Tengo ganas de redactar un post alusivo al 30º aniversario del desembarco en Malvinas, pero no se me ocurre por dónde empezar. Además, se ha dicho y se ha escrito tanto sobre el tema en los últimos días, que uno tiene la sensación de que el pensamiento propio le pertenece a otros. Hoy hubo incidentes en la Embajada del Reino Unido, y sus responsables, los activistas de siempre, aprovechan cualquier causa popular para destruir todo y dañar la propiedad privada. Como si arrojando piedras o bombas Molotov lográramos que los ingleses nos devuelvan las islas. La diplomacia del más alto rango está más allá de la comprensión del vulgo. Hay muchos factores en juego, y no es tan sencillo como recitar de memoria los antecedentes históricos de una usurpación. Podemos estar de acuerdo en que las Malvinas están ocupadas en forma ilegítima, pero no se vislumbran medidas concretas que permitan volcar la balanza a nuestro favor.
Es posible inferir que los isleños no quieren ser regidos por un gobierno argentino porque encuentran en la Corona Británica un respaldo del cual no gozarían en caso de depender de la Casa Rosada. El reclamo por la soberanía debe continuar, pero precisamente de ello se trata: de que exista una "continuidad", más allá de los sucesivos gobiernos que accedan al poder. No importa de que signo político sean, la causa de Malvinas debe estar por encima de cuestiones partidarias que sólo entorpecen el debate. Ojalá algún día quienes nos gobiernan sean capaces de comprender que son nuestras propias limitaciones las que nos han llevado al lugar donde estamos, en lugar de buscar chivos expiatorios o ver fantasmas donde no los hay. Punto final.
Blog de Lobos, ARG, desde hace 18 años en la Web.
2 de abril de 2012
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