6 de octubre de 2005

"EL MUNDO EN QUE VIVIMOS" (TEXTO DE LUIS ZÁCCARA)





Que extraño sería este mundo si aceptáramos infinidad de sucesos en los cuales, aisladamente, cada cual cree, acepta o tiene pruebas. Los gatos serían psíquicos, los niños podrían doblar cucharas con el sólo poder de sus mentes.
La gente podría leer las mentes de sus congéneres, barajando y repartiendo cartas podría predecirse el futuro.
Serían parte del paisaje cotidiano extraños seres del espacio exterior, principalmente marcianos pequeños, verdes y cabezones, estarían volando regularmente sobre nosotros desde hace muchos años, raptarían gente y realizarían distintos tipos de análisis clínicos.
Durmiendo dentro de una pirámide de Plexiglás hecha a medida mejoraría la salud, o colocando dentro hojas de afeitar mantendrían su filo, colocando churrascos tardarían más en pudrirse.
La localización de ciertos cuerpos celestes en el momento del nacimiento determinaría nuestro futuro y nuestra personalidad.
Con una varilla en forma de horqueta se podría encontrar agua en el desierto.
Uno podría levitar con solo aprender a hacerlo, teniendo por cierto una cierta predisposición.
Aquellos que hubieran vivido en otros tiempos podrían estar existiendo hoy y recordar antiguas vivencias, o que cientos de barcos, aviones y gente habrían desaparecido en zonas determinadas, sin razón aparente.
Así mismo las plantas pensarían y nos comunicarían con el espacio, los delfines escribirían poesías, las ballenas conversarían con nosotros.
De ves en cuando en un árbol, en una ventana o en un letrero, a veces en una nube, aparecería una imagen divina.
Qué extraño mundo, y la lista es interminable, pero todo esto pertenece a un mundo creado por el hombre ante la necesidad de resolver muchos reclamos, que, la incertidumbre acerca de nuestra existencia exige, un mundo donde todo vale y no sigue ninguna regla lógica, la necesidad de crear elementos con poderes superiores, superiores a los nuestros que resuelvan los problemas que nosotros no podemos.
Pero ese mundo no existe, el verdadero mundo es tanto o más extraño, pero perfecto, grandioso, conocible, mensurable, predecible. Un mundo donde desde el primer instante de su creación fueron encajando cada cambio o hecho físico sin nada librado al azar, ese es el mundo que debemos conocer e interesarnos.

A la vuelta de la esquina

  Mitad de semana en la ciudad. No sé qué les pasará a ustedes, pero yo ya no me preocupo tanto como antes respecto a situaciones que aparen...