19 de enero de 2025

Euforia en los mercados: Una fiesta para unos pocos

 

Baja el riesgo país.

El dólar se mantiene estable.

La inflación mensual no supera un dígito.

Desaparecieron los piquetes y protestas sociales.

Hay superávit fiscal y financiero.

Se avanza hacia una economía bimonetaria.

 

Todos los datos que acabo de enunciar parecen ser alentadores para la economía argentina. Sin embargo, los jubilados siguen cobrando una miseria ($ 300.000), y los salarios en general son bajos. Pensemos en los gastos fijos: Impuestos+Servicios+Tasas Municipales+ Alimentación. Eso sin contar los remedios ni el costo de mantener un auto, que sería: VTV+Patente+Seguro+Combustible. Ahora, si hacemos números, seguramente comprenderán por qué estas variables no se pueden soslayar.


El poder adquisitivo se ve deteriorado por las subas de la carne y los lácteos en supermercados y almacenes. Los medicamentos también siguen en alza, al mismo ritmo que las cuotas de las prepagas. El desprecio hacia los que menos tienen es evidente. Lo cual me hace pensar que la euforia de los mercados es una fiesta entre cuatro o cinco vivos. Si algún día los sueldos se nivelan hacia arriba, yo no tendré problemas en reconocerlo como un logro, el principio para hablar seriamente de un país sin exclusión social. Claro que, si se considera a la justicia social como una patraña socialista, no se puede esperar demasiado de esta gente. El problema es que una gestión de gobierno puede contemplar planes de asistencia sin que sea de corte peronista. Son políticas públicas que se diseñan en función de la distribución del ingreso.

 

Los bancarios ganan más de 1 millón de pesos ni bien entran a trabajar (es decir, sin antigüedad). Se jubilan antes, con el 82% móvil, y no trabajan sábados, domingos ni feriados. No estoy diciendo que esté mal ni que sean privilegiados, porque ellos aportan más para obtener esos haberes al momento del retiro. Pero sí me gustaría que un obrero metalúrgico, que está expuesto a un trabajo insalubre, ganara la misma suma. O los que ejercemos el periodismo y que debemos estar pendientes de la actualidad todos los días para brindar un servicio de comunicación óptimo. Hay muchos empleos que son mal remunerados pese a que tienen una gran carga horaria y mucho desgaste físico. No hay incentivos para que las empresas tengan en regla a su personal, con todos los aportes que exige la Ley, y con un salario que garantice una auténtica movilidad social. Me refiero a que, en el futuro, el dinero que perciben les permita acceder a otras condiciones de vida, sin estar condenados a la pobreza. Con los cálculos que hice en el párrafo anterior, no hace falta ser un genio para comprobar el desembolso que implica tener una vivienda, en el supuesto de que seas propietario, ya que en el caso de alquilar, se le suma una erogación más. Para nuestros padres, comprarse un terreno y construir no era ninguna proeza, estaba dentro de lo que se podía alcanzar, aunque demandara esfuerzo. Hoy es casi impensado para un empleado de un comercio, por citar un caso. Porque lo que cobra todos los meses se le va en el pago de impuestos, servicios, alimentación, indumentaria. Incluso, puede suceder que ni siquiera el sueldo le rinda para eso, y que deba pedir un préstamo si se le rompe un electrodoméstico o necesita hacer una refacción en su casa. Hasta tanto esas condiciones no mejoren, seguirá existiendo una inequidad notoria. Y como los sindicatos negocian con los empresarios para su propia conveniencia, poco se puede esperar de ellos.

 

Mencionaba al principio cómo nuestros padres o abuelos podían prosperar económicamente, enviar a sus hijos a la universidad, alquilar un departamento para que estudiaran, y tantas cosas más que hoy quedan muy lejanas para el asalariado promedio. Por supuesto, no es que esta disparidad apareció con la irrupción de Milei, viene desde hace varias décadas, pero yo trazo un contraste entre las “buenas noticias” y la realidad que vive el vecino de a pie. Por suerte, todavía es bien valorado aprender un oficio o una carrera terciaria, que son estudios más accesibles y que también requieren dedicación y responsabilidad. Muchos pibes trabajan y estudian, quizás les gustaría destinar el tiempo solamente a su formación educativa, pero no pueden hacerlo full time porque ellos son el sostén de un hogar o de una familia. Entonces, todo esto que parece una cuestión de sentido común, no lo estamos viendo o no lo queremos ver. Y si seguimos así, nunca habrá igualdad de oportunidades, seguirán siendo siempre los mismos los que accedan a una casa de altos estudios, a menos que se invierta en los centros universitarios, para que las carreras estén más cerca del lugar de residencia del alumnado, y no haya que viajar ni que solventar un alquiler. Para conseguirlo hace falta gestión, becas, recursos, un espacio físico, y una política educativa seria. El rol de los municipios es fundamental. Se trata de un trabajo conjunto entre los tres estamentos de gobierno. El grado de compromiso que ponga cada estudiante estará dado por sus capacidades y por el tiempo que pueda dedicar a cultivar nuevos conocimientos.

 

No todos desean ser abogados o médicos, que son las carreras más convencionales. El país necesita científicos,arquitectos, ingenieros, astrónomos, albañiles, carpinteros, enfermeros, profesores, cocineros de escuela, gendarmes, soldados, personal de vigilancia, policías… Como se verá, para algunas de estar profesiones no se requiere ir a la universidad, y alguien tiene que cumplir esos roles que van quedando vacantes. Nos quejamos de la policía corrupta, pero no hay incentivos económicos para que nadie meta la mano en la lata. Si todos ganaran un buen sueldo, no habría necesidad de pedir coimas o sobornos, y los que se denuncien serían casos aislados. Pienso que para conseguir un cambio genuino, la sociedad debe ponderar otros valores distintos a los actuales, y ello sólo es posible con un proyecto a largo plazo. Los cambios importantes necesitan decisiones del mismo tenor. Llevará varios años revertir esto, pero alguien tiene que dar el primer paso, y tomarlo como una Política de Estado. Ojalá esté vivo para poder verlo. Punto final.

17 de enero de 2025

Va surgiendo de a poco

 

Ayer, bien podría decirse que me tomé vacaciones por un día (en mi casa). No hice absolutamente nada que no me complaciera, tuve un gesto autoindulgente hacia mi persona. Me dediqué a escuchar música, leer, hacer zapping en la televisión, y por supuesto beber mucha agua, porque la ola de calor estaba en su pico máximo. Tuve que refrescarme varias veces en la Pelopincho para mitigar las altas temperaturas, y salí a la calle sólo a la media tarde, para dar una vuelta por el Centro, que lucía desierto hasta que comenzaba a ponerse el sol.


Claro que no se puede seguir así indefinidamente, por lo cual hoy me puse a trabajar de nuevo. El clima no es tan agobiante como ayer. Cargué unas notas para el diario digital, y la vida sigue como siempre. Vamos a ver qué nos depara el fin de semana. Ojalá que se reactive un poco la cosa, viene demasiado tranquilo todo. Y cuesta mucho cobrar un mango, aunque las tarifas que uno aplica se mantengan estables desde el año pasado. No me pareció prudente u oportuno actualizarlas en enero, ya para el mes que viene no me va a quedar otra que trasladar los gastos fijos que tengo al valor de los avisos y publicidades. Lo haré con moderación, desde luego, no va a ser algo exorbitante o imposible de pagar. Y espero que mis clientes lo puedan entender así. Más o menos he aprendido a quiénes les puedo cobrar un plus y a quiénes no. Puedo afirmar que nunca me excedí, no sé qué harán los otros medios ni tampoco me interesa, yo me manejo en función de la capacidad que tengan los anunciantes dentro de su rubro. Inclusive, si me plantean que están en una situación complicada, trato de ser tolerante y de congelar los precios por un tiempo. Yo ya no me hago mucho drama por esto, siempre corro detrás de la inflación. Lo que pasa es que la inflación mide precios de bienes y servicios nacionales, no de Lobos, donde el ABL aumentó casi el 100 % sin ningún tipo de explicación. No puedo menos que pensar que quieren “hacer caja” a como dé lugar.


Pagar las tasas en Lobos implica un desembolso bastante abultado, por la calidad de servicios que se brindan. Pero nadie dice nada, o bien porque todos están de acuerdo, o porque nadie se anima a hablar. De hecho, al día de hoy, hay barrios que continúan sin luz, y sin agua, entonces yo no sé qué pensar, me veo desconcertado por la realidad. Una realidad que quizás a mí puntualmente no me afecta, como tampoco le afectarán a los demás haber tenido tres cortes de luz en el lapso de dos días. Ya no sé qué es mejor, si vivir en el Centro o en la periferia, porque hubo vecinos que no padecieron esos cortes, y yo sí. Ser residente de la zona céntrica te pone en una situación de desigualdad más evidente de lo que se supone. Los controles de tránsito se hacen ahí, los cortes de energía también, y todo redunda en una peor calidad de vida. Pese a todo, no me voy a desanimar. Sigo pensando que lo mejor está por venir. Vamos a ponerle unas fichas a 2025, que sin dudas valen la pena. Nos estamos viendo pronto. Punto final.

14 de enero de 2025

Enfrentar la realidad

 

Hace unos días que no escribo nada en este blog. Ayer fue el Día Mundial de Lucha de la Depresión, y me parece que es una ocasión propicia para reflexionar al respecto. A lo largo de los años yo he pasado por varias etapas de depresión y por suerte he logrado salir airoso de ellas, con la ayuda de profesionales de la salud mental y también poniendo un poco de mí, aunque ese cuadro clínico te conduce a no tener ganas de hacer nada y el bajón te lleva a perder el entusiasmo por muchas cosas. Pese a todo, nunca dejé de buscar una luz en el camino. Y más de una vez tuve que resignar la comodidad de quedarme encerrado en mi casa porque sabía que si seguía en ese status quo cada vez me costaría más superar esa contingencia.


Aunque muchos no lo quieran admitir, la depresión es más frecuente de lo que imaginamos. Afecta al 7 % de la población mundial. Y es un estado de ánimo profundamente discapacitante si se prolonga en el tiempo. Perder la motivación nos conduce a ver cada día como un escollo a afrontar, se pierde también el placer por aquellos hobbies que solíamos cultivar, va menguando progresivamente nuestra voluntad y por ese motivo no nos podemos dejar venir abajo.


El desgano se vuelve un común denominador: Todo cuesta más esfuerzo, la ansiedad nos domina, algunas personas sufren pánico y les cuesta horrores salir de las cuatro paredes. Yo me obligaba a mí mismo a salir, a cumplir con mi trabajo, porque si yo no lo hacía, nadie lo iba a hacer por mí. No estoy en condiciones de delegar mis tareas, sobre todo en un laburo que se rige mucho por la inmediatez y la actualidad. A todos lo que se han sentido desmotivados, yo sólo puedo dejarles como mensaje que hay una salida, y cada uno la encontrará de diferentes maneras. Hay que dejar de sentir lástima por uno mismo, esa percepción no te lleva a ninguna parte. Quizás no seas el mejor de todos, pero tampoco sos el peor, como tu mente te quiere hacer creer. Habrá gente que intente ayudarte pero que no sepa cómo hacerlo, y aun así hay que agradecer ese gesto, porque aunque no sepan cómo, quieren lo mejor para vos. Es muy difícil verlo desde afuera, y es muy fácil juzgar.

 

A lo largo de mi vida he tenido momentos de profunda felicidad y satisfacción, no me voy a engañar. La vida me ha dado bastante, y ojalá pueda retribuirle a cada persona que me ayudó o que me dio una mano esa buena vibra. Es mentira que todo el mundo te quiere cagar, sos vos el que te autoboicoteás. Los demás no pueden decidir por vos ni torcer tu voluntad, el entorno sólo gravita en tu vida si vos le das lugar a eso. Pensá que tal vez vos tenés un círculo íntimo que te banca, y esa gente te va a abrazar y a contener emocionalmente cuando vos se los pidas sin condicionamientos. Por supuesto que hay gente de mierda, pero es propio de la naturaleza misma del ser humano. Abunda la envidia, el rencor, los insultos, el resentimiento. Y eso siempre va a estar ahí, el tema es qué lugar le das vos en tu devenir cotidiano. Yo no soy muy místico, pero el Evangelio dice palabras sabias: “Nos juzgues si no querés ser juzgado”. Lo que hoy se conoce como empatía, existe desde antes que se acuñara ese término. Es una especie de compasión, pero sin sentir lástima por el otro, sino tratando de entenderlo, de ver qué es lo que le está pasando. Lo peor que puede pasar es estigmatizar a quien padece un cuadro depresivo, que no tiene que ver con la tristeza. Hay personas que se esfuerzan por sonreír o por camuflar ese padecimiento, pero es más que una impostura, porque la procesión pasa por dentro.


La gente no se comporta como una lacra porque se le ocurra, a veces lo hace como un mecanismo de defensa, en otras oportunidades son psicópatas, o no saben cómo reaccionar porque sólo les han enseñado a ser violentos y prepotentes. Bueno, de esos tipos es conveniente alejarse, desde ya, pero con eso es suficiente. Algún día se darán cuenta de que uno cosecha lo que siembra.

 

La depresión existe desde los albores de la humanidad. Y llama la atención que hayan transcurrido tantos siglos y siga siendo un tema tabú. No se habla de eso, salvo en el espacio de terapia, o en algunos libros (los del psiquiatra español Enrique Rojas son muy recomendables). Debemos quitarnos el miedo de encima y ser sinceros al respecto. No tendríamos que romantizar a la salud mental, o creer que es una boludez. Si lo hacemos, estaríamos siendo poco respetuosos hacia el sufrimiento o el dolor de los otros. Siempre se puede salir, quizás con alguna medicación transitoria, aunque eso depende de cada caso. Lo que es rigurosamente cierto, es que se puede superar y recuperar la calidad de vida que tuvimos antes. La depresión puede atacar a adolescentes, a mamás que acaban de concebir, a ancianos. El rango etario es bastante amplio como para soslayarla. Ojalá tomemos conciencia de que todos somos susceptibles, en determinada instancia, de padecer problemáticas de esta índole. Nos estamos viendo pronto. Punto final.

11 de enero de 2025

Televisión berreta

 

Hay factores que inciden en la valoración y el uso que hacemos del tiempo. Yo trato de dedicar todos los días unos minutos a pensar en un objetivo diario (aunque no lo vaya a cumplir), si no lo hago siento que se me pasa el tren. Imagínense lo increíble que puede resultar, que ya estamos al día 11 desde el comienzo del año, estancados en el fango mientras hay mucha gente que aprovecha este período para vacacionar. Y está bárbaro que lo hagan, si no fuera por la gran disparidad de ingresos que uno puede advertir. 

 

Hoy es sábado, pero parece un feriado, hay poco movimiento. Casualmente me encontré con un conocido en el supermercado ayer y hablábamos de la chatura que tiene el pueblo en este receso de verano. Quisimos indagar en las posibles causas pero no arribamos a ninguna conclusión. Podría decirse que todo está relacionado a una gestión de gobierno deficiente a nivel local. La cuestión es que ese parate es evidente y palpable, no hace falta hurgar mucho para percibirlo. No todos podemos ir en plan de descanso a algún lugar, la mayoría de los habitantes de la ciudad permanecemos aquí casi todo el año, y el dinero que gastamos va a las arcas de los comercios locales. Panadería, carnicería, tiendas de vestir, aquello que es necesario para desenvolvernos en lo cotidiano. Los precios parecen haber alcanzado cierta estabilidad, y no sé por cuánto tiempo seguirá así. Aunque no es taxativo: Antes de las Fiestas, la carne aumentó un 20 %, y seguramente en los próximos meses acumulará otra suba. Hay que cuidar el mango, no queda otra. Más que nada, porque enero es un mes muy difícil para recaudar unos pesos, al menos en mi rubro.

 

Pero, pese a todo, estoy bien por el hecho de saber que voy en la senda correcta, que estoy haciendo todo lo posible para mantener mi mente funcionando. No voy a dejarme venir abajo como ocurrió en el pasado. Destino mis ratos libres a leer o a escuchar música. Ya me está hartando ver por televisión siempre las mismas taradeces. La TV abierta se ha convertido en una bazofia, un emblema de la decadencia argentina. Se reduce a una programación paupérrima, bajos números de rating, muchos ciclos “enlatados” para gastar dos mangos, y sobreoferta de programas de cocina o de chimentos. El contenido Premium ya ni siquiera puede hallarse en la TV por cable, sino en los servicios de streaming. 


El rol de la televisión en la vida de una familia tipo ha cambiado radicalmente con el paso de los años. Nadie invierte en una producción de calidad porque los niveles de audiencia cayeron estrepitosamente, y no se gasta en algo que dejó de generar atractivo en las distintas franjas etarias. Hoy la mayoría de la gente se entretiene con el celular, algunos con la Playstation, y de esta forma los canales de aire tienen totalmente relegado su lugar.


Lo que se está haciendo es abaratar costos, lo cual da como resultado una calidad de contenidos por debajo de lo aceptable. Y eso se nota, porque los actores que cobran un cachet elevado son contratados para protagonizar series en Netflix. Los ciclos de ficción se destinan a ese tipo de plataformas. Por otra parte, el celular se ha convertido en un objeto comodín. Es como un cortaplumas suizo: tenés de todo. Podés grabar audio, video, sacar fotos, enviar mensajes, mandar archivos de diferentes formatos, reproducir canciones, navegar por la Web, ver mapas para ver dónde queda un determinado lugar que quieras visitar… Y esa evolución es irreversible. Pero lo notable es que se trata de una evolución que conduce a la haraganería, a la pereza, a buscar lo más fácil, a “hablarle” a Google para que te busque más rápido lo que voy necesitás, y me da la impresión de que ese cúmulo de funcionalidades no va a terminar bien. Cada vez que vuelve más precoz el uso del móvil, es decir que la edad a la cual los padres autorizan que su hijo disponga de un teléfono va disminuyendo. Y no controlar aquello a lo que los chicos tienen acceso puede volverse un búmeran peligroso. Debe ser difícil poner límites cuando los pibes ven a otros haciendo lo que –quizás- a ellos le gustaría. Digo esto porque no soy padre, y entiendo que no debe ser fácil ejercer ese rol en la sociedad actual. En una próxima nota voy a profundizar sobre esto, porque sin duda el uso del celular en cualquier ocasión y sin respetar espacios de intimidad da lugar a una adicción que antes no existía y cuyas consecuencias todavía no han sido investigadas a fondo, por tratarse de un fenómeno relativamente nuevo. Nos estamos viendo pronto. Punto final.

8 de enero de 2025

Piezas de ajedrez en el verano lobense

 

Mientras me cebo unos mates, dedico unos segundos a mirar el almanaque y compruebo que ya hemos dejado atrás la primera semana de 2025. Desde que arrancó el año, no ha llovido nada, al menos en Lobos. El 1° de enero se pronosticaban tormentas, pero el fenómeno pasó de largo en Lobos y no hubo ningún tipo de precipitaciones hasta la fecha. ¿Será un verano seco, como la mayoría pensamos? ¿O habrá alguna garúa ocasional que moje un poco la tierra?

Estoy aprovechando estos días para pulir la escritura de viejos manuscritos que quedaron boyando por ahí. Lo que voy a hacer, en primera instancia, es dejar todo preparado para su posible ingreso a imprenta. Después se verá qué hago con eso si no está dentro de las opciones disponibles. Existe la posibilidad de publicar los relatos individuales en este blog, o en donde sea. Si uno escribe algo y se lo guarda para sí, en mi caso no le encuentro el sentido. Porque la idea es que la gente a la que le gusta leer te dé una opinión, o una devolución, como se dice ahora.


En marzo o abril arrancará la campaña electoral para las elecciones legislativas de este año, y en nuestra ciudad el oficialismo tiene mayoría de concejales, pese a que hay tensiones en el interbloque PRO-UCR-UVC. A nivel nacional, estos comicios se vislumbran como la única manera de marcarle un freno al gobierno en medio de su política desreguladora y antiderechos. El oficialismo coquetea con una alianza con JXC para sumar voluntades en el Congreso, aunque no sé cuál de las dos partes es la más interesada. En cuanto al peronismo, se estima que atraerá el voto de todo el arco opositor. ¿Quiénes serán los principales candidatos? Aún es una incógnita. 


El gobierno de Milei, más allá de algunos números económicos que le son favorables, triunfó por su vocación disruptiva para ejercer el poder, con el discurso de “la casta” como principal caballito de batalla. Ahora vemos que la casta no cambió, que siguen siendo los mismos, sólo que se disfrazan de outsiders cuando ya se han impregnado de todos los vicios de la vieja política que ya conocemos. Ellos plantearon un escenario apocalíptico: Si no ganaban, el país se encaminaba a una hiperinflación y a un déficit sin precedentes. Bueno, se sabe que en campaña todos queman las naves, como lo hizo Massa en su rol de ministro/candidato. Como gran simulador que es, desapareció del perfil público, no se sabe nada de él, excepto por algunas declaraciones que de vez en cuando salen a la luz y que no lo dejan bien parado. Por eso, insisto en que en el balotaje tuvimos que elegir entre dos impresentables, como si tuvieras que votar por Drácula o Frankenstein. Los dos daban miedo, pero menos miedo daba Milei porque sacó chapa de encarnar “lo nuevo”, el “rompan todo” de la clase política. Un tipo que nunca había ocupado ningún cargo ejecutivo, que no temía blandir una motosierra como sinónimo de la destrucción del aparato del Estado, profiriendo expresiones nefastas para deleite sus amigos de la prensa adicta al gorilismo como Fantino, Majul, Jonatan Viale, y tantos otros.

 

Esos periodistas de cuarta (que ganan muy bien), hubieran rendido pleitesía al Mago Sin Dientes o a cualquiera que no fuera kirchnerista. Yo tampoco lo soy, pero lo cortés no quita lo valiente. El enemigo, para esta gente, era el populismo, y cayeron en la trampa de suponer que el populismo es una especie que sólo abreva en los pantanos de la izquierda. Como dije en un posteo anterior, quedó claro que no es así. Los trolls libertarios, como el Gordo Dan y otros de menor exposición, hacen propaganda al “Javo” desde las redes de microblogueo como Twitter (o “X”), celebrando los desaguisados que lanzan el Peluca o el vocero Adorni. Privatizar empresas públicas no garantiza una mayor eficiencia a sus usuarios, habiendo transcurrido los ’90 ya deberíamos haber aprendido la lección. También se dice que –a grandes rasgos- Milei dijo lo que iba a hacer en caso de que ganara. Pero eso no es del todo cierto, porque sus dos grandes promesas, como son la dolarización y la liberación del cepo, nunca se concretaron hasta ahora. Quizás si al final de su mandato lo consigue, quede en el bronce como Gardel. Nunca se sabe. Para mí es un tipo peligroso, sobre todo por su inexperiencia y por su incontinencia verbal. Y su hermana Karina se perfila como la gran candidata para ser Senadora o Diputada.

 

Otra impresentable que está cerca del presidente sólo por ser portadora de apellido. Bullrich se dio vuelta como una media y ya forma parte de la estela del entorno libertario, como si nunca hubiera sido candidata por una fuerza política distinta. Es más, está confrontando a Macri, que la puso en la boleta de JXC. El Gato es un gran enigma. Su supervivencia política sería un caso digno de estudio, porque sólo es posible si acepta una alianza con los libertarios, de lo contrario se lo van a llevar puesto. Volvemos a los párrafos anteriores de esta nota. El gobierno de Milei será recordado por algo, en cambio el de Macri fue totalmente intrascendente. Pero como los dos se necesitan mutuamente, no es descabellado pensar que lleguen a un acuerdo en el futuro. Y el último interrogante a resolver, es saber quién se erigirá como líder de la oposición. Ya hemos hablado sobre Kicillof, pero quizás haya otras figuras del neoperonismo que puedan posicionarse en el tablero. No tardaremos mucho en comprobarlo. Nos estamos viendo pronto. Punto final.

 

6 de enero de 2025

El error de banalizar problemáticas complejas

 

Hay gente que reacciona de un modo desmesurado ante cualquier nimiedad. No sé si son muy susceptibles o qué. Después están aquellos a los que les podés decir cualquier cosa pero no se dan por aludidos, o se hacen los boludos porque saben que tenés razón. Yo antes me ofendía fácilmente ante un comentario negativo, o más que ofenderme, me ponía mal esa apreciación de un tercero. Hoy sólo les doy importancia a esos dichos en la medida que provengan de personas cercanas. No me puedo hacer cargo de todo lo que el resto piense de mí, y tampoco me considero tan importante como para ser objeto de habladurías. En este receso de verano, voy pensando acerca de la próxima temporada de mi programa de TV, que no sé si se concretará, porque hasta que no consiga invitados nuevos (que no hayan estado antes) me parece que caería en la repetición de un formato que es muy difícil de manejar con soltura, como es la entrevista.

 

Para la gráfica estoy bastante entrenado, pero la tele te exige mucho más, aunque parezca que es más sencillo. La forma de dirigirse a una persona en una pantalla amerita el empleo de otro tipo de recursos. En un reportaje de audio, hay palabras que se cambian sutilmente al transcribirlo para que la lectura del texto sea más amena y llevadera. En el medio audiovisual, en cambio, todo lo que vos preguntes y lo que te vayan a responder está mucho más expuesto, sobre todo si no hay un gran trabajo de edición. Por lo general, los programas que yo hago no se editan demasiado, salvo que alguien pida que se elimine una determinada parte porque se arrepintió de lo que dijo. Me gustaría, como un desafío personal, que saliera al aire en vivo, ya que hasta ahora han sido todos grabados. En un vivo, si metiste la pata, estás al horno: Ahí no hay edición que valga, y tenés que esmerarte mucho más para que no se vuelva pesado. Irla remando sobre la marcha, digamos. Y para remontar una entrevista que cayó en punto muerto es necesario tener oficio, o cancha, como gusten llamarlo. Ir cambiando de tema pero que no parezca forzado, sino que fluya dentro de la conversación.

 

Si desgrabar un audio insume tiempo, presenciar un programa de 40 minutos en calidad de espectador es una experiencia que sólo deja saldo favorable si lo sabés manejar. Siempre hay que pensar en el receptor, en esa persona que te está leyendo o viendo por televisión. Se pueden abordar temas complejos (si la situación lo requiere) sin caer en el error de pretender banalizarlos. Lo banal suele ser simple de entender, pero para el periodismo eso no va. Es inadmisible que si se habla de economía, por citar un caso, se pretenda hacer un análisis liviano y carente de seriedad. Y no es que la economía en sí misma sea difícil de entender, sino que los fenómenos a lo que está ligada repercuten a todo nivel en la vida cotidiana. Los impuestos, las tasas, las tarifas, el dólar, la inflación, y la lista podría seguir. Cualquier gobierno adopta medidas, se supone, en función de un determinado plan. Y si llegan al poder sin un plan, son un mamarracho. Las consecuencias se ven en el corto plazo, no hace falta esperar mucho para darse cuenta de que fueron unos improvisados. Un país no puede quedar librado a la buena de Dios. 


Todos quieren ser presidentes y salir en los diarios como si fueran próceres, pero si no conforman un equipo de ministros y funcionarios que sea sustentable, nos encontramos en la antesala del fracaso. Ha tenido gobiernos muy malos desde el punto de vista del bolsillo pero que al menos trajeron alguna mejora en el plano institucional, como fue el caso de Alfonsín. Los radicales nunca le encontraron la vuelta a la economía, y se olvidan de que la gente necesita previsibilidad para ahorrar, para hacer las compras de todos los días, para depositar en un plazo fijo, o para comprar un producto en cuotas. Por eso, cuando aparece un candidato, hay que prestar atención si es que algún periodista le pregunta por sus posibles ministros. De lo contrario, sería un régimen personalista que no brindará señales de confianza hacia sus representados. Nos estamos viendo pronto. Punto final.  

5 de enero de 2025

Amplitud

 Estos primeros días del verano se distinguen por una gran amplitud térmica. A la mañana el ambiente se nota fresco, con 15 o 20 grados, mientras que por la tarde alcanza los 30° sin dificultades. Todavía es un registro que está dentro de lo tolerable. Veremos qué acontece en las próximas semanas. Cuando se llegue a los valores máximos, el sistema eléctrico colapsará (como todos los años) y tendremos nuevamente cortes de energía. 


No estoy siguiendo en detalle la actualidad política, pero todo me hace pensar que la información pasa por otro lado, retomando la línea que expresé en mi posteo anterior. Enero trae consigo un movimiento turístico que no repercute en Lobos, sino en la Costa Atlántica o en las playas de Brasil. Para muchos, permanecer en la ciudad durante el verano se vuelve un tedio, porque hay pocas propuestas dirigidas hacia aquellos que no contamos con la posibilidad de vacacionar. Creo que, si pudiera, tampoco me iría por un lapso prolongado. Con 4 o 5 días ya estaría bien para recargar las pilas. Los alquileres de carpas, sombrillas, y todo los demás aumentaron exponencialmente, y eso hace que Brasil vuelva a ser un destino elegido por los veraneantes con la devaluación del Real.


Estamos ante un momento propicio para buscar estrategias y transitar la senda correcta que todos sabemos que existe, pero no nos atrevemos a desandar. Cuanto más autosuficientes seamos, dependeremos menos de los demás y les generaremos menos complicaciones a nuestro entorno. Ir en búsqueda de la plenitud siempre es un desafío que no todos estamos dispuestos a asumir. Porque muchos buscan el placer en sustancias peligrosas, o hacen uso de estratagemas de escapismo para evitar pensar en lo urgente, en aquello que exige una respuesta rápida porque no puede esperar.


Abunda en mucha gente la desmotivación, el desgano, o la dificultad para sacar provecho al envión positivo del reciente Año Nuevo. Yo estoy convencido de que será un año mejor a su antecesor, pero para que ello suceda hay que asumir responsabilidades, hacerse cargo, comprometerse, no esquivar la realidad simulando que no existe. El panorama puede ser desalentador, pero tenemos una reserva física y espiritual para hacer frente a la adversidad. Mi presupuesto mensual suele verse resentido en esta época, ya que hay clientes que discontinuaron la pauta publicitaria o que deciden reanudarla en marzo, de manera que los ingresos son menores. No es momento para endeudarse, salvo que se haga para comprar algo de primera necesidad. Como me pasó en 2022 con la computadora que estoy usando, y que no me quedó más remedio que adquirir en cuotas. Me gustaría comprarme un celular que saque mejores fotos y que me sea útil para mi trabajo, pero lo voy a tener que postergar por los motivos ya enunciados.


Ante esta situación, tendré que poner en práctica un plan de ahorro serio que me permita tener una reserva de dinero para esos gastos inesperados. Lo que hago al final de cada día es calcular cuanto gasté, pero es demasiado tarde, la plata ya se fue. Por eso, hoy dediqué unas horas a hacer una estimación mensual que contemple los gastos fijos y en base a ello, determinar cuánto me queda disponible.


Nunca fui alguien que promoviera el despilfarro, simplemente no elijo de la forma correcta en qué invertir mi plata. Por supuesto, el término "invertir" me queda grande, porque no tengo recursos para ponerlos en acciones, dólares, y todos esos productos financieros. De lo que estoy seguro, es que siempre detesté a los avaros y tacaños, sobre todo si son personas que mucha guita y no aprovechan ese dinero para obtener una buena calidad de vida.


Existen casos que podrían considerarse patológicos, de personas con una gran fortuna que no te invitan ni un café. Lo más razonable es buscar un equilibrio entre ambos. Por ejemplo, hace pocos años me compré una bici y hasta ahora me está siendo muy útil. Para hacer mandados, dar un paseo, o lo que sea. Me sirvió contar con una después de tanto tiempo de recorrer largos trayectos a pie, tener que pedir un remís o tomar el colectivo. Solamente viajo en micro una vez al mes, cuando tengo que ir a un consultorio médico en Empalme. El resto del tiempo salgo en bici o caminando, si la distancia no es muy larga. Ahora debo ponerle pilas al gimnasio para evitar que mi físico se caiga a pedazos, siendo ya una persona que está más cerca de los 50 que de los 40.


Para concluir, deberíamos plantearnos lo siguiente: Al hablar de "populismo", no es atinado emplearlo como sinónimo de demagogia y corrupción. Esas cosas son vicios de un sistema que se da tanto en países socialistas como capitalistas. Existe el populismo de derecha, y está personificado en Milei o Trump. Es decir, hasta hubo presidentes de EE. UU. que fueron merecedores de ese calificativo. El Estado de Bienestar de los países centrales de Europa, garantiza un seguro de desempleo digno, servicios públicos de calidad, y altos impuestos, que los ciudadanos pagan sin chistar porque saben que el Estado no los deja abandonados a su suerte. Es lo que pasa en Francia o Alemania, por citar dos casos. Seguramente en un futuro posteo estaré hablando más en detalle de lo que significa la trampa ideológica. Nos vemos pronto. Punto final.

Euforia en los mercados: Una fiesta para unos pocos

  Baja el riesgo país. El dólar se mantiene estable. La inflación mensual no supera un dígito. Desaparecieron los piquetes y protestas...