28 de abril de 2007

DECLARACION DE PRINCIPIOS (PARTE III)


Sí, yo también me di cuenta. Como habrán podido advertir, el "post" anterior -si lo analizamos desde la línea editorial que trato de sostener- queda absolutamente descolgado. Pero de vez en cuando me permito cierta heterogeneidad en los contenidos. Además, después de todo, se trataba de un tema que concitaba mi interés público, y en este espacio la consigna ha sido siempre redactar, o bien reproducir, todos aquellos artículos que resulten de mi interés, pero sin ser mezquino en ello. ¿Suena egoísta, verdad? Pues no lo es. Vayamos por partes: 1) La evasión fiscal (tema de mi anterior post) me jode bastante, más cuando es perpetrada por peces gordos, que tienen guita suficiente para ponerse al día con sus cuentas. 2) En términos generales, detesto a las personas arrogantes, pero si además de ejercer ese exceso de autoestima no reúnen méritos suficientes para sostener actitud semejante, estamos ante la presencia de un ser absoultamente repulsivo. ¿Por qué digo todo esto? Porque estoy harto de que critiquen éste y otros proyectos personales que he decidido emprender aquellos no hacen nada, quienes van por la vida vegetando como zombies, quienes se conforman con cobrar su mísero sueldito a fin de mes, con pagar la cuota del colegio de los nenes, con tener un autito y una casita, y seguir el estilo de vida que marca la burguesía imperante. Y como el que avisa no es traidor, les confieso que me resulta extraño encontrarme tipeando la palabra "burguesía"; dado que no tengo la menor simpatía por la jerga izquierdista y por las peripecias revolucionarias. 

Me rompen las pelotas los mediocres, los que se pasan la vida mirándose el ombligo, los que nunca se dieron cuenta de que tienen un mundo por delante. A todos esos pelotudos, les digo que si no entran nunca más a este blog, me hacen un favor. De más está decir que el resto de los lectores, los incondicionales del primer día, y los recién llegados que se engancharon con la propuesta, seguirán siendo bienvenidos, como siempre.

Siempre hay una buena excusa

  Cuando pasan varios años sin que te encuentres con alguien y esa persona aparece súbitamente en escena, pueden suceder dos cosas: O que te...