30 de julio de 2016

Sábado por la madrugada con la compu

El día que no encuentre más motivación para redactar en este blog, dejaré de hacerlo. Prefiero retirarme con dignidad y no escribir boludeces. Ya van 11 años que estoy con esto y sinceramente lo hago con gusto, porque no me siento presionado por nadie. Cada vez aparecen más jóvenes con ganas de dedicarse a la literatura, a comenzar a escribir unas líneas en un cuaderno, y otro factor que ha facilitado mucho el acceso a los libros es que ahora hay determinadas colecciones muy económicas que se venden junto con los diarios. Es un gran incentivo, en tiempos donde todo pasa por Internet, nos quedamos embobados con la pantalla del celular, y parece que ya ni tiempo queda para tomar un café con un amigo y hablar de bueyes perdidos. 

Reiteradas veces se ha bregado por la "unidad nacional", se ha dicho que "somos todos argentinos", pero en realidad aún no encontramos algo que nos identifique a todos, una causa común que nos cobije y que no sea el fútbol o el asado. Ni siquiera por la causa Malvinas nos ponemos de acuerdo, porque si bien la mayoría coincide en que las islas nos pertenecen, cada uno esgrime sus argumentos sobre si la guerra fue una gesta, una improvisación, un intento de los dictadores para perpetuarse en el poder, o vaya a saber qué. Cuanto más claro sea el reclamo, y más masivo, mayor será la repercusión que pueda tener. Esto se da en todos los órdenes de la vida. Si un grupo de vecinos protesta o reclama para que tapen los baches de una calle, mayor suerte va a tener en la medida que vayan al Muncipio con una nota que lleve las firmas de todos los damnificados. Pero nos hemos acostumbrado al individualismo y a la ley del más fuerte, que en rigor de verdad no siempre es el "más fuerte", sino que ostenta un cargo que le confiere una falsa superioridad.  Punto final. 

Un Bonus track

  La Nochebuena se presentó fresca, con temperaturas inferiores a los 20 grados. Por la tarde de la víspera de Navidad, incluso, cayeron una...