30 de abril de 2008

Cables pelados

Con un amigo discutíamos hace algunos días acerca de la conveniencia (o no) de tener una notebook. No sé si "conveniencia" es la palabra correcta, pues - en cierta manera- algo se torna necesario en la medida que me es útil, o viceversa. Además, hay un término que parece estar muy de moda en los diseñadores: funcionalidad. Un aparato que cumple una sola función, por ejemplo, un celular que permite hacer y recibir llamadas, no sirve. Un reproductor de CD para autos que hace lo suyo sin problemas, pero no permite leer MP3 o no sé cuántos formatos más, es considerado obsoleto.
La cuestión es que, más allá de todo, las personas nos dejamos seducir fácilmente por lo portátil, por aquellas cosas que podemos llevar de un lado a otro. Quizás el ejemplo más entrañable que me viene a la mente sea el de la célebre Spika, una de las primeras radios AM portátiles que yo apenas alcancé a conocer. El walkman, el discman, el Ipod, fueron concebidos posteriormente con la misma finalidad. Y qué decir de los celulares, un mercado en constante crecimiento que todavía no parece haber alcanzado un techo.
Ese encanto por lo portátil, sin embargo, choca contra la principal (e ineludible) limitación que presentan estos aparatos: la batería. En efecto, al no existir cables ni enchufes, de alguna manera el aparato tiene que disponer de la energía necesaria para funcionar. La frase "me quedé sin batería" no existía en el léxico de los argentinos hace 50 años, por ejemplo, con lo cual podríamos decir que es relativamente reciente.
Me preocupa pensar en que nos hemos convertido en una generación obsesionada por lo "wireless" (inalámbrico). Presten atención y verán que todo artefacto considerado "wireless" se vende al público bajo una idea de libertad: no necesitás cables, nada te limita, sos libre, podés usar la compu en cualquier lado.... excepto por la batería!!

25 de abril de 2008

Destellos de grandeza en el país de la eterna imaginación

Imaginate que alguien te cuenta que existe un país en el cual un Ministro de Economía dura 4 meses en su cargo. Un país en el cual la actual Presidenta es la esposa del Presidente anterior, un señor por quien nadie daba dos pesos en 2003. Ese es el mismo que ahora se dedica a presidir el partido al cual ambos dicen pertenecer, con todos sus principios y preceptos. La señora Presidenta, además, parece tener un complejo de inferioridad por su condición de mujer, dado que constantemente hace alusión a su género en cada aparición pública.
Imaginate si alguien te cuenta que la capital de ese país, la ciudad más importante, la sede de todas las instituciones y edificios públicos de la administración federal, permanece oculta por el humo durante casi una semana.
Me da vergüenza ajena pensar o siquiera suponer que algunos argentinos se sintieron parte del "Primer Mundo" durante mucho tiempo, y que se resistan a creer que todavía no hemos desaparecido del mapa porque Dios tiene piedad por los pobres.
Alguien se imagina que en Times Square, o en el Lincoln Center de New York , por citar dos íconos de la geografía estadounidense que tienen alguna semenjanza con nuestra vapuleada Plaza de Mayo, los seguidores de Bush se caguen a trompadas con los que concurren al lugar con ánimo de realizar una manifestación pacífica?
Qué sucedería en el país del Norte, (que la mayoría decimos aborrecer por todos los abusos y atropellos que allí se cometen pero que en secreto y cuando nadie nos ve confesamos admirar) si los granjeros de Texas se rebelaran y cortaran la ruta interestatal (o como se llame) que une a este estado con su par de New York?
Por un escándalo con una prostituta, más precisamente por contratar un "servicio de acompañantes", como se le conocer de un modo causi eufemístico, el Gobernador de New York se vio obligado a renunciar. ¿Qué pasaría aquí si sucediera algo semejante? El nunca bien ponderado Porretti, intendente caído en desgracia, se aferró a su cargo hasta las últimas consecuencias y sólo renunció cuando no le quedó más remedio porque la Justicia ordenó su detención y procesamiento.
Realmente lamentable. Los que me conocen saben que no soy pro-norteamericano ni nada que se le parezca, pero ¿por qué no dejamos los prejuicios de lado y nos esforzamos por entender cómo funciona un país en serio?

16 de abril de 2008

Crónica de un post de mitad de semana

Dedicarse la tarea de actualizar el blog a mitad de semana (algo que continúo haciendo porque me gusta, no tengo obligación alguna), ahora que ya no dispongo de tanto tiempo libre como antes, no parece ser una idea acertada. No obstante, aquí estoy, algo cansado del diario trajín, y con ganas de retomar el contacto con los lectores.
Como suele suceder, uno aprende a valorar las pequeñas cosas cuando ya no las tiene, y ahora extraño tirarme en la cama a ver una película o hacer zapping por la TV basura,  por citar ejemplos de algo bastante sencillo que podía hacer cuando esas horas me pertenecían.
Hace tiempo que no leo un libro nuevo, no los voy a engañar. No tengo tiempo, pero quizás estaría faltando a la verdad si no les confesara que tampoco tengo ganas de emprender la lectura de un texto de 300 o 400 páginas, de principio a fin. Si leo, prefiero textos breves, concretos, pero no por ello exentos de belleza o de virtuosismo literario. Tal vez por eso me enganché con uno de Paul Auster, un escritor que goza de mucha popularidad en la Argentina. 
Casi sin darnos cuenta, cuando llega el miércoles ya estamos pensando en el fin de semana. Pero lo principal es disfrutar el día de hoy. A veces creo que es necesario decir basta, ante los abusos de poder y atropellos cotidianos. Dejar de cuestionarse lo que uno hace (o los motivos por los cuales hace las cosas) y otear el horizonte con otra mirada. No necesariamente más optimista, sino diferente.
Podría escribir más, enumerar una por una las cosas que me irritan, o bien las que me complacen, pero siempre quise que este blog, con sus tropiezos y limitaciones, sea una instancia superadora. Espero estar en camino de lograrlo.

6 de abril de 2008

NUEVA DECLARACION DE PRINCIPIOS

En lo cotidiano, son muchas las cosas con las cuales debemos lidiar, y que, por tener la mente en piloto automático y ya haberlas incorporado a nuestra lista de obstáculos diarios, no tenemos en cuenta. Pero existen, y llega un punto en que te preguntás, qué sería de tu vida si todos esos "asuntos pendientes" (como los ha denominado Calamaro) o esas pequeñas boludeces que van sumando una nueva gota al vaso, desaparecieran súbitamente.

-Ya no más locutores de radio que hablan a los gritos, que incitan a los oyentes a dejar mensajes con consignas estúpidas al estilo de "cual fue el día más feliz de tu vida?"
-Ya no más canciones patéticas y que dan vergüenza ajena pero que se te pegan a fuerza de repetición y un día te sorprendés tarareando una de esas bazofias que abundan en la radio, como por ejemplo en "Los 40 principales".

-Ya no más publicidades que apelan a un impacto emotivo, con imágenes de niños famélicos y/o revolviendo basura, el gol de Maradona a los ingleses, la bandera argentina flameando en lo alto, los campos listos para la cosecha, y demás golpes de efecto sin que haya razón alguna que justifique su presencia en un comercial.
-Basta ya de los programas de TV que consisten en .... otros programas de TV, convenientemente editados, con abundante videograph, placas, y risitas grabadas (léase TVR; Zapping, y no sé cuántas basuras más que deberían estar pagando las regalías por derecho de autor a perpetuidad a Raúl Portal).

Y, hablando más seriamente, basta de prejuicios ideológicos. Basta de comunismo (o izquierda) versus capitalismo (lo que se denomina genéricamente la derecha). 

Yo simplemente quiero vivir bien, lo cual para mí sería tener acceso a un buen sistema de salud y que no le falte nada a mi familia y a mis seres queridos, así que no me importa si los políticos se autodefinen del centro, de izquierda, del ángulo recto, o de costado, me importa un carajo todo eso, toda ideología fue concebida con un fin, y ese fin debe ser mejorar la calidad de vida de los ciudadanos, déjense de joder con eso del "modelo neoliberal", sobre todo cuando muchos países que son tildados de esa manera tienen mejor calidad de vida que nosotros. 

Reitero: me interesa vivir bien, lo cual no implica lujos ni despilfarros, simplemente, tener acceso a las cosas indispensables en un país serio: educación, salud, seguridad. ¿Es demasiado pedir?

Voy llegando a los 30 años y noto que crece en mí, con dolorosa convicción, la vieja sentencia que repetían mis abuelos: "este país no cambia más". ¿Tendré que cederles la posta a mis futuros hijos, y demostrarles que nuestra generación también fracasó y que no pudo, o no quiso, cambiar este sistema corrupto e ineficiente? ¿Con qué cara, o mejor dicho, con qué argumentos les vamos a explicar que les dejamos un país al borde de la fragmentación social, con fuerzas de choque, abogados y médicos truchos, coimeros, sicarios, y estafadores de la peor calaña? ¿Desde cuándo se libran enfrentamientos cuerpo a cuerpo en un espacio público que nos pertenece a todos, como es la Plaza de Mayo?

¿Es que nadie se da cuenta, o a nadie le importa, que la Argentina está desquiciada? Esto es consecuencia de que cada uno hace lo que quiere y se caga en el resto. No habrá político, por honesto que sea, que consiga revertir la falta de conciencia ciudadana.  

De más está decir que respeta nada, como un acto tan simple de arrojar un caja de cigarrillos vacía al cesto de residuos. Se han perdido hasta las más elementales normas de convivencia, y me da la impresión de que el tristemente célebre "sálvese quien pueda" sigue más vigente que nunca. No quiero sonar apocalíptico. Todavía estamos a tiempo. Punto final. 

¿Quiénes son los próceres del siglo XXI?

  La mañana se presentó tranquila, sin mayores sobresaltos. Me levanté temprano para hacer las cobranzas de los avisos publicitarios y estim...