28 de junio de 2006

"LOS SUEÑOS DE JUAN" (CUENTO)


He aquí otra obra de narrativa ficcional de un autor lobense que tenemos el placer de poner a consideración de los lectores de nuestro sitio.


Un extraño ruido que emanaba desde la cocina invadió mis oídos mientras llevaba a cabo un cálido reposo, mis párpados se movieron lentamente para que la imagen del techo se abriera difusamente en la pantalla de mi mente. Las mismas formas, la misma pieza, la misma rutina, la misma película. Como todos los días, el aroma del café se colaba por mi nariz lastimando con su intensidad mi laringe para despertarme definitivamente. Bastante cansado había quedado del día anterior, en el que me la pasé corriendo toda la tarde. Pero las voces de mi lugar familiar me resultaron de inmediato desconocidas.

¡Esto debe ser un robo! Pensé dentro de mí. De inmediato, extendí mi mano hasta al teléfono para llamar a la policía, mientras las voces intrusas se apoderaban cada vez más del interior de la casa. "¡La línea está cortada Juan!", escuché desde la cocina a una mujer de unos 60 años, el doble de mi madre. Miraba hacia el alrededor pero todo estaba en orden: mis discos, el equipo, la tele. ¿Acaso venían a robar? Se preguntaba la voz de mi conciencia. Así y todo, decidí quedarme quieto para escuchar cómo las acciones se sucedían, intentando comprender la incredulidad de lo que estaba ocurriendo. Esperé sentado en la cama hasta que todo se calmara.

Al cabo de una hora el ambiente se silenció, mientras mi mente se llenaba de preguntas. Al intentar moverme del lecho, las piernas no se movían como yo pretendía. ¡Hasta me sentía extraño en ese ambiente lejano! Y fue cuando al correr las sábanas observo cómo tenía las piernas inmovilizadas. Resultaría imposible escapar de aquella prisión.

Nadie alrededor que me explicara lo extraño de los sucesos. ¡Ni siquiera podía hablar para convocar a algún integrante de la comitiva invasiva! Mi única conexión con el mundo no era otra que la mera observación y audición de lo que pasaba.

¿Cómo está Julio? Preguntaba una voz cercana al umbral del cuarto. "Bueno, vamos a verlo que está en su habitación descansando," contestó la mujer que me había dirigido la palabra al principio.

De repente, una presencia vestida de blanco se acerca hacia mí: ¿Le van a cortar la sonda? Preguntó curioso un niño que se ocultaba, aunque visible, detrás de la puerta. "Son muchos años desde que se encuentra así" reparó la sesentona que pareció no dirigir la respuesta al niño. "Todavía no lo hablé con el padre, es que en realidad siento que su mente existe aunque no de señales de vida. Muchas veces soñé que yo era otra mujer, bastante más joven, y aunque más no fuere, vivía en esta casa mientras este cuerpo que está en la cama, lucía vestido corriendo en el patio al grito de mamá, mamá" dijo la mujer.

Eduardo Bobbio

17 de junio de 2006

NO CULPES A LA NOCHE











Ibamos con dos amigos a bordo de un Volkswagen Gol, recorriendo las calles de la ciudad, en lo que aparentaba ser una noche de viernes cada vez más aburrida, pese a que en aquel entonces la gente todavía tenía guita como para gastar un viernes cualquiera, aunque más no sea para tomar algo. Una densa niebla impedía distinguir a cierta distancia los contornos de los objetos más elementales, como una columna de alumbrado o la silueta de un árbol. Los vidrios del auto no tardaron en empañarse y uno de mis amigos, a falta de algo mejor, empezó a dibujar boludeces con el dedo. Recorrimos las principales calles del Centro, con la calefacción del auto a pleno para paliar las gélidas temperaturas y observando el panorama desolador que se presentaba ante nuestra vista.

 Si bien hace varios años que permanecía así, me impactó el enorme predio desierto ubicado en la esquina de Salgado y Pedro Goyena, en el cual solía haber una estación de servicio YPF y tiempo después, durante años, yació una Rambler Rural que cada día parecía estar está más cerca del desguace.

No pude evitar pensar que aquella estación de servicio tan elegante y bien provista  le daba vida a una esquina de nuestra que frecuentaba cada vez que iba a la escuela porque desde mi casa le pegaba derecho por la Salgado hasta doblar en la calle San Martín y de esta formar llegar al Colegio Comercial. En fin, como les mencionaba sin temor a equivocarme podría decir que  pasaron más de 15 años durante los cuales la otrora YPF quedó está sumida en la decadencia y en el abandono. Lo que más recuerdo es que había una especie de Free Shop, con CD´s importados, cigarrillos, y hasta un videoclub. Ya no queda nada de eso porque, como todos sabemos, se construyó un edificio de departamentos.

 Pero casi de inmediato vino a mi mente otra reflexión, con un sesgo más amplio que la anterior. Descubrí, sin demasiado esfuerzo, aun en 2006 y teniendo en cuenta lo que comentaba sobre la plata que se podía gastar, la noche se Lobos se fue reduciendo a su mínima expresión. Recuerdo las épocas, no tan lejanas, en las que El Club Café solía abrir los jueves. Era “la previa” del fin de semana, con todo lo que ello implica, y si bien los compromisos laborales o escolares que uno tenía en aquel momento no daban para un exceso de alcohol, uno se las arreglaba para hacer de la noche del jueves un alegre pasatiempo, un entremés metafóricamente hablando, un plato de entrada con el cual se iba anticipando el plato principal, la noche del sábado. Y bueno, ya que estamos, quién no recuerda los viernes con el boliche Nivel 1 en el pico de su popularidad, o los domingos con Kabak renaciendo de sus cenizas, a mediados de los '90.

Lobos vivía en 2006 una suerte de “boom” comercial, tal como diéramos cuenta en un artículo que fue publicado anteriormente. Pero esa tímida prosperidad –limitada, por supuesto, a ciertos sectores- no tiene su correlato en los locales de esparcimiento nocturno. La apertura de “El Cubano”, un par de años atrás, otorgó en su momento una brisa de aire fresco y reactivó un sector del centro que había sido completamente relegado.

Hoy, una módica cerveza y los nunca bien ponderados “tragos” se ofrecen a precios un tanto desproporcionados para los magros ingresos de chicos y adultos. En 2006 con 10 pesos te tomabas en un bar dos cervezas (de 750 ml) y se acababa la joda... el bolsillo ya no daba para más.

Para evitar cualquier tipo de interpretación errónea, creo son varios los ingredientes que hacen a algo tan sencillo pero tan complicado de conseguir como “pasarla bien” un sábado a la noche. Un par de buenos amigos, ya son un buen comienzo. Conocer alguna señorita si se presenta la ocasión, escuchar música que se nota que fue seleccionada por un DJ y que no es la bosta que empezó a sonar por aquellos años de juventud.

La noche de Lobos es chata, aburrida y mediocre por donde se la mire, y lo peor del caso es que no es algo de no se pueda resolver. Estoy seguro de que la gente que en su momento llenaba las instalaciones de “Aquelarre”, el mítico pub de Buenos Aires y Arenales donde ahora hay una verdulería o algo así, aún no ha encontrado un lugar que se le parezca, ni siquiera remotamente. Vale decir que el público que se concentraba en esos lugares “under”, por llamarlos así, no encuentra -hoy por hoy- otro sitio que resulte afín a sus intereses y expectativas. Qué bueno sería, entonces, que pudiera existir un bar en el cual las bandas toquen sin culpa, con músicos de verdad y no haciéndolo sobre pista pregrabada. Sin la amenaza de los vecinos quejosos y hoscos que tan pronto como ven perturbado su sueño exigen el inmediato el cese de show.

No estoy diciendo que “Aquelarre” haya sido el lugar “under” por excelencia, porque incluso hablar en Lobos en esos términos suena casi a chiste, a un despropósito. Pero sí estoy convencido de que faltan espacios como ésos, y falta también volver a épocas en las cuales no era necesario colocar a la entrada de los locales carteles restrictivos, al estilo de “se prohíbe el ingreso con visera o gorra”, o el más diplomático “la casa se reserva el derecho de admisión”. Si todos fuéramos capaces de ser centrados y ubicados, de aceptar y comprender los códigos que imperan en cada lugar al cual vamos a ingresar, nadie tendría que decirnos que por tal o cual motivo se nos prohíbe la entrada al local, pues nosotros mismos nos daríamos cuenta de tal situación. Pero eso sería tema para otra nota, que seguramente no tardará en caer. Punto final.


14 de junio de 2006

LOS TRISINGER EN LOBOS, UNA PROPUESTA PARA NO PERDERSE

Por segunda vez nos visitan LOS TRISINGER, este genial grupo cómico con su nuevo show, “Circu$ República”
El trío cómico “Los Trisinger” actuará el próximo 16 de Junio en nuestra localidad en la sala de El Teatrito, a las 21:00. El valor de la entrada ha sido fiajdo en $10, y se pueden adquirir en la Biblioteca Héroes de Malvinas, los lunes, miércoles y viernes de 10 a 12, de lunes a viernes de 16 a 20hs. El grupo nacido en Santa Fe, y que hiciera sus shows por gran parte de cafés concert de Capital Federal sobre todo en San Telmo, desde ya varios años salieron en busca de nuevos públicos y el año pasado estuvieron en Lobos con su anterior show Pelos de Gallina, y este año salen al show con Circu$ República.

Como hemos mencionado al comienzo de esta nota, "Los Trisinger" tuvo sus orígenes como grupo en el seno del Teatro de Arte de Santa Fé, en 1971, como un divertimento interno del mismo. Un par de años después, decidieron incursionar en Buenos Aires. Las primeras actuaciones se produjeron en distintos café-concerts de la época, compartiendo el escenario con otros artistas hasta que los descrubrió en "El Taller de Garibaldi" la recordada productora Julieta Ballvé y los invitó a realizar su primer espectáculo integral en Los Teatros de San Telmo.

El grupo se disolvió en 1982 luego de 10 años ininterrumpidos de estar en cartel con seis exitosos espectáculos. A mediados de 2003 volvieron a reunirse y estrenaron su espectáculo "Pelos de Gallina" nominado al premio Estrella de Mar como mejor espectáculo humorístico. (Actualización: Uno de los integrantes del grupo, Rody Kohanoff, falleció en junio de 2021)


11 de junio de 2006

ASÍ SE VIVE EL MUNDIAL EN LOBOS



Tan pronto como finalizó el partido Argentina-Costa de Marfil, el centro de la ciudad se pobló de chicos y chicas que festejaron con banderas y pancartas el triunfo de la Selección. Más allá de que el desempeño del equipo dejó mucho que desear -los africanos presionaron hasta el último minuto y casi logran empatar- , la expectativa por el debut era grande y lo importante era festejar el resultado. El análisis pormenorizado del rendimiento del equipo y su floja actuación inaugural quedarían para después. Una multitud se concentró sin provocar incidentes en la esquina de Buenos Aires y 25 de Mayo alrededor de las 18, entorpeciendo por momentos el tránsito vehicular, y 40 minutos después todo había vuelto a la normalidad y los fervorosos festejantes mundialistas se retiraron a la espera del próximo partido del equipo, el viernes 16 de junio ante Serbia y Montenegro.

9 de junio de 2006

¡CUMPLIMOS UN AÑO!


CULTURA LOBOS cumple su primer aniversario el próximo 30 de junio, y este es un buen momento para compartir con los lectores algunas reflexiones. Este sitio recibe diariamente numerosas visitas de Lobos, del resto del país e incluso de algunos países remotos, sobre todo aquellos de habla hispana. Lo que más me sorprende es que, si bien la naturaleza de los textos aquí publicados está indisolublemente ligada a la realidad de nuestra ciudad, ello no ha sido un impedimento para que en otros países el material que se difunde en el sitio sea apreciado y valorado, por diversos motivos que exceden lo meramente regional.

Tanto yo como el equipo de colaboradores del sitio hemos recibido sugerencias, reclamos, opiniones y comentarios de diversa índole, y hemos tratado de tomar debida nota de todos ellos. En ocasiones nos ha resultado difícil complacer a todos. En otras, debimos eludir los caminos que ya han sido recorridos y buscar nuevas líneas de pensamiento. Y decimos esto, porque sería erróneo pensar que un tema admite una sola lectura, un solo punto de vista. El abordaje que uno hace de la realidad es inexorablemente subjetivo, y vale la aclaración, por más que esto sea una verdad de Perogrullo.

Comenzamos a transitar una etapa en la cual deberemos redoblar la apuesta, en todos los aspectos, pero sin descuidar el objetivo primigenio que ha sido ofrecer a los lectores textos de calidad, que de otro modo no tendrían forma de tomar estado público.

Mientras escribo estas líneas, el país entra en un letargo incierto, pues su duración dependerá de cual sea la suerte de la Selección en el Mundial de fútbol. No obstante, y a sabiendas de que hay personas que no gustan de este noble deporte, el sitio seguirá siendo actualizado regularmente.

En lo sucesivo intentaremos que las vertientes más tradicionales de la literatura, como son el cuento y la poesía, tengan una presencia más firme en nuestro espacio, con esa calidez, esas pinceladas pueblerinas y ese color local que distingue a nuestros grandes escritores y a aquellos que van camino a serlo.

Con esas premisas, les agradecemos a todos aquellos que han visitado el sitio y los invitamos a seguir haciéndolo, para de esta manera fortalecer un vínculo fundado en la cultura y el pensamiento.

LOS QUE HACEMOS "CULTURA LOBOS"

2 de junio de 2006

LA RUTINA NOS AGOBIA


La rutina siempre ha tenido muy mala prensa. Por lo general, suele asociarse la palabra -y todo lo que la rodea- con aquellos aspectos que resultan negativos o perniciosos para la salud psíquica del individuo. Por ejemplo, con el tedio y el aburrimiento crónicos. Sin embargo, como en muchas otras facetas de nuestra vida, existen motivos para suponer que una vida que no esté regida por una rutina más o menos establecida va rumbo al caos. Una de las necesidades básicas del ser humano es la seguridad. Si eternamente viviéramos en situaciones inestables, nuestra salud mental se deterioraría a pasos agigantados, sería humanamente insostenible. En un gimnasio, para mejorar nuestra condición física, se trabaja en base a una rutina; lo mismo ocurre a un actor en un escenario cuando debe repetir noche tras noche el mismo parlamento, lo cual no implica que esto esté exento de creatividad ni de disfrute, al contrario, el desafío es encontrarle cada vez un tinte novedoso, un atisbo de improvisación. El hecho de lavarse los dientes, de bañarse, de desayunar, representan hábitos saludables que favorecen la convivencia. La diferencia radica en hacerlo con conciencia y no como hábito inconsciente y mecánico. Lo cierto es que, llegados a cierta edad y con responsabilidades de diversa índole por cumplir (trabajo, estudios, familia) cada vez resulta más difícil salirse de la rutina.
El problema fundamental que presentan los actos repetitivos es que suelen postergar la creatividad, la capacidad de asombro, la sorpresa, esa sensación particular que tiene que ver con el goce y que se relaciona con la transgresión, precisamente porque al ser un acto repetido, la persona lo automatiza y así pierde la posibilidad de recrearlo cada vez, transitándolo desde un lugar de disfrute y presencia (palabra que significa literalmente ‘estar presente’, actitud indispensable para vivir el placer). Cuando hablamos de romper la rutina no queremos decir ‘romper la vida’. Quien quiere romper la rutina quiere respirar algo nuevo y recuperar una desvaída relación con el goce, el misterio y todo lo que genera una sana intensidad. Es decir, en este contexto, romper con la rutina significa disfrutar.
Mucha gente usa la “o” en lugar de la “y” como conjunción entre frases, entre situaciones de su vida. Es como si hacer algo de manera sistemática negara la posibilidad también de disfrutarlo. Cuando un acto, cualquiera, se ejecuta desde una intención inconsciente, automatizada, se pierde relación con el acto en sí mismo y además, con las consecuencias de lo que se hace.
Recientemente, conversando con un médico, este me aseguró: "Soy un firme defensor de la rutina, un generador de la creatividad
y su paradoja, es decir, de hacer cosas paradójicas. Hay recursos baratos, a la mano, que no requieren mucho dinero ni mucho esfuerzo, que sirven para romper la rutina, mucho más efectivos, a veces, por ejemplo que programar un viaje sorpresivo. ¿Por qué? Porque uno se lleva al viaje los mismos viejos hábitos: la misma obsesión por el orden, las dificultades en liberar el erotismo y la creatividad, que no cambian en nada, el impedimento de permitirse llevar a cabo sanamente las fantasías. Es decir, muchas personas no se permiten arriesgar inteligentemente. Lo peor es que piensan que están rompiendo la rutina, gastaron plata en otro lado, pero se llevan los mismos problemas al otro lugar. Si no se producen cambios internos, la persona se queda atrapada. No es necesario "cambiar afuera”. De más está decir que estas declaraciones me dejaron pensando y me hicieron replantear lo que estaba escribiendo para esta nota.
El cambio revolucionario en la propia vida más que romperla, en el sentido de un quiebre, sería cambiarla en su propio lugar. La salida de la rutina, en este contexto, entonces, tiene que ver con atreverse a cambiar por dentro. “Mucha gente le tiene miedo a los cambios internos o no los valora, pero en realidad son los únicos que pueden contribuir a satisfacer aquellas necesidades más profundas que son las que quedan insatisfechas cuando entramos en una rutina destructiva”, me dijo el facultativo, quien pidió no revelar su identidad. La verdad es que, como solemos decir, "me la dejó picando". Que vos repitas una acción todos los días no significa que no puedas otorgarle otro sentido e importancia a lo que estás haciendo. Punto final. 

A la vuelta de la esquina

  Mitad de semana en la ciudad. No sé qué les pasará a ustedes, pero yo ya no me preocupo tanto como antes respecto a situaciones que aparen...