Hay expresiones “culturales” que realmente me producen
rechazo. El reggaetón, por ejemplo, para mí no es música. No estoy juzgando a
quienes escuchan este género, que evidentemente debe ser rentable porque muchos
artistas se han volcado a ello. A mi modo de ver, por los videclips, además de
ser monótono en el ritmo y en las letras (si se las puede llamar así), supone
una degradación hacia la mujer, que es considerado como un objeto, se fomenta
la promiscuidad y carece de algún mensaje hacia la sociedad que no sea más que
la apología al sexo fácil, a la falta de límites. Qué dirían el Flaco Spinetta,
Charly García, León Gieco, Fito Páez, Andrés Calamaro (que tampoco me agrada),
de todo esto. Tengo la presunción de que será una moda, que al igual que la
música disco en los ’70, en algún momento caerá por su propio peso.
Hay una generación de jóvenes que no conoce (o no ha
escuchado) a todos los artistas que mencioné, porque no es música “para
bailar”, es música para escuchar y disfrutar en cualquier momento, no suena en
los boliches, y yo recuerdo que esto no es nuevo, en 2002 cuando viajé a Puerto
Rico y a Panamá, ya circulaban autos tunneados con este engendro musical en los
stereos.
Quizás sería pedante de mi parte decir qué es “buena música” o digna
de ser apreciada, pero no veo muchos pibes que compartan la obra de Pink Floyd,
de Led Zeppelin, y tantas otras bandas que hicieron historia no con un “hit” de
rotación radial, sino a fuerza de talento y esfuerzo por romper con lo
establecido. El reggaetón no va en contra de lo establecido, sería iluso
considerarlo así. Muy por el contrario: se vale de la corriente, del viento de
cola, para promocionarse. La voracidad comercial de las discográficas fomenta
esto, porque está claro que incluir un dueto de un cantante con estos tipos
como Daddy Yankee, genera un lucro. Este año, Charly García lanzó su disco
“Random”, el mejor de los últimos años, pero pese a la gran expectativa
inicial, parece ser que lo que vende es otra cosa.
Y ojo, no soy un dinosaurio ni tengo 60 años, tengo menos de
40, aún así este fenómeno no me deja de sorprender. Porque además, atraviesa
todos los estratos sociales, podés escucharlo en una fiesta de casamiento o en
un bar mientras tomás un café. Es un “signo de los tiempos”, como diría Prince?
Precisamente será el tiempo, quien lo dirá. Desde siempre ha habido música más
compleja que otra, pero no necesariamente lo “complejo” es sinónimo de calidad.
Los primeros discos de Los Beatles no tenían una gran producción, pero siempre
se destacaron del resto. Al igual que los Rolling Stones. El reggaetón tiene
fecha de vencimiento. Todavía no sabemos cuándo será, pero no le auguro ningún
futuro ni mucho menos que será recordado en la historia. Punto final.