17 de junio de 2008

Mientras miro las nuevas olas (parte 2)


Hoy (martes 17) tuvo lugar en la sede del Partido Justicialista, sita en calle Necochea, una conferencia de prensa, a la cual no pudimos asistir por motivos estrictamente laborales. Como hemos mencionado en algún post anterior, quienes hacemos CULTURA LOBOS no tenemos a este emprendimiento periodístico como ocupación excluyente (además este blog es sin fines de lucro). En la Argentina de hoy, se hace necesario realizar varias tareas remuneradas para tener un ingreso que permita asegurarse el sustento diario.
Más allá de estas consideraciones, agradecemos la invitación recibida y lamentamos no haber podido estar presentes. Lo que sí nos interesa señalar, sin perjuicio de lo que se haya dicho en la citada conferencia, es que Lobos ha sido testigo en tiempos recientes de hechos de extrema tensión, producto de la compulsa que mantiene el sector agropecuario con el Gobierno Nacional.
La decisión de la Presidenta, de elevar al Congreso un proyecto de Ley sobre las retenciones móviles para que éste sea sometido al debate y discusión en ambas cámaras, merece ser elogiada. Pero si esa determinación se hubiera tomado antes, los argentinos en su conjunto nos habríamos evitado el desgaste y el hastío que supone estar más de 90 días sin tener certeza alguna de lo que pasará al día siguiente. Esa incertidumbre y ese caos que echó por tierra las buenas perspectivas que tenía este 2008 en materia económica.
El Congreso es una institución de la República que tiene una oportunidad histórica de reivindicarse ante la sociedad, que –no sin motivos- duda del verdadero sentido de este edificio majestuoso que se erige en plena Avenida Rivadavia, donde los diputados y senadores concurren cuando se les antoja y se dan el lujo de no dar quórum cuando se va a debatir un tema que los pone en un aprieto. Como se consideran “soldados” de una causa (y esto vale para todos los partidos), no pueden tener independencia de criterio. Ergo, no pueden –o no quieren- tomarse la molesta de pensar si un debate resultará provechoso para los que pagamos sus dietas con el erario público, entre otros beneficios que incluyen traslados y gastos de representación. La mal llamada "disciplina partidaria" es una nefasta práctica política que flaco favor le ha hecho a la democracia.
Sin llegar a ser dramáticos, bien podemos decir que estamos viviendo horas decisivas. Y, por estar en este espacio y en este tiempo, nos ha tocado ser testigos de esta realidad. Afrontémosla.

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