14 de octubre de 2024

Un lunes agitado

 

Lunes en la ciudad. La semana arrancó complicada. Buena parte de la mañana se me fue en hacer varios trámites que eran impostergables. Entre ellos, ir a banco. Sabido es que después de un fin de semana largo, la atención en la sucursal se convierte en un cuello de botella. Por suerte, mientras esperaba mi turno, me encontré con un amigo y nos pusimos a conversar, con lo cual la espera no resultó tan tediosa. Fui al correo a retirar una encomienda, y luego al Municipio para solicitar una tarjeta SUBE porque la que tenía la extravié y no logro recordar dónde fue a parar. Fue una jornada intensa, pero lo que no puedo dejar de mencionar es que todo salió bien. Pude resolver todo lo que a priori me causaba mucha incertidumbre. 


El domingo, fiel a mi costumbre, me venía maquinando con todo lo que tenía que hacer al día siguiente, y cuando finalmente cuando llegó el lunes conseguí resolverlo de un modo más sencillo del que yo esperaba. Hay que esperar, sí, pero eso es natural de la administración pública. Me levanté temprano, tomé unos mates, hice un paso fugaz por una cafetería a la que voy siempre, y cuando ya era hora de poner manos a la obra no tuve que demorarme tanto como había pronosticado. Llegué a mi casa muy cansado, porque no había podido dormir bien la noche anterior. Ante la falta de noticias, publiqué algo de índole zonal y me dormí una siesta después del almuerzo. Me desperté renovado, realmente me hacía falta un descanso, venía enroscándome al pedo y no tenía la menor intención en continuar así.


Como pude desbloquear la tarjeta de débito, pagué todo lo que se me había acumulado durante los últimos tres días, y me puse al día con las cuentas. Ahora tengo que tirar todo el mes con el dinero que tengo disponible, y confío en que llegaré a cumplir con todo. Lo más útil es anotar los gastos diarios porque si no lo hacés no sabés en qué se te va la plata. A veces me olvido de hacerlo, o cometo la insensatez de no establecer prioridades. Aunque hay dos de ellas que respeto a rajatabla: Los honorarios de una consulta médica y el pago del monotributo. Separo una parte del dinero para esos fines, y esa plata no se toca hasta que llegue el momento.


Tengo ganas de retomar en este blog mis columnas de análisis político. Por ahora, todo está demasiado revuelto y confuso como para arribar a una conclusión esclarecedora. Y si yo decido escribir algo al respecto, la idea es profundizar y tratar de que el lector se lleve una mirada distinta a la de los grandes medios. Si vos replicás lo mismo que ves en los portales de noticias de mayor audiencia, no tiene ningún atisbo de novedad. Todo lo que puedo decir, hablando de Lobos, es que desde hace varios años veo al pueblo estancado, sin iniciativa, sin futuro, y con una sensación de dejadez en casi todos los aspectos.

 

Las cámaras del Centro de Monitoreo no parecen brindar un aporte significativo para el esclarecimiento de delitos. No hay voluntad política por gestionar ante la provincia. La obra pública es casi inexistente. Las tasas municipales son bastante onerosas y uno no ve que lo que paga como contribuyente se vea reflejado en avances sustanciales. Además, hay mucha improvisación: Cosas que se podrían hacer mejor sin un gran desembolso de fondos y que pese a gastar más no logran el lucimiento que se merecerían. No sé cuánta gente trabaja en el Palacio Municipal, pero lo que yo veo en algunas dependencias es hay dos o tres personas para una tarea que bien podría llevar adelante una sola. No creo que todo lo que acabo de mencionar se vaya a revertir. Porque los que resulten electos en 2027, también pondrán a su gente a ocupar dichos cargos, y habrá privilegios para familiares, parientes y militantes. Hay cargos cuyos sueldos son muy altos, pero esos funcionarios, con gran hipocresía, hablan de asistir a los más necesitados “con la panza llena”, ya que ellos no tienen ningún tipo de privaciones y en definitiva demuestran sensibilidad de la boca para afuera. Nunca los vi poniéndole el cuerpo a un merendero o a un comedor comunitario, ayudar a preparar viandas, o ejercer un voluntariado. Nadie les pide que se vistan de algo que no son, pero que al menos den el ejemplo. Ellos fueron los que fiscalizaron votos para que ganara Milei. Por lo tanto sería bueno que se hagan cargo.


Pero hay que ser justos: Los que estuvieron antes también caían en esos viejos vicios de la política. Si vas a la Legislatura, por ejemplo, al tener miles de empleados seguramente habrá un montón de ñoquis y asesores que se rascan el culo todo el día, pero en un pueblo chico eso se nota mucho más. Nos estamos viendo pronto. Punto final.  

12 de octubre de 2024

La llave

 

Cada uno alcanza la felicidad a su modo. Son episodios fugaces que nos otorga la vida y que hay que aprender a disfrutarlos, a degustarlos como si fueran los mejores platos que nos pudieran servir. Darles valor a esos instantes únicos que difícilmente se repitan, requiere de intuición y de conciencia plena. Celebrar que estamos viviendo en un estado de satisfacción. Pero debemos saber que ese condición tan particular de nuestra mente no dura para siempre. Es efímera, y hay que estar atentos para no dejarla pasar. Yo no sé si existe la “llave” de la felicidad, creo que no. Y sería complejo definirla. Tomar unos mates, fumar un cigarrillo, escuchar música, nadar en el mar, pueden darte un momento de placer que se asemeja bastante a ser feliz. El error está en esperar que ocurra un gran acontecimiento que nos colme por completo y que quizás nunca llegue. Uno puede estar solo y sentir algo de desazón porque al no tener la experiencia de compartir lo que está haciendo con nadie, en ese caso el placer se percibe como un acto individual. Es un placer que busca hacer partícipes a otros de esa alegría. Cualquiera puede tomar un café solo, sentado en el bar que prefiera o en la cocina de su casa, pero si lo puede compartir una charla con un amigo o un familiar, mucho mejor. Por eso tiendo a enfatizar la necesidad de adaptarse. Por muchos amigos o conocidos que tengamos, no siempre estarán disponibles cuando los necesitemos. Ellos tienen su propia vida, y si aprendemos a actuar con autonomía no habrá lugar para reproches. Por supuesto, la amistad se construye en las buenas y en las malas. Si vos percibís que tus supuestos amigos sólo están para acompañarte en la joda, comprenderás que esa gente es oportunista.

 

Ahora bien, volviendo a lo que a mi modesto entender significa la felicidad, reitero que no espero acceder a ella por la puerta grande. Ni siquiera hago el intento, porque me parece que no es por ahí. Todas esas rutinas que mencioné en el párrafo anterior son simples ejemplos de hábitos que me hacen sentir bien. Pensemos lo siguiente: Uno puede reírse de un chiste verde que te cuentan en la cola del banco, pero eso es un entretenimiento, no es felicidad. Es lo mismo que nos pasa cuando vemos una comedia por televisión. Nos sentamos una hora y media frente a la pantalla, pasan los títulos finales y se acabó la diversión, si es que la hubo. Divertirse es más fácil de lograr, porque existen más recursos para alcanzar ese estado emocional. El humor no es para todos por igual: Abundan chistes de todo tipo, que a unos les causarán más gracia que a otros. La ola feminista hizo que aquellas películas de Olmedo y Porcel, rodeados de vedettes exuberantes, hoy pierdan todo interés, son un anacronismo. Es un cambio cultural que se fue dando, y hoy el humor pasa por otro lado, no sé exactamente por dónde, es posible que por el stand up. Los cordobeses no se ríen de lo mismo que los porteños, o que los misioneros. 


La torpeza causa risa, incluso si es uno el que la comete. Tener la capacidad de reírse de uno mismo nos quita la mochila de tomarnos todo el tiempo demasiado en serio. Eso no se consigue de un día para el otro, hay que ejercitarlo. Es sumamente útil porque nos permite, además, sopesar los hechos para darles su verdadera dimensión. Hay pocas cosas terribles e irremediables, ustedes podrán imaginarse cuáles son. Para todo lo demás hay que seguirla remando. Seré sincero: Hay veces en que -a priori- no se me cae una idea para escribir en este blog, pero si no me predispongo frente a la computadora, no voy a avanzar en nada. Lo mínimo que debo hacer es sentarme a escribir y darle forma a un texto, de la índole que fuere. Puede ser una nota de opinión, una crónica, un cuento. El procedimiento es el mismo, puede cambiar levemente si hay una entrevista que desgrabar o bien comenzar a redactar desde cero. Pero esas ideas que flotan por encima de nuestra cabeza tienen que expresarse en palabras. El pintor lo hará en una obra de arte, el escultor otro tanto, y así.  


Esto me lleva a pensar lo siguiente: Hay una disciplina en el ocio, aunque no lo parezca. Estar todo el día en la cama es lo más parecido a un desperdicio, al menos para mí, salvo que estés muy cansado. En cambio, emprender una caminata o cultivar una huerta implica una actitud más activa. Otra cosa: Cuando leemos un libro o un buen reportaje, nuestra mente se transporta hacia el lugar imaginario o ficticio que su autor concibió para recrear una determinada escena. Describe a los personajes, nos hace amarlos u odiarlos. Podemos pasar horas recorriendo las páginas, asumiendo una actitud que en principio no parece muy proactiva, pero la historia que ese escritor se propuso contar podrá calar hondo en nosotros. Tal vez pase que nos sintamos identificados, o bien que la narración está situada en un contexto que nos resulta familiar. Los buenos escritores no defraudan, y nos están esperando para regalarnos una dosis de felicidad. Buscarla no es tiempo perdido, y hallarla en la sencillez es un acto de virtud y sabiduría que nos va dando los años. Nos estamos viendo pronto. Punto final.   

Día de actualización

 

Hace tiempo que no escribo nada por aquí. Estuve con algunas cuestiones más urgentes por resolver que todavía no logré solucionar del todo. En ese sentido, este fin de semana largo me partió al medio. El lunes tengo que ir al banco a solicitar un blanqueo de clave porque se me bloqueó la tarjeta. En consecuencia, todo lo que tenga que comprar hasta entonces sólo puedo hacerlo con Cuenta DNI. Todavía hay clientes que no me pagaron, y ya me cansé de reclamar por lo que es mío. Veremos cómo evoluciona todo, quizás sean trámites más rápidos de lo que uno supone. Mientras tanto, aprovecho mis ratos libres para leer o dar una vuelta en bicicleta. Me molesta la idea de tener que gastar dinero por estos sucesos imponderables. Si gasto en un café, por ejemplo, es distinto, porque yo elijo hacerlo o porque quiero compartir un momento con amigos. Debo administrar mis recursos con mayor cuidado, porque el mes se hará largo, y nadie sabe qué vendrá después.


Por lo tanto, yo diría que permanecí varios días actualizar este blog porque nunca se daba el momento. Siempre surgía algo que distraía mi atención. Para mí es importante retomar el ritmo de laburo habitual: De hecho, pude cumplir con las actividades que tenía que hacer, y me siento esperanzado de ir transitando los próximos días despojado de la abulia. Activarse no es tan fácil como parece. No lo es porque el placer y el deseo no van de la mano de aquello que uno busca alcanzar. Hay veces que ni yo mismo me aguanto, me invento excusas para postergar decisiones que no revisten mayor complejidad. Pienso que debería ser más expeditivo, volcarme más a la acción. Pero hago lo mejor que puedo. Sigo adelante y eso no es poco. En un futuro retomaré el análisis político que venía realizando habitualmente. La verdad es que todo está tan convulsionado que es mejor dejar esas variables para otra ocasión. Por otra parte, ya cuando se acercan las Fiestas se vive un clima extraño, hay mucha tensión dando vueltas en el aire. Todos se apresuran a hacer compras, aun en esta época de bolsillos flacos. La canasta navideña será más austera para la mayoría, y a mí no me desvelan ni el Mantecol, ni la sidra, ni las garrapiñadas. Si uno tuviera todos esos manjares pero careciera de alguien con quién compartirlos, no tendría sentido


Anoche tuve que cubrir la presentación de un libro. Me alegré por la autora, ya que es una persona humilde y sencilla que quiere compartir su obra literaria con el público. No era alguien vanidoso, que se regodea en su propio ego y se cree el mejor escritor de todos. Hizo una inversión económica para poder publicar su primer ejemplar y –seguramente- para cumplir con una asignatura pendiente. Yo no suelo leer poesía, pero acá lo importante es que sigue habiendo una cantera de buenos autores en Lobos. Ojalá que este efecto se multiplique y que los más jóvenes también puedan acceder al sueño del primer libro. Que alguien te lea tus publicaciones y te haga un comentario es una sensación maravillosa, aunque sea con tono crítico. Y la peor de las actitudes es la indiferencia, hacer como si el otro no existiera. Es una de las razones por las cuales no podemos despegar como sociedad: Ignorar alevosamente a quienes nos rodean. Nos estamos viendo pronto. Punto final.

6 de octubre de 2024

Feliz domingo

 

Domingo en la ciudad. Hoy debo hacer un par de notas, que por lo menos son interesantes y no significarán un tedio para mí. La verdad es que no siempre el interés propio coincide con el de los lectores. De vez en cuando se alinean los planetas y todo parece funcionar mejor. Mientras me cebo unos mates voy pensando en cómo administrar mis tiempos para esta jornada. En la radio están relatando una carrera de automovilismo. Como me distrae la atención y no me importa lo que puedan decir, la apago. Así que sólo estoy yo con mi silencio. Un silencio que es útil para un montón de cosas que requieren concentración. Un silencio que no es pesado, que no agobia, sino que se disfruta. Los únicos sonidos que se escuchan son el del teclado de la compu y el de la bombilla del mate.
 
Pienso que me tocó vivir en una época en que los cambios se producen más aceleradamente que hace décadas atrás. Todos, en mayor o menor medida, debemos consumir (es decir, gastar dinero) para sobrevivir. Pero no me gusta esa fascinación por lo nuevo, por el último modelo de celular, o por el chiche tecnológico más reciente. Creo que aun teniendo todo el dinero disponible para comprar lo más novedoso y atractivo, no haría uso de esa posibilidad. Hoy por hoy es imposible pensar en una sociedad "anticonsumo", pero sí podemos advertir entre quienes nos rodean a las personas que tienen otra visión del dinero: No se endeudan inútilmente, lo saben administrar, y prefieren disfrutar de un asado con vino los domingos al mediodía antes de empeñarse a cinco años para comprar un auto cero kilómetro.
 
Todo envejece rápidamente, y lo que hoy es considerado el máximo adelanto de la tecnología pasará al olvido en un par de años. A su vez, los objetos tienen una vida útil, que está determinada por el uso que les damos y por el desgaste propio de los materiales en que están fabricados. Cuando un artefacto deja de funcionar, es momento de reemplazarlo, no antes. Yo tengo el mismo celular desde hace un año y no tengo la menor intención en cambiarlo, porque es todo más de lo mismo, correr detrás de lo último, de lo nuevo, cuando a mí no me atrae en absoluto un teléfono móvil con un gran procesador o cámara de fotos con muchos píxeles. Me resulta suficiente con que me permita recibir llamadas y enviar mensajes por WhatsApp. Sin embargo, con respecto a las fotos, no vendría mal, porque lo usaría para mi trabajo. En ese caso podría cambiar de opinión, o bien conseguirme una cámara profesional. La cuestión es que se me ocurrió poner el ejemplo de los celulares porque es el caso más corriente que suelo ver, pero bien pueden pensar en otros objetos de mayor valor que constantemente aparecen en el mercado prometiendo más confort o mayores prestaciones. 

Podría seguir adelante con este posteo pero creo que ya renegué demasiado por hoy y es hora de aprovechar lo poco que queda del fin de semana. Hay que distenderse un poco, sentarse a leer un buen libro bajo la sombra de un árbol, respirar profundo y seguir este camino. Es la mejor manera de sentirse sano, sin tener que recurrir a ansiolíticos, terapias alternativas o meditación. Por supuesto, la meditación es una actividad muy saludable para reducir la ansiedad, pero podemos conectarnos con nuestro interior de distintas maneras, simplemente planteándonos honestamente cómo somos. Punto final.

5 de octubre de 2024

Enseñar, ayudar y aprender

 

Sábado por la tarde en la ciudad. Dicen que este verano será muy seco. En cambio, otros sostienen que será llovedor. Yo me inclino por el primero de los dos enunciados. Creo que tendremos una sequía importante, no como la de hace 3 años pero que aun así repercutirá en la vida cotidiana, sin dudas. Mientras tanto, no nos queda otra opción que ir trazando pronósticos sobre la marcha. Yo espero llegar en las mejores condiciones para esa fase, me estoy preparando emocionalmente porque sé que el verano me suele provocar un bajón. Puede sonar contradictorio, ya que hace unos meses había dicho que deseaba que llegaran estos meses. Más que nada, fue porque invierno se hizo demasiado largo y cruento: Cuatro meses con viento, frío y lluvia. Pero toda época del año tiene algo agradable, algo que además puede llegar a ser perdurable por encima de la fugacidad del almanaque.

 

 A mí me hace bien escribir lo que tengo ganas aunque nadie me lea, porque estoy poniendo en palabras mis pensamientos y mis ideas. Si no lo hiciera, todo quedaría en mi mente y no me podría expresar de ninguna manera. Me enredaría en mis propias divagaciones. Y nunca es bueno divagar en exceso. Por lo tanto, hay que darle sustento a estos dos meses para tener un digno final de año, que más allá de lo memorable o no que pueda ser, no nos deje con la sensación de que el tiempo no transcurrió en vano. Por el contrario, quedarnos con la convicción de que algo aprendimos. Yo no pienso igual que en 2023, en varios aspectos. Y el año próximo tampoco pensaré igual que éste. Porque los hechos que atraviesan tu historia personal te van marcando, van dejando huellas que condicionarán tu futuro. Y no hay que tenerle miedo a eso, es normal que cuando pasamos por una situación complicada procuremos evitarla para no tener que pasar por lo mismo otra vez.

 

La vida no puede ser un eterno lamento o un bostezo constante. Es como un envase que recibimos sin nada en su interior, y al cual hay que dotar de contenido. Ese contenido se lo ponés vos, es tu responsabilidad y no podés delegársela a nadie. La botella te la entregan vacía. Así vas escribiendo tu propio destino, sin dejar que nadie decida por vos. Es muy cómodo dejar que otros se encarguen de todo, pero esa comodidad tiene un precio. Te quita capacidad de decisión, perdés la injerencia sobre tu personalidad. Tu inacción y pasividad te hizo cautivo de lo que un tercero quiera decidir para vos. Es terrible, si nos ponemos a pensar, pero ocurre con demasiada frecuencia. Disponer de tu propio destino te posiciona en otro lugar, te otorga una hoja de ruta. Yo estoy sumamente agradecido a toda la gente que me ha aconsejado estos años, más allá de si yo tomé nota de esos consejos o no. El hecho de que hayan dedicado tiempo para preocuparse por mí, es muy valioso y nunca dejaré de reconocerlo. Como acabo de decir, sentirse valorado es determinante para forjar la autoestima, porque el hecho de saber que alguien piensa en vos te lleva a reconsiderar todo lo que hagas a futuro. ¿Por qué? Porque no querés lastimar a esas personas que te fueron leales. Leales en las buenas y en las malas. En los momentos felices y en los tragos amargos.  

 

Seguramente, si me lo propusiera, podría escribir un libro de autoayuda. Es relativamente fácil. Pero aunque ese libro fuera exitoso yo no estaría siendo auténtico, en el sentido de que no me considero capaz de ayudar a nadie. Dicho así suena muy drástico: Quizás algún día pueda aconsejar o ayudar a mi sobrino, no lo sé. Hay que creer en la posibilidad de cambiar lo que nadie cree. Yo tampoco me considero un ejemplo, he logrado algunas cosas, pero no me erigen en una posición superior. Mi modestia hace que me boicotee más de una vez, alguien podrá decir que no me hago valer lo suficiente. O no soy consciente de todo lo que yo valgo. Para mí, es más importante hacerse respetar. Una cosa lleva a la otra. La sociedad es muy competitiva como para permitirse bajar la guardia, todo el mundo está preocupado en pensar cómo sobrevivir día a día. Siempre cultivé el perfil bajo y lo que menos me gusta es aparentar. Si hago bien mi trabajo, será el público quien lo reconozca y lo sepa apreciar. Nos estamos viendo pronto para desarrollar más en profundidad algunas de estas últimas ideas. Punto final.


4 de octubre de 2024

Octubre

 

Faltan dos meses para que termine el año. No podría afirmar si es mucho o poco. Es lo que hay, y cada uno avanza a su propio ritmo. Por eso, tenemos que ver cómo llegamos a esta instancia luego de un largo camino recorrido. Quizás haya cuentas pendientes, asuntos sin resolver. Pero es normal que nos encontremos con esa sensación, que puede ser real o no. Es posible que tengamos una percepción distorsionada y que sólo recuperemos la mirada precisa al cabo de un tiempo. Si los meses venideros serán provechosos, es una incógnita. Tengo la impresión de que sí, pese a que no está sustentada en nada empírico. Como cualquiera de ustedes, intento sobreponerme a las adversidades y seguir desandando el recorrido. No hay muchas alternativas. Arranqué el mes haciendo cobranzas, como es habitual, y ahora tengo que arreglármelas con el dinero disponible como le pasa a cualquiera. En septiembre logré llegar a fin de mes con algún remanente, y para mí fue una tranquilidad no tener que pedirle plata a nadie. Siempre he saldado mis deudas en tiempo y forma, pero no es una situación que me resulte grata. Es un compromiso que uno ha contraído y que al cual debe responder para mantener la confianza y no defraudar a nadie.


Estoy leyendo un poco más y cambiando los hábitos que se me han hecho una costumbre, porque uno repite esas acciones casi sin darse cuenta. Es una oportunidad para ajustar las clavijas y empezar a diagramar una nueva etapa, incierta sin duda, pero con mucho por delante. La verdad es que no me puedo quejar. Si yo no hice algo, no puedo esperar que las cosas vengan solas. Y esperar cansa, agota. Pasamos mucho tiempo en una actitud pasiva y nada sucederá si permanecemos así. Es muy poco probable que podamos vislumbrar un cambio de paradigmas. A veces es necesario asumir otra actitud que nos ponga en protagonistas de lo que nos toque vivir.


En términos de información fue una semana tranquila, sin mayores novedades. Como hay que buscar todos los días algo para publicar, de vez en cuando entro a los portales de la región para ver qué noticias pueden interesar a los lectores de Lobos. Por eso es importante ampliar la mirada y analizar los hechos desde una perspectiva distinta. En eso estamos, hacia esa dirección vamos. Vamos a tratar de transitar este último tramo de 2024 con otro enfoque. Como ustedes habrán notado, ya no dedico tanto espacio a hablar de la actualidad política, porque me aburre. Eso no quiere decir que no haya motivos para indignarse, sino que quizás sea oportuno hacer una pausa y dejar pasar unas semanas para disponerse a jugar con otras piezas en el tablero. No nos queda margen para medias tintas: La vida a menudo nos exige jugarnos a todo o nada. El año que viene tendremos que votar por la continuidad de este “no-modelo”, o algo que apunte a una recuperación real. Claro que no será de la noche a la mañana, pero al menos si cambia la composición del Congreso, es posible que los proyectos de la oposición puedan tratarse con una medición de fuerzas diferente. Una oposición razonable y constructiva, no salvaje. No podemos seguir tropezando a cada paso. Nos parece muy arriesgado, pero una vez que entramos a competir nos daremos cuenta de que estábamos mejor preparados de lo que pensábamos. Nos estamos viendo pronto. Punto final. 


29 de septiembre de 2024

Última nota del mes: Un período que se nos escapó como agua entre los dedos

 

Esta es la última nota del mes que escribo para el blog. Estaba pensando en todas las noticias que conocimos durante la semana pasada, y lo rápido que transcurrió todo. Mucha información que circula con excesiva rapidez. Para mañana tendré que buscar nuevo material, ya que no hubo demasiado por cubrir durante el finde. Sólo me esfuerzo ante aquello que sé que tendrá repercusión, no vale la pena un emprender un desgaste innecesario para algo que no recibirá mayor atención de parte de los lectores. Pero sea como fuere, cada nota la redacto con el mismo rigor periodístico, buscando siempre ser creativo, para aportar un enfoque diferente. Si todos publicáramos lo mismo, no tendría razón de ser leer una crónica en un medio que hacerlo en otro. Hay noticias que ameritan más desarrollo y profundidad que otras. No se le pueden pedir peras al olmo.

 

El año próximo tendremos elecciones de medio término, y buena parte de la cobertura estará relacionada con la política. Yo creo que habrá un voto castigo importante a nivel nacional, y si el Gobierno no es necio, tendrá que tomar nota de ese giro de 180 grados en la voluntad popular. Todavía es demasiado pronto como para pronosticarlo. Seguramente habrá un núcleo duro que volverá a votar al oficialismo, más por espanto que por convicción. Sienten terror ante el posible regreso de lo que se denomina populismo, y como un acto reflejo, votarán al primer monigote que se ponga en la vereda de enfrente.

 

Mientras tanto, y cambiando de tema, estoy reanudando la escritura de cuentos para mi próximo libro, que aún no tiene fecha de publicación. Tampoco sé cuándo sucederá, porque este año no habrá novedades. Decidí postergarlo porque la crisis que estamos atravesando no ayuda a que la gente desembolse su dinero para comprar un libro. Además, yo debo hacer una inversión para solventar los costos de impresión y demás gastos que demanda una editorial, y si en algún momento lo hago es porque sé que esos ejemplares serán vendibles. No voy a publicar sólo para satisfacer mi vanidad, sino que me interesa que el libro se lea. Ya tomé nota de aquello que debo corregir en cuanto a la difusión, porque cuando tuve la presentación de mi primer ejemplar, en 2022, hubo gente que no estuvo porque no me percaté de enviar invitaciones personalizadas como debería haber hecho. Pero esto es como las fiestas navideñas: No hay que pensar en los que no están, sino en aquellos que sí hicieron acto de presencia porque quisieron compartir ese momento con vos. De manera que yo continuaré dándole forma a los textos que ya escribí, hasta que sean lo más “redondos” posibles, sumado ello a que agregaré uno o dos relatos nuevos. Y cuando todo esté listo, pediré presupuestos para publicar. Si se me hace muy costoso, tendré que descartarlo, pero en tal caso buscaré que esos textos salgan publicados en alguna revista. Mi intención es mejorar la calidad literaria respecto de mi primer libro, y lograr un resultado superador en todo sentido.

Así que, en resumidas cuentas, los meses subsiguientes traerán consigo muchas horas frente al teclado, tanto para reforzar el contenido de mi portal como para ir puliendo los manuscritos que escribí hasta ahora. Con hacer tu trabajo lo mejor posible ya es motivo para quedarse tranquilo, sabiendo que diste todo de vos mismo para que el resultado final sea una crónica que merezca ser leída. Estoy conforme con lo que logré hasta ahora, pero todavía me falta para llegar adonde pretendo. Tengo que aprovechar esta etapa para patear el tablero y consolidarme en otra posición que me sea más provechosa. Reitero que no escribiré para satisfacer mi ego, y en lo que respecta a la literatura, sólo voy a dar el paso de publicar si considero que están dadas las condiciones para poder vender. Acá no se trata de imprimir libros porque sí, si no hay un público que los vaya a comprar. Y hoy por hoy, viendo la situación que estamos viviendo, hay otras prioridades antes que gastar 15.000 pesos o más para llevarse un libro a su casa. Ojalá que el escenario cambie y que la industria cultural pueda recuperarse en todo sentido. Nos estamos viendo pronto. Punto final.  

 


Un lunes agitado

  Lunes en la ciudad. La semana arrancó complicada. Buena parte de la mañana se me fue en hacer varios trámites que eran impostergables. Ent...