24 de junio de 2025

Domesticando al tigre

 

Comienzo del invierno. Ya tuvimos entre nosotros al día más corto del año, y se siente el frío polar. Es momento para plantearse objetivos: Hace tiempo que vengo intentando un cambio en el plano personal, y espero conseguirlo porque voy encaminado en esa dirección. Me dan pocas ganas de salir, pero siempre es mejor salir a caminar la calle antes que estar al pedo encerrado en casa. Ayer tuvimos una jornada destemplada, con mucho viento, y para hoy nos espera un día en el cual persistirán las condiciones climáticas adversas. La verdad es que nadie sabe qué es lo que va a pasar, o en el caso de tener una mínima certeza, resulta un poco temerario mencionarla. Es una situación que nos tomó de sorpresa, aunque la llegada del invierno no debería sorprender a nadie.

 

Pasan los días y ya estamos cerca de finalizar junio, un mes que se caracterizó por un agravamiento de la crisis económica, bolsillos flacos, y un saldo poco alentador para la billetera. Todo me hace pensar que el resto del año seguirá así, al menos hasta que entremos de lleno en la campaña electoral y eso haga que comiencen a jugar otras variables, con posibles definiciones importantes a nivel de los salarios. El Gobierno dice que no hay de qué preocuparse, que la inflación está bajando, pero no dicen que el consumo doméstico cae en picada. “No hay plata”, nos dijeron una vez, y aquella vieja sentencia se repite hoy como un hecho irrefutable. No tiene sentido profundizar en los motivos, porque el común denominador es el brutal ajuste a la clase media que hizo que comenzara a perder posiciones y a fluctuar cerca de la línea de la pobreza. Milei hace y deshace sin escrúpulos, incluso cuando no es el centro de la atención mediática como sí lo es CFK, o la guerra en Medio Oriente. Esa ocasional ausencia de protagonismo les viene de maravillas a los libertarios, que ejecutan sin piedad el plan motosierra.

 

Entonces, en un contexto desafiante y mientras el espejo de la realidad sigue jugando a la trampa, nos vamos enfermando. De malas noticias. De ver por televisión siempre la misma bosta. Del Mundial de Clubes, que ya cansa por sus partidos aburridos e infinitos. De la falta de consideración hacia los jubilados y las infancias, que son los sectores más vulnerables. Esta crueldad surge como un emblema de la hipocresía, de un discurso enfervorizado que busca engendrar nuevos enemigos. Un artificio imposible que se reinventa todos los días con nuevos y viejos actores que se reciclan y pelean en las grandes ligas. Así es difícil pensar en mejorar algo a nivel personal. Se hace cuesta arriba imaginar un escenario diferente que traiga un poco de alivio ante tanta opresión. No podemos planificar ni proyectar nada, ya que lo cotidiano parece estar atado con alambre. No hay forma de obtener una solución que traiga alivio o previsibilidad. Pero a no bajar los brazos: Siempre hay razones para ser optimista, para ver el medio vaso lleno y no el medio vacío. A la mirada positiva, la escucha atenta, hay que ejercitarlas. Nadie puede asumir una actitud que tienda al cambio si permanece inmóvil en el mismo lugar. A veces sabemos hacia dónde queremos ir, pero no conocemos el camino más apropiado. Es más común de lo que parece. Tenemos aspiraciones de darle volumen a nuestra calidad de vida, pero se nos escapan las oportunidades, o las dejamos pasar inexplicablemente. Yo no creo que haya una sola oportunidad en la vida, pero sea como fuere, hay que aprovecharlas. De lo contrario ya entrás a la cancha con pocas expectativas, porque estás jugando para perder. Te sentís derrotado antes de que te conviertan los goles, y puede ser muy frustrante. La metáfora futbolística es útil para el tema que nos convoca, porque cada día debés salir a competir para dejarlo todo en la cancha. Si vas a participar sólo por mero compromiso, la cobardía y la mirada estrecha te van a jugar en contra. Llega un momento en la cual ya no queremos seguir perdiendo el tiempo. Comprendemos que no nos quedan muchas fichas disponibles para apostar y, por lo tanto, debemos elegirlas con cuidado y a conciencia. Esas instancias nos enseñan a no dilapidar recursos, ni derrochar entusiasmo en lo que no suma. Aquello que no sirve siempre estará ahí como una limitación latente, el tema es cómo manejás las emociones, cómo domesticás al tigre, cómo alimentás la ansiedad por triunfar.


Siempre luché por darle vida a mis sueños, a mis aspiraciones. A veces con mayor convicción que otras, pero he tenido en claro que hay que tener un Norte, un motor que nos impulse a seguir peleándola día a día. Con la edad que tengo, muchos pensarán que ya está todo dicho, que no hay mucho más por hacer. Pero se equivocan. Y si yo mismo soy un factor limitante, habrá que cambiar de estrategia para que podamos continuar creyendo en algo que nos sostenga. La vida no es un camino lineal que tiene un principio y un final. En el medio pasan muchas cosas, momentos duros e ingratos, como así también otros de increíble felicidad. Pese al tiempo transcurrido, yo tengo la motivación intacta de creer que todo es posible. Ojalá todos podamos salir de la abulia e iniciar un camino que nos acerque a la prosperidad como meta para el futuro. Nos estamos viendo pronto. Punto final.

18 de junio de 2025

El desafío de seguir escribiendo la historia

 

Mitad de semana en la ciudad. Hoy me siento tranquilo, dispuesto a afrontar lo que venga. Pude dormir bien luego de varios días sin conciliar el sueño. Dejamos atrás una semana intensa, con muchas notas por cubrir, y siempre digo que es mejor que sea así antes que estar ocioso sin saber qué hacer. Se me dieron de baja algunas publicidades este mes, así que no quedará otra alternativa que conseguir nuevos auspiciantes dentro de lo posible. Hasta que eso suceda, deberé manejarme con un presupuesto acotado. No se puede derrochar dinero en boludeces, no están dadas las condiciones para algo semejante. Yo gasto en la medida de mis posibilidades, como hace la mayoría, ya que de lo contrario me endeudaría y no podría llegar a fin de mes.


No voy a pronunciarme sobre la condena a CFK porque la noticia ya salió en todos lados y cada uno tendrá su opinión formada. En ese contexto, lo que yo pueda decir carece de importancia. Sólo diré que es un fallo de la Corte Suprema y que, en consecuencia, ya se agotaron todas las instancias para apelar. Es más, quizás al oficialismo le hubiera convenido que ella fuese candidata para derrotarla en las urnas, algo que no es tan descabellado de pensar. La Libertad Avanza es la fuerza política del momento, que ya derrotó al PRO y asoma en el escenario como el gran emblema de la centroderecha. Podrá haber infinitas especulaciones, pero hoy LLA está en condiciones de ganarle a cualquier partido, al menos en la provincia de Buenos Aires. Por supuesto que sigue habiendo un sector de la población que votará por el peronismo, pero su gravitación en la intención del electorado no está del todo clara. Con la virtual desaparición del PRO, uno puede conjeturar que la puja se dirimirá entre libertarios y peronistas, que proponen modelos antagónicos. Por eso Santoro salió segundo en las elecciones legislativas de CABA.


Se viene registrando, en los distintos comicios, un nivel de ausentismo notable a la hora de votar. Aquella aura épica de la democracia que enarboló Alfonsín hoy no es más que un espejismo. Hay gente que prefiere pagar una multa irrisoria antes que concurrir a las urnas. Yo siempre he ido a votar, nunca lo tomé como una carga o una molestia, pese a que muchas veces los principales candidatos no eran de mi agrado. He optado por elegir a quien yo consideraba el mal menor, el menos reaccionario, aunque no siempre acerté con mi diagnóstico. Todos sabemos que una cosa es lo que dicen estando en campaña, y otra lo que hacen cuando son electos. Se vuelve difícil acertar por el candidato más potable.


Hay cuestiones que polarizan a la opinión pública, y a esta altura de mi vida a mí no me interesa polemizar ni meterme en camisa de once varas, como decían nuestros abuelos. La suerte judicial de Cristina no me interesa, no soy militante y la verdad es que yo no me movilizaría por una causa de esa naturaleza. Existen otros temas que ameritarían una protesta, como el bajo nivel educativo puesto en evidencia en las pruebas Aprender, y sin embargo a nadie parece importarle. Por eso no espero nada de nadie, me hago cargo de mis actos, en principio porque me parece que no corresponde delegar esa responsabilidad de la propia vida en un tercero. Además, tampoco sería bueno dejar que pongan límites absurdos al accionar de cada uno. Quienes crecimos en democracia ya tenemos naturalizado el pleno ejercicio de las libertades constitucionales, y a partir de 1983 en la Argentina se dio una vuelta de página histórica para ponerle fin a los golpes militares que eran moneda corriente en el pasado. Todo lo que podemos hacer es seguirla peleando, continuar trabajando día a día para construir una sociedad más igualitaria, algo que en Lobos no abunda. Acá ya es vox populi que hay gente en situación de calle, con mínimos recursos, muchos de ellos que venden medias o turrones en la vía pública, y eso es algo que antes no se veía en un pueblo, por lo cual constituye un fenómeno nuevo. Quedaron excluidos del sistema, porque yo no creo que nadie acepte voluntariamente vivir de una forma tan precaria por su propia decisión. Antes de juzgar a alguien, habría que pensar mejor qué es lo que nos está indicando este fenómeno social. Como dije antes, Lobos no está ajeno a la crisis. Lo más llamativo es que nos hicieron creer que la baja inflación era la panacea, y hoy estamos viendo que los sueldos promedio no alcanzan para satisfacer la canasta básica. Pero el cambio es inevitable y no se puede detener. Puede que nosotros no lleguemos a verlo, pero las nuevas generaciones sí. 


En resumen, llevará tiempo formar a una nueva generación de dirigentes, pero no cabe duda de que serán ellos quienes asuman el protagonismo de la toma de decisiones. Todo está por verse. Sin embargo, en el mientras tanto, hay que seguir escribiendo la historia. Nos estamos viendo pronto. Punto final.  

11 de junio de 2025

Cumpleaños y balance de lo conseguido

 

Ayer fue mi cumpleaños. No sé por qué escribo algo ahora, pero tiene que ver con mi costumbre de relatar los hechos que me movilizan. Todo lo que puedo decir es que me siento feliz de haber llegado a la edad que tengo, algo que nunca pensé que se iba a poder dar, porque siempre imaginé que no alcanzaría a disfrutar de la adultez en su plenitud. Cumplí 46, y una de mis metas para esta nueva etapa es no quejarme tanto cuando las cosas no se dan, no ser tan demandante con los demás, aprender a valorar lo que he conseguido, darle un nuevo impulso a las cosas.


Este año estoy escribiendo menos en el blog, no sé bien a qué atribuirlo, lo que puedo decir es que nunca dejé de lado mi vocación por analizar la realidad e irla pasando por un tamiz para que resulte más clara. Lo importante es poder tener en cuenta que no somos los únicos responsables de lo que nos pasa. Hay un sinfín de factores externos que influyen y que ni siquiera atinamos a comprender. No sabemos bien las causas que determinan nuestro destino, solo sabemos que las cosas suceden por algo, y que no podemos ejercer una influencia sobre nuestro entorno para torcer ese destino. Es muy difícil determinar qué hechos son los que tienen gravitación en nuestra vida, ya que no podemos arribar a una conclusión clara respecto de las posibles consecuencias. Y eso es importante: Hacerse cargo de las consecuencias de nuestras decisiones. Yo nunca le he esquivado al bulto, siempre que me tocó asumir una responsabilidad lo he hecho plenamente, no me parecía correcto delegar en otros lo que me correspondía a mí. Pienso que hacerlo de otro modo sería una forma poco sutil de sacarse el lazo de encima, y eso nunca trae consigo buenos resultados. Yo he pasado por situaciones difíciles, y sin embargo a esta altura de mi vida no espero el acompañamiento ni la solidaridad de nadie, ha sido lo que me tocó en suerte.

 

Para mí es gratificante saber que hay gente que me quiere y me aprecia a pesar de que no me considero un ejemplo de nada, soy uno más en el rebaño que trata de mejorar en todo lo que le sea posible. Cada vez que había que defender una causa que consideraba justa, lo he hecho con convicción, aun cuando ese pronunciamiento fuera a contramano de la opinión mayoritaria. El desafío que yo me planteo a partir de hoy es poder lograr una nueva versión de mi persona, trabajar en todo lo que me sea posible, continuar dejándolo todo por progresar en esta profesión. El Día del Periodista recibí muchos saludos y mensajes que me hicieron pensar que algo de lo que he transitado por más de dos décadas ha dejado una modesta huella en la vida pueblerina. Ojalá pueda seguir adelante en este camino, ojalá Dios me conceda las fuerzas necesarias para dar pelea en situaciones difíciles, porque es un proceso que no se construye de un día para otro: Lleva tiempo, maduración, compromiso.

 

A lo largo de los años he procurado mostrarme como soy, nunca me interesó asumir una imagen distinta a la real. La gente necesita de un periodismo comprometido, al servicio de la comunidad, que responda a las necesidades de la población, que sea esclarecedor en la polémica, que incomode y que no sea funcional al poder político de turno. Hacer periodismo en un pueblo chico no es fácil, pero se puede ser crítico en el disenso, marcando la cancha sin pretender arrogarse un protagonismo que no nos corresponde. Cada nuevo ciclo, cada año que transcurre, nos presenta nuevos desafíos. Este año es muy particular porque me he propuesto avanzar en una dirección distinta. Consolidar lo que se ha logrado y empezar a apostar por la vida que cada uno cree merecer. Todos tenemos aspiraciones, por pequeñas o ambiciosas que sean. Por otra parte, todos podemos asumir el compromiso de ser mejores personas, y para ello es necesario involucrarse en la vida de la comunidad, no permanecer indiferentes a lo que pasa a nuestro alrededor. He pensado mucho sobre eso durante este mes, sobre todo hace unos días con motivo del Día del Periodista. 


Yo elegí esta profesión sabiendo de antemano que no me daría un gran volumen de dinero, que tendría que trabajar caminando la calle todos los días, que la fortuna no estaría siempre de mi lado. He tenido que tomar decisiones ingratas pero necesarias, enseguida comprendí que mi vida no sería un oasis de bienestar y satisfacción. Abundan los desencuentros, los momentos difíciles, los problemas. Pero creo que eso es lo que nos hace valorar los buenos tiempos y darle sentido a lo que nos toca afrontar. Yo aprendí a no dejarme llevar por el desánimo, porque todavía tengo razones para seguirla peleando. Lo que me da energía es pensar que puedo darle otra vuelta de tuerca a lo que me toque vivir, sabiendo que que es un proceso único para cada persona. Tengo la confianza de que lo que está por venir será promisorio, porque yo me lo he propuesto de esa manera. Sólo resta mantener intacto el deseo de superación y esperar a que lo demás vaya decantando solo. Nos estamos viendo pronto. Punto final.

Crónica del día después

  Dejamos atrás las elecciones e iniciamos una nueva etapa. Un período en el cual regresamos a la normalidad pueblerina, sin muchas estriden...