3 de mayo de 2007

SEXO, MENTIRAS Y VIDEO

Me disgustan terriblemente las escenas de sexo en el cine que aparecen sin ningún tipo de sentido, que no aportan nada a la trama de la película, y que -por si lo anteriormente expuesto fuera poco- son tan pésimamente actuadas que muestran a una mujer haciendo el amor con zapatos de taco o cubriéndose parcialmente con una sábana (¿alguien puede suponer que en la vida real existan parejas que tengan sexo cubriéndose con una sábana?). No soy ciertamente un puritano, tampoco acabo de escaparme de un monasterio. Debo decir que me parecen atinadas, y hasta necesarias, este tipo de escenas cuando resultan funcionales a lo que el director intenta expresar, tal como sucede en excelentes filmes como "Bajos Instintos", "9 semanas y media", "Ultimo tango en París", o tantos otros títulos que en este momento no me vienen a la mente. Me parece que a menudo el sexo es utilizado como un recurso burdo y barato para escandalizar, precisamente en tiempos en que todo ya ha sido dicho -y hecho- a ese respecto. No puedo comprender, tampoco, cuál es el placer que encuentran los consumidores de historietas eróticas o pornográficas (la última moda es un género que se ha dado en llamar Hentai). Si la intención del sujeto es excitarse, ¿por qué no ver una película y ya?
Tal vez estos planteos parezcan retrógrados, pero, insisto, los que me conocen saben que no soy precisamente un puritano, sólo me gustaría que se evitara el recurso fácil de incluir escenas eróticas o "porno soft", que suele estar motivado por un infantil espíritu de transgresión mal entendida. Otra muestra más de la subestimación que ejercen sobre el espectador los que mueven los hilos en la industria del entretenimiento.

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