. Sí se puede, tratar de equilibrar la balanza para "salvar la ropa", es decir, para que -aunque no ganes-, las elecciones no sean un completo desastre para vos. Y aunque un año electoral te exige mucho, al abundar los espacios pagos, es una buena forma de juntar un poco más de guita en época de vacas flacas. 

Por eso, ni pienso en 2022, al menos por ahora, y ni siquiera me imagino cómo serán los acontecimientos, porque está visto que para quienes augurábamos un 2020 promisorio, la pandemia nos hizo trizas esa aspiración. No sé, a esta altura, si proyectar sirve para algo. Quizás no. Quizás, deberíamos honrar la memoria de todos los muertos que nos dejó este puto virus, y aprender a darnos un baño de humildad. Ya con eso, por sí solo, alcanza para ver la vida de otra manera y reconocer nuestra propia fragilidad. Punto final.   

17 de noviembre de 2021

Cuando los políticos hablan con "fantasmas"

Miércoles por la tarde en la ciudad. Estuve varios días sin escribir nada nuevo, en parte porque quería despojarme un poco de la política doméstica. No tenía ganas de referirme a nada vinculado a las elecciones con los hechos consumados. Pero es casi inevitable hacerlo. Simplemente diré que, al menos en lo que respecta al Concejo, sigue todo igual, porque la composición del Cuerpo se mantiene, los peronistas lograron renovar a los concejales que ponían en juego, y aunque sea, "salvaron la ropa". Tanto el oficialismo como el FDT lograron sumar votos, pero creo que más bronca deben tener los de J X C al ver malograda la chance de obtener un sexto concejal y arrebatarle uno al adversario. 

En fin, lo concreto es que ya se terminó todo, hasta 2023. Hace un rato acabo de verlo a Fernández eufórico, casi enajenado, en el acto por el Día de la Militancia. Honestamente, creo que no tienen demasiado para festejar, si tomamos en cuenta los números del domingo. Además, el mismo nombre de esta fecha indica que el acto va direccionado hacia los "compañeros", y lo que deberían hacer es hablarle al conjunto de la sociedad. Si no, no se explica como un tipo como Milei haya obtenido un 17 %, con un discurso incendiario. Pero estos "outsiders", no duran mucho tiempo. Me hace acordar a De Narváez, que el ganó al kirchenirsmo, fue Diputado y después desapareció del mapa. 

Hay cosas que ya se sabían sin necesidad de ser un genio: en CABA, el peronismo no gana ni aunque pongan en la boleta al Papa Francisco. Y en Provincia, Tolosa Paz no era la mejor candidata, más allá de todas las recorridas que hizo que ya son harto conocidas. Por eso, si vos te dirigís hacia la militancia habiendo perdido en buena parte del país y sin un discurso que tenga algo de autocrítica, no vas a ningún lado. Porque podrás juntar 50.000 o 100.000 personas, pero son un grupo de incondicionales. Mañana la vida sigue y este festejo autoindulgente se termina. No podés currar mucho con algo así, para decirlo de un modo coloquial. Dar un discurso diciéndole al público lo que le gusta escuchar significa correr cero riesgo, ¿Quién te va a abuchear? Me hace pensar en aquel famoso dicho: "En el país de los ciegos, el tuerto es rey". Es decir, aquel que tiene un poquito más de sentido común y sobresale de la meseta, tiene otra consideración para el electorado. Coincido con algunos en que Lobos es marcadamente antiperonista, por no decir "gorila". Pero se puede revertir. ¿Cómo logralo? No me corresponde a mí decirlo, además de que no tengo una respuesta infalible. Pero si acá el Frente para la Victoria gobernó durante 12 años consecutivos, puede volver a ocurrir si los candidatos tienen llegada a la gente. 

Aun así, hay que reconocer que el FDT mejoró notablemente su performance respecto a las PASO. No ganó en muchos distritos, pero achicó la diferencia. Pero esto es como el fútbol: Si te hacen un gol en el minuto 89, perdiste 1 a 0. ¿Que el partido fue parejo? ¿Que merecías ganar? Puede ser, pero en términos objetivos te ganó el equipo rival. Al mejor estilo bilardista. Ahora, como el peronismo tiene es capacidad de mutar constantemente, dentro de dos años puede pasar cualquier cosa. Esa es la diferencia con J X C: tienen un discurso uniforme que va dirigido hacia un público que le es fiel. El PJ, en cambio, sopla para donde va el viento, y más de una vez le ha salido bien. No sé si se trata de una virtud, pero van moldeando un discurso a medida de la coyuntura de ese momento. 

Cuando dicen que Macri hizo espionaje, y es probable que sí, pero en realidad todos los gobiernos lo hacen, por eso existen los famosos "carpetazos", que esperan agazapados el momento oportuno para embarrarle la cancha al adversario. Hay teléfonos pinchados por todos lados, más de los que te imaginás. Desde luego que a un pobre pelagatos como vos y yo no nos van a espiar, porque somos uno más de la masa, no tenemos aspiraciones políticas, ni somos dirigentes. La AFI, ex SIDE, tiene lo que se conoce como gastos reservados. Al ser un servicio de inteligencia, nadie sabe cuántos espías hay, cuánto ganan, ni que tareas les encomiendan. Es un agujero negro. En CABA, hay varias "cuevas" que son como sucursales de la sede central de la AFI. No es fácil hallarlas, y esa es la gracia: tienen que permanecen ocultas. A veces se dan casos muy obvios: si vos ves una combi estacionada por tiempo indefinido cerca de tu casa, ponele la firma que te están espiando a vos o a alguien que vive cerca. 

El problema es que rara vez estos tipos (que se creen SWAT), pueden desbaratar posibles amenazas a la seguiridad interior. Deberían laburar en conjunto con el Ejército, Gendarmería, y Migraciones. Ese es otro de los motivos por los cuales suele decirse que las fronteras argentinas son un "colador". En otros países, no muy lejanos al nuestro, cuando entrás o salís te revisan hasta las uñas. Ese trabajo se lo dejan a la Policía Aeroportuaria, que suele estar entongada con la mafia de los "abrevalijas". Cuando tu valija pasa por el escáner, los tipos pueden ver el contenido, y si hay algo de valor, actúan como pirañas. Perfumes, relojes, cámaras... todo es un valioso botín que se reparten entre ellos o lo venden por ahí. Cada tanto, cuando esto salta y se convierte en un escándalo porque se les fue la mano y alguien importante los denunció, se toman un "descanso" por unos meses. Pero luego vuelven a operar como si nada hubiera ocurrido. Que tengan una buena semana, nos estamos viendo. Punto final.

13 de noviembre de 2021

"Ganas de trabajar"

 Me molesta bastante todo aquel que quiera aprovecharse de las necesidades de la gente, no importa con qué fin. Un ejemplo de lo que estoy planteando, es cuando ves un aviso publicado en las redes, diciendo que buscan empleado o lo que fuere "con ganas de trabajar". Si no tenés laburo, es obvio que tenés ganas de trabajar y que lo necesitás, de manera que esa frase no es ni más ni menos que una explotación laboral encubierta. 

Supongamos que te presentás para ese puesto de trabajo, y te empiezan a exigir condiciones que no habían sido pautadas previamente, como una mayor carga horaria. Por supuesto, si vos no aceptás la sobreexigencia, estos miserables van a salir a decir: "lo eché porque no tenía ganas de trabajar". En realidad, lo echaste porque no se bancó el hecho de laburar 12 horas, sin tiempo para ver a su familia, con un franco al mes, y en negro. Esto me hace acordar también, a los "contratos basura" que aún hoy son moneda corriente, y a los intentos por sancionar una reforma laboral, que ponen sobre el tapete que para incorporar más personal, es necesario permitir que los despidos de la gente sean más rápidos y menos costosos. Es una canallada similar a la que se impulsó durante el gobierno de De la Rúa. No hay una relación proporcional entre posibles despidos y futuros puestos de trabajo. Una empresa que está en quiebra por culpa de sus propios propietarios o gerenciadores, va a tener allanado el camino para dejar a la gente en la calle con un costo mínimo. 

Todos sabemos que, en el común de los casos, el empleador busca negrear y pagar lo menos posible en concepto de cargas sociales, lo cual ya de por sí es un desatino. Los aportes que deben hacerte, no son una "carga", son un derecho adquirido para que en el futuro puedas acceder a una jubilación, además de contar con una obra social. OSECAC tiene muchísimos afiliados porque sale más barato inscribir a una persona como "empleado de comercio", que hacerlo en el rubro específico al cual se dedica, por ejemplo choferes de remises, que deberían estar nucleados en la UTA. Los chicos que están en las estaciones de servicio laburando como playeros, de ninguna manera son empleados de comercio, tienen su propio gremio, con un régimen más digno y apropiado a la tarea que realizan. En la Argentina, hay sindicatos para todo: trabajadores textiles, industria del vidrio, metalúgicos...pero todos se hacen los boludos, quizás con la complicidad de algún funcionario de la Secretaría de Trabajo que debería velar por los derechos que los empleados en lugar de hacerlo por la parte patronal.

 Alguien podrá decirme que los sindicalistas son mafiosos y corruptos. Y, a decir verdad, la mayoría lo son. Negocian en paritarias una tajada para vos y otra para ellos. Pero aun así, siempre es mejor tener alguien que te respalde o te asesore ante cualquier situación conflictiva.

Yo tuve muchos laburos antes que el actual, y sinceramente di todo por hacerlo con la mayor eficiencia posible. Pero es lo mismo el responsable que el inoperante, los dos cobran el mismo sueldo. No hay incentivos. Ojo, no es que busco que me den una medalla al mérito por realizar las tareas como corresponde. Lo hago y punto. Sólo digo que da igual hacerlo a conciencia, que no. Pero eso daría para un largo debate que no pretendo dar ahora.

 Económicamente, hubo veces que he estado en mejor posición que otras. Nunca gané plata grande, y no creo que eso pase a menos que juegue a la quiniela o algo así. No me desvela en absoluto. Sé los gastos fijos que tengo todos los meses y que son prioritarios. Y para no endeudarme, cuando cobro, lo primero que hago es pagar lo que debo. Nunca recurriría a una financiera. Si realmente me hace falta dinero, prefiero pedírselo prestado a un amigo o a alguien de confianza. Es una decisión que uno toma cuando está con "la soga al cuello", digamos, y por lo general trato de evitarlo. 

En lo que resta de este año, sólo pienso en poder darle un cierre habiendo concretado algún objetivo, por pequeño que resulte. Muchos de ustedes, seguramente, procurarán hacer algo similar.

Para concluir, quiero decirles que adhiero plenamente al reconocimiento que recibieron nuestros recolectores de residuos (vulgarmente llamados "basureros"). Ojalá fueran mejor remunerados. Nos estamos viendo pronto. Punto final.

11 de noviembre de 2021

El domingo, está en juego mucho más de lo que pensás

Jueves por la noche en la ciudad, y se vienen horas decisivas. El domingo se vota, lo cual no es novedad para nadie. Lo que sí puede serlo, es lo que venga después. A diferencia del posteo anterior, no me voy a referir a los posibles resultados electorales. Hoy tuve una charla de café con un señor con quien frecuentamos el mismo bar. Fue un ejemplo de tolerancia, porque en muchas opiniones no coincidíamos, pero de ninguna manera nos descalificamos mutuamente. El respetar el modo de pensar del otro, no implica renunciar al propio. En fin, hablamos de los temas que están en agenda: dólar, inflación, liberalismo económico. Precisamente, este vecino dejó clara su postura neoliberal, que no comparto, pero sí hablamos largo rato de lo que se denomina "populismo", y cómo definirlo. 

En principio, el populismo es una forma de hacer política en la cual los dirigentes se arrogan el derecho a hablar -y tomar medidas- en nombre del "pueblo" al que dicen representar. De esta forma, todo lo que ellos digan o hagan busca direccionarse hacia la masa como políticas públicas. El error está en pensar que esta gente es progresista, porque de hecho no tienen la menor idea de lo que significa. El "Estado de Bienestar" proviene de la socialdemocracia, y es exitoso en varios países europeos. Pero no es, ni por asomo, lo que vemos acá. Como mencioné en otro posteo, en esos países los ciudadanos pagan impuestos altos, pero reciben educación, salud, y seguridad de excelencia. Si vos le decís a la gente lo que le gusta escuchar, estás a un paso de la demagogia. Lo notable es que esto no sucede sólo aquí: Trump fue el Presidente de EE.UU. más populista y vergonzoso de la historia. Durante el tiempo que gobernó, había noticias de él todos los días, dando cuenta de los disparates y estupideces que hacía. Su sucesor, Biden, es un tipo de bajo perfil, al punto de que rara vez un medio argentino publica alguna nota referida a él. 

Pero lo que veo con frecuencia, es que la calificación de "neoliberal" es un comodín, y se la adjudican a políticos que no son exactamente así. Tipos como Milei o Espert son kamikazes, ni siquiera merece la pena calificarlos de otra forma. Y no es casual que su mayor caudal de seguidores sean personas jóvenes que están desencantadas de la política tradicional. El tema es cuando te toca ser gobierno, y todo lo que declamaste en campaña, pasa rápidamente a ser borrado con Liquid Paper, digamos. Desde afuera todos son guapos y desafiantes, pero cuando consiguen el poder que supuestamente ansían o buscan, son torpes e inoperantes. Ello en sí mismo, no revestiría mayor importancia, si no fuera porque nosotros, los ciudadanos, estamos en el medio y pasamos de una crisis a otra como si estuviéramos jugando al Juego de la Oca. 

Para finalizar, lo único que está en duda es adónde van a ir a parar los votos en blanco de las PASO, sumando a quienes directamente no concurrieron a sufragar. Por lo general, esos votos van dirigidos al partido que tiene mayores chances de ganar, aunque todo es posible. Todo hace pensar que los dos candidatos de "Juntos" que se disputarán la presidencia en 2023 serán Manes y Larreta. Pero en dos años todo puede pasar.

En fin, lo concreto es que hasta después de las 18 hs del domingo y  ya con los números sobre la mesa, cualquier especulación (incluso las que yo mismo hice), carece de mayor importancia, porque los pingos se ven en la cancha, como suele decirse. Punto final.

¿Quiénes son los próceres del siglo XXI?

  La mañana se presentó tranquila, sin mayores sobresaltos. Me levanté temprano para hacer las cobranzas de los avisos publicitarios y estim...