17 de noviembre de 2020

"Decodificar la realidad", una tarea que lleva más tiempo del que suponemos

Para analizar la realidad, es necesario tomar distancia de los hechos más recientes y despojarse de prejuicios. Sin embargo, ni siquiera así se puede lograr en el común de los casos. Por ejemplo, todo lo vivido este año, seguramente lo veremos con distintos ojos cuando transcurra el tiempo. La bronca y la frustración ocurren casi como una reacción frente al "no poder hacer algo". Es decir que tenemos comportamientos bastante instintivos, y lo que está pasando en ese momento es imposible de dilucidar hasta que no termine de ocurrir. Varios periodistas, cada uno desde su experiencia y su lugar, hemos escrito sobre la pandemia, teníamos la necesidad de hacerlo, porque más allá de la profesión somos tan humanos como cualquiera. Y nos nace expresarnos, cada uno a su modo. Pero la mirada que tengamos dentro de unos años será diferente, se los puedo asegurar. Habrá cosas que no nos parecerán tan terribles o difíciles de sobrellevar, y otras que estarán marcadas por el conflicto y la discusión (por qué no se hizo esto, o por qué no se tomó tal medida). Es el famoso diario del lunes, que yo llamaría "diario de 2022 en adelante". Sí, tal como lo leen: ni siquiera el próximo año alcanzará para decodificar todo esto que ha sido inédito para la mayoría.

Mientras tanto, voy recapitulando todas estas nuevas experiencias, leyendo en los archivos cómo yo pensaba en enero o en el pasado verano, viendo que quizás me quejaba por pavadas, sin saber lo que estaba por venir. A decir verdad, casi nadie lo sabía, tal vez alguien del gobierno chino, si es que adherimos a teorías conspirativas o que indican la supremacía del país asiático en una suerte de guerra biológica. Es evidente que una pandemia ser más devastadora que cualquier guerra con armas o fusiles. 

A veces me planteo que las crónicas que escribo en mi diario digital (Lobos 24), sean más breves. Y debo reconocer que me cuesta lograr el poder de síntesis. Parece mentira, pero cinco minutos de audio para desgrabar insumen varios párrafos de texto. Y entiendo que a veces ello hace que la lectura de la nota lleve más tiempo, algo que no abunda en tiempos de inmediatez  cuando el mayor tráfico de Internet se genera de un celular. En una página Web, la mayoría de la gente se siente atraída por las fotos más que por el texto, o podríamos decir que una cosa lleva a la otra. Digamos que también un titular atractivo es el "anzuelo" para leer la noticia, siempre sin caer en el amarillismo. Cuando desgrabo un reportaje, trato de que el texto que voy escribiendo sea lo más fiel posible a la conversación que tuve con el entrevistado, para reproducir sus dichos tal como fueron expresados. Pero a veces hay que achicar espacio y omitir determinadas partes intrascendentes que la volverían demasiado extensa.

 Cada periodista tiene su estilo para escribir, o lo va encontrando a medida que transita la profesión. A menudo cuesta deshacerse de las muletillas, de esas palabritas que siempre quedan bien para la ocasión y que sin darnos cuenta repetimos en cada crónica. Otra cuestión son los eufemismos: cuando se busca una palabra que sustituya a otra cuyo significado nos resulta demasiado fuerte o contundente. La experiencia va logrando que un texto fluya naturalmente, que tengamos en la mente lo que pretendemos expresar antes de agarrar el teclado, y de esta manera obtener una crónica sencilla, que reúna la información esencial para el lector en unos pocos párrafos. Siempre se pueden agregar datos o detalles que consideremos de interés, pero todo depende de cuánto espacio tengamos disponible o qué tipo de cobertura queramos hacer. 

Las noticias en la Web deben ser breves, porque la atención del lector es muy dispersa y no es lo mismo que una publicación en papel. Pese a ello, me he encontrado con artículos de El País o de La Vanguarida (dos diarios de España), que llevan bastante tiempo para leerlos desde la app del celular, probablemente porque el editor concibió esas notas pensando en la edición impresa. Punto final. 



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