Varias veces se ha dicho que: "no hay que contar los pollos antes de nacer". Es decir, que no hay que tener certezas de algo antes de que el hecho suceda. Mañana se juega un partido crucial: Argentina-Holanda, por las seminifinales de la Copa del Mundo. Mientras tanto hoy, 8 de junio, se define la otra semifinal entre Alemania y Brasil. Lo que debemos entender, más allá del momento histórico que estamos viviendo, es que de nada sirve apresurarse, tener ansiedad extrema, o "sufrir" durante el desarrollo del match. Nada cambiará el resultado, que es exclusiva responsabilidad de los jugadores de ambos equipos y de los entrenadores. Holanda, sin lugar a dudas, se merece haber llegado a esta instancia del Mundial. Tiene un equipo fantástico y que no especula, sino que va siempre al ataque. Alemania, por su parte, es temible. Se trata del equipo más fuerte de la Copa, y lo ha sido así durante toda la historia de los Mundiales. Sólo el genio de Maradona pudo vencer la dura resistencia de los europeos.
De manera que mañana, no quedará otra alternativa que sentarse frente al televisor, aguantar los 90 minutos, y que sea lo que Dios quiera. Ojalá que no lleguemos a los penales: el arquero holandés es excelente, y unos pocos segundos pueden malograr el resultado de todo el resto del match. Punto final.
