Los días se han
acortado notablemente. Ahora a las 18 hs. ya es de noche. Comenzamos un nuevo
mes, y a mi modo de ver lo importante es volver a recuperar la confianza.
Volver a creer en nosotros mismos. Si fuimos capaces de sostener un proyecto,
de darle volumen y contenido, todo eso tiene valor. Y hay que capitalizarlo
para construir un futuro más próspero. A menudo nos falta el impulso necesario
para dar los primeros pasos, pero una vez hecho ese esfuerzo inicial, el resto
del camino se recorre a otro ritmo y velocidad. Siempre cuesta arrancar: Sin
embargo, cuando ya estamos en el barco, ya no hay vuelta atrás, sólo queda
seguir remando. Cuando uno se propone activarse, todo lo demás queda relegado a
un segundo plano. Yo estoy en una etapa de reconstrucción de todo lo que fui
logrando desde que empezó el año y que relegué casi sin darme cuenta. Como
suelo decir, es momento de recoger lo sembrado. De continuar avanzando allí
donde parece que ya está todo dicho. Si hacemos ese ejercicio, nos sorprenderá
descubrir todo lo que hemos logrado y la poca importancia que le dimos en su
momento. No se trata de ser autoindulgente, sino de dotar de sentido cada cosa
que hacemos, aunque a veces nos comportemos de un modo antojadizo y sin saber
por qué. No es bueno seguir prolongando la incertidumbre, hay que tomar
decisiones para conseguir un cambio. Aunque a veces sean decisiones ingratas,
es un paso necesario para alcanzar aquello que venimos postergando
indefinidamente.
Yo creo que el
error está en esperar demasiado de los demás y resignar el protagonismo de
nuestra propia vida. Por eso es crucial tomar las riendas de nuestro destino,
aunque no sepamos bien en qué dirección queremos avanzar. No es atinado
claudicar antes de comenzar el recorrido, esto recién empieza y debemos
entenderlo así. Es tiempo de volver a las fuentes, a lo esencial. De retomar un
sendero que ya hemos transitado antes, pero con la confianza de que ahora ya
tenemos más elementos para saber de qué se trata, al conocer dónde están los
obstáculos y las curvas. Ese proceso nos brinda mayor seguridad para emprender
nuevos desafíos y adentrarnos al descubrimiento de una realidad que estuvo
siempre, sólo que nunca reparamos en ella porque estábamos abocados a lo que
considerábamos más importante o prioritario. Nuevamente se hace imperioso salir
de la comodidad para ir en búsqueda de aquello que nos resulta esquivo. Si hay
algo que no sale bien, debemos entender que los únicos responsables somos
nosotros, más allá de la incidencia de otros factores.
Yo podría quejarme de muchas cosas, pero hoy no tengo ganas de hacerlo, quizás en un próximo posteo sí lo haga. Durante muchos años dediqué parte de las notas que escribí a analizar la realidad, a tratar de comprender por qué Lobos no sale adelante, entre otras cuestiones que me han llamado la atención. Pero a veces siento que a nadie le importa, o que nadie hace algo para que las cosas cambien. El miércoles vendrá el Gobernador de visita a la ciudad, y me ha sorprendido la cantidad de comentarios negativos que vi en las redes sociales. Las autoridades locales deberían capitalizar esto, sacarle el jugo al hecho de que venga un dirigente político que ha conformado un espacio propio y que es precandidato a presidente. A algunos podrá caerles más en gracia que a otros, pero eso es subjetivo.
Insisto en este punto: Si viene el Gobernador, es una oportunidad que no se puede desaprovechar para que luego de su paso deje algo en la ciudad, para beneficio de la comunidad. Ya me he referido aquí al progreso que han logrado municipios de un signo político distinto, no hay excusas para no gestionar. Kicillof viene tejiendo un armado territorial para sumar voluntades a su movimiento “Derecho al Futuro”. Las autoridades locales deberían tomar nota de eso para que el Gobernador vea a Lobos como un punto de partida para la construcción de estrategias en común. Tiene que existir un punto de acuerdo entre ambas partes para poder avanzar. De lo contrario, se seguirán desperdiciando oportunidades, y es un lujo que no nos podemos dar.
La
Provincia es enorme en extensión territorial, y que el mandatario destine un
día de su agenda a Lobos no debería ser un dato menor. Ojalá sea una visita
fructífera que deje algo para la ciudad, a ver si algún día salimos de esta
letanía que agobia. Creo que es posible, sólo hace falta voluntad política. A nadie
se le ocurriría enemistarse con el Gobernador o tener una mala relación. No
tendría sentido actuar de esa manera. Pero, sin embargo, puede más el ego
personal que el bienestar común, como se supone que debería ser. Hay gente que dice
que los patrulleros que Kicillof entregará cuando llegue, luego se los sacará
al municipio. Parece ser que todos hacen campaña con los patrulleros. Se ve que
nos conformamos con poco. Eso es solo una aguja en un pajar. La inseguridad que
tiene Lobos puede revertirse con políticas públicas que motiven la participación
ciudadana para el esclarecimiento del delito, que la persona que denuncie un
ilícito no tenga que pasar más tiempo en la comisaría que el propio
delincuente. Que el Centro de Monitoreo cumpla con su función y sirva para la
prevención, que la fuerza policial esté integrada por personal que gane un
sueldo digno, y que la gente pueda confiar en esos efectivos. Ya si conseguimos
resolver algunos de esos ítems, buena parte de la solución a nuestras carencias
estará garantizada. No hace falta ser un sheriff del Lejano Oeste armado hasta
los dientes, sino optimizar recursos y logística para que en cada barrio sus habitantes
puedan sentirse seguros y tranquilos. Por favor, dejen de buscar excusas con
los patrulleros, suena patético, y los que creen que la inseguridad está
sustentada sólo en móviles, están soslayando el recurso humano y operativo.
Hace falta, como decía al principio, recuperar la confianza para volver a
creer. Nos estamos viendo pronto. Punto final.