8 de diciembre de 2024

Flojo

 

Este año estuvo flojo. Y debo decir que yo también estuve “flojo”, en muchos aspectos. Desde junio hasta hace unos días atravesé por un bajón anímico que me fue limitando inconscientemente, y no sé bien los motivos. Si los supiera, podría haberlo resuelto antes. Nunca descuidé mi trabajo, eso sí: Aunque no tuviera ganas de concurrir a determinado lugar, me obligaba a ir, porque si me quedaba en mi casa mirando el techo nadie me iba a dar ni un centavo. Hoy puedo afirmar que salí adelante con la ayuda de mi familia, de mis amigos, y de mis profesionales. No me avergüenza en absoluto admitirlo, muy por el contrario. Creo que tendríamos que ser una sociedad más empática y con menos tabúes. 


En el lapso de estos 6 meses hubo rachas positivas que me permitieron una mayor actividad, pero no las podía sostener. Es difícil de explicar. No tuve que lamentar ninguna pérdida, mi salud física es normal, y nunca me faltó lo esencial para vivir. Pero de buenas a primeras me fueron cayendo todas las fichas juntas y se me hizo complicado lidiar con eso. Más que defraudar a alguien, yo mismo me iba defraudando, bajándome el precio involuntariamente, creyendo que ya no podría rendir al mismo nivel que lo hacía antes. Por ejemplo: Aunque parezca una tontería, el mes pasado escribí muy poco para este blog, ya que no tenía nada interesante o novedoso para decir. Por otra parte, estoy reforzando y puliendo los manuscritos para el próximo libro que no tengo la menor idea de cuándo se publicará. Sería un exceso de optimismo fijarme plazos para emprender un proyecto semejante. Yo escribo, guardo todo, y después voy seleccionando aquello que creo que está mejor logrado.

 

Al igual que muchos de los ocasionales lectores, la falta de dinero me impactó de lleno, y fue así como tuve que acostumbrarme a recortar determinados gastos superfluos, pero que me daban placer. No siento nostalgia hacia nada ni nadie, excepto cuando veo algunas fotos viejas y compruebo que yo también estoy viejo. Otra cosa que comprendí es que, por mucho que los demás quisieran ayudarme, quizás no sabían cómo. La escucha es importante en esos casos. Hay personas valiosas en mi vida que soportaron estoicamente mis raptos de negatividad, mi tendencia a ver todo como si hubiera caído una bomba nuclear. Aprendí bastante de todo este proceso que fue doloroso y desagradable. Por eso, ya no quiero perder más el tiempo. O en el mejor de los casos, quiero perder mi tiempo en lo que yo tenga ganas, aunque carezca de valor para terceros.

 

Si ustedes ven mis posteos de hace cuatro o cinco años, encontrarán muchos que hablan de discos, libros, películas, y todo eso. Y no es que “todo eso” haya dejado de interesarme, sino que ya no me imagino escribiendo sobre algo que vi o que escuché. Al menos por ahora es así, tal vez vuelva a las fuentes, no estaría mal tampoco. Este año, si puedo citar algo destacable, diría que leí mucho más que en los anteriores. Tengo mis autores de cabecera y otros con los que me topé por casualidad. Sin embargo, cada vez que daba comienzo a una lectura me proponía concluir las páginas de ese libro, por muy aburrido que me pareciera el desenlace. Por esa razón elegí ejemplares que no tuvieran muchas páginas, ya que en esos casos la probabilidad de terminar de leerlos era mayor. Con una película es diferente, ya que puedo ver media hora o un poco más y si no me engancho con eso, cambio de canal o apago el televisor. La tele la usé básicamente para ver partidos, hacer zapping en los canales de noticias, y no mucho más. Está ahí en mi habitación como si fuera un mueble más de la casa. Tengo un aparato de DVD que no uso nunca y ni recuerdo para qué lo compré, supongo que lo hice porque aún conservo películas en ese formato y creí que me gustaría volver a verlas. Pero me da pereza, por no decir una grosería.

 

Si hay otra cosa que aprendí, es que por mucho tiempo de ocio que uno pueda tener, hay que establecer un orden, una rutina. Seguramente me estoy contradiciendo ya que durante mucho tiempo renegué de toda clase de rutina o no le di mucha importancia. Pero es bueno levantarse a la misma hora, establecer pausas para dormir, para trabajar, para escribir, o lo que fuere. El verano tiene su pro y sus contras, ya he hablado del tema más de una vez, pero si hay algo que lo distingue es que los días son largos y amanece muy temprano. Ahora mismo, a las 5:30 AM ya es de día. Los pájaros empiezan a cantar y a romper las bolas y para quien tiene insomnio no es la compañía más aconsejable. Ese es otro factor clave: Como no podía dormir bien, me faltaba energía, no lograba conectarme con un montón de cosas que en circunstancias normales me complacían.

 

Yo sé que estoy librando una lucha día tras día, porque es obvio que uno no puede sentirse contento y a gusto todo el tiempo, pero lo que sí merece ser valorado es tener conciencia plena de esos instantes de disfrute o de placer. Más que nada, porque damos por sentado que volverán pero no sabemos cómo ni cuándo. Tengo 45 años, y haber llegado a esa edad es algo que nunca pensé. Quizás por eso, mi cumpleaños (en junio) me cayó como un mazazo. Ese día lo pasé bien al igual que los cumpleaños anteriores, no tengo duda, pero después me empecé a maquinar con todo lo que no había logrado en casi medio siglo. Había mucho pescado sin vender, como suele decirse. Esa situación se prolongó hasta que decidí dejar de pensar y procuré aceptarme un poco más. No soy un perdedor ni un triunfador, soy una persona sensible como cualquiera y a mí la vida no me pasa de costado, me seguirá acompañando hasta que llegue el final. Y voy a seguir haciendo periodismo, no soy un improvisado, tengo una trayectoria de 22 años en los medios y eso no me lo podrá quitar nadie. Es verdad lo que mencioné en otra nota: Soy de perfil bajo. No obstante, si uno no hace un poco de autobombo, nadie lo hará por vos. Mi formación profesional es mi mayor capital, desde que escribía en la Secundaria hasta la actualidad. Y a toda la gente que rompe las bolas o exige más de lo posible, que se corra del camino porque molesta. No voy a satisfacer exigencias de nadie porque no trabajo en relación de dependencia. Lo hice varios años y es una etapa cumplida. Cada uno tendrá su propia experiencia al respecto, sólo me resta decir que yo trabajo sin presiones porque todo lo que hago es en función a obtener el mejor resultado. Que a veces no lo consiga, no es motivo para caer en la decepción repentina. Nos estamos viendo pronto. Punto final.

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