Dicen los que saben que hay que saber discernir la "razón" de la "emoción". Estoy en una etapa de mi vida en la cual me he vuelto más racional, y esto no significa que sea un ser destemplado o sin sentimientos. Se trata, en rigor, de analizar más las cosas e indagar por qué ocurren, de no dejarse llevar por el impulso, de pensar más antes de hablar. Dominar el "león" que todos tenemos adentro. Es difícil lograrlo, porque muchas veces en ese esfuerzo por reprimir un impulso poco saludable, te quedás con la calentura y la bronca de una discusión, de un intercambio de opiniones fortuito.
Quien, llegado a cierta edad, no busca un cable a tierra, termina enfermándose, de estrés o de lo que sea. Uno de mis "cables a tierra" es escribir acá, en este blog, y volcar mi modo de pensar a la consideración de ustedes. Como sostuve en un texto anterior, la vida es demasiado corta para vivir buscándole la quinta pata al gato, o discutiendo sin sentido cuando algo no da para más. Si algo se tiene que terminar, ya sea una relación de pareja o laboral, mejor que se termine de una vez antes de que esta tensión termine con vos. Podés ganar mucha guita y ser un pobre infeliz. De hecho conozco casos de tipos que se creen en una posición de poder como para forrear al otro, cuando con ese gesto perverso buscan lavar sus propias miserias, su incapacidad de amar, de brindarse hacia una causa noble. Hay que salir un poco del "cascarón", darse cuenta de que hay otro mundo detrás de lo que nosotros ya damos por sentado y establecido. Cada persona esconde una historia, una historia de vida, de distintos caminos y encrucijadas de tuvo que afrontar. Lo puedo advertir en muchas entrevistas que hago. Y es entonces cuando aprendés a ser un poco más tolerante ante lo que no te termina de convencer. Por eso, siempre me acuerdo de la frase de un amigo: "el gusto no se discute". Punto final.
Blog de Lobos, ARG, desde hace 20 años en la Web.
4 de septiembre de 2016
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