26 de noviembre de 2012

La casita de mis viejos

Me mudé a la casa donde actualmente vivo el 10 de enero de 2004. A decir verdad, no recuerdo demasiado lo que ocurrió aquel día, tan sólo tengo presente la fecha. Mi anterior domicilio era más alejado del Centro, en inmediaciones del Parque Municipal, y fue mi hogar y el de mi familia durante casi toda mi vida.

Siempre que uno se tiene que mudar y empieza a ordenar todo en cajas, descubre objetos que creía perdidos, otros tantos inútiles, y por lo general opta por deshacerse de muchos de ellos. El traslado de los muebles es todo un tema, sobre todo si son pesados y tienen cajones. Con el fletero hicimos varios viajes desde la casa vieja a la nueva morada, en una camioneta que se caía a pedazos, para poder completar la mudanza. Como todo en la vida, uno se va acostumbrando a un lugar diferente. Al principio, cuesta ubicarse en tiempo y espacio: el baño no está en el mismo sitio, hay pasillos que en la otra casa no había, escaleras que parecen maravillosas pero que transcurridos los años uno se cansa de subir y bajar infinitas veces. Mi casa es mucho más confortable que la anterior, pero uno no deja de extrañar los momentos que vivió en cada habitación, el color de las paredes y el lugar donde estaban colgados los cuadros, los árboles frondosos, el patio amplio y el galpón de las herramientas. Pienso que mudarse implica, de algún modo, envejecer, no es un sentido negativo sino como parte de esa línea de tiempo, por momentos caótica y veloz,  que es nuestra existencia y que (si tenemos suerte) nos conduce a una mejor condición de vida, si tomamos como un indicador esencial de ello una nueva vivienda que seguramente tiene comodidades que no tenía la anterior. Punto final.

22 de noviembre de 2012

Un día sin televisión

Ayer estuve todo el día sin TV porque me olvidé de hacer la recarga de Direct TV y debo admitir que extrañé la televisión. He despotricado demasiado contra ella, y en rigor de verdad siempre veo los mismos cuatro o cinco canales. Pero la cuestión era otra: estaba almorzando o cenando con mi familia, y el televisor ya estaba casi incorporado a la mesa. Ver la pantalla negra del aparato apagado y tener que consolarme con una radio a pilas no resultaba muy satisfactorio. Descubrí que más que estar viendo TV, necesito algo que esté haciendo ruido mientras estoy comiendo, ver imágenes, boludear con el control remoto como ocurre en la mayoría de los hogares. La música la reservo para la noche, cuando estoy en la cama y quiero olvidarme de todo. Pero a la hora en que todos nos reunimos para comer o para lo que fuere, queremos ver noticias, series, algún partido de fútbol (como el amistoso Argentina-Brasil), y creo que en esencia la función de la tele pasa por ahí. La TV no fue concebida para educar, como creen algunos pedagogos que son fundamentalistas del Canal Encuentro. ¡Cuánta ingenuidad! La televisión persigue otros fines, mayormente comerciales, y es como una caja de Pandora en la que se puede encontrar de todo. Desde las peores miserias y bajezas hasta las películas más aclamadas en la historia del cine. Eso es todo por hoy, simplemente quería contar, a modo de anécdota, cómo me sentí en un día sin televisión.

18 de noviembre de 2012

Domingo de noviembre

Tenía ganas de escribir algo para despuntar el vicio, aunque sin nada premeditado, simplemente por el placer de estar en contacto. A veces pienso cómo sería mi vida en otra ciudad, en otro entorno, y creo que con el tiempo voy a experimentar esa sensación. Lobos cansa un poco, es siempre lo mismo, las mismas caras, la rutina, y seguramente todo lo que acabo de mencionar se sentirá aún más cuando comience el verano y a las tres de la tarde las calles estén completamente desiertas, con mucha gente yéndose de vacaciones a la Costa a pesar de que durante todo el año lloran miseria, como suele suceder. 

Se va terminando este 2012... un año que estuvo lejos de ser el mejor pero que tuvo una impronta de nuevos proyectos, de búsqueda... como todos saben, ya no son un pibe y el paso de los años inevitablemente hace que determinadas cosas te cuesten más, o que tengas esas mañas que antes uno creía que eran propias de los viejos. Hay días en que me veo, físicamente, mejor que otros, en los cinco o diez minutos que estoy en el baño lavándome las manos y me miro al espejo. La vida en sí misma es un viaje y nunca sabemos qué nos irá a deparar el destino. Yo creo que las cosas pasan por algo, pero también creo en el azar. Qué contradicción. ¿Difícil de entender, verdad? Es que a veces nos ocurren hechos imposibles de explicar, y ojo que no hablo de nada "paranormal". Me refiero a situaciones cotidianas que nos sorprenden y nos hacen reflexionar acerca de que esta sociedad no evoluciona. Todos viven pendientes del celular, de Twitter, de Facebook, de la boludez, de lo efímero. No digo que yo no lo haga, pero trato de trazarme un límite. Por ejemplo, si quiero entrar a las redes a subir una foto o lo que sea, busco hacerlo desde la notebook y no desde el celular. El resultado es el mismo, pero hay una diferencia en el hábito que vos estás ejerciendo, porque decidiste usar otro dispositivo. ¿Cuándo aprenderán varias personas a hacerse cargo de sus vidas antes de malgastar el tiempo en criticar a quienes sí hacen algo? 

Otra pregunta retórica, digamos: ¿Qué sucederá en la Argentina si quienes nos gobiernan son unos inescrupulosos y cínicos que desconocen la realidad? Hay gente que vive en countries o en barrios privados y que nunca vio a un pobre, excepto por televisión. Están inmersos en una "burbuja", tienen sus propios colegios, clínicas, canchas de tenis, golf, y todo lo que uno pueda imaginarse. La pobreza y la marginalidad nos están llevando a una generación que tendrá una concepción muy diferente del mundo respecto de la que tuvimos nosotros. En fin, me puse a divagar y creo que me fui de tema, pero tengan presente que la paciencia de los sectores más vulnerables y desprotegidos tiene un límite. El pueblo no se deja dominar por fabuladores o déspotas. Ojalá alguien entienda el mensaje. Punto final.

13 de noviembre de 2012

Qué pasó después del 8-N?

Como todos saben, había una gran expectativa en la sociedad respecto de lo que podía suceder el 8 N. En rigor de verdad, más que pensar en la protesta, se especulaba en la reacción del Gobierno. Y, para decepción de los millones de personas de fueron con sus cacerolas a cuestas, desde el oficialismo se optó por descalificar, por agredir, por no reconocer los errores que propiciaron que esa marea humana se volcara a las calles de todo el país. La indiferencia irrita aún más, porque demuestra que no se tomó nota de los reclamos de la gente, que por otra parte tampoco son nuevos ni desconocidos para el propio Gobierno.

 Cada vez cuesta más conversar con una persona abiertamente kirchnerista, porque se cree un soldado en defensa del modelo, cuando en realidad no es más que un fundamentalista que no puede entender que el otro piense distinto. El remanido argumento del triunfo de Cristina por el 54 % está comenzando a desmoronarse, porque no le sirve ya para sostener las demandas de los argentinos, que son "aquí y ahora", no hace un año atrás cuando ganó las elecciones. Como dijo Bartolomé Mitre, "la victoria no da derechos". Yo le agregaría que, por el contrario, genera al ganador más obligaciones, redoblar el compromiso, y darnos cuenta de que el tan famoso "odio" es de ambas partes. Argentina fue uno de los primeros países de América Latina en contar con un nicho social denominado "clase media", que se va diluyendo cada vez más. Ahora sólo quedan los pobres y los que tienen mucha guita. Los demás luchan por no perder lo poco o mucho que supieron conseguir. Punto final (y abrupto) para este post.

8 de noviembre de 2012

A horas del 8-N

Dicen que la convocatoria al cacerolazo del 8-N no fue espontánea. Es rigurosamente cierto, de hecho está demostrado que determinados partidos de la oposición arengaron a sus seguidores a participar de la protesta. Ahora bien, ¿Acaso eso importa o le resta legitimidad al reclamo? Cada uno es libre de decidir si concurrir a la Plaza o no, nadie lo va a apuntar con una pistola para que vaya por más opositor que sea. Creo que la sociedad está hastiada de un Gobierno autoritario, que ha conseguido progresos o conquistas sociales (no lo niego) pero que muestra un nivel de corrupción alarmante. Basta con observar cómo se ha incrementado el patrimonio de los funcionarios desde que asumieron y cómo tratan de ocultar sus bienes con sociedades anónimas o testaferros. 

No sé si el Gobierno buscó deliberadamente fomentar la división entre los argentinos, pero sin lugar a dudas es un hecho. Por ejemplo, que un indigente vea a una persona de clase media es su enemigo, cuando es el propio Estado quien no lo asiste como merece, y no le otorga dignidad. Además, ya ha transcurrido bastante tiempo desde que Marx y Engels postularon la lucha de clases en el Manifiesto Comunista. ¡Y este Gobierno ni siquiera lo es! Una vez, conversando con un amigo, no le gustó que le dijera que estaba en contra de Fúbol para Todos. No es que me moleste la televisación de los partidos en sí. La realidad es que la ANSES dilapida recursos en programas como Fútbol para Todos y después dice que no tiene plata para pagarle el 82 % móvil a los jubilados. Atacan al socialismo santafesino por las sospechas de coimas de su jefe policial y éste apenas se encuentra procesado, ya recuperó su libertad y aún nadie presentó pruebas contundentes que lo incriminen. 

Eso sí, hay algo en lo que todos se parecen: Cuando aparece una denuncia casi irrefutable sobre corrupción, ablan de "campaña sucia". 

Pero volviendo al 8-N, siempre va a haber infiltrados o gente que tienda a desvirtuar el reclamo, como sucede con toda manifestación masiva. Yo quiero que la Presidenta termine su mandato, como corresponde, por eso me molesta no me considero un destituyente. Si a otros les cabe el sayo, que se lo pongan, no es mi caso. Es momento de medir las palabras y de pensar un poco antes de decir las cosas. Punto final. 

4 de noviembre de 2012

Escuchando a Michael Jackson

Todavía no empezó el verano, pero la empresa EDEN ya estrenó la "temporada de cortes de luz". En efecto, hoy domingo durante buena parte de la tarde la ciudad estuvo sin suministro. En muchos hogares se está evaluando la posibilidad de comprar un grupo electrógeno, dado que como todos recordarán, el verano pasado fue terrible y nada hace pensar que la situación vaya a mejorar. 

Además, pónganse a pensar en esto: encima de que el domingo es un día bucólico y perezoso, que muchas personas detestan, nos quitan toda alternativa de distensión: TV, radio, DVD, computadora, Internet. Justamente hoy me propuse continuar viendo la segunda parte de "El Padrino", y llegué hasta 1 hora 40 minutos de película antes de que se cortara todo. Me va a costar terminar de verla, porque es una película que dura más de tres horas, pero con algunas pausas lo voy a lograr. Sé que vale la pena hacerlo, al menos por lo que pude ver hasta ahora. 

Me compré la edición 25º aniversario del disco "Bad", de Michael Jackson (1987). El set contiene el disco original tal como fue lanzado al mercado hace un cuarto de siglo, más otro CD con demos y rarezas. En algunos aspectos, me parece que "Bad" supera al tan aclamado "Thriller" (1982), y marca una etapa de consolidación del reinado de Jackson como ícono pop de los '80. Se especula con que Michael dejó mucho material inédito en el estudio de grabación y como suele suceder en estos casos, todo ello será usufructuado por sus herederos. Punto final para el post de hoy!

Disco recomendado del día: 

Michael Jackson, "Bad 25" (2 CD, 2012, Sony Music)


A la vuelta de la esquina

  Mitad de semana en la ciudad. No sé qué les pasará a ustedes, pero yo ya no me preocupo tanto como antes respecto a situaciones que aparen...