2 de octubre de 2007

Turismo

Hay determinados momentos en que detesto a los turistas. El domingo pasado me sucedió algo que hacía tiempo que no me pasaba: me di cuenta de que no soporto a la gente que anda con cañas de pescar de un metro y medio surcando el aire como si fueran antenas. Señor, la Laguna está para otro lado, no en el medio de la 9 de Julio! Viajar en colectivo a la Laguna en el fin de semana es un suplicio, con esos sujetos sudorosos y malolientes enarbolando sus cañas y que llevan pescado en una bolsa negra de consorcio como si estuvieran en el Puerto de Mar del Plata. El "look gorra" sigue firme, aparentemente. No importa que sea de noche, el tipo usa gorra igual, es un signo que distingue a su tribu o algo así. No sé, cuando veo que avanzan las hordas desde la estación hasta el centro me pone mal. No puedo entender que no sepan ubicarse, me parece perfecto que tu obsesión sea el pejerrey o cualquier pescado choto, pero no podés andar por el centro con las cañas y la radio portátil escuchando Radio 10!!!

A la vuelta de la esquina

  Mitad de semana en la ciudad. No sé qué les pasará a ustedes, pero yo ya no me preocupo tanto como antes respecto a situaciones que aparen...