30 de septiembre de 2018

Utopía 2018

Domingo por la noche en Lobos, último día del mes. Hay momentos en que la ansiedad y el miedo nos paralizan, nos impiden reaccionar. A decir verdad, lo que estamos viviendo en el país puede angustiar a cualquiera, y el temor a perder el trabajo es propio de estos ciclos recurrentes de nuestra historia. Si no tenés un empleo, te desfinanciás totalmente, no podés pagar absolutamente nada y dependés de la ayuda del Estado, que tampoco suele hacer demasiado en estos casos.

Pero, dejando de lado estas cuestiones, y teniendo en cuenta los avatares climáticos, no dejo de preguntarme: 

- Hasta cuándo seguirá inundándose buena parte del casco urbano, con el agua que se mete dentro de las viviendas y familias que deben ser evacuadas. 

- Cuánto tiempo llevará tomar cartas en el asunto en la esquina del Sanatorio (Chacabuco y Cardoner), que se anega ante el menor aguacero, y los vecinos que deben tolerar con resignación que esto ocurra, mientras pagan en término el ABL y el resto de las tasas municipales. He visto a muchos frentistas tener que destapar ellos mismos las alcantarillas para que el agua escurra más rápidamente. 

- Por qué, pese a lo que se anunció oportunamente, el Canal Salgado colma su caudal en cuestión de horas...no se hizo la limpieza como corresponde? Todo hace pensar que no, caso contrario no hubieran estado ayer y hoy las máquinas de Maestranza trabajando para limpiar la cuenca del mismo. 

- Los vecinos del Barrio Parque e Hipódromo no se merecen esto, del mismo modo que los del Bº Cementerio o cualquier otro. No se puede vivir dignamente en estas condiciones. Podrán decirme que cayeron 113 mm. en pocas horas, pero no es consuelo ni excusa para nadie. De hecho, mientras estoy escribiendo estas líneas, hay que agradecer que no siga lloviendo, si así fuera más sectores de la ciudad permanecerían bajo agua. Me gustaría saber qué tienen para decir las autoridades, qué explicaciones van a dar, más allá de la buena voluntad de la gente de Defensa Civil. La angustia y el miedo que están atravesando muchos de nuestros convecinos no se la deseo a nadie. Es tiempo de dar la cara y de asumir los problemas, no con detalles técnicos o de infraestructura que poco importan, sino explicando con sencillez y sinceridad, cómo llegamos a esta situación, siendo que el pasado 22  de septiembre se registró un fenómeno similar. Por supuesto que no se puede luchar contra la naturaleza, pero sí se puede programar estrategias efectivas para paliar cualquier contingencia climática como la que estamos viviendo. 

Pues bien, todo lo que les he expuesto hasta ahora, no es más que una utopía, porque si la semana que viene (por dar un ejemplo), vuelve a acaecer un temporal de esta magnitud, las consecuencias serán las mismas. Punto final. 

25 de septiembre de 2018

La "última crisis"?

Tarde de martes en Lobos. Ayer fue una jornada a media máquina para muchos, debido al feriado del Día del Empleado de Comercio, que motivó que la mayoría de los negocios permanecieran cerrados. Creo que el acatamiento fue muy superior a años anteriores. Si no tenías nada en la heladera y elegiste ese día para aprovisionarte, no fue la mejor decisión. Todos los supermercados con las persianas bajas, y los almacenes y despensas de barrio que "se hicieron el día", en muchos casos aprovechando para cobrar por un producto un precio excesivo. Y hoy tenemos un Paro General, de manera que este país es una joda, lleno de protestas y de feriados puente para fomentar el turismo cuando a la gente no le alcanza la plata para comer.

Por suerte, hoy pude conseguir material de interés periodístico para publicar: estuve haciendo entrevistas a dirigentes de la política local, que no sé si aportan mucho, pero al menos por un momento se sacan el cassette de encima y hablan con sinceridad de los problemas que vivimos los lobenses. No puedo dejar de pensar que cada día nos depara una sorpresa, por ejemplo, hoy renunció el presidente del Banco Central, que tuvo un mandato efímero, y como suele suceder, el dólar se disparó de nuevo hasta límites insospechados. Y así estamos, sin reglas claras, con mucha volatibilidad, sin saber bien qué hacer aquel que tiene unos pesos ahorrados y que cada vez valen menos. Nos dijeron que ésta es "la última crisis", pero creo que sobrevendrán varias más ante la incapacidad de entender cómo fomentar el consumo y cómo hacer para que la clase media no vea licuados sus ingresos en medio de la inflación. Los acuerdos con el FMI, históricamente, nunca trajeron beneficio alguno, sino un endeudamiento que perdurará por varias generaciones. El Presidente viaja a Nueva York e intenta convencer a banqueros e inversores de que éste es un país normal, cuando llevamos décadas de atraso y marginalidad, con villas miseria, barrios sin cloacas o sin los servicios básicos, chicos desnutridos, escuelas sin educación. 

Tan imprevisible es todo, tan enrarecido es el clima que se respira en la calle, que no sabemos qué pasará mañana, porque así han sido nuestros antecesores también, desconfiados de los anuncios oficiales cuando ven que tienen la soga al cuello o que los tapa el agua por la escasez de dinero. De más está decir que en las condiciones actuales nadie invertirá un solo peso, y seguiremos jugando a la bicicleta financiera hasta que la cadena de especuladores se rompa y entremos en una situación de emergencia social, aún mayor que la que estamos viviendo. Tiempos duros en los que nadie quiere arriesgar un mango. Punto final. 

22 de septiembre de 2018

Lluvia y granizo post-primavera

Día pesado y lluvioso, post-primavera, en Lobos. Truenos y relámpagos por doquier. Por la mañana el cielo de mantuvo despejado, pero conforme avanzaba el día se fue cubriendo de densas nubes que presagiaban un aguacero de magnitud. Aunque uno tenga paraguas, es un riesgo salir a la calle, por algún cable suelto en la vía pública, o lo que fuere. En fin, había comenzado a escribir estas líneas cuando se cortó la luz y se largó la lluvia con todo, alrededor de media hora. Miré por la ventana, vi que mis vecinos estaban con velas y comprobé que el corte era general, porque las radios FM tampoco transmitían. Fui al supermercado a comprar un paquete de yerba y el piso estaba inundado, los empleados lo estaban secando con un trapo y un balde. Ahora no llueve, pero hay un feroz vendaval, así que mejor quedarse en casa por un rato. 

No descartaría que la luz se corte nuevamente, si es que el temporal sigue azotando de esta manera. Desde que se me agotó la batería de la notebook, sólo puedo usarla enchufada, así que eso me limita bastante. Pero bueno, es lo que hay. A esta altura, lo tomo como una anécdota. En medio del desconcierto, escucho la sirena de Bomberos, esperemos que no sea nada grave. Nunca se sabe, hay tantas viviendas precarias en Lobos, que un fenómeno de estas características puede provocar estragos. Son esos momentos en los que uno agradece tener un techo donde vivir y un plato de comida todos los días. Lo dejamos acá antes de que ocurra un nuevo apagón. Me acabo de enterar, hablando de viviendas, que dos casas de barrio Blanco de Empalme sufrieron voladura de techos. Lamentablemente, no es la primera vez que sucede.  Punto final . 

21 de septiembre de 2018

Bienvenida primavera!!!

Llegamos a la primavera, terreno prolífico para poetas y para creadores de frases hechas. Lo cierto es que hoy es un día para disfrutar, porque por esos avatares del clima, tenemos una jornada cálida, a pleno sol, que invita a salir, a desandar las calles de este Lobos que nunca terminamos de conocer del todo. Y cuando esto sucede, uno deja de lado por un momento la coyuntura económica, y se dedica a admirar la naturaleza, que se nos presenta en todo su esplendor. La primavera podría tomarse como una estación del año como cualquier otra, sin embargo hay más ebullición, más adrenalina, porque no somos ajenos a lo que nos prodiga el tiempo y esa capacidad de reinventarse, año tras año. 

Es como les digo, amigos, hoy no pretendo esbozar ninguna queja o comentario sobre la actualidad política. Ya lo haré más adelante. Es momento de disfrutar, de abrir las ventanas de la casa para que entre la cálida brisa y quitar el olor a humedad, de llenar de vida los parques y plazas de Lobos, de disfrutar de un helado si es posible, o de unos mates bien cebados... en fin, buscarle la vuelta a la cosa para que los últimos cuatro meses del año no caigan en saco roto. No soy optimista por naturaleza, pero he aprendido que si no nos damos un espacio para aquello que nos gratifica, estamos en el horno. A sacar las remeras y los shorts del placard, y dejar que el sol nos golpee más fuerte que en el crudo invierno. Imaginar, proyectar, crear...es gratis. Yo mismo me he propuesto luchar contra el desánimo general, porque entiendo que aunque sobran los motivos, no es una manera de vivir que nos haga sentir mejor. Insisto en luchar, en seguir, en que no nos tomen por boludos, pero no es el meollo de este posteo. Hoy por hoy, hay que intentar sacarse los problemas de encima, siempre que no estén vinculados con nuestra salud física y mental. Lo demás,  quedará para otra ocasión. Punto final. 

16 de septiembre de 2018

El ritmo frenético y sin pausa del comienzo de semana

Lunes por la noche en la ciudad. Un comienzo de semana agitado, con bastantes compromisos y notas por cumplir, lo cual no me pesa porque me parece bueno mantenerme ocupado con aquello que me gusta. Casi no tuve tiempo de interiorizarme de las noticias nacionales, salvo algún programa informativo de la radio. Además, como ahora Clarín y La Nación piden a los usuarios que se registren para acceder al contenido, sobre todo en celulares, estoy recurriendo a otras páginas que no piden ningún requisito, como Infobae. Esto marca un paso más en la tendencia que he mencionado más de una vez: la desaparición de los diarios en papel y el afianzamiento de los portales digitales. Por supuesto que esto será progresivo, los diarios impresos seguirán existiendo en la medida que resulte rentable para las empresas, y que haya un público interesado en adquirirlos. Si los diarios publican noticias de ayer, e Internet se actualiza las 24 horas, no hay un incentivo para gastar casi 50 pesos en el kiosco. Como el mayor flujo de información pasa por los celulares, es el primer lugar donde decidieron amurallar el acceso a las páginas web. Claro que uno podría registrarse sin más problemas, pero tan pronto como lo hagas vas a recibir un montón de mails y correo basura en tu casilla, promociones que nunca pediste, y cosas por el estilo. Si las enciclopedias impresas ya sucumbieron con Wikipedia, existen motivos para pensar que podría suceder lo mismo con los diarios. Desayunar en un bar y hojear las páginas en papel, por ejemplo, es placentero, pero no más que eso, porque en definitiva la información sigue estando disponible en otro lugar. Esto implica que los editores y los periodistas se adapten a las nuevas tecnologías, a un modo diferente de redactar las notas, porque el tiempo que se destina a la lectura en Internet es mucho más breve de lo que se cree. Si el título no tiene "gancho" como para hacer clic, la noticia no vende, no tiene visitas. También es un desafío que nos replanteamos aquellos que nos formamos en la gráfica, o con las premisas que regían el periodismo gráfico. 

La radio también ha cambiado notablemente en los últimos 20 años, sobre todo en AM, que ya no es tan perezosa como antaño sino que los programas aparecen excesivamente producidos, para darles sustento, con panelistas o columnistas de deportes, espectáculos, etc. El formato "magazine" reinventado una vez más, con un ritmo más frenético, flashes informativos constantes, y móviles en exteriores. Los próceres de la radiofonía, como Antonio Carrizo, Cacho Fontana o Héctor Larrea, seguramente se hubieran sentido incómodos como conductores y pensando asimismo que el oyente no soportaría tanta saturación. Pero en el siglo XXI y en plena era de Internet, es así como nos toca vivir. Con los cables pelados. Punto final. 

13 de septiembre de 2018

Aquellas tardes de septiembre

Es casi mitad de semana, pero cuando uno se encuentra en una determinada situación, los tiempos se aceleran o acortan. Por ejemplo, cuando se acerca el plazo para pagar una cuenta o la nueva cuota de un crédito. Por lo general, lo primero que trato de hacer cuando cobro mis ingresos, es pagar todas las deudas que pude haber contraído en el transcurso del mes, pero no suele ser una suma muy abultada porque al momento de comprar con cuenta corriente voy calculando y sumando los distintos importes que deberé abonar. La cuestión es que ayer se difundió un video del Secretario del Tesoro de EE. UU., en el cual sugería la posibilidad de dolarizar la economía argentina. Volvemos a los '90? No quiero ni pensar los efectos que podría causar una "nueva convertibilidad", sí puedo afirmar que la experiencia en el menemismo no terminó muy bien, con una fuga de divisas y un estallido social. En palabras del funcionario, tener el peso atado al dólar significaría eso, sin eufemismos. Hoy por hoy, el único país de Sudamérica que tiene al dólar como moneda es Ecuador, y no es precisamente un ejemplo de desarrollo. Prefiero bancarme la crisis hasta que alguna puta vez salgamos del atolladero, antes que se tomen políticas económicas que no sólo fracasaron, sino que sembraron la desocupación y el cierre de industrias. 

Lo concreto es que los medicamentos ya subieron un promedio del 20 % en las últimas semanas, y la mayoría de ellos los consumen los jubilados. Pami no está funcionando de la mejor manera, y IOMA ni hablar. Sé que me quejo demasiado, pero los argentinos solemos hacerlo cuando nos tocan el bolsillo. Yo nunca le he dado a ningún gobierno un "cheque en blanco" de mi confianza, por supuesto que cada nueva gestión tiene un plazo de gracia cuando recién asume, pero llega un punto en el cual la paciencia de la sociedad se agota ante la falta de respuestas. O en todo caso, respuestas insuficientes. Hipotéticamente hablando, si hubiera ganado Scioli la Presidencia, no auguraba un futuro mejor, pero es en vano sostener ese planteo, es lo que se denomina historia contrafáctica. Quienes hoy son Gobierno, deben quedarse hasta 2019, como corresponde, porque fueron elegidos por el voto, y en todo caso si el pulso de la sociedad va en otra dirección, espero que aquellos que rigen los destinos del país no sean tan necios para no entenderlo. Punto final. 

11 de septiembre de 2018

Recuperándome


Me estoy recuperando de un terrible resfriado, que se fue agravando en las últimas dos semanas, con mucha mucosidad en la nariz, tos con flema y otros detalles que no vale la pena mencionar. Me costaba mucho respirar por la nariz, dormía pésimo y me despertaba con la boca reseca. Recién hoy puedo decir que me siento mejor, luego de recurrir a toda clase de remedios que se suelen tomar en estos casos, sin resultado alguno. Hasta que fui al médico, y me recetó un spray nasal descongestivo. No fue la solución definitiva, pero ayudó bastante. El clima cálido de estos últimos 15 días, inusual para este invierno, me terminó por deteriorar. Pienso que el estrés que suele ganarme la pulseada jugó un rol clave.  Cuando me enfermo, me pongo de mal humor, peor aún que el habitual. Así que digamos que tuve que andar moqueando con uno o dos pañuelos, temperaturas de 23 grados, y una persistente congestión que se resistía a disiparse. Desde luego, lo que me tocó pasar es insignificante comparado con las personas que padecen enfermedades crónicas o discapacitantes. En fin, acá estoy, con más entusiasmo y ganas de ponerle pilas al laburo. Debo decir que en ningún momento dejé de cumplir con mi trabajo en este lapso, pero me costaba más esfuerzo hacerlo.

Este comienzo de semana me encuentra con más expectativas, tratando de dejar de lado la mufa y el desánimo generalizado que se palpa en la calle y de continuar haciendo aquello para lo cual me dediqué. Todavía no quiero pensar en la pérdida de rentabilidad (o ganancia) que he tenido, pero créanme que es importante y que me va a forzar a ajustar la economía doméstica. Mientras tanto, sigo adelante, con la premisa de no claudicar ni bajar los brazos ante los hechos de público conocimiento. Creo que la creatividad es lo que te ayuda a salir de la crisis, y aunque nunca me consideré muy creativo ni innovador, tengo elementos a mi alcance para hacerlo. A veces recibo por mail currículums de gente capacitada para sumarse a mi staff, pero en las actuales condiciones no podría pagarles una suma digna, y no  me gustaría hacerles lo que en su momento me hicieron a mí, cuando trabajaba por monedas. Hasta que se dé otra ocasión, sigo siendo yo mi propio jefe, y por consiguiente el artífice de mis aciertos y tropiezos. Punto final.


6 de septiembre de 2018

Barajar y dar de nuevo


“Están pasando demasiadas cosas raras para que todo pueda seguir tan normal”, cantaba Charly García en una célebre canción, allá por 1983. Pues bien, lo mismo sucede ahora, 35 años después. No es normal la situación que estamos viviendo, ni mucho menos, pero los grandes medios de comunicación permanecen ajenos a los padecimientos del común de los argentinos. Yo a la crisis de 2001 no la viví tan de cerca porque en aquel momento no tenía las responsabilidades que tengo hoy, pero puedo afirmar sin temor a equivocarme que esta crisis me está afectando de modo significativo mi economía doméstica. La mayoría de ustedes sabe que soy periodista y vivo de mi trabajo, desde hace casi 15 años. Hoy, estoy pensando seriamente en dedicarme a otra cosa, sin dejar de lado el periodismo, pero buscando un "plus" que me resulte más rentable. No tengo ningún problema en hacerlo, siempre que me sienta capacitado para un nuevo empleo. Y si hay que ajustarse, me ajustaré, no me queda opción. Parece que en los últimos dos días el dólar tiende a bajar, no obstante ya hubo una remarcación de precios que no se sabe cuándo va a terminar.  Desde el retorno de la democracia hasta ahora, todos los gobiernos tuvieron “primaveras” (períodos de prosperidad), excepto éste. Alfonsín, Menem, Kirchner… son lapsos efímeros de un par de años en los cuales las cosas parecen acomodarse hasta que sobreviene otro descalabro financiero.

Pero yo siempre voy a resistir, como pueda y como se pueda. La gente de más edad me suele comentar de momentos aún más críticos que debieron atravesar, que trajeron consigo cambios abruptos,  y que sin embargo salieron adelante. Y es rigurosamente cierto, que desde hace años venimos cargando con una pesada mochila, llena de frustraciones, falta de motivación, o como quieran llamarlo. No me voy a permitir darme por vencido, quizás si estuviera en una situación más comprometida pensaría distinto, pero hoy por hoy digo que voy a seguir realizando mi laburo lo mejor posible. No es para alimentar el ego, sino porque un emprendimiento para el cual invertí bastante plata realmente merece la pena. Si hay que adaptarse a la coyuntura, no se me va a caer el sombrero por eso. Por suerte mis seres queridos están bien y gozan de buena salud, que es lo más importante. Y tengo amigos en los cuales puedo confiar. Sé aceptar un consejo o una sugerencia si proviene de una persona que me aprecia. Creo que ahí está la clave, en la aceptación, más aún en estos tiempos donde tendemos a cuestionarnos todo, en aceptar lo que está pasando y esperar que vengan tiempos mejores. Punto final.

4 de septiembre de 2018

Cuando pase el temblor


Ayer me preguntaron varias personas qué pensaba o qué me parecían las medidas implementadas por el Gobierno en medio de la zozobra que es de público conocimiento, pero me fue imposible escuchar el anuncio presidencial dado que salí temprano de casa y regresé pasado el mediodía. Por supuesto que posteriormente me informé al respecto, pero sinceramente no estoy en condiciones de emitir un juicio de valor. No esta vez. Estoy cansado y harto (como muchos de ustedes), de trabajar y que mi dinero valga cada vez menos. Además, cada uno de nosotros sabrá hacer un análisis o evaluación de esta “cirugía mayor” que desde la Casa Rosada se propusieron aplicar. No me voy a sumar a la psicosis colectiva, por mi salud mental y porque creo que no podemos vivir en un estado de permanente alteración.

Debo centrar mis esfuerzos en mi economía y finanzas personales, y al igual que ustedes deberé forzosamente adaptarme a las nuevas reglas de juego. Vivimos en un país tan imprevisible que no sabemos con qué nos encontraremos mañana, y en la medida que pueda trataré de seguir adelante pese a la crisis que ha alcanzado proporciones desmesuradas. No vale la pena, o no viene al caso, mencionar cómo me está afectando esta situación, porque cada uno de los sectores menos favorecidos lo están pasando igual. No podemos vivir pendientes del dólar, es enfermante, y si por momentos me he alejado de la lectura de los diarios es porque ya sé con qué me voy a encontrar, y necesito preservar una ínfima tranquilidad aunque todo lo que está aconteciendo conduzca a lo contrario. Creo que estamos viviendo horas decisivas, en las cuales llegará un punto donde no habrá anuncio o discurso que alcance para garantizar la paz social. Pero, insisto, de poco vale mi percepción en esta oportunidad, cuando todo el tiempo la televisión, la radio y los diarios nos están llevando a un estado de profunda frustración colectiva. En rigor de verdad, informan sobre lo que nos preocupa a todos, no obstante lo cual algunos medios suponen que se viene el Apocalipsis. Sólo queda seguirla remando, hasta que pase el temblor. Punto final.  

A la vuelta de la esquina

  Mitad de semana en la ciudad. No sé qué les pasará a ustedes, pero yo ya no me preocupo tanto como antes respecto a situaciones que aparen...