30 de mayo de 2024

¿Abrir la importación fomenta la competencia?

 Jueves por la noche en la ciudad. Elijo escribir literatura, preferentemente cuentos, pero debo reconocer que últimamente no se me cae una idea. Es frustrante, pero me consuelo pensando que la inspiración viene de un momento a otro. A veces estoy en la calle y algo que veo me parece un buen disparador para darle forma a un relato. Hasta tanto eso no ocurra, continúo escribiendo en el blog. En esta ocasión, no voy a abordar cuestiones de actualidad política, sino algunas misceláneas, como se las suele denominar. Me espera mucho trabajo para el fin de semana, por el Desfile de Lobos (que será el domingo), pero ya para el sábado hay varias notas para cubrir. Y siempre que no se superpongan los horarios, trato de estar en todos lados, no me pesa, es parte de la profesión. 


Estaba pensando, por otra parte, acerca de lo que podemos sacar en limpio de los primeros seis meses del año, y ha sido un semestre bastante flojo a nivel macro. No voy a referirme extensivamente a mi actualidad personal, porque es el común denominador para cualquier persona de clase media que hace malabares para evitar caer más bajo y pasar a otra clase social inferior. Sería profundamente injusto si me quejara porque, a grosso modo, no me falta nada. Pero estoy lejos de poder alcanzar algunos objetivos que creía posibles meses atrás.

Nunca fui una persona consumista, la sociedad sí lo es. Y uno se deja llevar por la corriente, quiere comprar bienes o servicios que considera que le pueden ser útiles u otorgar alguna gratificación. Con tomarme un café de vez en cuando me conformo, y lo hago no tanto por la infusión en sí, sino porque frecuento un lugar donde me atienden bien y con gente amiga que le pone muy buena onda. Son unos minutos de distensión, luego sigo mi camino. 

Lo principal, creo yo, es reducir los gastos fijos, si es que tal cosa es posible. No es casualidad que mucha gente de guita en Lobos tenga ese patrimonio porque son unos “ratas” que no gastan en nada. Sacarle un aviso publicitario a un empresario -para ellos- es peor que una cirugía a corazón abierto. Mi target de anunciantes son exclusivamente comercios y alguna que otra Pyme. Creo que todos, no sólo yo, lo único que pretendemos es vivir bien, sin lujos, pero con la chance de poder darnos un gusto personal si queremos ir a un determinado lugar a comer algo, o a compartir una cerveza con algún amigo.

Es un acierto de Milei haber abierto la importación para favorecer la competencia. No es la solución ideal, lo mencioné en la nota anterior, pero es inconcebible que productos de Brasil o hasta yerba importada de Uruguay se consiga más barata en las góndolas que las marcas nacionales. “Alguien” se estuvo llenando los bolsillos durante mucho tiempo por ser empresarios que ejercen una cartelización, una posición dominante, como La Serenísima, que les pagan a los tambos dos monedas por un litro de leche y cuando llegan a los supermercados triplican su valor. 

Para un argentino, comprar yerba uruguaya puede ser poco menos que un “sacrilegio” siendo que históricamente se produjo en Misiones, pero qué le vamos a hacer, así funciona la lógica de mercado. La economía debe abrirse en todos los sentidos, y la desaparición del Estado que promueven los libertarios, no es tan así. Tuvieron que intervenir para que las prepagas no se fueran al carajo, y ahora han vuelto a hacerlo para favorecer la competencia. No es casualidad que los mendocinos crucen con frecuencia el paso fronterizo rumbo a Chile porque allí está todo más barato. Y la calidad de los productos del vecino país es notable, desde el empaque hasta su contenido. 

Me acuerdo de una nota de Clarín hace unos meses que decía: “furor de los argentinos por las latas de atún en Chile”. Me pareció una boludez, porque no es un alimento de primera necesidad, pero es una señal clara de hacia dónde estamos encaminados. 

Durante el gobierno de Macri, Chile se convirtió en la “nueva Miami”: Los artículos electrónicos se conseguían a precios imposibles que acceder en la Argentina. Después el “blue” quedó planchado, y dejó de ser una alternativa atractiva para una familia promedio. Además, si vas a gastar combustible en un viaje hasta allá, lo menos que te traés es una notebook o un Iphone, por lo menos para justificar la travesía. Bueno, como hoy por hoy estoy muy lejos de poder comprar ninguna de las dos cosas, ni me imagino yendo hasta allá. La notebook que estoy usando la compré en cuotas en abril 2022, y hasta ahora me sirve (toco madera). No es de última generación, hay modelos muy superiores, pero cuando tuve la urgencia de comprar una no me quedó otra que quedan atrapado en intereses de usura. Y esto es así aun hoy, para cualquier artefacto que compres en cuotas en una casa de electrodomésticos. Es un rubro que ha mermado considerablemente sus ventas, pero si se te rompe el lavarropas o la heladera, y no tenés la plata en mano, la única salida que te queda es ser esclavo de las cuotas. 

Los grupos de compraventa de FB tienen de todo: Algunos productos buenos, y otros que son una porquería, además de que se zarpan con los precios. No recomiendo comprar celulares por ahí, a menos que sean personas conocidas. Qué se yo, es mi modo de pensar, probablemente esté equivocado, pero la vida misma es un compilado infinito de equívocos y situaciones confusas. Nos estamos viendo pronto. Punto final. 

 

27 de mayo de 2024

Barco a la deriva

 Frío comienzo de semana en la ciudad. En el contexto actual, cuesta ser innovador o creativo: Los hechos que merecen ser difundidos se repiten con curiosa asiduidad, y las crónicas que uno publica parecen salidas de un "molde", como ese pan lactal tan codiciado que fue noticia porque para bajar los precios se decidió importarlo de Brasil.

Ese producto es una cosa de locos: La empresa brasileña utiliza trigo argentino, lo elabora en sus plantas de San Pablo y sale al mercado a un valor muy por debajo del que se consigue en las góndolas. Sin embargo, no es un bien de primera necesidad, ya que se pueden comprar panificados en cualquier panadería de barrio a un precio más accesible. 

El presidente se convierte en estrella de rock de un país empobrecido. Caen el consumo y la producción industrial. Se reducen las fuentes de trabajo, porque ante las magras ventas, sobra personal. Salir a la calle con un semblante optimista y dispuesto a lo que nos toque afrontar se vuelve una proeza. Y no es que antes estuviera “todo bien”, lejos estamos de hacer esa afirmación. Lo que pasa es que una política de shock, arroja estos resultados en menos de 6 meses de gestión presidencial. Se nos cagan de risa en la cara y a nadie le importa. Tenemos la convicción de que nos gobierna un demente que habla con los perros y con su tarotista, pero es lo que se votó y hay que bancársela.

Un joven militante peronista me dijo hace unos días: “La gente se cansó. Venimos del segundo gobierno de CFK, del de Macri, y el de Fernández. En 12 años, todos ellos fueron un desastre. Si este tipo hace las cosas más o menos bien, se queda 8 años”. Tiene razón, y no sólo eso, ostenta una gran honestidad intelectual como para no dejar que su pertenencia ideológica le nuble la vista ante lo que está sucediendo. Me lo expresó con franqueza. Mientras tanto, nos propinan una provocación tras otra, que ya aceptamos con mansedumbre porque nos tienen acostumbrados a los exabruptos. Cuando no es la Canciller, es el Secretario de Culto, un abierto enemigo del matrimonio igualitario, del divorcio, y del aborto legal. Sería bueno saber cómo se llevan ellos con sus cónyuges antes de buscar cizaña en terreno ajeno. No creo que sean esposos ejemplares, o padres de familia que hagan beneficencia. Son escoria, al menos desde lo discursivo.

¿La inflación puede seguir bajando a costa de la caída de las ventas? ¿Es esa la salida, o es una receta “de manual”? ¿Hasta cuándo van a agitar la vana esperanza de liberar el cepo al dólar? De dolarizar, ni hablar. Es simple: No hay sustento financiero para hacerlo. 

Milei es tapa de la revista Time y se muestra orgulloso de ese logro, por lo cual cabe pensar que no leyó el contenido del artículo, que lo critica despiadadamente (y merecidamente). Es decir, se vanagloria al pedo. Macri asegura que instruyó a sus senadores para que aprueben la Ley Bases. No creo que les sea tan fácil, ni que acepten recibir órdenes “de arriba” siendo que los que van a poner la cara serán los propios legisladores. 

Esa así como nos encontramos ante la gran pesadilla de la democracia argentina que se repite como un deja vu: Alinear a la tropa para obtener quórum (o dictamen) y que salga todo aprobado. Si la economía funcionara bien, la sociedad podría hacer la vista gorda ante estos atropellos, pero eso no está sucediendo. No podemos despertarnos de esta pesadilla porque estamos atrapados en ella, y no saldremos hasta que algún iluminado venga a rescatarnos del ostracismo perpetuo.

Es muy difícil que el devenir cotidiano no nos afecte la salud. Acá en Lobos todavía hay cínicos que creen que la gente cartonea o cirujea porque le gusta hurgar en la basura. Ellos lo dicen con perversidad o malicia, una de las dos cosas, desde la mesa de un bar. Seguramente para ellos debe ser más digno endeudarse en un casino o salir de putas creyéndose unos sementales. Y digo “seguramente”, porque cuesta encontrar un motivo único y valedero que sustente tanta confrontación. 

Lo único que nos puede salvar es la unidad, que no es una virtud que nos distinga como pueblo. Yo diría que todo lo contrario, inclusive en 2001 los cacerolazos no fueron tan masivos como pensamos. Todo implosionó porque a De la Rúa le hicieron la cama y lo dejaron solo, y la bomba de tiempo de la convertibilidad le estalló en las manos. 

Quizás esté diciendo una burrada, pero no sé qué tan mejor estamos ahora respecto a los indicadores económicos de aquella época. La única diferencia es que no hay cuasimonedas como el Patacón. Podemos salir adelante, pero no en el corto plazo, ni tampoco siguiendo el mismo camino. Y como no hay intenciones de cambiar el rumbo, todo se vuelve más confuso e incierto. Ojalá nos rescaten un poco de esta insensatez. Punto final.  

25 de mayo de 2024

Ese viejo oficio de escribir

Este mes que está próximo a concluir se me ha hecho largo y tedioso, aunque tuvo algunos buenos momentos, siempre los hay, como el hecho de conversar con amigos que hacía tiempo que no veía. Y un factor importante: Ser menos exigente conmigo mismo.


A veces siento que este blog, es un espacio donde que me ha permitido lograr muchas cosas, aunque nunca busqué que tuviera una veta comercial. Básicamente, porque lo que hago es explorar temas que quizás no encajarían dentro de un portal de noticias. Pero no le escapo al bulto y abundan las ocasiones donde he abordado hechos de actualidad.


Esta fecha patria me tocó cubrir la Fiesta de la Empanada Lobense, y si bien no se trata de un evento multitudinario, está dentro de lo que es la realidad socioeconómica de nuestro pago chico. Salió bien, hubo varios stands, el clima acompañó porque durante la mañana y buena parte de la tarde, el cielo permaneció despejado y los tenues rayos del sol otorgaban una pequeña “tibieza”.

 

Es increíble pensar cómo nuestras vidas pueden dar un viraje de 180 grados de un momento a otro. A cualquiera de nosotros nos suceden cosas que nos superan, porque no sabemos cómo actuar ni cómo reaccionar. Y es un aprendizaje, que nos pone a prueba y que dura todo el tiempo que estás acá, hasta que te morís. Si tenés hijos, tratás de transmitirles a ellos tu experiencia para que se vayan preparando a lo que vendrá. Pero la mayoría de las veces no hacen caso, yo tampoco escuché a mis padres cuando me dieron un consejo alguna vez.

 

Las oportunidades llegan cuando uno menos se lo espera, y no te recrimines excesivamente si no pudiste alcanzar alguna de ellas, porque la vida siempre da revancha, y no sabés lo que te puede deparar a la vuelta de la esquina.

 

Cuando la gente te cuestiona o recrimina algo, hay que analizar que se esconde detrás de eso. Pueden ser críticas constructivas, o bien aquellas que tienen un dejo de envidia y resentimiento. Si te recriminan cuando estás emprendiendo algo nuevo, generalmente actúan de esa manera porque quieren socavar tu esfuerzo y no pueden seguirte el tren. Yo cuando apuesto fuerte, lo hago, y me he jugado por causas o por proyectos en los que nadie ponía un mango. Puede salirte mal, pero es una entre dos alternativas posibles.

 

No se puede dejar conforme a todo el mundo y no está bueno tampoco intentarlo, porque en tal caso tendríamos que ser “políticamente correctos”, moderados, y acabaríamos cayendo en la hipocresía, con esa falsedad de palmearle la espalda a todo el mundo. Y conozco muy bien esa sonrisa falsa e impostada, calcada de un afiche de pasta dental. A decir verdad, conozco mucha gente así acá en Lobos, y lo que puedan decirme a favor o en contra no me interesa. En realidad, a ellos también les importa un pito lo que yo haga, entonces dejemos las cosas como están y listo.

 

Nos queda poco de ciudad de antaño como la tranquilidad y los amigos de la infancia. Cada uno está con sus propios quilombos y no hay tiempo ni guita para juntarse de vez en cuando. Pero quienes hemos vivido en Buenos Aires alguna vez sabemos que hay que tener una mirada amplia para darle un sentido al lugar donde vivimos e interactuar con los demás de un modo inteligente. Esto último es especialmente válido para el laburo que vayas a encarar, porque hay que aprender un poco de relaciones públicas, del buen trato, el respeto, y todos los sinónimos que deseen sumarles.

Los periodistas se enfrentan entre sí buscando posicionarse ante la opinión pública. Ante todo, si quieren pelea, deberían subirse al ring con los funcionarios, para pedirles explicaciones y ser esclarecedores en medio de la polémica. Explicar lo que está sucediendo con palabras sencillas, de forma tal que lo comprenda cualquier vecino, se ha corrido del rol fundamental que deberíamos tener, porque es evidente que en muchos casos donde lo que predomina es inclinarse a un lado u otro de la balanza para obtener una supuesta cuota de poder o privilegios de otra índole.

 

No voy a utilizar este espacio para hablar en demasía de principios o convicciones: Yo sigo mi camino a cada paso que doy, y cada uno hará lo propio por su cuenta. Podés perder muchas cosas, pero lo que menos debe sucederte, es perder credibilidad ante tu audiencia o tus lectores. Como el público no es estúpido, a más de uno que sale por la tele se le ha caído la careta cuando sorpresivamente "se dio vuelta" para caer parado, así que a no subestimar al público. Nos estamos viendo pronto. Punto final.


21 de mayo de 2024

La olla a presión de los libertarios

 
Que si se disculpa, que si no… Que uno saca al embajador, el otro lo deja… Todas estas idas y vueltas entre Milei y el presidente de España ya parecen más una cortina de humo. Su importancia es relativa. Los dos están sobreactuando la situación. Ya no da para más esto, ¿Por qué no hablamos un poco en serio? ¿Hasta cuándo vamos a darle rosca a una novela interminable?

Es increíble cómo todavía siguen haciendo las idioteces que dijo el Peluca en España, considerando todas las que ha proferido antes y después. Están quienes se lo toman con humor, y aquellos que se escandalizan ante un tipo que no tiene el menor aspecto de ser el mandatario de un país. Es el presidente más exótico que hemos tenido, yo diría que incluso lo supera a Menem, a quien dice admirar. El Turco era extravagante y cholulo, en cambio este otro puede llegar a ser más peligroso. No sé, lo mejor no sea adecuado efectuar una comparación a ese nivel. Pero reitero esto: Si Milei se define como admirador de la gestión del riojano, se vuelve necesario poner en relieve ese contraste. 

La retórica confrontativa ya cansa y ni siquiera sirve para la tribuna. No tienen la menor idea de lo que es la política exterior, o no les interesa tener funcionarios idóneos. La Canciller Mondino es un desastre, ya tenemos quilombos con China, con Colombia, con Venezuela… El caso de China es particularmente sensible porque tienen plata para invertir, los otros dos podrían pasarse por alto.
 
Los libertarios no son necesariamente liberales. Son conservadores de derecha, eso sí, hasta con las recetas económicas. Lo que no podemos decir es que el Loco no avisó: Antes del balotaje, y en medio de algunos tropiezos que fueron preludio de lo que estamos viendo, entendimos que se venían días de políticas de shock. Lo que sigue una mentira, es que el ajuste lo iba a pagar la política. 

La "casta" es otro verso, en la medida que los cortesanos del mandatario son parte de ella. Ellos no pueden darse el lujo de anunciar despidos masivos, y no tienen que cumplir con dos o tres changas para llegar a fin de mes: Saben bien cómo hacer circular la guita, no les vas a vender ningún buzón. Y el shock, ¿Cuándo termina? Se supone que es un estadio transitorio hacia un mejoramiento que estamos lejos de ver.

La inflación baja porque no hay ni un mango en la calle, sólo por eso, y mientras tanto la Ley Bases sigue en un “tira y afloje” infinito. La reforma fiscal es la más cuestionable. Quieren eliminar el monotributo social, una herramienta fundamental de las políticas fiscales para evitar que millones de personas caigan en la informalidad. 

Mirá, la cosa es así: Los monotributistas sociales son trabajadores autónomos que pagan menos que el régimen general y están exentos de ingresos brutos. Si vos a esa gente la pasás de prepo a una categoría A o B, los hacés mierda. No hay forma de absorber esa pérdida de rentabilidad de un mes para otro. La facturación cambia por completo. El margen de ganancias también. Le estás complicando la vida a un montón de laburantes en lugar de buscar un paliativo para que no se les disparen los números. Si ya los costos fijos para cualquier emprendimiento son altos, imaginate si borrás del mapa el monotributo social. Hasta ahora, a nadie parece importarle, se ve que no hay tenido en cuenta la letra chica de la Ley, o se hacen los boludos. La idea es que la carga impositiva disminuya, no al revés. Y que tributen más –obviamente- aquellos que más ganan. Veremos cómo sigue esta historia. 

¿Hay motivos para preocuparse? Yo creo que sí. Y pienso, además, que el Gobierno deberá modificar varios artículos si quiere la aprobación decisiva de los Senadores. Nos estamos viendo pronto. Punto final.


19 de mayo de 2024

Idas y vueltas hacia el mismo lugar

 

Mañana de domingo. Como me suele pasar durante todos los primeros fríos, estoy apestado, pero eso no es más que una anécdota. La semana tendrá un largo camino por recorrer. Qué mejor canción para ponerle pilas al día que “Lunes por la madrugada”, de los Abuelos de la Nada. Creo que está en el podio de las mejores canciones del grupo, sin dudas. Y no importa si no es lunes: Los sintetizadores, los teclados, el saxo, te transportan a los ´80 sin escalas. Yo descubrí –lo digo ahora, quizás cambie de opinión- que el sentido de la vida es hacer bien mi trabajo, disfrutar del viaje, y listo. Si fuera un mendigo, pensaría distinto, y el sentido sería muy básico: simplemente sobrevivir. Es gratificante que te reconozcan por algún logro personal, pero no me voy a quedar sentado esperando que eso ocurra.

Todos tenemos una veta sensible, y para cultivarla simplemente hay que dejar el ego de lado. Renuncia a la idea de dejar un legado trascendente. Lo que pasa es que lo vemos como la única forma posible de que el fin de la existencia no nos lleve al irremediable olvido. Ya con el hecho de ser recordados por nuestros contemporáneos, bien podríamos darnos por satisfechos, no esperemos más que eso.

Esto tiene que ver con el desamparo que nos abruma cuando se nos va alguien que dejó una influencia profunda en nuestras vidas. Pues bien, esa persona, probablemente sin proponérselo, dejó su legado. Nos brindó un norte, una guía, un ejemplo. Nos enseñó sin mezquindades sin egoísmos. Fue una persona auténtica, que sería lo que más rescato ante todo.

Es posible que mis posteos recientes no aporten un enfoque tan original como los anteriores. Revisando el archivo, encontré textos que a la distancia me parecen muy bien escritos, y pienso que hoy quizás carezca de esa chispa de ingenio y fluidez para darles forma. Puede ser que esté escribiendo a las apuradas, sin tomarme el tiempo necesario para buscar las palabras adecuadas, funcionales a lo que pretendo expresar. Redactar sin errores y con ese título "gancho" que sólo tienen los grandes escritores es un proceso que –como tal- lleva tiempo, no es algo que se pueda hacer de un tirón. Ya es mediodía de domingo. Mejor me voy a almorzar, y ya en la próxima nota le daré más cuerda a mi reloj mental. ¡Que tengan una excelente semana! Punto final.

18 de mayo de 2024

El lector siempre tiene la razón

 Como les comentaba en una nota anterior, me cuesta hablar en público. Me provoca mucho nerviosismo, no es nada fácil, ahora que lo pienso bien. Pese a todo, hoy logré salir airoso de una situación de la que fui invitado a participar: Un encuentro literario, en mi calidad de escritor aficionado. Leí un cuento inédito, que gustó bastante, y me sentí bien con el estímulo de mis colegas, porque de vez en cuando necesitás ese espaldarazo que te brinde motivación para continuar.

Tengo que ir renovando mi material, ampliar mi producción periodística, para adaptarla a lo que los lectores demanda. Existen muchos medios en Lobos, y ello contribuye a que también haya bastante competencia. Una competencia totalmente leal de mi parte, ya que no me pongo a sacarle material a nadie. Por más que yo camine la calle, hay cosas que se me escapan, o no dispongo de un informante que me facilite datos que a los demás les son vedados. Nunca le pagaría a alguien para que me dé información preferencial, ya sea un buchón de la Policía o de otras fuerzas de seguridad. No lo haría aunque tuviera los recursos, sino porque no me nace. Las notas las escribo yo con los datos que voy consiguiendo, con los reportajes que voy realizando, es más arduo de lo que mucha gente supone. Lo que se ve publicado es el resultado final de varias horas de trabajo, y debés sintetizarlo en un texto relativamente breve para que no se vuelva tedioso.

Si vamos al caso, con la literatura se da algo parecido. A ningún lector le complace haber recorrido 50 o 60 páginas de una novela y comprobar que al cabo de esa instancia no hay nada relevante, sólo burdas descripciones y nada de acción. De hecho, hay escritores consagrados que tropiezan con ese afán de describir y adjetivar al pedo, un estilo que a mí no me gusta cultivar. Yo quiero que los personajes cobren vida, tengan rasgos propios, interactúen en el relato. No es necesario que el que está leyendo se identifique con algo en particular, sino que pueda infiltrarse dentro de esa estructura narrativa.

Por eso, si uno siente que se va repitiendo y que de esa manera sólo suma aburrimiento, antes de publicar un texto mediocre lo mejor es dejar las cosas como están, e ir puliendo esos escritos hasta que vayan tomando la forma que buscamos. Vamos en camino a esa tarea. Nos estamos viendo pronto. Punto final. 

16 de mayo de 2024

Gente que extrañaremos

Como es moneda corriente en este país, comenzamos a valorar algo (o alguien), cuando ya no desapareció del mapa. Un ejemplo de esto se dio con el reciente fallecimiento del Flaco Menotti. En las antípodas de la escuela resultadista de Bilardo, innumerables veces lo han tildado de charlatán o versero, sólo por exponer su visión del fútbol. Y como la conquista del Mundial ’78 quedó opacada por presuntos partidos arreglados en un contexto de dictadura, hasta el día de hoy se le resta legitimidad a ese logro. Fue muy cuestionado, también, por no haber convocado a Maradona el plantel que disputó esa Copa del Mundo. 

Podrán decir lo que quieran, pero Diego integró el plantel juvenil Campeón de 1979, y además estuvo en la cita de España ’82, esta última donde se lo vio muy lejos de su nivel. Menotti fue el DT del Seleccionado en años difíciles para la historia reciente, pero él nunca fue colaboracionista ni oportunista. Continuó con su carrera deportiva ya recuperada la democracia, no es que se quedó en su casa esperando que los militares volvieran a proponerle un cargo.

Por otra parte, de no haber sido él, obviamente tendrían que haber elegido a otro candidato. Pero Menotti fue un tipo único, porque entendía la belleza del deporte más popular, y pretendía inculcar en sus dirigidos esa filosofía dentro del campo de juego. Además, también fue jugador, de manera que no se puede afirmar que carecía de una concepción práctica. Tenía "vestuario", como se acostumbra decir entre los relatores. Lo que pasa es que el hincha cabeza de termo no entiende que un tipo, además de obtener buenos resultados y títulos que lo avalen, pueda ser culto y educado. Prefieren quedarse con las “picardías” de Bilardo. Pero yo no voy a entrar en esa antinomia. Los dos fueron grandes en su estilo.

Otra baja notable, esta vez en el ámbito de la cultura, es la de Paul Auster, el mejor escritor de los últimos años. Un gran novelista, creativo al 100 %, que interactuaba con sus lectores (incluido yo) de una forma sorprendente en cada nuevo libro que salía publicado. Yo no he leído toda su obra, quizás porque reconozco que también ha tenido puntos flojos desde lo literario, pero aun así, el corpus de su producción es muy valioso. Fue un escritor que cultivó una legión de seguidores argentinos, desde mediados de los '90, cuando ya en EE.UU. era un novelista consagrado.

Todos sabemos que el encanto de un libro se ve deslucido por las malas traducciones. Pero eso se nota más en obras de otros idiomas fuera del inglés. Auster mismo fue traductor, por lo cual es dable pensar que cuidaba celosamente su material para adaptarlo a otras lenguas. Al igual que Menotti, este autor forjó un estilo, no hay nadie que escriba como él lo hizo, y si a futuro aparece alguno, no sería extraño que los críticos literarios dijeran: “Es un buen libro, pero se parece demasiado a Paul Auster”. El azar y la casualidad están presentes siempre, y eso es lo que nos gusta a los lectores fieles de sus libros, más allá de las salvedades que hice mención. 

Podría haber sido Premio Nobel de Literatura, y nadie se hubiera escandalizado. Si le otorgaron ese galardón a Vargas Llosa o a Bob Dylan, no hay motivos para imaginar que Auster no se lo hubiera merecido. La trilogía de Nueva York, por sí sola, ya lo pone en el podio de los grandes. Y su capacidad para tejer relaciones entre los personajes es admirable, sin duda alguna.

Y para cerrar este posteo con un sesgo de tristeza por esos talentos que no volverán, anteayer falleció Néstor Astarita, un baterista de jazz excepcional, que contribuyó como músico de sesión en grabaciones de artistas de la talla del Gato Barbieri o Ella Fitzgerald (googlear). Puede sonar cruel lo que voy a decir, pero estaba en una edad “razonable para morir” (?): 85 años. 

Según consta en el anecdotario infatigable de la historia pueblerina, el genial percusionista solía amenizar las veladas en la desaparecida confitería “Calahorra”, ubicada en la Av. Alem. Ya nada queda de aquellos años, salvo las fotografías y las crónicas de la época: Ni Calahorra, ni Astarita. Pese a todo, permanecen en algún lugar de la memoria, y entiendo que hay grabaciones caseras de aquellas actuaciones que todavía se conservan. Nos estaremos viendo pronto. Punto final.

15 de mayo de 2024

Una mitad de semana tranquila en la city

 

Miércoles por la tarde en la ciudad. Hasta el momento ha sido un día tranquilo, pero provechoso: Grabé un nuevo programa para la tele, preparé algunas notas escritas para el diario web, y reanudé lo que sería una jornada común y corriente para mí. 

En cuanto al invitado televisivo, es un vecino que ya había participado en una temporada anterior, y sinceramente no nos quedaban muchos temas por hablar. En esos casos prefiero que sea un ciclo más breve antes que remar en el dulce de leche. Por ese motivo, el espacio duró casi media hora. Me limité a crear un clima apropiado para que se sintiera cómodo en el estudio, e ir preguntando. No soy de quedarme callado, pero si a un invitado en particular le cuesta expresarse, es mejor “ayudarlo” sin llegar a interrumpirlo del todo. Es decir, lo vas guiando  para que pueda desarrollar la idea que intenta exponer. 

Hablar en público no es para cualquiera, a mí la tele ya no me inhibe tanto porque yo no veo a mi audiencia, no están los 6.000 o 7.000 abonados de cable sentados en una platea. En cambio, si por alguna circunstancia tengo que hablar ante un grupo de gente conocida, inevitablemente me pongo nervioso. Pero aun así, elijo bancármela y no acostumbrarme tomar un ansiolítico, aunque sea recetado. Una vez lo hice pensando que me daría más tranquilidad, pero me restó lucidez. Tuve que dirigirme al público con la cabeza embotada y casi me enredo solo, ni yo escuchaba lo que estaba diciendo. Un Rivotril no te va a cambiar la vida ni para bien ni para mal, pero por ese motivo es aconsejable evitarlo. Ese tipo de medicación antes me daba sueño, de hecho mucha gente la usa para dormirse enseguida por las noches. A mí me quitan un poco de ansiedad, nada más, y debés tener en cuenta que si tomás una determinada medicación por un período prolongado, el efecto inicial va disminuyendo.

Para el finde, seguramente me tocará cubrir una agenda periodística bastante intensa, y siempre habrá cosas no sean de mi interés.  Sin embargo, a esta altura de mi vida no tiene sentido renegar por eso, en toda profesión se dan ese tipo de situaciones. Lo peor es que una determinada institución supone que lo que ellos organizan es lo único que hay disponible para hacer, y entonces se toman todo el tiempo del mundo para comenzar. Piden puntualidad, cuando ellos mismos no son capaces de cumplirla. Eso es lo que me provoca más fastidio. Ahí sí que mi paciencia y mi tolerancia se ponen a prueba, porque no me gusta que me hagan perder el tiempo; en el peor de los casos quiero ser yo quien decida en qué lugar hacerlo.

Cuando cubrís un acto protocolar o conmemorativo, vas a encontrarte con que otra persona más influyente también quiere huir lo más rápido posible, de manera que si se da tal coyuntura se ponen las pilas porque ni los propios dirigentes demuestran algo de fervor patriótico para hacerle justicia a una fecha alusiva.

Por supuesto, esta profesión también depara satisfacciones. Que la gente te reconozca, te aprecie, y te salude, es algo que nos hace ver que la tarea diaria no ha sido en vano. Es fácil detectar a los aduladores y a los de doble moral, fue algo que aprendí con el tiempo. Es por ello que expreso mi genuina gratitud con todas las personas que reconocen y valoran el trabajo del periodista. Punto final.

13 de mayo de 2024

¿Cómo es un "lunes sabático" en Lobos?

Lunes. Hoy me sucedió un fenómeno curioso: Arrancamos la semana, lo cual es obvio para cualquiera, pero no lo fue tanto para mí. Perdí la brújula, o la “agenda”, mejor dicho. Empecé el día plenamente consciente de que era lunes, pero ya cuando pasó el mediodía y me disponía a dormitar la siesta, se me hizo una laguna: Estaba convencido de que era sábado, vaya a saber por qué. Laboralmente, hoy no hice demasiado, quizás guiado por esa misma confusión que se prolongó hasta las últimas horas de la tarde.

Pero no hay mal que por bien no venga: Me tomé el día, digamos, algo que casi nunca hago. Ni toqué el teclado de la computadora, excepto para escribir este posteo. Incluso tenía que hacer unos trámites y los pospuse ingenuamente creyendo que no habría bancos por tratarse de un fin de semana. Claro que ya para mañana se acaba la joda, y habrá que continuar con la rutina habitual. Lo raro de todo esto es que suelo confundirme de fechas o días cuando hay un finde largo, pero en esta ocasión no ha sido así. 

Ironías de la vida: Soy siempre yo quien reniego de los excesivos feriados y asuetos, y podría afirmar que hoy –para mí- fue casi uno más de ellos. Fueron unas "mínimas vacaciones", un lunes sabático que aproveché para escuchar música, leer, y ver películas, todo ello debido a que se me nubló la mente y se me corrieron los casilleros del almanaque. No me extrañen, nos estamos viendo pronto: Mañana prometo volver al ruedo con la actualidad política local y notas de interés general, porque lo que hacemos los periodistas honestos, no es ni más ni menos que prestar un servicio a la sociedad, sin ningún "sobre" de por medio. Punto final.

10 de mayo de 2024

El "día después" del Paro General

Paro general. No hay bancos, no hay colectivos, no hay trenes, los hospitales sólo prestan atención médica de Guardia. Acá, en un pueblo chico, no se advirtió una merma en el movimiento normal de cualquier día de semana. Estaba pensando que sin soslayar que los bancarios tienen una responsabilidad importante dentro del mercado laboral, su tarea se ha visto compensada con creces al haber cerrado paritarias por un salario básico de $ 1.200.000. Muy pocos trabajadores de otros rubros cobran un salario de esa magnitud, digámoslo sin rodeos. Para un empleado de comercio, ganar la mitad de esa cifra ya es decir mucho. Las distorsiones en los ingresos de los trabajadores merecerían un largo debate, porque –citando ejemplos-, los empleados municipales ganan muy poco, sobre todo aquellos que no ocupan cargos políticos y que han ido ascendiendo de categoría. 

Hay negocios, como las estaciones de servicio, donde los playeros y todo el personal (si tienen la suerte de estar en blanco), no gozan de los beneficios del sindicato que les correspondería, sino se los considera “empleados de comercio”. Y por ende, ello hace que el padrón de afiliados de OSECAC sea uno de los más numerosos del país. Por supuesto, las paritarias que se cierran en estos casos son notablemente inferiores a las que recibirían de pertenecer al SOESGyPE (Sindicato Obreros de Estaciones de Servicio, Garages, Playas de Estacionamiento y Lavaderos Automáticos), porque ese sindicato es el que se ajusta exactamente al laburo que realizan, y no una denominación genérica como sería “empleados de comercio”. 

La actividad comercial abarca varios rubros y cada uno se rige por un convenio específico, no es lo mismo una funeraria que un supermercado o una farmacia. Ante la necesidad de empleo que adolece la ciudad (consecuencia de la falta de Pymes e industrias), se ofrecen sumas miserables por varias horas, y en caso de que renuncies, tu ex empleador no dudará en afirmar que “Fulano se fue porque no tenía ganas de trabajar”. Ganas sí, explotación no. No tener tiempo ni para ver a tus hijos y a tu familia porque estás como un esclavo parado 12 horas despachando nafta, no. 

Para hacer un análisis honesto, no podemos soslayar que los capos sindicales son en su mayoría quienes reciben “sobres” del Estado para su propio enriquecimiento a cambio de negociar aumentos ínfimos hacia sus representados.

Hoy es viernes, el paro ya es historia, y en consecuencia, la rueda sigue girando. Estarán quienes sigan pensando que los que adhirieron son vagos y planeros, y aquellos que lo consideren un reclamo justo. Creo que ambas posiciones tienen algo de razón, me sería imposible inclinarme absolutamente por una de ellas. El resto de los acontecimientos los decidirá el tiempo. Nos estaremos viendo pronto, quizás con noticias más alentadoras, que siempre las hay. Punto final.

(PD= Disculpen los errores de tipeo, redacté esta nota apresuradamente, pero ya fueron corregidos)

7 de mayo de 2024

Costillas

Martes por la noche en la ciudad. En los últimos meses tuvimos cuatro invasiones consecutivas de mosquitos, algo que entraría en el terreno de lo anecdótico, pero que trae numerosas complicaciones para la vida cotidiana al aire libre. Febrero, marzo, hubo algo más leve en abril, y ahora mayo, fueron el target elegido por los insectos para hacer de las suyas, sumado al calor, la humedad, y el agua estancada por las lluvias. No es una buena combinación, todo lo contrario. Es un cóctel difícil de digerir. Pero si nosotros, que ya hemos pasado por tantos obstáculos, nos quedamos en la mediocridad, no le estaríamos haciendo justicia al desafío de vivir. 

Tenemos bastante por mejorar antes que mirar la paja en el ojo ajeno. Nos revolcamos en el barro ante aquello que nos exime de toda culpa, por ínfimo que sea. Si habláramos de política, estaríamos al horno, porque en calidad de electores, no sería sensato que siguiéramos viendo lo que ocurre mientras nos hacemos los giles. La gente que está ahora no llegó porque sí, eso es obvio, pero no nos queremos convencer de la realidad. Preferimos seguir engañándonos. Aun así fluyen ideas, incluso en aquellas mentes que en apariencia están tranquilas y mansas. Nadie nos podrá quitar nunca la capacidad de pensar, y mientras tengamos eso, podremos razonar. Ya que alguien quiera hacerlo o no, es otra historia.

Las ideas, los proyectos, los planes, los deseos. Todo ello está en el aire, y circula a más velocidad que cualquier bicho que procure alimentarse de sangre. Son posiciones, formas de ver la vida. Cada uno está plantado en la suya, y desde esa óptica analiza los hechos. Por eso es que se habla de una opinión pública, que está formada por el sentir de la sociedad. Cuanto más disgregada se presenta, mas conflictividad hay en la calle. Se genera más violencia, al comienzo no lo percibimos, pero crece a una escala significativa sin que nos demos cuenta a qué punto estamos llegando. En el fondo, todos somos unas pobres ratas de clase media o media/baja, y pelearnos entre nosotros, sólo facilita que engorden los bolsillos de los más acaudalados, de esa “gente bien” que se cree que el pueblo pastorea en la mansedumbre y que nunca se rebelará. Ese día va a llegar, quizás dentro de unos meses, o al cabo de unos años, y vamos a ver cuántos quedan en pie cuando eso suceda. Porque si explota todo, ahí sí vamos a tener que juntar fuerza y coraje para salir a flote y seguir en pie. Ahí los quiero ver, porque no será nada grato, ninguna lucha popular ha nacido desde la comodidad. Me estoy desviando bastante del contenido del primer párrafo, pero no importa. Los mosquitos son más que una metáfora grotesca y cruel de los que viven a costillas de otros. Punto final.

6 de mayo de 2024

El burro y la zanahoria

 Comienzo de la semana. Buen momento para pensar y reflexionar sobre todo lo realizado durante el finde. Bueno, ya un anticipo se los di respecto a mi visión sobre eventos como la "Fiesta del Alfajor" y demás. El sentido común indica que bajo ningún concepto debió haberse desarrollado ayer, con una día nublado y lluvioso. No es un contexto que invite a participar. Pensemos que, en un domingo con cielo despejado y sol radiante, sin duda la Plaza hubiera estado llena. Por lo cual, la sensatez decreta que debería haberse reprogramado, de forma tal que se logre una mayor concurrencia. 

Ya sé, es cierto lo que me dijeron algunos funcionarios: No se cambió la fecha porque estamos hablando de productos artesanales donde lo fundamental es garantizar la frescura de la materia prima. Aunque discutible, no es un argumento 100 % erróneo. Porque, llegado el caso, podríamos plantearlo al revés: ¿Cómo hacer para brindar a los lobenses y ocasionales turistas algo gratuito e interesante en una aburrida y destemplada tarde de fin de semana? Y te digo más, si pagás el cachet de algún artista de renombre, hubiera sido un golazo con todas las letras. Si el año pasado le pagaron a Chantal Abad casi $ 363.000 por ser jurado de la Fiesta de la Empanada (consta en los decretos), comprenderán que lo que acabo de afirmar no es tan descabellado.

Sea como fuere, más allá de eso, pienso que la decisión final no pasó por ahí, sino que ya estaban todos los gazebos y stands armados, y por era razón se optó por hacerlo tal como lo vimos quienes estábamos cubriendo periodísticamente en el lugar. Me pareció que se arriesgaron inútilmente dejándose llevar por la improvisación. Yo esto lo dije ayer, el mismo día, para que no me salgan a chicanear de que hablo con "el diario del lunes". Sin gastar mucho dinero, se le podría haber brindado un marco de mayor lucimiento con el sólo hecho de elegir una fecha más propicia climáticamente. Por no mencionar que casi no tuvo difusión, ni se hizo una conferencia de prensa (meramente informativa) a modo de recordatorio de esta actividad. Es un punto que necesariamente deberán rever los responsables de que los eventos culturales o turísticos tengan la llegada y la audiencia que se merecen. 

Es decir, estarán aquellos que estaban al tanto de esto y sin embargo no fueron, pero me dio la impresión de que la gran mayoría de los vecinos permaneció indiferente (y ausente), simplemente porque nunca se enteró. 

Ya voy a ampliar este concepto, por más que suene reiterativo en mi exposición, porque da lugar a un análisis más detallado y preciso. Basta con comparar cómo en gobiernos anteriores se promocionaban actividades de este tipo con "costo cero", y cómo en la actualidad siguen sin encontrarle la vuelta, corriendo desde atrás como el burro con la zanahoria. Nos estaremos viendo pronto. Punto final.

2 de mayo de 2024

Las preguntas obvias también merecen ser respondidas

Con el paso del tiempo, vamos cambiando. Eso no es novedad, lo novedoso es cómo interpretamos ese proceso. El destino nos lleva a enfrentarnos a coyunturas que provocan un quiebre en nuestras vidas, y transcurrido ese vendaval, ya no seremos los mismos, ténganlo por seguro. Es decir que ya tenemos un “chip” distinto, porque los hechos hicieron que comenzáramos a ser más prudentes o desconfiados. Comprendemos que no nos sirve estar posicionados sólo para cumplir con las expectativas de los demás.

Crecer duele, porque la edad hace que te des cuenta de determinadas cosas que antes ignorabas. No es tu culpa, simplemente no estabas en un contexto que te permitiera vivenciarlas: Historias de traiciones y deslealtades abundan, no sólo en el juego de la política. Te toca sobrellevar situaciones donde decís: “Éste me cagó”, cuando nunca esperabas algo así de esa persona. Y se transforma en una gran decepción. 

Llega un punto en el cual el crecimiento ya pasó, y comienza el declive, pasados los 30 años, o un poco más. Me refiero, por supuesto, al crecimiento biológico de cualquier ser vivo. Enfrentamos la inevitable vejez con estoicismo, y no con resignación. Nos sirve de consuelo seguir siendo útiles en algo, y que no nos confinen en un geriátrico o un hospicio.

No obstante, no podemos asumir que los años traen sabiduría, no es una regla general en absoluto. Nuestra memoria ya no funciona, los músculos se atrofian, la piel se arruga, los dientes se caen, y varias cuestiones escatológicas que mejor no mencionar. Los que todavía no llegamos a esa instancia, conocemos cómo funciona porque ya lo hemos visto en nuestros abuelos. No son quienes supimos conocer, la vida les está dando su último capítulo, y después ya no sabemos qué sucederá. Para algunos será un misterio o un paso hacia la Eternidad; para otros, el final sin más metáforas.

 Pero antes de que ese final llegue, es dable pensar que nos vamos preparando para eso, y en el “mientras tanto”, nuestras preferencias e intereses de modifican en función a factores como la familia, los amigos, los hijos, o el trabajo.

 Ya no visitamos los mismos lugares, ni vestimos de la misma manera. Esos lugares sólo existen en nuestra mente como si fueran una foto, quedaron congelados ahí. Pero para otra persona, no es más que un edificio derruido, o un terreno lleno de pastizales. Esa persona no sabe que allí estuvo un bar o un boliche en el que nos cobijamos, o quizás el recuerdo de una escuela que también cambió su fisonomía por esos caprichos de la arquitectura de los edificios públicos, con esa fealdad que los distingue.

Es normal cansarse de la rutina, y lo más paradójico podría resumirse de esta manera: Creemos que somos los mismos, incluso logramos hacer cómplices de esa farsa a los demás, hasta que un día nos cansamos definitivamente y elegimos otro rumbo. Que la vida cotidiana sea aburrida no quiere decir que no estemos en constante movimiento. La sociedad actual no es muy compasiva con los viejos, por eso no seas tan insolente de burlarte de ellos. Ya te va a llegar la hora a vos de que te depositen en algún asilo.

Aquello que nos hace reír también fluctúa. Ya no nos causa gracia el chiste de doble sentido, la estupidez, etc. Las caminatas en el Parque o en la Plaza del barrio tienen otro sabor. Estamos haciendo algo por nosotros mismos, resistiendo al tiempo que es más tirano de lo que parece. Por otra parte, nos empieza a llamar la atención el jazz, el tango, la bossa nova, porque todo lo demás nos parece demasiado burdo y trillado. El problema es que como siempre pensamos en un futuro, cuando ya no hay futuro posible se nos agotan los trucos. Hay mucho tiempo malgastado es proyectar,  o en hacer planes y cálculos, que esto sí y esto no. ¿Por qué sostengo esto? Porque nos desdibujamos intencionalmente, nos convertimos en una caricatura de lo que fuimos. A cierta edad, es poco probable que ciertas cosas nos entusiasmen dado que ya las vivimos y no están dadas las condiciones para un "deja vu". Aceptar que vamos creciendo y que ya no somos adolescentes, es complejo, porque todos, aún quienes presumen de su madurez o mesura, tienen actitudes de otra época. Lo cual no está mal, siempre que no se vuelva una costumbre que te haga quedar como un gil, haciendo la parodia del artista. Nos estamos viendo pronto. Punto final.

A la vuelta de la esquina

  Mitad de semana en la ciudad. No sé qué les pasará a ustedes, pero yo ya no me preocupo tanto como antes respecto a situaciones que aparen...