26 de abril de 2012

Detrás de la trinchera

Mucha gente que conozco, incluso algunos amigos, simpatizan con el kirchnerismo o con las políticas del Gobierno actual. Desde hace tiempo aprendí que no vale la pena confrontar con ellos, aún cuando existan argumentos sólidos para hacerlo. Pero todavía me choca un poco que los docentes bajen línea política en sus clases. Considero que no corresponde y que deben limitarse a impartir los contenidos estipulados en el programa. No se puede educar "desde la trinchera", ponderando la Ley de Medios, demonizando a Macri, o adjudicándole a cualquier adversario político el mote de "neoliberal". Mientras esto ocurre, la realidad del hombre de la calle es otra. La gente lucha por ahorrar, y muchos ya no pueden hacerlo y se conforman con vivir al día. El tan mentado "boom del consumo" se podría resumir en lo siguiente: hay plata en la calle, que se devaloriza rápidamente como consecuencia de la inflación, y la gente que tiene unos pesos prefiere comprar un LCD o un auto antes de que la moneda se siga devaluando y perdiendo su poder adquisitivo. Es cierto que cada vez vemos más autos cero kilómetro en la calle, y que los hogares de clase media incorporan artículos de confort, pero no estoy convencido de que eso sea sinónimo de progreso (o de "progresismo"). Además, esa exacerbación del consumismo no alcanza a todos los estratos sociales y de alguna manera se intenta ver como algo positivo a un fenómeno que marcó la década del '90 durante el apogeo del "1 a 1".

En cuanto a la Ley de Medios, leyendo la "letra chica" podemos afirmar que tiene varios aciertos, pero me parece un error pensar que la gente va a dejar de leer Clarín o La Nación cuando esté plenamente vigente y circulen por doquier pasquines afines al Gobierno. Por otra parte, hay causas que movilizan a la sociedad pero que se defienden con intereses inconfesables, como es el caso de Malvinas o la expropiación de YPF. Además, cada vez hay más medios afines al oficialismo, y los que podrían denominarse "independientes" (que no reciben pauta oficial o que no están condicionados), son sólo el 25 %. La opinión pública está cansada del manoseo, de ser el rebaño que sigue a un gran y poderoso "pastor". Es hora de que cada uno sea capaz de formarse su propia opinión, y de hacer una lectura crítica de la realidad. Y en este sentido, me parece adecuado, aunque no  nos guste, ver qué tienen para decir los medios oficialistas o que defienden al Gobierno. Aunque sea una lectura parcial, siempre es válida para saber en qué lugar está cada uno. Punto final.

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