Blog de Lobos, ARG, desde hace 18 años en la Web.
28 de julio de 2007
Escenas de un domingo por la mañana
(Archivo 2007)
Si quiere conocer los hábitos de los jóvenes de Lobos, una buena manera de hacerlo es levantarse temprano un domingo y recorrer las calles del Centro. Quizá la experiencia resulte algo escatológica, es cierto, pero no por ello menos efectiva. Observe las veredas. Dése una vuelta por las inmediaciones de bares y boliches. Encontrará sobre la vereda fluidos de distinto tenor, texturas y colores. Ud. podrá decir que estoy exagerando, que soy un asqueroso diciendo esto, que estoy siendo víctima de un impulso reaccionario y fascista. Pero haga la prueba y después conversamos. Como mis amigos saben cómo soy, no me voy a molestar en explicar nada o en justificarme con largos prolegómenos por escribir esto.
En los años que llevo saliendo a los boliches y bares de Lobos, nunca se me ocurrió vomitar sobre el frente de una vivienda, o -peor aún- ejercer el mismo estropicio en una vereda. Tampoco tuve necesidad de hacerlo. Incluso si alguna vez bebí en exceso, quien esto escribe ha tenido el buen tino de evacuar todo aquello que sobreviene a la descompostura o "resaca" en su propio domicilio. Viéndolo desde el lado de vecino, pienso que debe ser complicado tener tu casa cerca de un boliche, o de cualquier predio que congregue gran cantidad de gente en horario nocturno.
La inspección ocular de veredas y calles en las primeras luces del domingo arroja otros detalles interesantes: cajas de preservativos, los propios preservativos usados y con señales de haber sido anudados con furia (casi estrangulados) por su portador, marquillas de cigarrillos, botellas vacías, latas de "Speed", vasos que contienen un líquido amarillento que bien podría ser orina, manchas de sangre, envoltorios de tarjetas de telefonía celular y demás objetos que dan cuenta de una noche agitada.
¿Soy yo que me estoy haciendo viejo, o es que ya me asquea lo habitual?
20 de julio de 2007
IN MEMORIAM: ROBERTO FONTANARROSA
Mi mamá estaba viendo por Canal 13 uno de esos programas descartables de la tarde (creo que era Cuestión de Peso) cuando interrumpieron la transmisión para anunciar que Roberto Fontanarrosa había muerto. Fue como un mazazo. Un golpe a las entrañas, ahí abajo, donde verdaderamente duele. Aprendí a conocer y valorar la obra del Negro en tiempos recientes, y me dio pena comprobar que la enfermedad neurológica que lo aquejaba había hecho estragos en su cuerpo, minando su lucidez y su voluntad. No sé que sensación habrá provocado la noticia en ustedes, pero yo me siento demasiado vulnerable cuando ocurre algo así. Crónica TV, repitió una y otra vez, en la tarde de ayer, las imágenes de Fontanarrosa en el III Congreso Internacional de la Lengua, donde se propuso hablar de las malas palabras ante la mirada azorada y divertida del resto de los académicos de turno. No busquen en estas líneas reflexiones agudas o punzantes: en este post renuncio a toda pretensión de originalidad, a sabiendas de que todo lo que pueda balbucear desde este blog ya ha sido dicho por personas con mayor autoridad que yo, dado que han conocido a Fontanarrosa o disfrutado de su amistad.
Hubiera querido estar, aunque más no sea como mudo espectador, en el mítico bar El Cairo, donde él solía reunirse con sus amigos conformando ese heterogéneo y variopinto grupo que se dio en llamar "La mesa de los galanes", y que incluso dio título a uno de sus libros. Fontanarrosa era un tipo querido por todos, que no despertaba odios ni rencores, y que se dejó querer por su público, no renegó del reconocimiento popular, pues era consciente de que es ése reconocimiento el único que vale, más allá del mármol y del bronce. Por eso, su última voluntad es que tras su muerte la rutina rosarina transcurriera sin el menor atisbo de luto: se enojó cuando alguien propuso cerrar El Cairo en señal de duelo, y tampoco quiso que sus restos fueran velados en la cancha de Rosario Central. Se fue un grande, un tipo que no merecía un final así. Es la primera vez desde que escribo este blog que siento que mi pensamiento es compartido por miles de personas, que supieron valorar y la diversidad de su obra y de su talento.Como dije antes, no pretendo ser original en esta crónica, simplemente sumarme a la congoja general que impera en estas horas para rendirle homenaje al gran Fontanarrosa.
Hubiera querido estar, aunque más no sea como mudo espectador, en el mítico bar El Cairo, donde él solía reunirse con sus amigos conformando ese heterogéneo y variopinto grupo que se dio en llamar "La mesa de los galanes", y que incluso dio título a uno de sus libros. Fontanarrosa era un tipo querido por todos, que no despertaba odios ni rencores, y que se dejó querer por su público, no renegó del reconocimiento popular, pues era consciente de que es ése reconocimiento el único que vale, más allá del mármol y del bronce. Por eso, su última voluntad es que tras su muerte la rutina rosarina transcurriera sin el menor atisbo de luto: se enojó cuando alguien propuso cerrar El Cairo en señal de duelo, y tampoco quiso que sus restos fueran velados en la cancha de Rosario Central. Se fue un grande, un tipo que no merecía un final así. Es la primera vez desde que escribo este blog que siento que mi pensamiento es compartido por miles de personas, que supieron valorar y la diversidad de su obra y de su talento.Como dije antes, no pretendo ser original en esta crónica, simplemente sumarme a la congoja general que impera en estas horas para rendirle homenaje al gran Fontanarrosa.
7 de julio de 2007
ESTE BLOG CUMPLE DOS AÑOS!!!
Retomo el contacto después de varios días sin post alguno. Como ustedes saben, este blog cumplió dos años el 30 de junio último. En los días previos al aniversario estuve delineando el post alusivo a la ocasión, con los agradecimientos de costumbre y las críticas de rigor. Como no quería caer en la redundancia, ni tampoco hacerlo muy solemne, fui descartando una por una las ideas que me iban surgiendo. Para mí no deja de ser un hecho significativo que transcurridos dos años siga con este proyecto, dado que me dejo ganar fácilmente por mi tendencia a abandonar todo aquello que me aburre o que no da los resultados esperados. Lo que rescato de todo esto es que me permite manejar mis tiempos sin la presión de tener que entregar un texto escrito para una fecha equis. Acá no hay "hora de cierre": yo escribo cuando quiero, y no recibo un centavo por esto, lo cual no me preocupa dado que la naturaleza de mis escritos los hace poco rentables, al menos por ahora. Ultimamente, la parte estética del sitio es la que ha concitado mi atención, me refiero a que estoy buscando tipografías o colores que sean acordes con los contenidos del blog, y en esa búsqueda quienes me visitan podrán percibir que de una semana a otra hay cambios un tanto abruptos en el diseño, propios de una fase experimental. Como ignoro por completo el lenguaje HTML y no tengo intenciones de aprenderlo en un corto plazo, ello limita bastante las posibilidades de diseño, pero de todas maneras es interesante ver cómo cambia el aspecto de un blog con un encabezado o una foto. De modo que en eso estamos, en una etapa de búsqueda, en este maldito invierno que me ha tomado por sorpresa y me obliga a cubrir mi cuerpo con toda clase de abrigos para poder desarrollar mis actividades habituales sin ser víctima de un estado gripal.
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