1 de marzo de 2024

Cuando lo insólito se vuelve costumbre

 Tenía la intención de escribir una nueva nota antes de que finalizara febrero, pero no fue posible. Simplemente no encontraba los horarios adecuados para hacerlo, y quería aportar un enfoque distinto respecto de lo que venía escribiendo. Hoy comienza marzo, no sé si es una instancia especial, lo que puedo afirmar es que llegamos hasta acá luego de meses muy convulsionados para nuestros bolsillos. El verano 2024 se caracterizó por su mediocridad, su irrelevancia, su falta de noticias que provoquen conmoción o aunque sea asombro.

Hoy, como todos los años, me toca cubrir la apertura de sesiones del Concejo Deliberante. La verdad es que no tengo el menor entusiasmo en ir, porque a esta altura uno ya sabe con qué se va a encontrar. Pero es mi trabajo y mientras el cuerpo aguante, debo estar. No deja de ser un noticia.

Como probablemente al lector promedio tampoco le interese escuchar o leer discursos, mi presencia allí se torna más accesoria aún. Me sirve, tal vez, para poder sacar algunas fotos de los distintos bloques que luego son útiles para ilustrar alguna noticia en particular. Pero además de todo eso, yo creo que si encuentro el discurso que pronunció el Intendente para idéntica ocasión el año pasado, tendrá pequeñas variaciones pero en esencia el mensaje –muy básico y limitado por cierto- sería el mismo.

Como les decía antes, tengo la sensación de que el verano fue una decepción total, en varios sentidos. Pero no me detendré en esta nota a hablar del “balance” a título personal, porque es algo que (como es lógico) deberá hacer cada uno. Si me pusiera a hilar más fino, quizás encontraría algunos hechos dignos de mención, que no alcanzan tampoco a darle sustento un ciclo de tres meses. 

Digámoslo de una vez: Milei es un desastre, un desquiciado. Sin embargo, no se puede negar que sabe de economía e hizo buen dinero por las conferencias que acostumbraba dar, pero no está calificado para ser presidente. Podemos convenir que algunas propuestas son positivas, pero es totalmente falso aquello de que "el ajuste lo hará la política". Si aumentás el transporte público, los servicios básicos, la telefonía celular, es un golpe directo y sin anestesia a la clase media y media/baja, a los laburantes que tienen que tomar un tren o un colectivo para llegar a su lugar de trabajo.

Por otra parte, Milei carece de pragmatismo y capacidad de negociación, dos virtudes imprescindibles para la política clásica. Si de generar consensos se trata, él ni por asomo procuraría acercar posiciones, todo lo contrario: Es a todo o nada, y fue así cómo por la ingenuidad y la falta de experiencia de su entorno y de sus diputados, la “Ley Ómnibus” quedó en el camino. Es insólito imaginarse convocar a una sesión si no tenés asegurados los votos para aprobar una Ley.

Por otra parte, ya no tiene sentido pensar qué hubiera pasado si las elecciones las ganaba Massa, porque es un debate estéril, eso ya quedó atrás. Las inconsistencias que Milei ha demostrado hasta ahora, lo único que podrán arrojar como resultado (ya en el terreno de lo hipotético) es un posible triunfo del peronismo en las legislativas de 2025, o en las generales de 2027. Y si te ponés a pensar, no falta tanto tiempo como parece. Un batacazo del reciclado y variopinto mundo K, dejaría a La Libertad Avanza con menos legisladores aun de los que tiene en la actualidad. 

Claro que el Peluca cuenta con el apoyo de los medios más leídos, Clarín y La Nación. Sumando esto a las señales que también pertenecen a ambas empresas: TN y LN+. Y como decía Kicillof: “Se nota mucho…”. Es muy evidente esa suerte de “protección” o blindaje que le prodigan al Presidente, y cómo surgen de la nada denuncias que involucran al gobierno anterior. En el caso de que fueran ciertas, ¿por qué no las hicieron públicas en su momento? Bueno, usted que me está leyendo, al igual que yo, sabe de los carpetazos que se confeccionan para esos fines. Para eso hay espías de la ex SIDE, un poco venidos a menos, que se dedican a esas tareas de fajina. Elaborar un informe exhaustivo sobre la posibilidad de un atentado, o algo que constituya una cuestión de Estado, no es prioridad para ellos. 

Pero hay que preservar la gobernabilidad ante todo. Por eso, así como te digo una cosa, te digo la otra: Milei es el Presidente actual, y debe completar su mandato aunque deje al país en ruinas. “Acá no se va nadie”, decía Enrique Pinti, y tenía razón. Hace unos días estaba hablando con un amigo, y le dije algo en lo que él también estuvo de acuerdo: Para cierto sector de la sociedad, si Milei dolariza mañana, es Gardel. Todos esos vagos e inútiles que ves todos los días tomando café en un barcito, hablando  boludeces, quieren eso. De todos modos, la transición no es tan sencilla como podríamos conjeturar. Y una vez que nos quedemos sin moneda nacional y soberana, ya no habrá marcha atrás.

Mientras tanto, los datos interanuales muestran que la producción industrial y el consumo se derrumban (alrededor del 20 %), y no sabemos hasta cuándo seguirá así, dado que puede seguir profundizándose. Porque, además, hay un grupúsculo de ultraliberales que son condescendientes y, como si se tratara de un niño, les festejan a Milei sus ocurrencias. Que un gobierno federal entre en conflicto con las provincias, o viceversa, nos remonta a una época de la historia que creíamos superada con la sanción de la Constitución. La Nación tiene la facultad de intervenir las provincias, pero –de nuevo- necesita hacerlo con acuerdo del Congreso, y tropieza otra vez con su horfandad legislativa. Los diputados serán corruptos, pero no estúpidos. Porque en el caso de sentar un precedente y avalar una eventual intervención en Chubut, esto repercutiría en las provincias que ellos representan. 

Hay un declive, como les comentaba, que excede lo económico y atraviesa lo discursivo. Las declaraciones de Milei y de sus funcionarios son muy básicas, escuetas, y carentes de la información necesaria para que la sociedad comprenda la complejidad o no de un problema. 

Eso sí: Les gusta tuitear (o como se llame ahora porque esa red social cambió de nombre), y chicanear a los adversarios por boludeces, como si esas mismas boludeces tengan que ver con la calidad de vida de la gente. Y ahí está la clave: Hoy por hoy, la calidad de vida es pésima. Por ese motivo, es más posible que te enfermes, que debas comprar medicamentos a precios exorbitantes, todo lo cual contribuye a esa debacle que traté de explicar a modo de síntesis. Vos podés hablar, ser ovacionado y sentirte un rockstar en la convención conservadora de EE. UU, pero acá los problemas más acuciantes que están en agenda pasan por otro lado. Me temo que cuando lo entiendan, será demasiado tarde. Nos estamos viendo pronto. Punto final. 

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