25 de septiembre de 2016

La vida vista como un viaje

Por lo general, cualquier persona que debe escribir un texto lo hace bajo ciertas pautas, planteando un tema y poniéndolo en consideración. Pero a veces, cuando tal vez no te podés dormir y fluyen las ideas, te das cuenta de que hay mil maneras de comenzar a redactar una historia. Y otras tantas, de interpretarla, ¿no? Este blog algún día dejará de existir, como sucederá con todo, pero algo de estos 10 años que vengo escribiendo perdurará, no sé dónde ni cómo. 

Lo que sucede, es que las preocupaciones del ser humano atraviesan varias generaciones.  Alguien, probablemente sin saberlo, hará en el futuro un comentario similar al que yo hice, o citará un hecho que yo observé. Del mismo modos, yo no puedo pretender ser original porque millones de personas han escrito más y mejor sobre su propia experiencia. Cuando vemos la vida como un camino, tenemos plena conciencia de que es un viaje de ida. Pero como es lo único que conocemos, lo disfrutamos igual. Otra no queda. Nunca fui muy místico ni religioso, ni me interesan los gurúes espirituales que te prometen resolver tus problemas existenciales. Hay, es cierto, mucha gente idónea que escribe libros de autoayuda y que logra dar en el clavo. Pero son los menos. La mayoría abunda en generalidades, te alientan a que hagas lo que te gusta, a tener autoestima...es decir, lo mismo que te puede aconsejar tu viejo o un amigo. Sin embargo, a pesar de no creer demasiado en dogmas de Fe, es absolutamente cierto que necesitamos creer en algo para vivir. No importa qué, ni qué tan relevante sea. Creer en algo, es lo que le da un sentido a la vida. La familia que formaste, tus hijos, hacen que no te sientas tan solo. Tus amigos, tus compañeros de laburo, tu novia/o, lo que fuere. Sin convicción, ningún proyecto funciona. Y la vida en sí misma en un proyecto, limitado. Pero un proyecto al final de cuentas, que se sustenta en nuestras propias incapacidades y torpezas. Si nada fallara en ese devenir, todos tendríamos una sonrisa boba en la cara o hablaríamos de lo bien que nos va. 

Como dice Calamaro en una canción: "Te fascina tener un problema". Un problema hace que las cosas no sean tan predecibles. Nos pone en crisis, nos hace pensar, y por sobre todas las cosas, nos obliga a decidir, que es lo más crucial que debe afrontar el hombre. Punto final.

A la vuelta de la esquina

  Mitad de semana en la ciudad. No sé qué les pasará a ustedes, pero yo ya no me preocupo tanto como antes respecto a situaciones que aparen...