Este año estuvo flojo. Y debo decir que yo también estuve “flojo”, en muchos aspectos. Desde junio hasta hace unos días atravesé por un bajón anímico que me fue limitando inconscientemente, y no sé bien los motivos. Si los supiera, podría haberlo resuelto antes. Nunca descuidé mi trabajo, eso sí: Aunque no tuviera ganas de concurrir a determinado lugar, me obligaba a ir, porque si me quedaba en mi casa mirando el techo nadie me iba a dar ni un centavo. Hoy puedo afirmar que salí adelante con la ayuda de mi familia, de mis amigos, y de mis profesionales. No me avergüenza en absoluto admitirlo, muy por el contrario. Creo que tendríamos que ser una sociedad más empática y con menos tabúes.
En el lapso de estos 6 meses hubo
rachas positivas que me permitieron una mayor actividad, pero no las podía
sostener. Es difícil de explicar. No tuve que lamentar ninguna pérdida, mi
salud física es normal, y nunca me faltó lo esencial para vivir. Pero de buenas
a primeras me fueron cayendo todas las fichas juntas y se me hizo complicado
lidiar con eso. Más que defraudar a alguien, yo mismo me iba defraudando,
bajándome el precio involuntariamente, creyendo que ya no podría rendir al mismo
nivel que lo hacía antes. Por ejemplo: Aunque parezca una tontería, el mes
pasado escribí muy poco para este blog, ya que no tenía nada interesante o
novedoso para decir. Por otra parte, estoy reforzando y puliendo los
manuscritos para el próximo libro que no tengo la menor idea de cuándo se
publicará. Sería un exceso de optimismo fijarme plazos para emprender un
proyecto semejante. Yo escribo, guardo todo, y después voy seleccionando
aquello que creo que está mejor logrado.
Al igual que
muchos de los ocasionales lectores, la falta de dinero me impactó de lleno, y
fue así como tuve que acostumbrarme a recortar determinados gastos superfluos,
pero que me daban placer. No siento nostalgia hacia nada ni nadie, excepto
cuando veo algunas fotos viejas y compruebo que yo también estoy viejo. Otra
cosa que comprendí es que, por mucho que los demás quisieran ayudarme, quizás
no sabían cómo. La escucha es importante en esos casos. Hay personas valiosas
en mi vida que soportaron estoicamente mis raptos de negatividad, mi tendencia
a ver todo como si hubiera caído una bomba nuclear. Aprendí bastante de todo
este proceso que fue doloroso y desagradable. Por eso, ya no quiero perder más
el tiempo. O en el mejor de los casos, quiero perder mi tiempo en lo que yo
tenga ganas, aunque carezca de valor para terceros.
Si ustedes ven
mis posteos de hace cuatro o cinco años, encontrarán muchos que hablan de
discos, libros, películas, y todo eso. Y no es que “todo eso” haya dejado de
interesarme, sino que ya no me imagino escribiendo sobre algo que vi o que
escuché. Al menos por ahora es así, tal vez vuelva a las fuentes, no estaría mal
tampoco. Este año, si puedo citar algo destacable, diría que leí mucho más que
en los anteriores. Tengo mis autores de cabecera y otros con los que me topé
por casualidad. Sin embargo, cada vez que daba comienzo a una lectura me proponía
concluir las páginas de ese libro, por muy aburrido que me pareciera el
desenlace. Por esa razón elegí ejemplares que no tuvieran muchas páginas, ya
que en esos casos la probabilidad de terminar de leerlos era mayor. Con una
película es diferente, ya que puedo ver media hora o un poco más y si no me
engancho con eso, cambio de canal o apago el televisor. La tele la usé
básicamente para ver partidos, hacer zapping en los canales de noticias, y no
mucho más. Está ahí en mi habitación como si fuera un mueble más de la casa.
Tengo un aparato de DVD que no uso nunca y ni recuerdo para qué lo compré,
supongo que lo hice porque aún conservo películas en ese formato y creí que me
gustaría volver a verlas. Pero me da pereza, por no decir una grosería.
Si hay otra cosa
que aprendí, es que por mucho tiempo de ocio que uno pueda tener, hay que
establecer un orden, una rutina. Seguramente me estoy contradiciendo ya que
durante mucho tiempo renegué de toda clase de rutina o no le di mucha
importancia. Pero es bueno levantarse a la misma hora, establecer pausas para
dormir, para trabajar, para escribir, o lo que fuere. El verano tiene su pro y
sus contras, ya he hablado del tema más de una vez, pero si hay algo que lo
distingue es que los días son largos y amanece muy temprano. Ahora mismo, a las
5:30 AM ya es de día. Los pájaros empiezan a cantar y a romper las bolas y para
quien tiene insomnio no es la compañía más aconsejable. Ese es otro factor
clave: Como no podía dormir bien, me faltaba energía, no lograba conectarme con
un montón de cosas que en circunstancias normales me complacían.
Yo sé que estoy
librando una lucha día tras día, porque es obvio que uno no puede sentirse
contento y a gusto todo el tiempo, pero lo que sí merece ser valorado es tener
conciencia plena de esos instantes de disfrute o de placer. Más que nada,
porque damos por sentado que volverán pero no sabemos cómo ni cuándo. Tengo 45
años, y haber llegado a esa edad es algo que nunca pensé. Quizás por eso, mi
cumpleaños (en junio) me cayó como un mazazo. Ese día lo pasé bien al igual que
los cumpleaños anteriores, no tengo duda, pero después me empecé a maquinar con
todo lo que no había logrado en casi medio siglo. Había mucho pescado sin
vender, como suele decirse. Esa situación se prolongó hasta que decidí dejar de
pensar y procuré aceptarme un poco más. No soy un perdedor ni un triunfador,
soy una persona sensible como cualquiera y a mí la vida no me pasa de costado,
me seguirá acompañando hasta que llegue el final. Y voy a seguir haciendo
periodismo, no soy un improvisado, tengo una trayectoria de 22 años en los
medios y eso no me lo podrá quitar nadie. Es verdad lo que mencioné en otra
nota: Soy de perfil bajo. No obstante, si uno no hace un poco de autobombo,
nadie lo hará por vos. Mi formación profesional es mi mayor capital, desde que
escribía en la Secundaria hasta la actualidad. Y a toda la gente que rompe las
bolas o exige más de lo posible, que se corra del camino porque molesta. No voy
a satisfacer exigencias de nadie porque no trabajo en relación de dependencia.
Lo hice varios años y es una etapa cumplida. Cada uno tendrá su propia
experiencia al respecto, sólo me resta decir que yo trabajo sin presiones
porque todo lo que hago es en función a obtener el mejor resultado. Que a veces
no lo consiga, no es motivo para caer en la decepción repentina. Nos estamos
viendo pronto. Punto final.
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