Lo único bueno de cansarse físicamente, es que se supone que te asegura un buen dormir. Claro que no siempre se da, más aún cuando te quemaron la cabeza con toda clase de quilombos que te son totalmente ajenos, como si fueran las sesiones de un psicólogo. Lo único bueno de ser terapeuta, es que te pagan por escuchar los problemas de la gente (dicho de un modo bastante básico). Pero yo evito enroscarme en cuestiones que no me interesan y que además no tienen nada que ver conmigo. Si alguien habla mal de mí, es tan estúpido quien lo hace como aquel que me lo cuenta.
En fin, intentaré abordar un tema que da lugar a varias interpretaciones: La historia la escriben los que ganan, pero a su vez la verdadera historia se construye en base al relato de vencedores y derrotados. Sobre todo si hablamos de procesos complejos, como una guerra. En el caso de Malvinas, los británicos pueden decir lo que quieran porque ganaron, pero nosotros tenemos otra versión de los hechos en cuanto a la soberanía de las Islas, que es lo que aprendimos en la escuela según la historiografía oficial que fue incorporada a los contenidos pedagógicos. No podemos negar que fuimos derrotados, pero sí comprender por qué sucedió. Otro ejemplo similar, que siempre me llamó la atención, es la guerra de Vietnam, que terminó con los yanquis en una humillante retirada. Sin embargo, a través del cine y de la industria propagandística, se las arreglaron para otorgarle un sesgo épico al conflicto, romantizando el sacrificio supremo de ofrendar la vida para destruir la infiltración comunista en Asia. No vas a ver nunca (o muy pocas veces), el testimonio de un vietnamita que te cuente cómo vivió durante esos 20 años de balas, misiles y napalm, entre 1955 y 1975.
Hay algo en común: tanto los soldados argentinos como los yanquis, al regresar a su lugar de origen, fueron ninguneados por el común de la sociedad civil, y el reconocimiento les llegó tardíamente, con pensiones vitalicias u otros beneficios que obviamente merecían. Los argentinos consideran a los británicos, "piratas" e imperialistas. Sumado a que los principales países de Europa y Occidente fueron sus aliados, además de Chile. Por el lado de Argentina, sólo Perú contribuyó militarmente en un apoyo concreto, además de las gestiones diplomáticas que no prosperaron.
Ese entramado que se teje entre el relato de vencedores y vencidos, pienso que es lo más enriquecedor. Porque es parecido a lo que ocurre en el periodismo cuando vos entrevistás a alguien, otra persona se siente aludida, y pide su derecho a réplica. De a poco, los ingleses empezaron a conocer más de la historia argentina reciente, y nosotros de la de ellos. Ellos saben quién fue Galtieri y nosotros sabemos quién fue Thatcher. Pero además, sin tener en cuenta los hechos que antecedieron, no habría manera posible de entender lo que pasó. Los militares argentinos querían tener "su" guerra para legitimarse ante la sociedad. Ya lo habían intentado en 1978 invadiendo el sur de Chile en la disputa por el canal de Beagle, y la oportuna mediación de la Iglesia contribuyó a que no se concretara un conflicto armado. Ese hecho es clave para comprender lo que vino después: ¿Cómo vos (Chile) vas a apoyar a un país que casi te declara la guerra cuatro años antes? Es inconcebible para cualquiera que conozca algo de geopolítica. Pero la intención de esta nota no es teorizar o analizar posibles escenarios, porque todo eso ya se ha hecho antes, y mejor. La conclusión que tengo, es que la historia la escribimos cada uno de nosotros día a día, aunque siempre va a pesar más la decisión que tome un Primer Ministro, un Presidente, un dictador, o un personaje de la monarquía. Es similar a lo que te pasaba cuando eras chico y te copiabas en una prueba: el amigo soplón te iba "cantando" las respuestas correctas, pero él no las escribía, eso lo tenías que hacer vos. Por lo tanto, el pueblo se puede movilizar y sublevar, pero las masas sólo construyen la historia en base a sus líderes o representados. No por nada, en 1944 Winston Churchill sentenció sobre sí mismo: "La historia será generosa conmigo, puesto que tengo la intención de escribirla". En resumen: "La historia la escriben los que ganan", es más un aforismo que una frase que encierre un sentido real. Y en todo caso -que también es discutible-, es al revés: Son los que ganan quienes escriben la historia, porque tienen los medios para hacerlo. Pero lo que ellos escriban, aun con la propaganda triunfalista, no puede imponerse por encima de lo que cada pueblo vaya forjando en su ADN. Parece un trabalenguas, pero es así.
Nos estamos viendo pronto, espero que este posteo no lo haya aburrido, y seguiremos en contacto. Punto final.
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