El famoso planteo que todos nos hacemos en algún momento, es: "¿Para qué m... trabajo?". Pues bien, ya sabemos cómo termina. Creemos que merecemos darnos un gusto personal o realizar un acto de autogratificación, digamos. Y no está nada mal, siempre que no te endeudes en infinitas cuotas, como a mí me ha ocurrido en alguna ocasión.
Hay cosas que, a decir verdad, me parecen inmorales, por ejemplo, que una familia que desee comer un asado un domingo tenga que gastar 2.000 pesos o más. Esto ocurre en el país de la carne, de ahí mi indignación. Y ya no me importa si la culpa es del campo, del Gobierno, o de ambos. Todo lo que sé, es que cuando yo o mi vieja vamos a la carnicería, el precio aproximado es ese. Por no mencionar otros cortes aún más caros, como lomo, cuadril, entraña, etc. El campo, básicamente, está lleno de dos cosas: de vacas, o de soja. El "boom" por esa oleaginosa estalló a mediados de la década del 2000, obviamente porque resultaba rentable o no tenía demasiados costos de producción. La soja que se cultiva deja el suelo totalmente inutilizable, porque la planta absorbe demasiados nutrientes y minerales, más que cualquier otro producto agrícola. Entonces, lo que hacen es fertilizar artificialmente ese suelo, o buscar otro, lo que se denomina "rotación de cultivos". Millones de hectáreas en el país quedan arruinadas todos los días a causa de esto. Pero como a los productores les conviene y al Gobierno también, puesto que implementó las retenciones, nadie se preocupa demasiado.
En fin, empecé hablando del asado y me fui para cualquier lado. Fernández y su séquito, además de ser nefastos, son inoperantes. No saben qué hacer ni para qué lado correr. Entonces apelan a las recetas de la economía ortodoxa o "de manual", que ya demostraron su fracaso, a saber:
-Aumentar las tasas de interés de los plazos fijos en pesos, hasta límites exorbitantes, lo cual no logra convencer a nadie. Suponiendo que te ofrezcan un 60 % anual, apenas le podés ganar a la inflación interanual, que es del 52 %.
-Vender dólares de las reservas del BCRA para intentar "planchar" el precio de la divisa. Eso funciona por muy corto plazo, es cuestión de días. Si la gente sigue demandando dólares, el precio volverá a subir. Siempre estuve a favor de que el Estado interviniera en la economía, pero no de la manera que lo están haciendo. No es viable tampoco un esquema de no intervención para que el dólar "flote" libremente. Para hacer eso, si bien no soy economista, debés tener un respaldo en divisas. No como en el "1 a 1", pero similar.
Crear más impuestos tampoco es la solución. Y lo que más bronca le da a cualquier persona, es que la guita de los impuestos, más allá de pagar sueldos a docentes, médicos y gente que merece estar bien remunerada, se derrocha a manos llenas... en boludeces. ¿Vos te pensás que el Centro Cultural Kirchner (CCK) salió gratis? No hay cifras oficiales sobre cuanto se gastó en ese mamotreto, sin contar coimas y sobreprecios a empresarios "amigos". Antes de continuar, quiero aclarar que el CCK es un lugar magnífico y digno de ver. Pero elegir la obra pública "a dedo" es lo que provoca indignación. Lo mismo cabe para la gestión macrista en CABA: Hace unos años visité la Usina del Arte, que está en el barrio de La Boca, y no me pareció gran cosa. Simplemente se trata de un edificio funcional y moderno que a su vez procuró preservar algo de la arquitectura original. Por supuesto, cuando te aproximás a la entrada, vas a ver las clásicas placas conmemorativas de los funcionarios de turno que lo inauguraron.
El soterramiento del ferrocarril Sarmiento, es otra muestra de la mediocridad y corrupción argenta. Como su supone que la gente que viaja en tren es pobre y no vale la pena gastar plata para una muchedumbre de pelagatos (que seríamos nosotros), basta con haber hecho un tramo ínfimo para las fotos, y después adiós. Detrás de todo eso estaban muchachos como Ricardo Jaime, Juan Pablo Schiavi, y otros impresentables que no sé si ya están libres, pero que terminaron en prisión. Ahora lo que vemos, es que por esa sed de revanchismo, procesaron a Macri en tiempo récord, lo cual fue casi simultáneo con el sobreseimiento de CFK. Ellos (quienes nos gobiernan) se quejan del "lawfare", pero están haciendo lo mismo. Como simple periodista, no saldría jamás en defensa de Macri, pero lo que se ve claramente es que los tiempos de la Justicia son inusualmente rápidos para algunos, mientras un juicio que un jubilado le inicia al Estado puede "dormir" más de 10 años, y hasta es posible que el querellante se muera antes de que el fallo salga a la luz.
El macrismo impulsó el slogan de "Se robaron todo" aludiendo a la gestión anterior, el cual contó rápidamente con el beneplácito de medios cómplices. Ver a Lázaro Báez revoleando bolsos en un convento, fue muy bizarro. No puedo creer que un tipo que lavó guita toda la vida comprando esto o lo otro, haya sido tan torpe. Pero como todo quedó filmado, el escándalo se amplificó de un modo sorprendente. Por la obscenidad y por lo grotesco que fue el episodio, incluyendo las fotos que mostraban el botín que Báez pretendía esconder.
Si te ponés a pensar, decir que Macri hizo espionaje, es lo mismo que decir que los caramelos son dulces. ¡Todos lo son! Te explico la metáfora: ¡Todos los gobiernos, constitucionales o no, hay practicado espionaje ilegal! ¿Sabés la cantidad de teléfonos pinchados que debe haber por todos lados y que ni siquiera sabemos? Como sostenía en una nota anterior, el objetivo es espiar a los políticos opositores de turno, buscar los trapos sucios, y cuando llegue el momento propicio, tirar un "carpetazo", que en resumidas cuentas contiene información sensible sobre esa persona, como fotos, archivos de datos, escuchas telefónicas... No seamos ingenuos, nada es casualidad. Ahora, si me preguntás sobre el supuesto espionaje a los familiares del ARA San Juan, lo considero aberrante. Te fuiste al pasto, Mauricio.
Retomando lo que decía antes, debés saber que el periodista que recibe la tan mentada "carpeta" y empieza a tirar mierda, es tan cómplice como aquel que se la proporcionó.
Y al Gato nunca le voy a perdonar la megadevaluación de 2018, que nos dejó a todos en bolas, con un aumento exponencial de los precios. Fue un desquicio total, y que podría haber derivado en una hiperinflación. Para ser sincero, me molesta más eso (porque tanto mi familia como muchas otras lo pasamos muy mal) que el endeudamiento con el FMI. Puede que cambie de opinión. Nos estamos viendo pronto. Punto final.
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