5 de febrero de 2009

Día de lluvia con rabia


A veces la vida te sorprende con un cachetazo (o con un cross de izquierda) y no sabés cómo reaccionar. Te preguntás qué hacer. Porque cuando tenés una angustia, una situación realmente apremiante, por lo general no hay "Plan B", no podés elegir. Lo que estoy diciendo no es nada original, pero me nace expresarlo porque comparto este sentimiento con mucha gente que me lee. No sabés si seguir con tus proyectos o largar todo a la mierda. No estás seguro de si estás haciendo las cosas bien. Sentís la presión de caerle bien de mostrarte como un ser sociable aunque estés pasando por una crisis interior. ¿No es demasiado? ¿Tan difícil se nos hace vivir como seres humanos plenos? Si se fijan bien, la "gente tóxica" (título del libro de Bernardo Stamateas) está por todas partes. Hay que tamizar, hay que filtrar, no queda otra, porque si no tu salud mental se ve afectada por el entorno. 

Quería, simplemente, decirles esto, en pocas líneas, sin ponerme en el rol de víctima. Estoy harto, podrido, de muchas cosas que me toca vivir, pero la sigo remando como puedo, desde este blog, desde distintos lugares donde encuentro un poco de paz. Escuchando a Shirley Bassey, leyendo a Miguel de Unamuno, buscando la verdad en la gente que realmente no te contamina y no te enferma. Les sugiero que hagan lo mismo, porque la sociedad está plagada de gente que te quiere cagar, de una forma o de otra. Desde la más obvia y alevosa, hasta el que te quiere usar (porque necesita algo de vos, claro está) y busca apropiarse del talento ajeno. Cuidado con esas personas, no huyan, pero tampoco les den el menor margen de confianza, porque el resultado puede ser una enorme frustración.

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