18 de mayo de 2007

LOS AÑOS MARAVILLOSOS (PARTE II)


Admiro la versatilidad de los artistas, en todos los órdenes. Sin embargo, prefiero que se dediquen a lo que mejor saben hacer antes de explorar otras vetas más endebles. Ultimamente no genera extrañeza que un actor o actriz incursione como cantante, o viceversa. No obstante, los resultandos muchas veces distan de ser los esperados. El actor devenido cantante copia los "tics" de la actuación, desarrolla un histrionismo que le resulta muy eficaz para el videoclip o el concierto en vivo, pero totalmente inútil para pulir sus condiciones vocales y ofrecer una performance decente en el estudio de grabación. Todo lo contrario sucede con Barbra Streisand, excelente actriz y no menos talentosa cantante, fácilmente reconocible por sus ojos claros y su nariz prominente. Altamente recomendable para quien desee conocer más de su arte es el disco doble "The Essential Barbra Streisand" (Sony/BMG) , que tal como reza su nombre, recopila los éxitos más memorables de esta excepcional intérprete ligada con el glamour de Broadway y con el despliegue escénico de las grandes salas. Y si de salas se trata, dentro de su filmografía no puedo dejar de mencionar "El espejo tiene dos caras" , "El príncipe de las mareas", y - por supuesto- "Nace una estrella" (con Kris Kristofferson) tres grandes títulos en los cuales se ponen de manifiesto sus extraordinarias condiciones actorales.

Barbra encontró el éxito comercial allá por 1980, con el disco "Guilty", producido por el ex Bee Gees Barry Gibb, y precisamente con el tema que da título a la placa, un auténtico
crossover, término con el cual pretendemos definir a aquellas canciones que superan la aceptación previsible de su audiencia más fiel e incondicional para lograr una inmediata filiación con la cultura popular. Curiosamente, "Guilty" es un álbum que los seguidores de Barbra de la primera hora no terminan de digerir, por motivos que sería demasiado largo de explicar en este artículo. Pero es algo que suele darse con los fans. Los discos más exitosos comercialmente de su banda o solista preferidos son, como común denominador, aquellos de los que más desdeñan. Sucede con "The Wall", de Pink Floyd, por ejemplo, o con "Metallica", de Metallica (más conocido como The Black Album). Lo cierto es que, aunque las aludidas nunca lo admitan, Mariah Carey y Celine Dion le deben buena parte de sus carreras a Barbra Streisand, por allanarles el camino a la balada pop hiperproducida y con arreglos sofisticados (orquesta sinfónica, sintetizadores, etc. ). Por esas cosas de la vida, en su último disco de estudio Streisand retoma aquella exitoso ciclo de producción artística de Barry Gibb, y vuelve a trabajar con él para lanzar el álbum "Guilty Pleasures", que imita el arte de tapa de su exitoso predecesor de 1980.

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