16 de julio de 2016

El ideal del progreso

Fin de semana en la ciudad, con mucho frío. Estaba pensando en el ideal de progreso que tienen muchas personas, y en el cual yo disiento parcialmente. Progresar no es sólo tener un buen sueldo y un auto, es sentirte bien con vos mismo y con los demás. Es aprender a convivir en armonía, saber callar ante una estupidez y saber reaccionar e interactuar en una conversación que se torna interesante. Aceptar que estamos de paso en este mundo y despojarnos de ese deseo de quedar para la posteridad. Disfrutar de las pequeñas cosas en silencio forma parte de la belleza de la vida, están solamente vos y tus pensamientos en ese momento. Hacer una pausa cuando es necesario, conocerte lo suficiente como para evitar que tu mente se agote.  Calentás la pava, preparás la yerba para el mate, y te tomás un tiempo para vos. Eso es algo que el ritmo de vida frenético, y enfermante, no nos permite hacer. Buscar en el dial una radio medio perdida, que quizás la escuchan un puñado de personas porque solamente pasa jazz, y detenerse a escuchar. Hurgar en los cajones viejas fotos, pero no con un ánimo de nostalgia, sino para recordar quiénes fuimos y quiénes somos. Quiénes siguen con nosotros con la fidelidad de siempre y ver a los que aparecían sólo para "la foto". 

Que llegue tu cumpleaños y aprendas que no es solamente una torta con velitas, también forma parte del aprendizaje. Para muchos es un día más en el calendario, para otros es un gran acontecimiento, pero por sobre todas las cosas lo considero un espacio para el encuentro. Somos nosotros quienes muchas veces, fuera del laburo, elegimos con quiénes queremos estar. Y esa capacidad de elegir a nuestros afectos nos hace plenos, si es que la plenitud existe. No es relevante la torta o lo que vayas a comer ese día, sino que las personas que te rodean, realmente te aprecien y se hayan tomado un momento para estar con vos. Progresar, no es sólo prosperidad económica. Es el diario devenir de la vida, de darnos cuenta que no somos los mismos, que nuestros gustos y preferencias cambian, pero que hay personas que te acompañarán siempre. Punto final.

Siempre hay una buena excusa

  Cuando pasan varios años sin que te encuentres con alguien y esa persona aparece súbitamente en escena, pueden suceder dos cosas: O que te...