19 de mayo de 2014

Un halago a la inteligencia

Mientras redacto estas líneas, escuchando a Enrique Bunbury, me he puesto a pensar en lo rápido que pasa el tiempo. Da la impresión que hace un rato estábamos brindando por la llegada de 2014, y ahora nos encontramos en vísperas del Mundial. Es así como inexorablemente envejecemos (vaya descubrimiento), con más pena que gloria, y tratando de mantener la lucidez que se va deteriorando con los años. Es común que a determinada edad una persona se olvide de las cosas que ha hecho hace unos minutos, o de un juego de llaves, lo cual es aún más complicado porque hasta que uno no lo encuentra se queda encerrado en su casa. 

Considero que debemos llevar el paso de los años con la mayor dignidad posible, lo cual no es fácil. Cuando veo a mi abuela con la salud quebrantada, me imagino el futuro que me espera. No estoy siendo pesimista ni nada que se le parezca, solamente expongo una situación que toda persona en algún momento debe asimilar. Me he dado cuenta de que vivimos demasiado pendientes de boludeces, y no nos tomamos un tiempo para conversar, para leer, en fin.. para todas aquellas actividades que constituyen un halago a la inteligencia. La cotización del dólar podrá subir o bajar, los índices de inflación podrán ser adulterados o no, pero la vida sigue, y es demasiado corta como para transcurrir este camino con angustia y sufrimiento. Esto no es un manual de autoayuda. Es mi modo de ver las cosas, lo cual no significa que yo muchas veces caiga en la "trampa" de que el árbol me tape el bosque. Punto final.

Antes de apagar la luz

Jueves por la tarde en la ciudad. Si me pagaran por escribir acá, seguramente el resultado sería más provechoso. O en todo caso, me exigiría...