25 de mayo de 2008

Crónica del país de la eterna improvisación


De a poco, sin demasiadas estridencias, nos vamos acercando al tercer aniversario de este blog. Un blog que no es un diario íntimo, ni pretende serlo, sino que consiste en una serie de reflexiones sobre hechos de la vida cotidiana. Ocasionalmente están directamente relacionados con Lobos; en otros casos, se trata de consideraciones más generales que tienen que ver con una visión geopolítica a la que me he vuelto muy propenso últimamente. Lamentablemente, los programas de TV dedicados a la política internacional son aburridos y cuentan con una producción pobre hecha a base de videos viejos, sobreimpresos y voces en off, lo cual desalienta al potencial espectador, que al final de cuentas es un ser humano como cualquier otro y no está dispuesto a aburrirse.
Estoy leyendo "Historia de una pasión argentina", el célebre ensayo de Eduardo Mallea, y me decepcionó bastante. Me cuesta creer que haya servido de inspiración para otros ensayistas, e incluso me atrevería a afirmar que tiene todos los vicios propios del escritor que se cree importante. Desde luego, alguien podrá decirme que yo no soy quién para hablar de Mallea en esos términos, pero aclaro que lo hago en calidad de lector, no de crítico literario. En cambio, otro libro de ensayos más reciente ("Nosotros" de María Seoane) me pareció brillante, y no me sorprende en absoluto, porque María Seoane nos tiene acostumbrados a su excelente prosa: concreta, concisa, sólida. No está en mi ánimo comparar a Mallea con la Seoane, ni siquiera remotamente, dado que ambos son producto de generaciones diferentes, y en consecuencia, de ideas y anhelos diferentes. El ensayo de Mallea es de la década del '30; el de Seoane, si no me traiciona la memoria, es de 2006.
Hoy es el Día de la Patria y debería estar escribiendo algún post alusivo a tan magno acontecimiento, pero la mejor muestra de nuestro fracaso como sociedad civilizada es que haya habido dos concentraciones masivas que dicen perseguir la misma finalidad (rendir memoria a la Revolución de Mayo) pero que persiguen objetivos claramente diferentes.
Pero no se preocupen, porque hay más: en agosto, muchos argentinos se enterarán de la existencia de otros deportes además del fútbol, a saber: ciclismo, remo, judo, canotaje, atletismo en sus diversas manifestaciones. Si la intuición no me falla, en los Juegos Olímpicos pasaremos un papelón formidable, que es la lógica consecuencia de un país sin el menor sentido de la PLANIFICACION (lo irónico es que hay un Ministerio que lleva ese nombre) y que navega en las peligrosas aguas del azar de los commodities. En la Argentina, a nadie le importan los Juegos Olímpicos, la principal competencia deportiva del mundo, donde compiten deportistas de elite de todas las naciones y donde se pone en juego el prestigio del país dado que los participantes representan a sus respectivas naciones de origen.
Quisiera redactar un texto más optimista en ocasión del 25 de Mayo, pero creo no encuentro ninguna razón de peso para hacerlo.
Esta ha sido la crónica de un feriado más en el país de la eterna improvisación.

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