Otro factor que influye en mi decisión es que tengo ganas de leer varios libros que encontré en mi biblioteca. Es decir: siempre estuvieron en el mismo sitio, pero nunca les di bola. Muchos los he comprado usados, en las ferias que encuentro por ahí. No estaría mal hojearlos un poco, e ir seleccionando para no ocupar espacio al pedo. Además, la humedad hace estragos en los libros, por no mencionar a las polillas e insectos similares que sin prisa pero sin pausa van dejando agujeritos casi imperceptibles en las páginas, por eso cada tanto en conveniente ventilarlos un poco o bien rociarlos con un líquido especial, que sé que existe pero no sé dónde conseguirlo.
En necesario cultivar la constancia: A veces algo despierta mi interés, y luego veo cómo se desvanece tan pronto como llegó. Así no sirve. Con el tiempo uno aprende a ser más estable, a darle el verdadero valor a las cosas que considera importantes y poner en un segundo plano aquellas que cree prescindibles. Pero como mencioné antes, es un proceso que lleva tiempo. A menudo los detalles, los artificios, nos distraen en exceso y nos impiden ver lo que realmente vale la pena. Podemos encontrarnos con miles de personas que hablen sobre cultura o que se consideren cultas, y cada una de ellas tendrá una definición y un enfoque diferente de lo que ello significa. Estamos viviendo tiempos en que aquellas cosas que parecían irrefutables comienzan a ser cuestionadas o puestas en duda, con distintos argumentos, y vemos cómo nuestro sistema de creencias (no hablo aquí de religión) comienza a desmoronarse. Será cuestión de pensar qué rol jugamos nosotros en esta nueva construcción de valores.
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