8 de enero de 2011

Una botella arrojada al mar...

Desde aquel 30 de junio de 2005, el blog se va aproximando a los 500 textos publicados. Desde luego, no todos han podido resistir el paso del tiempo y lograr ser perdurables. También hay otros "posts" que hoy no hubiera redactado, o lo hubiera hecho de otra manera. Creo que he hecho lo mejor que pude, teniendo en cuenta el tiempo que tenía disponible y cómo yo me sentía al momento de escribir cada línea. En sus comienzos se fueron sumando amigos y colaboradores, quienes brindaron un valioso aporte para enriquecer aquel proyecto en ciernes. A partir de 2006, casi todos los textos fueron escritos por mí, lo cual no quiere decir que le cierre la puerta a quien desee colaborar con algún material. A veces me pongo a pensar que los temas de la Argentina Siglo XXI se repiten, precisamente, porque son recurrentes en nuestra vida cotidiana: violencia, inflación, patotas sindicales, inseguridad. Sinceramente, si tuviera la oportunidad, lo pensaría dos veces antes de irme a vivir a Buenos Aires. Lobos no es, claro está, un oasis, y quienes hay leído mis textos anteriores saben que en ese sentido siempre he sido consecuente con mi modo de pensar. Es una cuestión de "pros" y "contras", quizás. Con el tiempo las prioridades de una persona van cambiando, y lo que parecía tan imperioso y necesario hace unos años, hoy ha dejado de desvelarnos. Cuando hace unos meses hablé del trabajo, y de la frustración que sienten muchas personas por no poder trabajar de aquello para lo cual estudiaron, varios lectores me manifestaron que compartían ese sentimiento. El tema es que eso no nos impida seguir adelante con nuestra vida, que no nos paralice, que seamos capaces de aceptar la idea de un futuro diferente al que imaginábamos cuando éramos estudiantes. Crecimos con la idea de que nuestro ascenso en la escala social no tenía techo si estudiábamos con dedicación y nos abocábamos a alcanzar la excelencia. Entonces, es natural que la primera frustración sobrevenga cuando en un puesto que creemos merecer con justicia, está ocupando su lugar un mediocre o un inútil. Es normal, a todos nos pasa. Y te digo más: te va a seguir pasando, porque dondequiera que vayas te vas a encontrar con gente que no está capacitada y que no te podés explicar como accedió a un determinado empleo que era el que vos estabas buscando. Yo ya lo tengo asumido, aunque no voy a negar que a veces me da bronca esta situación. También es frustrante para los padres que dejaron todo atrás para que sus hijos pudieran acceder a una buena educación y hoy los ven haciendo laburos de mierda, totalmente ajenos a su formación intelectual, y en los cuales no pueden desarrollarse plenamente. Inclusive, a veces pienso más en esos padres que en los propios damnificados de este sistema perverso y tóxico. Por supuesto, no resulta muy alentador redactar un posteo como éste en los primeros días de 2011, cuando uno tiene todavía las pilas cargadas. Lo entiendo perfectamente. 

Pero este año, de una vez por todas, aprovechemos el voto cuando lleguen las elecciones. Porque ni a vos ni a mí nos van a "comprar" con un lavarropas o con un puesto público, quizás porque son prácticas propias del Conurbano. Entonces, pensá bien en lo que dicen los candidatos. Escuchalos hablar, aunque a veces resulte casi una tortura. Prestá atención a las contradicciones. El marketing político y las redes sociales no podrán con nosotros si es que nos despegamos de la hojarsca y adoptamos un pensamiento crítico antes de ir a los comicios. Le mando un cordial saludo, y nos estaremos viendo pronto.

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