31 de marzo de 2013

Siempre es mejor ser breve

Domingo por la noche en la ciudad. Varios amigos me han sugerido que las crónicas que escribo en mi página, Lobos Digital (actualmente LOBOS 24), sean más breves. Y debo reconocer que al principio me costaba tener poder de síntesis sin que los dichos de un entrevistado resulten difíciles de comprender porque parecen estar fuera de contexto. Muchos no se lo imaginan, pero cinco minutos de audio para desgrabar insumen (en determinadas ocasiones) varios párrafos de texto, eso varía según la complejidad del tema y la velocidad con la que esté hablando la persona cuya voz fue grabada. Y por supuesto, todo eso hace que la lectura de una nota, si se vuelve extensa, lleve más tiempo. En un portal de noticias, la mayoría de la gente se siente atraída por las fotos más que por el texto, o podríamos decir que una cosa lleva a la otra. Digamos que ver la imagen es el "anzuelo", lo que invita a leer la noticia. Cuando desgrabo una entrevista, trato de que el texto sea lo más fiel posible a la conversación que tuve con mi interlocutor, para reproducir sus dichos tal como fueron expresados. Pero a veces hay que achicar espacio y omitir determinadas partes de la nota, sobre todo si son declaraciones que no están relacionadas al tema central que nos convoca. 

Cada periodista tiene su estilo para escribir, o lo va encontrando a medida que transita la profesión. Realmente cuesta deshacerse de las muletillas, de esas palabra estilo comodín que siempre quedan bien para cualquier ocasión y que sin darnos cuenta repetimos en cada crónica. Otra cuestión son los eufemismos: cuando se busca una palabra que sustituya a otra cuyo significado nos resulta demasiado chocante y contundente. La experiencia va logrando que un texto fluya naturalmente, que tengamos en la mente lo que pretendemos expresar antes de agarrar el teclado, y de esta manera obtener una crónica sencilla, que reúna la información esencial para el lector, sin ripios, y condensando en unos pocos párrafos todo lo ocurrido. Se pueden agregar datos o detalles que consideremos de interés, pero todo depende de cuánto espacio tengamos disponible o qué tipo de cobertura queramos hacer. Las noticias en la Web deben ser breves, porque la atención del lector es muy dispersa y no es lo mismo que una publicación en papel. A mí también me pasa cuando consulto otros portales, porque yo también tengo que estar informado y al tanto de lo que está pasando. 

La pantalla del monitor o del celular agota demasiado la vista como para alargar un texto innecesariamente. Mi sobrino tiene 10 años y la exposición excesiva a la Play (o mejor dicho, a la pantalla del televisor), hizo que tuviera que usar anteojos. Es algo que se va logrando de a poco, pero que no está de más recordar. Punto final.



26 de marzo de 2013

Tiempo de cambios en la Iglesia

Al final, me he dado cuenta de que no escribí ni una línea sobre la asunción del Papa Francisco, el Papa "argentino". Ocurre que el tema me agotó, me saturó, no había manera de que no apareciera en cualquier conversación: durante más de una semana los enviados especiales al Vaticano nos estuvieron dando toda clase de datos relacionados al Sumo Pontífice, algunos de relevancia y otros que resultaban meras apostillas o anécdotas, como las que todos hemos escuchado en estos días. Que viajaba en colectivo y en subte, que dedicó su vida a los más pobres y necesitados, que rompió el protocolo con tal o cual gesto de acercamiento hacia los fieles. Quizás por eso fue que no redacté nada sobre la cuestión, tenía la sensación de que ya estaba todo dicho, y me pareció que poco podía agregar yo desde aquí, a 13.000 kilómetros de Roma. Lo que es cierto y digno de ser mencionado, es que con su carisma el nuevo Papa ha logrado que más católicos no practicantes concurran a Misa, o participen de las celebraciones litúrgicas. Es un hombre que, a mi criterio, está destinado a hacer historia en la Iglesia,  más allá de la religión o credo que cada uno profese. 

Por supuesto, será cuestión de tiempo ver hasta qué punto Francisco es capaz de lograr cambios concretos en la ortodoxia de la Iglesia, que es lo que mucha gente espera. Mucha gente ha perdido su Fe por la oposición del Catolicismo al matrimonio homosexual, a los métodos anticonceptivos, al aborto, o a lo que fuere. Está claro que el Papa no hará reformas radicales respecto de temas tan sensibles y que requieren de un gran consenso entre el clero, pero podrá implementar pequeños gestos o cambios que caerán muy bien en la feligresía. Lo veo como un hombre de convicciones firmes. Que pueden ser discutibles, cuestionables, pero firmes. Que quiere limpiar la imagen de la Iglesia, tras los escándalos por los casos de pedofilia que resultan aberrantes para cualquier persona de bien. En diciembre estará en Argentina, de regreso a "casa". Esperemos que los K no aprovechen la ocasión para salir en la fotito y mostrarse condescendientes cuando sólo les interesa enriquecerse cada día más. Punto final

Disco recomendado del día:
 Gary Clark Jr., "Blak and Blu" (2012, Warner Music).

21 de marzo de 2013

Jueves de relax

Jueves por la noche. Hoy me siento cansado del diario trajín, pero me propuse actualizar el blog porque si no lo hacía con prontitud, me iba a dar más pereza aún. Por supuesto que, como ustedes saben, no me llevo ni un mango haciendo esto, pero lo tomo como un “ejercicio obligatorio” para ir mejorando y (si se puede) indagar en nuevos enfoques.

Por lo tanto, siempre ha sido para mí un espacio para pensar la realidad. Estoy tratando de quejarme menos, si bien las noticias que vemos en los diarios y en la tele parecen ofrecernos todo el tiempo motivos para hacerlo. Pero en mis últimos posteos, cuando los volví a leer, noté que estoy demasiado renegado de las cosas, muchas de las cuales nunca lograré cambiar. Y hoy más que nunca, debemos entender que muchas decisiones no dependen de nosotros, aunque nos afecten el bolsillo, como está ocurriendo con la escalada del valor del dólar, por citar un caso.

 Todos quieren que sus hijos vayan a la universidad y se conviertan en ingenieros o abogados, y no está mal esa aspiración paterna en la medida que no genere presión y frustración. Porque en esta vida, aunque resulte cursi decirlo, debemos tratar de hacer lo que nos gusta y vivir de ello. Y no necesitás un diploma en un cuadrito colgando de la pared para serlo. Hablando de cuadritos, si tu hijo tiene talento para el dibujo o las artes plásticas, no lo tomes como un vago, dale incentivos para seguir. Es admirable la capacidad que tienen las personas sencillas para ser felices, para compartir la mesa con sus amigos, para disfrutar de un partido de fútbol por TV. Como periodista, nunca aspiré a ser masivo, ni a que mi opinión sea replicada por miles de lectores. Quizás ser influyente es bueno, pero si lo llevás a determinado nivel se vuelve una carga muy pesada. Puedo lograr que alguien apruebe o no mi manera de ver la cosas, pero no es el objetivo principal que me motiva, en definitiva lo único que vale rescatar es que aquel que lea una nota mía o lo que fuere, haga el análisis que desee.

 Mientras redactaba estas líneas, reflexionaba acerca de la necesidad de "bajar un cambio" y no dejarnos llevar por todo lo que nos dicen desde la pantalla del celular, con los interminables chats de WhatsApp que se viralizan y que ni sabemos a quiénes pertenecen. No porque no sea verdad, sino porque son cadenas interminables de gansadas, en su gran mayoría, y en todo caso no está a nuestro alcance resolver nada. Menos aún en un pueblo chico cuando se trata de una conversación privada o de algún video “hot” que se filtra o sea hace público por la indiscreción de una de las partes. Punto final.


17 de marzo de 2013

Domingo otoñal en la ciudad adormecida

Mis amigos de suelen decir que soy demasiado nostálgico, que pretendo recrear el pasado. Lo cierto es que, siguiendo la línea del post anterior, no comparto el estilo de vida de la sociedad actual. Por supuesto, no creo que todo tiempo pasado haya sido mejor. Rescato los avances tecnológicos, la mejor calidad de vida que trajeron consigo los descubrimientos de la ciencia, pero me pregunto a cuántas personas en este país llegan todos esos progresos que acabo de mencionar. Me fastidia que se declame todo el tiempo la "redistribución de la riqueza", la "movilidad social", y que desde un atril alguien nos hable "de los que menos tienen", cuando ellos, los que ostentan el poder, son los que más tienen. Preguntémonos, por ejemplo, cuántos chicos leen un libro fuera de la escuela, por el mero placer de leer. O si lo prefieren, por qué las sucesivas reformas educativas han fracasado, por qué nos mienten todo el tiempo al decirnos que la educación es prioridad para este Gobierno. La realidad es que nunca lo fue, por la sencilla razón de que para los señores del poder la educación es un gasto, no una inversión. Darle una notebook a un estudiante puede ser un hecho positivo para integrar las nuevas tecnologías al contexto aúlico, pero ante todo habría que explicarle al chico qué hacer con la computadora, cómo usarla dentro de la clase, y capacitar a los docentes. No obstante, cuando hay voluntad de enseñar, se aprende como sea, porque mi generación (y muchos argentinos que viven en parajes totalmente apartados de las grandes ciudades) aprendió con tiza y pizarrón.
  Y cuando reniego de mi ciudad, lo hago desde el cariño que le tengo. Digo esto porque la supe conocer diferente, con otros usos y costumbres, con gente sencilla, de trato cordial, que no vivía todo el tiempo corriendo tras el reloj y pensando en cómo hacer para pagar un crédito en el banco. Y aunque resulte ingenuo mi planteo, no me resigno a aceptar que todo eso se haya perdido. Ya no está la discusión en términos si somos un pueblo chico o no, sino sobre de qué manera logramos conservar nuestra idiosincrasia, aquello que nos hace vecinos de bien. Cómo conseguimos un cable a tierra, "bajar un cambio", pensar en el futuro (que como decía el Indio Solari "ya llegó hace rato") pero sin olvidar lo que supimos ser. 

Por ejemplo, en el último Desfile de la Tradición que se llevó a cabo, puede haber múltiples miradas. Podemos pensar en jinetes que se vistieron de gauchos para la ocasión, o en vecinos que utilizan las mismas prendas todos los días, aunque quizás ello no vendría al caso. Si no, por el contrario, indagar acerca de los motivos que nos llevan a exarcerbar la "argentinidad" de vez en cuando, como si fuera un artefacto de bolsillo que se puede activar a cuando dé lugar. Punto final. 

14 de marzo de 2013

Lobos, ayer y hoy

Hace unos días tuve una pequeña polémica con un amigo, quien  afirmaba enfáticamente que Lobos ya no es un pueblo chico. Para mí, más allá del crecimiento demográfico y de la urbanización de los últimos años, lo sigue siendo. Y tiene que ver con las actitudes, con las formas, que no siempre es tan halagüeña como nos quieren hacer ver. Aquí es muy difícil tener privacidad: todo el mundo sabe qué hacés, de qué trabajás, adónde vas, y qué ideas políticas tenés. La gente que se regodea hablando de la vida ajena te ensucia con calumnias e infamias, inventa rumores que van circulando de boca en boca (y de celular en celular) y que como una bola de nieve no se pueden detener hasta que el aludido haga algún pronunciamiento público desmintiendo la especie. Estamos acostumbrados a la hipocresía, a ver cómo las personas más infames tienen asistencia perfecta a la Misa de los domingos o cualquier otro culto religioso cuando en su vida diaria dedican sus días a cagar a los demás con la usura, las cuevas financieras, la estafa y la avivada, o lo que fuere. Por supuesto, habrá casos innumerables en los grandes conglomerados urbanos, pero allí a nadie le importa nada de nadie, cada uno hace la suya, y de algún modo todos son anónimos. 

Es gratificante sentirse parte de un barrio y mantener  relaciones cordiales con tus vecinos, pero las reglas de buena convivencia se fueron al carajo y -por otra parte- no queda casi nada de aquellos años donde los chicos podían jugar en la calle a cualquier hora, donde había verdaderas "amas de casa" y no mujeres polifuncionales que no se hacen cargo del cuidado de sus hijos y contratan niñeras. En estos tiempos de fervorosa militancia feminista, sigo sosteniendo que esas mujeres, esas amas de casa a las cuales me refiero, no se sentían subestimadas ni disminuidas en su condición de tales, sino que se encargaban con dignidad y orgullo del cuidado y sostén del hogar mientras el marido trabajaba. 
Con el paso del tiempo, los nuevos paradigmas hicieron que en muchos hogares ambos cónyuges deban trabajar para poder mantener a la familia, o bien lo hacen porque cada uno desea manejar su propio dinero, pero hoy las costumbres se han vuelto demasiado heterodoxas. La mujer consiguió importantes conquistas sociales en el último siglo, no obstante lo cual muchas de ellas no asumen el rol de madre y esposa y creen que formar una pareja es una empresa o una sociedad anónima. Del mismo modo, hay padres abandónicos, que no reconocen la paternidad de sus hijos, que no cumplen con la cuota alimentaria. Qué equivocados que estamos, digo esto sin ser moralista ni puritano, pero – ante todo- cuánto nos falta aún para comprender que la educación de nuestros hijos comienza por casa, como sostiene el ex presidente uruguayo “Pepe” Mujica.    

Disco recomendado del día: Bob Dylan, "Tempest" (Sony Music, 2012)

10 de marzo de 2013

Charly y Bob, dos grandes

Hay un consenso casi unánime de que Bob Dylan es un tipo talentoso, sobre todo por sus letras. De hecho, Dylan fue propuesto en varias ocasiones para el Premio Nobel de Literatura. Lo particular de este caso es que se trata de un músico, de un "trovador", no de alguien que escribe libros. Yendo a la música propiamente dicha, lo que me disgusta es su voz nasal, que además está destruida por el paso de los años (tiene 71), y los temas excesivamente largos. Pero todo ello no le quita el mérito de ser un gran artista. Hay dos discos suyos, bastante recientes, que me gustan mucho: "Together through life" (2009), y "Tempest" (2012). El que no me gustó para nada, a pesar de ser uno de los más aclamados por la crítica, es "Blood on the tracks" (1975). Todos coinciden en que su discografía es desapareja: ha grabado discos notables y otros para el olvido.

 Con Charly me sucede algo parecido: me complace que se haya recuperado de los excesos y que siga haciendo giras, pero su voz está muy deteriorada y de algún modo está destrozando sus propias canciones. Me imagino a los ingenieros de sonido haciendo malabares en el estudio para lograr que la voz de García luzca un poco mejor, tratando de recuperar algo del esplendor perdido por las drogas. Estoy escuchando los conciertos que Charly ofreció en 2011 (no recuerdo si fue en el Gran Rex), y está muy bien apuntalada por Rosario Ortega, la hija de Palito, que de algún modo ayuda a que la dificultad de Charly para recrear sus viejos hits no se note tanto. En fin, son dos músicos diferentes, admiro a ambos, pero creo que la vida los puso en un lugar en el cual ya nadie los puede cuestionar artísticamente, más allá de las salvedades que hice. Charly se está pareciendo bastante a Dylan en su forma de cantar, ya cumplió 60 y está en una etapa donde su vida transcurre como un recuerdo de glorias pasadas. Punto final.

7 de marzo de 2013

Días de radio....

Hola, gente! Aquí me tienen, actualizando el blog luego de algunos días de ausencia. Siempre me gustó escuchar radio por la mañana, o cuando estoy desvelado, pero la verdad es que las opciones que nos ofrece la radio AM no resultan muy alentadoras: el canalla de Mauro Viale, el impresentable de Chiche Gelblung, Víctor Hugo Morales, otro pájaro del mismo plumaje como Longobardi... por eso elegí escuchar "El sillón de Rivadavia", por Radio Rivadavia (AM 630), una suerte de magazine matinal conducido por Ricardo Guazzardi que lleva 28 años en el aire, lo cual no es poco. Debo decir que es lo más decente que pude encontrar recorriendo el dial. El formato es similar al resto de los programas (ya no hay mucho que inventar), pero tiene buenos columnistas y eso hace que el desarrollo del ciclo sea ameno. De madrugada, cuando no me puedo dormir, prefiero escuchar música con el reproductor de mp3 o poner algún CD. En esas horas donde la mayoría de la gente descansa, la radio está plagada de pastores, curanderos y chantas que venden amuletos a cambio de resolver problemas afectivos o económicos. Obviamente, compran el espacio en las distintas emisoras, lo cual nos da un indicio de que facturan mucha guita estafando a la gente como para tener lugar en una radio reconocida. 

Radio Nacional es lo peor de lo peor. A veces intento escuchar algún programa pero es más fuerte que yo: todos son elogios a la gestión kirchnerista/cristinista. Y muchos periodistas que años atrás se decían independientes, hoy han encontrado cobijo en ese nido de ratas. La autodenominada "Radio Pública" es de todos, razón por la cual deberían darles espacio a los dirigentes de la oposición y no a hacer una apología del "modelo". Felipe Pigna es un historiador que se vendió al relato oficial, si bien sus libros están bien documentados. Pero tenemos excelentes historiadores como José Luis Romero que por algún motivo no tienen cabida en la Radio Pública. Para mí, Pigna se convirtió en un fabricante de best sellers, que publica libros cada vez más insulsos, ahora que se le agotó ese intento por "desmitificar" la historia con hechos banales y anécdotas que parecen de escuela primaria. Por supuesto, si asume otro Gobierno en el futuro seguramente utilizará Radio Nacional para sus propios intereses, pero al menos que lo hagan con una propuesta más diversa. Pensar que Continental era mi radio preferida... hoy es apenas una sombra de lo que supo ser, excepto por la presencia en la grilla de Nelson Castro. En fin, me cansé de renegar, mejor me voy a escuchar Radio Rivadavia. Punto final. 

3 de marzo de 2013

Con tiza y pizarrón

"Inclusión" es la palabra de moda. La escuchamos en cada ocasión en que el oficialismo toma el control de los medios por la Cadena Nacional. En realidad, nunca creí demasiado en que se estuviera incluyendo a nadie para algo provechoso. Por ejemplo, muchos argentinos están excluidos de la tecnología, de los servicios básicos, de un empleo digno. Podrán tener acceso a la educación, pero tal como está planteada por estos días, no es de calidad.
Los textos escolares son carísimos, siempre lo han sido, pero antes con el viejo manual Kapelusz nos alcanzaba, ahora se necesitan varios libros que cambian todos los años. Por lo tanto no se puede hacer un canje o trueque como sucedía en los años '80. 

 Las sucesivas reformas educativas no han hecho más que poner parches, intentar remediar aquello que dio muestras de haber fracasado, pero no mucho más que eso. El lema es incluir a todos. Si tenés en el aula a un chico violento y con problemas de disciplina, no importa. Tiene que estar en la escuela igual, aunque el docente pueda ser agredido en forma física o verbal por el alumno. Parece ser que una regla no escrita dice que los chicos tienen que pasar de grado sí o sí. ¿Por qué? Bueno, es obvio que sirve para las estadísticas oficiales tener un bajo nivel de alumnos repitentes y como así tambíen de deserción escolar. Hay docentes capacitados, que dar lo mejor que pueden para que los chicos aprendan. Pero abundan también las estudiantes de Magisterio que reciben una pésima formación, y ello hace que cuando se reciban no puedan ser buenas docentes. 

Cuando se habla de maestros, se habla mucho de vocación. En realidad, creo que todos los trabajadores requieren vocación para cumplir eficazmente con su labor. Pero podríamos decir que no es lo mismo un obrero de una fábrica (que no tiene que enseñar nada), que un docente. Jerarquizar el rol del maestro es fundamental para construir una sociedad más justa. Pero la escuela no es un lugar para contener a los chicos violentos o que fuman paco, porque no es el ámbito adecuado para ello. Se parte de la convicción de que los alumnos concurren a clases en pleno uso de sus facultades, al menos aquellos de las escuelas convencionales, no hablo de las especiales. Entonces, que no me vengan a joder con el verso de la inclusión, por favor. Cada tanto surge una nueva tendencia pedagógica y todos "se suben al tren" sin comprobar fehacientemente los resultados. Es tiempo que empezar a pensar de qué manera logramos que los chicos se interesen por aprender. No me refiero a retener conceptos o fechas, sino a que las clases sean inspiradoras, motivadoras. Por suerte, aún quedan educadores que todos los días hacen un esfuerzo para que eso suceda. Punto final. 

Disco recomendado del día: 

Bryan Adams, "The best of me" (Compilación, 1999, Universal) 

A la vuelta de la esquina

  Mitad de semana en la ciudad. No sé qué les pasará a ustedes, pero yo ya no me preocupo tanto como antes respecto a situaciones que aparen...