Esta es la última nota que escribiré durante lo que resta de 2024, así que no abusaré de vuestra paciencia en la lectura.
Como mencionaba
en la nota anterior, pienso que el hecho de mirar en retrospectiva nos ayuda a
dimensionar que tan fructífero o no ha sido este período. ¿Qué vemos a nuestro
alrededor? Bolsillos flacos. Falta de esperanza. Naturalización de la pobreza.
Esas son las tres claves que (desde lo socioeconómico) yo creo advertir. Pero
eso no quiere decir que haya que bajar los brazos. Además, cada uno hará la
lectura que desee desde el plano personal, que en algunos casos superará con
creces esas carencias. Los puntos flojos que atraviesan todo 2024 –en mi
opinión- están relacionados con el cambio de gobierno y con todo lo que ello
trajo aparejado. Por eso, vale reiterar: Si te recibiste de una carrera, si
nació tu hijo, si pudiste construir tu casa, si formaste una pareja, todas esas
variables hacen que la balanza se compense bastante.
Creo que un
factor importante está dado en no dejarse llevar por la ansiedad o por
pensamientos que nos conducen a actuar de forma equivocada. Es necesario
anticiparse a eso porque con los hechos consumados, se hace cuesta arriba
enmendar un error. Sobre todo si hemos ofendido a alguien o si lanzamos
acusaciones sin fundamento. Bueno, en realidad todos deberíamos pensar antes de
actuar, pero en determinados casos la vida nos exige tomar decisiones rápidas,
por lo tanto no hay margen para evaluar y poner en la balanza los pro y los
contra.
Hoy más que
nunca, hay que esforzarse más, en todo sentido, para llegar a alcanzar lo que
anhelamos. Y lo más complejo de todo es salir de la comodidad, de la zona de
confort. Hay que aprender, además, a reprimir impulsos que tenemos incorporados
aunque sabemos que pueden traernos problemas. Al impulso hay que domesticarlo
como si fuera una mascota, para no vernos superados por él. El tema de las
emociones siempre es difícil, y yo diría que al momento de actuar, debemos
hacer el intento de equilibrar lo racional con lo emocional. Por supuesto que
si hablamos de sentimientos su composición es puramente emocional, pero aun así
podemos evitar llevarlo al nivel de una bronca que desemboque en la agresión
física o verbal.
Lo que pasa, por
otra parte, es que no logramos percibir quiénes nos rodean, quiénes conforman
nuestro entorno, el “elenco estable”. Los amigos del campeón abundan, pero
cuando las papas queman, nos damos cuenta realmente dónde estamos parados y
quiénes son los que permanecieron fieles a nuestro lado a pesar de la
adversidad. Esto ocurre, por lo general, con personas de mucho dinero o que son
influyentes, pero puede darse en cualquier caso. Si vos estás a mi lado para
que te cebe mates y te haga pasar el rato conversando de boludeces, no creo que
pueda contar contigo cuando haya mar de fondo y el escenario se complique.
En cuanto a las
expectativas, es lógico que siempre aspiremos a más, y tenemos el deseo de que
el año próximo sea mejor. Y cuando digo "mejor", lo hago sin tener en
cuenta los avatares que nos puedan deparar aquellas decisiones que tomen
quienes nos gobiernan
Seguramente me han quedado muchas cosas sin
hacer, pero prefiero concentrarme en aquello que sí pude lograr. Estar al
frente de un diario digital, grabar semanalmente un programa de TV, realizar
las cobranzas mensuales a los auspiciantes, cubrir a full el acontecer de la
vida pueblerina, realizar entrevistas a artistas y personalidades de la ciudad,
todo eso, que tal vez suene tan sencillo, lo pude hacer. Trabajé un poco menos
que en 2023, y eso tiene su razón de ser, ya que hace un año estábamos en el
fragor de la campaña electoral. No está mal recapitular, pero siempre haciendo
foco de la manera adecuada. Porque nuestra vida no es un "anuario",
es mucho más que eso. Tampoco es útil arrepentirnos por lo que no pudimos
hacer. La vida siempre te da revancha, es un aprendizaje permanente, por lo
tanto, aquello que no te salió como pretendías o que hiciste mal sólo sirve
para tratar de no tropezar dos veces con la misma piedra, digamos.
¿Quieren que les
diga la verdad? Puede que esté contradiciéndome con lo que expresé antes, pero llega
un punto en que preferís no tener ninguna expectativa, te da igual lo que esté por venir. Recuerden que hace 4 años lo pasamos bastante mal en el pico de la pandemia (algo
de lo que pocos suelen hablar hoy) y podemos considerarnos sobrevivientes. Lo
único que deseo es que sea un año mejor. Y si no se da,
habrá que hacerle frente con lo que esté a nuestro alcance, y con la "ventaja"
de saber que muchas cosas que anteriormente nos tomaron por sorpresa, hoy ya
tenemos una mínima idea de cómo son o serán. Tendremos que encontrarle la
vuelta, del mismo modo que lo hicimos con tantos otros imponderables.
No esperar nada de
nadie, ni siquiera de los más incondicionales, da resultado, porque te quita la
presión de trazarte objetivos o proyectos de dudosa concreción. Esto no
significa "hacer la plancha" y esperar que las cosas ocurran como por
arte de magia. No, hay que laburar y redoblar los esfuerzos, pero solamente en
aquello que depende de vos. El resto, ni vos ni las demás personas lo podrán
manejar. Por eso, no me propongo metas como dejar de fumar el año que viene, ganar
más guita, o hacer tal o cual cosa. Lo intentaré, y si fracaso en el cometido,
habrá que volver a intentarlo. Si vos te planteás: "A partir del 1° de
enero dejo de hacer esto o lo otro", puede funcionar, pero no lo
recomiendo. Gracias por haber destinado su tiempo a leer estas breves líneas, y
nos estaremos viendo en 2025. Punto final.
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