28 de mayo de 2012

Maldita inflación!

Dentro de las medidas positivas que rescato del Gobierno actual, puedo mencionar la implementación del nuevo DNI, la distribución de netbooks en las escuelas y la Asignación Universal por Hijo. Nada me cuesta reconocer estos logros, pero mi gran preocupación sigue siendo la inflación. Ni los más acérrimos defensores de este modelo se creen los irrisorios índices que todos los meses "dibuja" el INDEC. Inclusive, diarios económicos de prestigio mundial como "The Economist" han decidido no tenerlos en cuenta para el análisis, a sabiendas de que constituyen una falacia atroz. Cada vez que voy al supermercado llevo como mínimo 20 ó 30 pesos, porque sé que con una cifra menor no podré comprar nada. Pensemos qué podíamos hacer y cuánto podíamos comprar con ese dinero en 2003, cuando asumió Kirchner. Una de las excusas más absurdas que he escuchado últimamente es atribuir el incremento de los precios a la "cadena de comercialización", como si ella nunca hubiese existido. 

Es cierto que sale mucho más barato comprar sin intermediarios, como en el Mercado Central. ¿Pero cuántos de nosotros pueden trasladarse hasta allá para hacer una compra grande que justifique el gasto del viaje? Reducir los infinitos "eslabones" de la tan mentada cadena de comercialización es posible, pero no es una tarea que se pueda concretar sin un previo consenso con los empresarios y con todos los sectores involucrados. La gente reaccionó en las redes sociales cuando aumentó la yerba porque se estaban metiendo con un insumo básico de los argentinos. El mate forma parte de nuestra identidad, del mismo modo que el asado. Ya nos quitaron la posibilidad de comer un asado. Esperemos que no suceda lo mismo con el mate. Punto final.  

Disco recomendado del día:

Joaquín Sabina, "Mentiras Piadosas" (BMG/Ariola, 1990)
 

A la vuelta de la esquina

  Mitad de semana en la ciudad. No sé qué les pasará a ustedes, pero yo ya no me preocupo tanto como antes respecto a situaciones que aparen...