12 de diciembre de 2008

Alguien tenía que decirlo de una vez

La belleza femenina siempre ha sido un tema complejo de analizar. En principio, seamos honestos: vamos a evitar la recurrencia de lugares comunes, como decir que "lo esencial es invisible a los ojos", ya que la experiencia me dice que lo esencial, si sos un tipo perceptivo, siempre se vuelve visible. Y esto se manifiesta en un gesto, en una situación, en un momento. La cuestión es que hay mujeres increíblemente sexies que no son conscientes de sus atributos, y hay señoritas de gran contextura física que usan prendas totalmente ajenas a su voluminosa anatomía. A la mayoría de los hombres (tímidamente me incluyo en la lista) les agrada una mujer de busto generoso, rasgos faciales armoniosos, piernas delgadas y glúteos prominentes. Las mujeres lo saben, e intentan recrear ese ideal de belleza para convertirse en objetos de deseo, pero a menudo se equivocan, ya que en ese afán lo único que hacen es pintarrajearse y afearse, generando una impresión aún peor que la que uno tenía en un principio acerca de la dama en cuestión.
A todos nos gusta seducir y ser seducidos, y se hay escrito innumerables libros con supuestas "técnicas" para conquistar a una dama, que también suelen denominarse "trucos" o "secretos". La realidad es que ya está todo inventado, y cada día me convenzo más de que la belleza exterior juega un rol decisivo en la atracción entre dos personas. Por supuesto, si además de eso tenemos la suerte de encontrar a alguien que piensa, que razona, que se interesa por lo que hacemos y que comparte nuestras metas y objetivos en la vida, mucho mejor.

Un resumen de 20 años

  Al cabo de casi 20 años, puedo afirmar que estoy conforme con las notas que he escrito en este blog. Este año ha sido muy particular para ...