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27 de mayo de 2009
El futuro de las enciclopedias impresas
Progresivamente, se advierte una etapa de decadencia de las enciclopedias impresas, que durante décadas resultaron fuente de consulta permanente por la cualidad intrínseca que reúne toda enciclopedia que se precie de tal, a saber: recopilar de un modo más o menos abarcativo todos los campos de la ciencia, la historia y el arte. Hasta hace no mucho tiempo, era motivo de orgullo contar con la Enciclopedia Británica, considerada la más prestigiosa del mundo, y que como todo material bibliográfico similar se fue actualizando en sus sucesivas ediciones. Pero cuando apareció Wikipedia, la enciclopedia virtual que está disponible en Internet, asestó un feroz golpe a la industria editorial que se dedica a comercializar estos voluminosos tomos de tapa dura. De hecho, se estima que el contenido que alberga Wikipedia equivale a 500 tomos de 300 páginas cada uno, en tamaño estándar. Desde luego, se trata de una estimación, dado que constantemente se suman nuevos artículos y se suprimen otros. Estas reflexiones las traigo a colación de mi post anterior, cuando comentaba que me puse a ordenar mi biblioteca y comprobé que hace años que no consulto una enciclopedia, y hago la salvedad de que no lo he hecho por falta de interés, sino porque no creí necesario hurgar entre decenas de tomos hasta encontrar el artículo que buscaba cuando puedo acceder fácilmente tipeando el nombre del tema que deseo en el motor de búsqueda de Wikipedia. Precisamente, uno de los últimos intentos de las editoriales por librar una batalla que aparenta ser desigual fue incorporar un CD-ROM o un DVD de datos con material multimedia, como anexo a la enciclopedia impresa. En lo que respecta a Wikipedia, a menudo se pone en duda la exactitud o la rigurosidad de los datos que proporciona, teniendo en cuenta que muchos de los artículos son redactados por aficionados y no por eruditos o especialistas en un área del conocimiento en particular. La experiencia me dice que esas falencias eran más frecuentes al principio de Wikipedia, cuando no había demasiado control sobre el contenido de los textos publicados. En la actualidad, los propios usuarios pueden denunciar o reportar errores, que son sometidos al análisis de un panel y posteriormente corregidos o enmendados. El encanto de las enciclopedias impresas radica en sus ilustraciones, en la calidad del papel que caracteriza a un producto editorial de excelencia, y en incluir artículos de divulgación científica, es decir: textos que resulten comprensibles para una persona que, por ejemplo, quiera buscar información sobre el Sistema Solar, pero que resultarán totalmente inútiles para el científico que consultara una revista especializada, como Science.
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