26 de enero de 2009

Qué se puede hacer, salvo ver películas

No me considero un cinéfilo, precisamente. Sin embargo, hubo una época no muy lejana en la cual consumía cine con bastante asiduidad, sobre todo cuando pude comprarme un reproductor de DVD. En su época de mayor apogeo, me resultaba un invento maravilloso, por varios motivos que superaban al VHS que conocíamos hasta entonces: En primer lugar, la selección de los subtítulos, que permite que si tenés manejo del inglés o de otro idioma puedas seguir los diálogos de los actores con las letritas, evitando el doblaje que no siempre replica las expresiones que utilzan los actores. 

La selección de escenas también era un gran acierto, porque podías dejar de ver la película en un punto cualquiera y retomarla luego fácilmente. Y para los fanáticos de la alta fidelidad, cuando apareció el Home Theather la experiencia que se procuraba recrear es la de un sonido envolvente, que se podía lograr según cómo ubicaras los parantes.
 
Luego llegaría el Blu Ray, una versión mejorada con mayor resolución, pero mucho más costosa, tanto por el equipo como por los discos propiamente dichos. Tuve un reproductor de Blu Ray, pero se hacía muy difícil conseguir películas para ese formato en Lobos.

La cuestión es que ya no me imagino yendo al cine a ver una película. Y lo peor es que, cuando algún conocido sí la ha visto, si le gustó y está entusismado te la describe de principio a fin, lo cual es un fiasco, o lo que hoy llamaríamos "spoiler".

Si vas a una sala de cine no te podés rajar, o sí, pero si lo hacés gastaste plata al pedo. En cambio, mirar una serie o lo que fuere tirado en la cama, poner pausa cuando uno lo desea si dan ganas de ir al baño o atender el teléfono, facilita esas cosas.  También está la alternativa de dejarla por la mitad si tenés sueño y continuar viéndola al día siguiente. Todas posibilidades que el cine convencional no ofrece, desde luego. al menos por ahora. 

Tampoco ayuda, convengamos, el hecho de que el lobense promedio, aunque tenga un cine/teatro magnífico, no aproveche la oportunidad de disfrutar de estrenos que se dan en simultáneo en todas las salas del país. Bueno, yo soy uno de ellos, más de una vez veo en cartelera una película que promete ser interesante, pero después no encuentro con quién ir, y no me gusta ir solo. 

Los que se logró al imponerse el DVD, fue que estuvieran disponibles en una calidad aceptable varios "packs" de viejas series de TV que uno anhelaba volver a ver, pero en pleno auge eran carísimos. La venta en los kioscos de algunas series producidas por HBO, de algún modo parecía orientar el gusto del consumidor hacia ese material audiovisual que -por los costos de producción que implica-, está a medio camino entre una serie berreta y un largometraje. Son cambios que se van dando en la industria del entretenimiento, y que a países como el nuestro llegan irremediablemente tarde. Punto final. 

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